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Back in Black por Liesel Meninger

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Capítulo VIII: Juntos... como siempre debió ser.


—Tu amigo es un poco... singular —dijo, rompiendo el silencio que se instauró después de que la puerta de salida se cerró. Cuando obtuvo la atención de Peter, continúo, cambiando de tema —. Aún no respondes mi pregunta


—Lo siento, tengo clases dentro de una hora —dijo —. Y los siguientes días estaré ocupado en un proyecto de final de curso


—Veo que no quieres salir conmigo —rió, por la expresión que sus palabras causaron en Peter—. No te preocupes, estoy al tanto del plan de la señora May para que tú y yo nos hiciéramos pareja, lo cual, tengo que confesar, no me interesa en absoluto. Pero... —bajó un poco los parpados, mirándolo atreves de sus largas pestañas, logrando la perfecta mezcla entre inocencia y sensualidad —, me atraes. ¿No te gusto ni siquiera un poco, tigre?


Peter no se sorprendió ante la declaración y la pregunta; sus sutiles intentos de coquetería no habían pasado desapercibido, pero ella parecía ser la chica que solía hacerlo regularmente. Sin embargo, al ser una chica directa, decidió serlo también.


—Si no conocieras la respuesta a esa pregunta, no estarías aquí


Ella sonrió, Peter Parker parecía ser más interesante de lo que pensaba.


—Casi llegue a creer que no estabas al tanto de mis intenciones. Al parecer estoy perdiendo mi toque —sonrió nuevamente y, de forma suave, prosiguió—. Entonces, ¿cuál es el problema?


—Eres hermosa, y lo sabes... —dijo, logrando que ella sonriera de nuevo, a pesar de que estaba acostumbrada a escuchar muchos halagos sobre su físico —, pero no quiero tener una relación de tipo romántica con ninguna mujer... por ahora


—¿Y quién dijo que yo lo estoy buscando? —sonrió, sorprendiéndolo por sus palabras—. Como te mencione antes, eso no me interesa en absoluto, ni siquiera contigo; no me interesa pertenecer absolutamente a nadie diferente a mí —se acercó, hasta quedar frente a él—. A pesar de ser un nerd, eres apuesto y es agradable conversar contigo... por esa razón quiero que seamos amigos


Antes de que pudiera procesar lo que Mary Jane le estaba proponiendo, esta se levantó un poco, logrando unir sus labios en un beso, al cual él no se resistió.


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—Joven, ya llegamos


Miró por el vidrio de la ventana, confirmando que, lo dicho por el taxista, era cierto; estaban frente a la imponente mansión Osborn. El transcurso del viaje le había parecido corto al ir sumergido en sus pensamientos... pensamientos que siempre terminaban en una sola persona; Peter Parker, sumándose, ahora también, aquella mujer. La atracción, nada sutil, de ella hacia Peter le molestaba; era patético, pero no podía evitar sentir celos hacia cada mujer que tuviera interés romántico por Peter. Y, desde la primera vez que se vio con Mary Jane, lo supo; ella quería estar con Peter.


Bajó del auto, cancelando el viaje con el dinero que había tomado en la casa de Peter, y el cual le devolvería la próxima vez que se encontraran. Se encaminó hacia la entrada pero cuando iba a tocar el interlocutor, un auto negro se detuvo frente a él. De este bajó un hombre de mediana edad, vestido de traje negro, al cual reconoció inmediatamente.


—El señor Fiers precisa su presencia en este momento, señor Osborn —dijo, mientras abría la puerta trasera del auto, indicándole con su mano izquierda que ingresara.


Sabía que no debía hacerlo, pero en ese momento no le apetecía cumplir las pretensiones de aquel hombre.


—No estoy....


El hombre, ante el evidente intento de réplica, le tomó por el antebrazo izquierdo, interrumpiéndolo.


—Le ruego que me acompañe


Dicha acción le molestó, por lo cual, por instinto, jaló el brazo tratando de deshacerse del agarre, pero el hombre previendo la acción, lo afianzó más.


—Creo que te estás tomando atribuciones que no te corresponden; te ordeno que me sueltes en este instante —dijo, sin importarle que la molestia que sentía se reflejara en su tono de voz. Pero el hombre frente a él no se inmutó—. Te ordene que... —levantó la mano, dispuesto a estampar su puño contra el rostro de aquel hombre que pretendía darle ordenes indirectamente, provocando que su, ya existente, enojo aumentara más; él no obedecía a absolutamente nadie—, me solta... —la sorpresa, de que su golpe fuera atrapado a escasos centímetros del rostro ajeno, provocó que se silenciara.


—Como le mencioné antes... —el hombre frente a él seguía hablando en el mismo tono calmado, pero su mirada se había endurecido —, el señor Fiers precisa de su presencia en este momento —intentó liberar su puño, pero la mano sobre este se cerró más, logrando provocarle dolor, a pesar de que el hombre no parecía estar haciendo ningún esfuerzo físico en aquella acción —. Y no aceptará una negativa esta vez —reafirmó sus palabras jalándolo hacia el auto, en el cual, a pesar de sus intentos por oponerse, lo obligó a ingresar.


Intentó abrir la puerta pero el seguro del auto se activó.


—¿¡Qué demonios quiere!? —demandó, pero el hombre le ignoró. Por la frustración, aunque sabía seria en vano, empujó nuevamente la puerta, dejando escapar un grito de frustración antes de decir descartar definitivamente aquella idea. Miró hacia el frente, calculando cuanto tiempo tardaría en deshacerse de aquel hombre antes de que el auto chocara; no era una vía muy transita y, en la posición en que se encontraba, podría lograr asfixiarlo hasta el desmayo, pero... —."Su fuerza no es como la de un hombre normal" —observó las marcas en su mano, que acompañaban el leve dolor que aún sentía; ese hombre probablemente poseía una fuerza física similar a la Peter, por lo cual podría reducirlo con facilidad. Miró por la ventana, tratando de pensar en otra opción que le permitiera escapar fácilmente—. Por lo menos, creo que merezco saber a dónde seré llevado ¿o me seguirás tratando como a un vulgar prisionero?


Después de transcurrido casi un minuto, y estando seguro de que su pregunta nuevamente sería ignorada, el chofer dejo escuchar su voz.


—Vamos a la residencia del señor Fiers


Estuvo tentado a preguntar la razón, pero ya se imaginaba lo que probablemente quería ese hombre; la sola idea le agitó el estómago, provocándole una creciente sensación de expulsar todo lo que había ingerido, si es que aún le quedaba algo, del día anterior.


—¿Podrías abrir la ventana? —el hombre lo miró por el espejo frontal—. No podría saltar del auto a la velocidad en que vas, idiota


El hombre susurró, lo que creyó, era una maldición en su nombre, pero acató el pedido.


Recostó la cabeza en el marco de la ventana, tratando de relajarse; lo que haría ese día sería muy humillante; la peor vejación que le harían en su vida, pero tenía que resistirlo. Cerró los ojos, tratando de prepararse mentalmente para eso. Tenía que demostrar su fortaleza y no flaquear sin importar lo que sucediera ese día. Tratando de infundirse el valor que necesitaba, empezó a recitar, en voz baja, aquello como si fuera un mantra, pero algo cubrió su boca. Abrió los ojos, tocándose la zona de su rostro que estaba cubierta. Miró hacia el frente y empezó a hacer ruidos para que el chofer, quien iba concentrado en su labor y la música que sonaba, notara lo que le estaba sucediendo. Se levantó un poco, tratando de acercarse al hombre, pero, gracias al espejo frontal, pudo notar lo que cubría su boca, segundos antes de ser jalado hacia afuera.


Abrió los ojos cuando cayó sobre, lo que parecía ser, el hombro de una persona. Miró hacia arriba, encontrándose con la distintiva mascara de spider-man, por lo cual empezó a gritar. O esto último intentó hacer, ya que su boca aún seguía cubierta por una telaraña.


—Esto se está convirtiendo en algo muy recurrente. Creo que debería de llamarme, a partir de ahora, transporto-man —dijo, con un evidente tinte de burla, ganándose un pequeño golpe en la espalda—. Vamos... es genial —recibió en respuesta algunos murmullos, amortiguados por la telaraña que sellaba la boca de Harry.


Después de columpiarse por algunos minutos, se detuvo sobre un edificio, bajando a Harry, y quitándole la telaraña que cubría su boca.


—¿Quién es hombre? – dijo, después de quitarse la máscara—. No querías ir con él


—Es mi chofer —dijo, con fingida indignación—. Me llevaría a Oscorp por una reunión que había olvidado


—No irías a Oscorp vestido de esa forma...


Miró su vestimenta; aún llevaba la pijama que Peter le había prestado la noche anterior.


—En la empresa tengo un...


—Además mi sentido arácnido se activó —dijo esto último más para sí, pero lo suficientemente alto para finalizar las réplicas de Harry —. ¿Desde cuándo trabaja para ti?


—Menken lo puso a mi disposición hace algunos días —sin ánimos de seguir dándole explicaciones, decidió cambiar de tema—. ¿Por qué me seguías?


—Como mencioné antes, nuestra conversación no ha concluido —dijo, agradeciendo que Harry fuese quien iniciara, de cierta forma, la conversación que antes no habían podido terminar —. ¿Por qué huiste de mí?


—No existe ningún tema pendiente a tratar —dijo, ignorando el intento de Peter de hablar—. Y no huí de ti —mencionó de forma irascible, a pesar de que realmente si lo había hecho—. Creí que querías estar a solas con la chica... Mary Jane —trató de que su tono no expusiera lo que sentía al pronunciar dicho nombre—, ella es muy bonita —levantó la mirada; quería ver la reacción de Peter ante su afirmación.


—Si... lo es —trató de que la incomodidad, que le causaba hablar sobre el tema, no se reflejara en su voz. Gwen aún no cumplía un año de haber muerto pero él se había besado con una chica y no le había desagradado. Sin embargo, la culpa le obligo a huir de ella, excusándose en que llegaría tarde a clases; las cuales perdió por ir en busca de Harry—. Supongo que es tu tipo; es hermosa y no es complicada


—Si... —respondió mecánicamente, como siempre lo hacía cuando hablaban de ese asunto. A él jamás, desde que tenía memoria, le había gustado ninguna mujer, ni siquiera la modelo con la que le sucedió aquel "incidente", la misma con la que había salido en la portada de la revista que le mencionó Peter meses atrás —. ¿Podrías llevarme a casa? —dijo finalmente, después de permanecer en silencio por varios segundos.


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Entraron por una de las ventanas de la mansión, ya que no querían arriesgarse a que aquel hombre estuviese merodeando alrededor de esta.


—No ha cambiado absolutamente en nada —dijo, mientras recorría con la mirada la habitación de Harry; se encontraba exactamente como la última vez que estuvo en ese lugar, muchos años atrás.


—No he tenido tiempo de hacerlo —se excusó, mientras se descalzaba—. Ponte cómodo mientras me aseo —sacó ropa del armario e ingresó al baño que estaba incluido en la habitación.


Sacó un computador, y una libreta, del morral que llevaba. Había faltado a clases, pero no debía ignorar sus deberes. Se concentró tanto en su lectura, que no notó el tiempo que había transcurrido hasta que la voz de Harry lo sacó de sus cavilaciones.


—¿Qué haces?


Peter giró, encontrándose con el rostro de Harry sobre su hombro, ya que este, se había inclinado para leer lo que se mostraba en la pantalla del computador. Aún algunas gotas bajaban por su rostro y su cabello se pegaba en este, enmarcándolo y sumado al rubor en sus mejillas, probablemente por la temperatura del agua, lo hacía lucir un poco más joven.


—¿Trabajarás aquí?


Al escuchar nuevamente la voz de Harry se percató que se había concentrado en algo diferente a su investigación. Giró nuevamente hacia la pantalla del computador.


—Realmente no, ya que no poseo ninguno de los programas que necesito, pero no he tenido mucho tiempo de analizar a detalle algunos datos; tal vez pueda concluir cual es el error que he estado cometiendo


—¿En que trabajas?


—Es el proyecto final de curso, tengo que aislar el ADN de dos especies diferentes; es un poco similar a lo que hizo el profesor Connor, pero a pesar de que la red aisló las enzimas extrañas, además del catalizador, no he podido separar las dos cadenas de ADN


—Creo que... —pareció pensar en algo por algunos segundos, dirigiendo su mirada hacia el rostro de Peter, a pesar de que este mantenía su mirada fija en la pantalla, antes de proseguir—, tal vez la doble cadena requiera su propio anti difusor, ¿lo intentaste?


—Ese campo no es mi fuerte —pensó en voz alta. Ese era el campo de Gwen. Se cubrió el rostro con una mano; debía concentrarse en su investigación y evitar que esos pensamientos se colaran nuevamente en su cabeza.


—Puedo intentarlo —Peter giró, observándolo con cierta reticencia—. No me transforme en un estúpido, Peter


—No quise decir eso —dijo—. Y tampoco lo pensé –aclaró, ante la evidente replica que intentó hacerle—. No he olvidado tus capacidades; recuerdo cuando trabajamos en los pequeños proyectos que tu padre nos asignaba para que nos hiciéramos diestros en el área. Me agradaba mucho trabajar contigo, y pensaba que así debía ser siempre... pero te fuiste —dijo esto último en un pequeño susurro lastimero, tratando, nuevamente, de reprimir cualquier recuerdo doloroso de aquella época. Reponiendo, casi instantáneamente, su tono de voz—. Cuando nos reencontramos dijiste que había dejado de interesarte la ciencia algunos años atrás


—Viéndolo en retrospectiva, creo que en realidad si me transforme en un estúpido por abandonar lo que amaba simplemente para vengarme de mi padre, avergonzándolo por tener un hijo que no le servía para sus fines —se irguió, empezando a secar su cabello con una toalla—. Pero con un poco de practica creo que podré volver a trabajar a tu nivel —sonrió de forma arrogante —. Siempre fui mejor que tú, Parker


—Que hayas podido solucionar aquella ecuación cinco segundos antes, no cuenta —dijo, tratando de recordar de forma precisa dicha escena —. Ese día...


—Si lo hace... Y no salgas con ninguna de tus estúpidas e ilógicas excusas que solo se cree tu tía —empezó a reír, olvidando por completo frente a quien estaba —. ¿Qué? —preguntó, dejando de reír, cuando se percató de que Peter lo miraba fijamente.


—La última vez que te vi reír de esa forma éramos niños y... —sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa —, pensé que, a pesar de que eras un niño, tenías la risa más hermosa que había escuchado; eso no ha cambiado en absoluto —Peter, al igual que Harry, se sorprendió por esas palabras que había exteriorizado sin proponérselo—. Yo no... En realidad... —al parecer había olvidado como formular una oración de forma coherente, porque todo lo que venía, en ese momento, a su cabeza eran solo estupideces. Estaba seguro de que esa situación era más incómoda que la vivida, algunas horas atrás, con Mary Jane —, no quiero decir que tu sonrisa sea hermosa... tampoco que sea horrible, lo que quise decir fue... —se giró nuevamente hacia la pantalla del computador, y después de aclarase la garganta, prosiguió—. Eran cosas de niños —finalizó, con esa frase, su patético intento por aclarar la situación.


Suspiró, sintiéndose aliviado cuando escuchó la puerta del baño cerrarse, seguido del sonido de un secador de cabello. Había olvidado aquel recuerdo sobre la risa y sonrisa de Harry; le había parecido tan hermosa que se lo había contado a su madre.


— "Cosas de niños" —se repitió mentalmente, antes de sumergirse nuevamente en su investigación.


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—Idiota... eres un idiota —susurró, mientras se miraba en el espejo. Se recriminaba el hecho de haberse ilusionado instantáneamente. Peter era heterosexual, debía meterte eso en la cabeza y aceptar que jamás tendría alguna oportunidad de estar con él. Cerró los ojos y respiró profundo, tratando de calmarse—. ¿Cuándo vas a aceptar que jamás lo tendrás?... incluso Mary Jane, solo por ser mujer, tiene más oportunidades que tú de estar con él —respiró nuevamente profundo, tratando de que ninguna lágrima brotara de sus ojos —. No eres débil; eres un Osborn.


Cuando por fin tuvo el valor de salir del baño, Peter aún leía los documentos y realizaba algunos apuntes en una libreta; parecía estar muy inmerso en su trabajo, por lo cual se quedó observándolo, al igual que algunos años atrás cuando solían trabajar juntos.


—Tienes razón, pero ese campo no es mi fuerte —dijo, sin girar a mirar a Harry, quien, al escuchar la voz de Peter, se sobresaltó; se había concentrado totalmente en aquella imagen —. Creo que tendré que ir a la facultad... sin embargo, lograr que me asignen un asesor, en esa área específica, podría llevarse más tiempo del que dispongo para concluir el trabajo —pensó en voz alta, sin percatarse de este hecho.


—Podemos ir a Oscorp e intentar separar la doble cadena de ADN —Peter giró —. Tendremos la tecnología más avanzada del mundo a nuestra disposición sin limitantes, además de que alguno de los científicos nos puede asesorar en el proceso


No tuvo que pensarlo. En el pequeño laboratorio, improvisado, de su padre, no contaba con la tecnología necesaria para realizar esa clase de procesos, y el laboratorio de la universidad estaba sujeto a horarios, cuyas horas libres eran muy limitadas. En Oscorp podría trabajar con cierta libertad, solo tenía que asegurarse de que ninguna de sus investigaciones ingresara al sistema.


Los siguientes días estuvieron trabajando juntos en uno de los laboratorios de Oscorp. Estaban tardando más de lo que había previsto porque todavía no lograban resolver la parte que, hasta ese momento, se les complicaba; crear el anti difusor para separar la doble cadena de ADN. Pero, a pesar de todos los inconvenientes que tenían en esa área, le agradaba volver a trabajar con Harry. Verlo esforzarse por llevar a términos su investigación le hacía recordar aquellos años en los cuales solo eran ellos dos en un laboratorio; como siempre debió serlo.


Pero ese día, cuando llegó al laboratorio, no lo encontró trabajando en la investigación, como solía hacerlo desde el segundo día en que iniciaron a trabajar en Oscorp. Eso le decepciono un poco, pero era propicio para llevar a cabo la idea que estaba rondando su cabeza desde algunos días atrás. Buscó una jeringa estéril, con la cual extrajo un poco de su sangre, y la colocó en un tubo de ensayo. Posteriormente, sacó de su morral los datos que había obtenido de la sustancia que le había quitado a Harry. Por esa razón los había conservado, necesitaba realizarle una cura con su sangre que no le causara daño.


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—Debería sentirme indignado —su tono de voz era extremadamente calmado, pero lo que reflejaba su mirada le indicaba que tenía que actuar de forma cautelosa si no quería que todo su plan se arruinara—, rechazaste dos veces mi invitación, y ni siquiera te tomaste la delicadeza de hacer acto de presencia los días posteriores


—Tuve algunos inconvenientes... —procuró que su tono de voz no reflejara la molestia que sentía por el hecho de ser, literalmente, obligado a hablar con Gustav Fiers en la oficina de Menken—... Pero, como ya sabrás, he realizado algunos avances en mi parte del plan; Peter Parker nuevamente está dispuesto a confiar en mí


—No me equivoque al confiar en que podrías hacerlo —sonrió, antes de darle una calada al puro que mantenía en su mano derecha—. Pero no creí que la tarea te resultaría muy fácil, incluso me causa curiosidad saber cómo lograste que te perdonara después de matar a su novia


Sonrió, a pesar de que la última afirmación le incomodó.


—Simplemente utilice a mi favor la mayor debilidad de Peter; la compasión. Sin importar mis faltas pasadas, si muevo los hilos correctos, Peter confiará completamente en mí, y cuando eso suceda no necesitaré pedirlo, él me seguirá por su cuenta hasta ti


El hombre mayor sonrió complacido; no se había equivocado. Harry le sería de utilidad para muchas cosas. Apagó la colilla en un cenicero, y se levantó, acercándose a Harry.


—Debería temer a tu inteligencia y capacidad de manipulación... —le tomó de la barbilla, obligándolo a que lo mirara a los ojos —, pero no lo haré, ¿sabes por qué?, porque si me llegas a traicionar... —sonrió de forma siniestra —, créeme, no querrás saber lo que te sucedería... lo cual lamentaría, ya que me agrada tal como eres —su expresión se relajó, soltándole—. Ahora ve con nuestro amigo Parker, no queremos hacerlo esperar


No dijo nada, simplemente se giró en dirección a la entrada, pero un agarré en su muñeca le detuvo, razón por la cual encaró nuevamente a Gustav.


—Lo olvidaba, Harry —tiró de él, obligándolo a retroceder sus pasos —. La próxima vez no me hagas esperar; lo detesto


Sabía lo que Gustav deseaba. Pensó que tal vez con una pequeña treta podría hacerlo desistir de aquella idea —. Creo que sea equivocado, a mi no me gustan...


—Eso carece de importancia —dijo, interrumpiendo su réplica —. La próxima vez que solicite tú presencia, simplemente debes obedecer; puedo ofrecerte cuanto quieras, así como también puedo destruir todo lo que anhelas. Recuerda, quien verdaderamente mueve los hilos, incluso en Oscorp, soy yo —y sin esperar una respuesta de parte de Harry, lo besó. Siempre obtenía lo que deseaba.


No solo el sabor a tabaco le indujo una arcada, el hecho en sí mismo lo asqueaba. Pero sin importarle cuanta repulsión le provocaba aquel contacto, lo consintió, respondiendo, de la forma en que aquel hombre deseaba, al beso. El deseo de aquel hombre podría, en el futuro, serle de utilidad. Solo debía mover los hilos correctos, aunque eso significara soportar situaciones que le produjeran desagrado.


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Se frotó, nuevamente, los labios con su mano izquierda. A pesar de haberse lavado, aún el sabor a tabaco, y del mismo Gustav, persistían en su boca. La sensación de aquella lengua, recorriendo su cavidad, no desaparecía. Ese hombre había intentado llevar las cosas más allá, pero por suerte pudo liberarse... en esa ocasión.


Se dirigió al laboratorio, tratando de no seguirle dando importancia a lo que había ocurrido minutos atrás en la oficina de Menken. Al entrar, reparó en que había tardado mucho más de lo previsto hablando con Gustav, ya que Peter se encontraba en el lugar. Pero no se percató de lo que este realizaba, ya que cerró el programa que utilizaba inmediatamente notó su presencia.


—¿Dónde estabas? —indagó inmediatamente, llevado por la curiosidad. Pero Harry no dio muestras de haberlo escuchado—. Harry... —el mencionado se detuvo, pero no giró hacia él—, ¿te sucede algo?


—No, simplemente estoy un poco cansado —no mintió del todo; en los últimos días había dormido pocas horas —. Ayer me quede trabajando después de que te fuiste —encendió el computador, dando por terminada la conversación.


—¿Dónde estabas? —no pudo evitar realizar la misma pregunta, después de permanecer algunos segundos en silencio —. Te estuve llamando al celular, pero como no contestabas llamé a tu casa, y Bernard me dijo que habías salido dos horas atrás —miró de soslayo a Harry, quien permanecía dándole la espalda.


—Me encontraba en una reunión con la junta directiva —empezó a teclear algunas cosas en el computador, no dándole más importancia a la presencia de Peter.


Peter tenía una pregunta más que realizar, pero, al sentirse ignorado, decidió seguir con la investigación de la universidad. No debía inmiscuirse mucho en la vida personal de Harry, si este no deseaba que lo hiciera.


Permanecieron en silencio, cada uno concentrado en la tarea que realizaba, hasta que la voz de Harry lo rompió.


—Creo que nuevamente demostré que soy superior a ti, Parker —Peter giró hacia él, observando lo que aparecía en la pantalla del computador que Harry utilizaba; dos hebras separadas de ADN. Harry después de mucho tiempo se sintió feliz, realizando lo que verdaderamente amaba, aunque le había costado horas extras, y una que otra asesoría, manejar el tema.


—Sabes perfectamente que esta jamás ha sido mi área —dijo, mientras apagaba el computador que antes utilizaba —. Además de que estoy seguro de que ayer no fue la primera vez que te quedaste; siempre tenías una excusa para marcharte después de que yo lo hiciera


Era cierto, se puede decir que había hecho trampa, pero las horas de trabajo y lecturas extras que realizaba, no eran con el objetivo de ganarle a Peter. Todo lo que hizo fue con el fin de ayudarlo, ya que era consciente de que al invertir su tiempo en las demás asignaturas, y su vida como Spider-man, se llevaría más tiempo del que disponía para concluir la investigación—. Oh, vamos, no seas un mal perdedor —le dio espacio para que observara mejor lo que mostraba la pantalla del computador—. Deberías felicitarme por mi logro después de haber permanecido mucho tiempo fuera de esta área. Incluso podrías...


Unos brazos, rodeando su cuerpo, provocaron que no pudiera concluir su oración.


—Gracias... me gusta trabajar a tu lado


Cuando superó la sorpresa por aquel acto, sus brazos se movieron sin pensarlo, abrazándolo también. La última vez que lo había hecho, Peter no respondió a su abrazo, probablemente por la culpa de no poder ayudarlo, pero en esta ocasión él fue quien buscó su contacto, lo cual, a pesar de no significar lo que deseaba, le provocaba un pequeño cosquilleo en el estómago y en la punta de los dedos; deseaba tocarlo, más allá de ese simple abrazó, incluso más allá de la ropa que separaba sus pieles. Pero sabía que eso le estaba prohibido. Por esa razón se conformaba con aquella pequeña muestra de cariño. Sin pensarlo, ambos afianzaron un poco el agarre que mantenían en el otro. Y sin saberlo, los dos pensaron, al mismo tiempo, que de esa forma siempre debió ser; trabajar juntos... solo ellos dos, así debía ser.


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Después de salir de la empresa, se dirigieron a la mansión Osborn, en cuyo camino Peter había detenido a cuatro ladrones, por lo cual tardaron más del tiempo debido. Cuando finalmente llegaron, fueron directamente a la habitación de Harry, donde este se aplicó su medicamento; su enfermedad, más las pocas horas que había utilizado para dormir en los últimos días, lo estaban debilitando cada día más.


—¿Es doloroso? —inquirió, ante la evidente expresión de dolor de Harry.


—No tanto como los otros —se arrepintió por no sentarse antes, ya que el efecto del medicamento parecía haber aumentado por su creciente debilidad. Intentó sostenerse en la pared, pero sus movimientos eran muy lentos y torpes, por lo cual, si no hubiese sido por Peter, habría caído en el piso —. No te preocupes... es normal que esto suceda —mencionó al ver la expresión de preocupación que Peter poseía —. Simplemente necesito descansar —trató de levantarse por sí mismo, pero nuevamente su cuerpo no le respondió —. No soy una chica, Peter —aclaró, cuando el aludido lo cargó en forma nupcial. Pero, a pesar de su queja, posó la cabeza sobre el pecho de Peter, dejando que sus ojos por fin se cerraran; le gustaba el calor que desprendía y el sonido de su corazón lo relajaba.


Cuando sus ojos nuevamente se abrieron, Peter estaba sentado en un pequeño sofá que se encontraba a algunos metros de la cama, observando la foto donde aparecían ellos dos. Al notar que Peter tenía otra ropa, se percató de que había dormido el resto de la tarde y toda la noche anterior.


—No debiste esforzarte más de lo necesario —dijo, a modo de reprimenda, cuando se percató de que ya estaba despierto—. Me preocupe cuando transcurrían las horas y no despertabas, pero Bernard me explico que esto era normal cuando no descansabas lo necesario


No dijo nada, ya tenía suficiente con Felicia en el papel de madre sobre protectora, para que ahora Peter se le sumara en dicha tarea.


—Agradezco lo que hiciste por mí, pero no quiero que vuelvas a descuidar tu salud de esa forma


—No tiene importancia —Peter intento decir algo, pero él no se lo permitió —. No voy a dejar de vivir, solo por sobrevivir unos cuantos meses más


No supo que decir, comprendía a Harry, pero no quería que alguien cercano a él volviera a morir. Por esa razón debía esforzarse para encontrar la cura que necesitaba, pero requería tiempo, cosa que su amigo no parecía querer darle. Suspiró, antes de dirigir su mirada nuevamente hacia la fotografía. Fue consciente de que Harry se había levantado en dirección al baño, pero decidió ignorarlo. Después de algunos minutos salió, pero el silencio incomodo seguía.


—Realmente no me favorecía la ortodoncia —dijo, tratando de disolver la atmosfera que se había formado entre ellos —. No recordaba la existencia de esta foto —levantó la mirada, encontrando la de Harry; todavía llevaba el cabello mojado y una bata de baño blanca —. La conservaste durante muchos años


—No, la foto se quedó en este lugar junto a ti y todos nuestros recuerdos —no había dejado la foto porque lo deseara, su padre casi la arroja a la basura cuando la descubrió en su maleta; la había arrojado al piso, quebrando el porta retratos en que antes la mantenía, pero Bernard la recuperó sin que su padre lo supiera jamás—. Quise dejar todo en el pasado


—¿Lo lograste?


Él no respondió, y Peter no insistió.


—Esa cadena era muy importante para mí; incluso aún lo es —dijo, después de permanecer observando la foto por algunos minutos, al notar la cadena que colgaba de su cuello —. Me la regalaron mis padres antes de marcharse —era una cadena de oro blanco que poseía un dije en forma de araña —. Recuerdo que les gustaban mucho las arañas


—No, esa cadena te la obsequié yo —Peter giró hacia él, reflejando sorpresa con su expresión; no recordaba realmente quien se la había obsequiado, pero sabía que era muy importante para él, por esa razón supuso que había sido un regalo de sus padres —. El día que lo hice, aceptaste ser mi esposa —finalmente lo había dicho, y aunque la expresión de Peter lo hacía dudar, no se arrepentía; él había dicho que recordaba lo importante que era esa cadena para él. Tal vez, inconscientemente, seguía manteniendo aquellos sentimientos que los unieron una vez.


No fue capaz de articular ninguna frase; la palabra esposa no dejaba de hacer eco en su cabeza, sintiendo aversión por la frase que había dicho Harry, pero no estaba seguro si era porque ambos eran hombres, o por la asignación de ese rol femenino a su persona.


—Eso... —la foto se deslizó entre sus dedos—, yo no... —sonrió, y después de agarrar la foto, antes de que cayera al piso, finalmente pudo hablar—. Ciertamente... eso hubiese sido muy gracioso... —llevó una de sus manos al cuello, visiblemente contrariado por la conversación, esperando que Harry le confirmara que sus palabras no eran más que un mal chiste.


—Si sucedió, y no lo fue —se miraron a los ojos, por lo cual pudo apreciar como la expresión de Peter cambiaba lentamente, siendo reemplazada por una que no sabía cómo clasificar —, pero lo has olvidado


Olvidado. Pensó que Probablemente por la vergüenza que debía causarle mantener aquel recuerdo.


—Harry...


—No eran cosas de niños, los dos lo sabíamos perfectamente —se acercó a Peter, aferrándose a esa pequeña esperanza. Ya estaba cansado de solo llevar una existencia vacía. Quería morir con la certeza de que había luchado por quien amaba—. No comprendíamos, o sabíamos cuáles eran las repercusiones que traerían en nosotros lo que sentíamos, pero... nos queríamos de una forma que nada tenía que ver con la fraternal —intentó acariciarle una mejilla, pero Peter se apartó por reflejo.


—Harry... creo que estas confundido —no sabía que responder con exactitud, ya que no estaba pensando de forma coherente —. Confundiste las cosas, nosotros no...


—Fui a una institución pública siguiéndote porque me manifestaste que no querías separarte de mí. En esa misma institución me confesaste que me querías y me besaste en los labios por primera vez porque tu tía te había explicado que los besos eran la muestra más pura de cariño que se daban dos personas que se querían —miró a Peter a los ojos—. ¿En qué me confundí, Peter?, ¿Cuándo prometimos que al crecer nos casaríamos?, ¿Cuándo me besabas porque decías que me amabas? ¿o todas las veces que dormíamos juntos porque eso era lo que hacían las parejas?, y no me salgas con que eran cosas de niños, porque te juro que te silenciaré a golpes, Peter —sabía que se había exaltado, pero el hecho de que Peter sugiriera que todo lo que vivieron había sido producto de su imaginación, le lastimaba.


En otras circunstancias, probablemente se hubiese reído por aquella amenaza, ya que, obviamente, estaba en total desventaja en contra suya, pero en ese momento absolutamente nada salió de sus labios. Trataba de procesar todo lo que su amigo de la infancia había expresado, con el fin de recordar algo, pero su cerebro parecía negarse a armar todos los fragmentos en que se había convertido sus recuerdos relacionados con Harry. Sintió unas manos en sus mejillas; Harry quería que lo mirara a los ojos.


—No sé por qué razón olvidaste todo lo que nos sucedió... —ya se había calmado, y hablaba de forma suave —, pero puedo ayudarte a recordarlo –intentó acercar su rostro al contrario, pero por la reacción de Peter, de alejar el suyo, lo mantuvo en su posición —. Cierra los ojos... solo... quiero que recuerdes —no sabía por qué le estaba haciendo caso a Harry, probablemente era para no seguir observando sus ojos; su mirada era más intensa de lo que recordaba —. Teníamos diez, estábamos en tu habitación sentados en el piso. Tus tíos habían salido un momento, dejándonos solos en tu casa. Ese día te mostraba algunas cosas que había comprado junto con Bernard. ¿Lo recuerdas?


Hubiese querido decir que no, pero aquel recuerdo de diez años atrás apareció en su cabeza más nítido que cualquiera de su niñez, y mientras Harry seguía hablando, otros fragmentos se seguían uniendo hasta recrear la escena completa en su cerebro. Pero, después de que el pequeño Harry de sus recuerdos, le entregará el collar y él lo aceptar, a pesar de lo que este representaba, abrió los ojos, a sabiendas de lo que sucedería posteriormente, susurrando un no era la primera vez, antes de que fuera silenciado por un beso, de la misma forma que sucedía en su recuerdo.


Harry no lo había pensado, simplemente había actuado y, lo que posteriormente sucedió tampoco lo pensó, sencillamente se dejó llevar por aquella memoria, provocando, como aquella vez, que Peter quedara bajo su cuerpo, pero esta vez sobre el sofá que estaba en su habitación, aprovechando la guardia baja de este, por la impresión de haber visto aquel recuerdo. Tal vez ese día si podría tocar más allá de las ropas que cubrían su piel.


 


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