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Forbidden heart por hannastony

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Tony había decidido que por el momento lo mejor había sido cambiar de ambiente, por lo que dejando de lado el tema acerca de que la familia Héroes partiría de la capital, fue que el castaño comenzó a aminorar aunque sea un poco el lugar contando una de sus muchas anécdotas que hacían que todo sin querer le prestaran completa y entera atención.

Bucky a pesar de tratar de distraerse no podía dejar de lado aquel pensamiento de que no volvería  a ver a la pelirroja y Natasha por su parte se encontraba en el mismo conflicto mental. Steve por su lado no quería pensar mucho en ello, sabía que si se ponía a reflexionar las palabras dichas por Tony acabaría sumiéndose en sentires nada gratos para su ser, por lo que también, al igual que Tony, decidió no darle más vueltas al asunto y dejar el tema de lado, demorando así, su inevitable pesar que en algún momento se iría a presentar.

Las risas y pláticas banales comenzaron a inundar nuevamente el comedor. Hubo un punto en el que Lady Sharon sintió la necesidad de ir al baño, por lo que con algo de pena esta le pidió permiso al anfitrión para poder usarlo y este con gusto le pidió a una de sus sirvientas que la acompañara hasta el sanitario, indicándole en donde se encontraba. Con una leve reverencia la rubia desapareció de ahí, dejando solos a los dos caballeros y piratas, como Tony ya lo estaba esperando.

—Oigan, ¿qué les parece si continuamos el festejo en otro lado? —sugirió Tony acercándose al centro en voz baja como si se tratara de un secreto entre los 4, antes de que Sharon regresara.

—¿A qué te refieres? —preguntó Bucky un tanto extrañado.

—A que deberíamos escaparnos a un lugar más animado, no se… ¿el bar donde nos vimos todos por primera vez? Por ejemplo, después de todo, es la última noche que Steve será un hombre libre —respondió el castaño de coleta con un tono un tanto malicioso, queriendo molestar un poco al caballero rubio.

A Natasha no le extrañó para nada aquello. Tony era de los tipos que les encantaba hacer ese tipo de cosas espontaneas y ella no tenía ninguna objeción con ello, al contrario, lo disfrutaba, después de todo sería la última noche que podrían disfrutar La Capital.

Al escuchar la propuesta fue que a Bucky se le iluminaron los ojos con emoción, asintiendo sin pensárselo dos veces. A él le encantaba salir a divertirse realmente y aquel lugar era uno de sus preferidos, seguramente se la pasarían de maravilla y debía de disfrutar aquella noche, debía de ser especial. En cambio a Steve la idea se le hizo completamente absurda y nociva. Aquel día que fueron recordaba cómo se la había pasado de lo peor, viendo borrachos ir y venir y teniendo que rechazar a todas aquellas mujeres de moral relajada.

—No creo que sea una buena idea —espetó Steve mientras fruncía un poco el ceño. Si por él fuera, definitivamente no le gustaría “seguir la fiesta” en un lugar como aquel en donde el alcohol y tabaco eran los olores principales—. Además, no me imagino siquiera el cómo proponer idea tan alocada a Lady Sharon —y en cierta parte aquel argumento para hacer desistir a los demás tenía algo de cierto, al menos para Steve.

—Por esa misma razón fue que me esperé a que ella se fuera, no está invitada —respondió Tony con una sonrisa traviesa, todo el asunto le causaba mucha diversión a decir verdad—. Vamos Steve, será divertido —insistió una vez más poniendo la mirada más suplicante que pudo, viendo como esta comenzaba a alterar al caballero, haciéndolo sentir nervioso y acorralado.

Steve era débil, muy débil en ese aspecto. Era alguien demasiado amable y gentil como para soportar aquellas miradas, y más aún, viniendo de unos ojos tan únicos como los de Tony. Tragó en seco, no sabía qué hacer. El de barba de candado sonrió con satisfacción, sabiendo que se haría lo que él quería, como siempre.

—Por mayoría ¿Quién decide si ir? —preguntó el pirata al aire subiendo la mano, viendo como Bucky y Natasha también la subían, dándole su voto y haciendo que Steve prácticamente  no tuviera más elección que suspirar resignado— ¡perfecto! haré que no te arrepientas Steve —dijo el pirata en un tono un tanto seductor mientras le enviaba una de sus características miradas cómplices.

—No me dejaron elección —Steve sonrió con algo más de calma, pensando que no había cosa que Tony Héroes no pudiera obtener.

Sharon regresó justo después de las palabras de Steve, por lo que todos callaron ante su plan y cambiaron de tema terminando aquella cena común.

El postre se terminó y no duraron mucho para que cada quien se levantase de su respectivo lugar y se dirigieran directamente a entrada de la hacienda de los Barnes. Todos ya estaban listos y preparados para salir a su aventura nocturna, el único que quería despedirse era Steve, el cual después de haberlo meditado había decidido que lo mejor era comentarle a su futura esposa al respecto, probablemente no lo podría acompañar, pero Steve no quería tener secretos con ella.

—Sharon, ¿podemos hablar? —preguntó Steve con voz baja mientras le dirigía una mirada a la rubia para que se alejaran de sus amigos y poder conversar más tranquilamente.

—Por supuesto —Sharon siguió a su prometido gustosa y con una sonrisa triunfadora al ver como Tony solamente se quedaba viendo seriamente como ellos se alejaban un poco. Ya estando alejados fue que Steve prosiguió.

—La verdad es que ahorita iremos a tomar unas cuantas copas, idea de Tony, y al verlos tan emocionados respecto a la idea no me pude negar.

Steve no quería ser tan específico al lugar al cual irían, para evitar algún reproche de Sharon, sin embargo, vio como esta lentamente fruncía el ceño con disgusto e inconformidad. La rubia sabía que no debía oponerse a aquello, al fin y al cabo eran los amigos de Steve y no estaba mal visto que los caballeros salieran a disfrutar de juegos al azar y alcohol, sin mujeres, por supuesto, pero no era ese hecho el que le molestaba en creces, sino la simple idea de tener que dejarlo con aquel estrafalario castaño que no hacía más que alterarla, tenía que ser su idea, claro ese hombre lo único que traía eran problemas y desagrados a su vida perfecta.

—Sabes que no puedo ir Steve, no está bien visto y no me es permitido, para ser sincera, me parece de demasiado mal gusto que Lady Natasha los vaya a acompañar —espetó la noble con distinción, como haciendo menos a la pelirroja, sin poder evitar reprimir el inconveniente que ello le causaba.

A Steve la verdad es que aquello le causó una enorme impresión y confusión. Para él Sharon era noble, linda, comprensiva y aquel gesto en la cara de su prometida debía de admitir que le extrañaba. Sharon al notar los gestos de Steve fue que rápidamente se compuso, poniéndose su máscara de esposa perfecta y dejándole mostrar una “comprensiva” sonrisa.

—Perdón mi amor, me alteré solo por unos segundos, ve a divertirte con tus amigos —dijo está cambiando completamente y viendo una sonrisa agradecida del rubio.

Este asintió, le dio un ligero beso en los labios y la tomó de la mano para poder acercarse nuevamente a donde se encontraban a los demás.

Steve esperó a que la carroza de los Carter llegara para dejar a Sharon, ayudándole con un gesto caballeroso a subir y despidiéndola con un suave beso en el dorso de su mano. Sharon sonrió embobada por ello y despidiéndose con un gesto delicado fue que sintió como su carroza comenzaba a avanzar, perdiendo poco a poco la vista de su prometido y sus otros 3 acompañantes.

Ya estando la carroza algo alejada fue que ella no pudo reprimir más su enojo.

—¡Aghhh! Maldito —gruñó con frustración mientras hacía puño sus manos.

Sharon odiaba saber que aquellos dos se encontrarían solos, sin su presencia al estar Bucky embrujado por aquella pelirroja que a su parecer, no tenía nada de especial. Pero debía de tranquilizarse, gracias al cielo esos hermanos Héroes ya se desaparecerían por completo de sus vidas y ya mañana se convertiría en la esposa de Steve y de algo ella estaba segura, cuando ya fueran finalmente esposos jamás dejaría Steve salir solo, a ningún lado, ni siquiera con sus amigos. Steve seria de ella y solamente de ella. 

><><><><>< 

Se prepararon, arreglaron sus ropas por unas más adecuadas y se dirigieron a aquel ya conocido bar.

Los olores, el ambiente y el tipo de personas que se encontraban en el lugar ya eran más que familiares para los 4. Sin perder más tiempo fue que se instalaron en una mesa y comenzaron a pedir tragos. Tony no perdió el tiempo para serviles a todos y levantar su tarro de cerveza en alto, comenzando así, el verdadero festejo.

—Por Steve, para que su matrimonio prospere —dijo el pirata tratando de morderse la lengua con sus palabras. Por supuesto que deseaba que aquel matrimonio se arruinara y entre más pronto mejor.

No solo era el hecho de que su hombre de ensueño ya iba a estar con alguien que no fuera él, sino que Tony también sabía que un hombre tan perfecto como Steve merecía a alguien mejor, alguien muchísimo mejor que aquella mujer. Sharon no había hecho nada para demostrarlo, el asunto de dinero sucio en el que estaba implicado su familia no tenía que ver con ella, sin embargo, a Tony no le agradaba, por lo que ni siquiera se podía alegrar con sinceridad del matrimonio que consumiría con Steve, el caballero perfecto.

—¡Salud! —exclamaron todos a la vez que chocaban sus copas y comenzaban a tomar.

Steve sonreía, se encontraba animado y el hecho de estar con personas tan preciadas para él solo hacía que disfrutara el momento a pesar de que ese lugar en un principio no le traía muy buenos recuerdos.

Todos comenzaron a beber, incluso Steve, ya que Tony se había propuesto hacer que mínimo el rubio bebiera lo mismo que todos, logrando su cometido al hacerle una mirada de venadito cada vez que le tendía un tarro relleno de cerveza.

Pasó el tiempo y cada vez el estado de ebriedad en los cuatro aumentaba, no era de extrañarse ya que todos estaban tomando lo mismo, a la misma cantidad. Al parecer los 4 querían olvidar cierto tema, al menos por esa noche, tratando de pasársela lo mejor posible sabiendo muy por dentro que probablemente sería la última vez.

—Debo de confesar que cuando los vi a ambos subiendo a las mesas para después comenzar a bailar en estas quedé completamente hipnotizado, en especial por Natasha, joder que en serio te veías ardiente —admitió Bucky a los 4 vientos sintiéndose ya un poco mareado y viendo directamente a la de ojos verdes.

Tony y Steve rieron divertidos por aquello, en cambio Natasha, por primera vez se animó a volver a ver directamente a los ojos azulados del joven Barnes sintiendo como todas sus emociones y sentimientos se desbordaban con aquellos dos iris.

—Será más divertido hacerlo que solo mirar —habló por fin la pelirroja parándose de su asiento y tendiéndole una mano a Bucky para que la acompañara, en una muy clara invitación a bailar.

Bucky no dudó ni un segundo en pararse y sostener aquella delicada mano que tanto quería, separándose de su mejor amigo y siguiendo a Natasha hacia el centro del lugar.

La música era amena y había más de una pareja bailando al son de las notas de la guitarra, por lo que aquel espectáculo en el cual Natasha y Tony habían tomado las mesas para juntarlas y subirse en ellas no se tuvo que repetir.

Bucky no esperó mucho para tomar a Natasha de la cintura y comenzar a bailar sintiendo por fin como la pelirroja correspondía a todos sus gestos, guiando la danza y haciendo contacto visual con el joven caballero.

Para ambos el tiempo se detuvo, por un instante se olvidaron de todo y todos a su alrededor, solo existían ellos dos, bailando en aquel bar de mala muerte, perdiéndose en la mirada del otro y sintiendo aquello de una forma realmente sin igual, sintiendo el amor  verdadero que se tenían.

Pasaron un rato así hasta que volvieron a la realidad en la cual se encontraban rodeados de personas y ruido que apenas hasta ese momento les comenzó a resultar molesto.

—Vamos a fuera —propuso Bucky hablándole al oído a Natasha recibiendo como respuesta un simple asentimiento.

Se encaminaron fuera del lugar y encontraron un gran y grueso tronco acostado de forma horizontal, por lo que se dispusieron a sentarse ahí, acomodándose mientras sentían como la brisa de la noche comenzaba a chocar contra sus rostros. Se quedaron así un momento, en silencio, ninguno de los dos quería romper aquel cómodo ambiente que se había formado, disfrutando de la compañía del otro. Sin embargo, fue Bucky el que no pudo resistir más a afrontar la realidad.

—Quédate —pidió el de familia noble sin más preámbulos, sin explicación alguna, solo expresando su más férvido deseo.

Natasha al escuchar aquella petición no pudo evitar sentir como su corazón se estrujaba con dolor, acompañando aquello con un deje de culpa y lastima por aquel hombre que inevitablemente ya se había robado su corazón.

—No puedo —respondió la pelirroja mirando finalmente a su amado conectando sus miradas, queriendo transmitir todo aquello que con simples palabras era imposible.

—¿Por qué no? Estoy dispuesto a hablar con Tony de ello. Pediré tu mano —dijo Bucky al momento que una sonrisa esperanzada se comenzaba a formar en su rostro, como si hubiera descubierto la solución a todo aquello—. Natasha, cásate conmigo. Ahorita no dispongo de un anillo de compromiso, pero lo que te digo va muy en serio. Es perfecto. —dijo ahora con completa seguridad mientras tomaba a la dama de ambas manos y las apretaba.

La pirata no pudo evitar abrir los ojos ante aquella propuesta tan más inesperada y por solo un segundo, aquello le pareció un sueño ideal. Se podría quedar en la Capital, se casaría, formaría una familia, conseguiría estabilidad y se quedaría a lado del amor de su vida, todo sería perfecto… pero así de rápido como se formó la ilusión, así de rápido se fue al recordar lo que ella era. Ella no era Lady Natasha Héroes de una familia noble, no, aquello era una simple farsa, ella era Natasha Romanoff, la navegante en la tripulación de Los Vengadores, la pirata que debía de cumplir un deber y que primero se metería una bala en la cabeza antes de ser una traidora.

—Es una locura, no sabes lo que dices —dijo la mujer al haber ya tomado su decisión.

—El amor que siento por ti es una locura —respondió Bucky sonriendo con gusto, sonrisa que poco a poco se fue opacando por los gestos serios y tristes de la pirata.

—No puedo Bucky, entiéndelo. No puedo simplemente abandonar a mis hermanos, en especial a Tony, tengo muchos compromisos aun. Tú no me conoces…

—Pero podemos conocernos, dame la oportunidad de conocer todo de ti, yo te ayudare con Tony solo deja-

—¡He dicho que no! —interrumpió Natasha subiendo el tono de su voz completamente quebrada por dentro, viendo como aquello también quebraba a su hombre.

Se instaló un silencio abrupto silencio, un silencio que fue realmente desgarrador para ambos, comprendiendo finalmente que después de todo, no podrían estar juntos.

—Entiendo… —fue lo único que dejo salir Bucky sintiendo como se comenzaba a formar un enorme nudo en su garganta.

“Lo siento tanto…” fue lo único que pudo pensar Natasha sin poder expresarlo con entera sinceridad y aguantándose con ello las enormes ganas de llorar.

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—¡Vamos anciano! ¿Eso es todo lo que puedes beber? —alentó Tony en exceso divertido viendo como Steve se acababa de un solo trago un tarro más de cerveza.

El castaño había notado como después de un rato bailando tanto Bucky como Natasha habían salido de aquel lugar, posiblemente para platicar, dejándolo solo con el joven Rogers, por lo que no desaprovechó ni un solo segundo para comenzar a lograr su cometido: poner a Steve borracho.

No tuvo que hacer demasiado esfuerzo para ello, bastó con herir solo un poco el orgullo del caballero para que este comenzara a tomar sin control para poder “demostrarle” a Tony que sí podía con la bebida. Lamentablemente la cosa no salió muy bien para el caballero al no estar este acostumbrado a beber alcohol en aquellas cantidades, por lo que no tuvo que pasar mucho para que el capitán se comenzara a regocijar con el estado de ebriedad de Steve, viendo como este hasta ya se había olvidado por completo que Tony también debía de beber.

—¿A quién… a quien le dices anciano? —preguntó un Steve perdidamente ebrio mientras entrecerraba sus ojos tratando de enfocar la vista en su acompañante.

Tony no podía impedir que una entretenida sonrisa se instalara en su boca. Le encantaba Steve, y a pesar de que siempre se mostraba ante él de una forma tan sexy y ardiente, ahorita le parecía el ser más adorable del mundo, con sus mejillas sonrojadas por el calor que provocaba el alcohol, con su mirada algo desorbitada y con su cabello cayendo desordenado por su rostro, eliminando aquel perfecto peinado con el cual siempre cargaba.

—Da… dame otro tarro lleno para demostrarte… ¡hic!… quien manda —hablo entre hipos el caballero viendo como Tony no podía parar de reír.

—Jajaja cielos Steve, en serio eres alguien más en estado de ebriedad —dijo Tony tratando de tapar su sonrisa con la palma de su mano, divirtiéndose a otros niveles. Definitivamente el llevar a Steve a aquel lugar había sido la mejor idea que se le pudo haber ocurrido—. Mañana te arrepentirás de todo esto.

—Mañana te haré pagar por esto —expresó el rubio para de la nada cambiar por completo sus facciones a unas realmente afligidas, mirando hacia al suelo con tristeza—. Lo h-habia olvidado… mañana ya no estarás aquí… —dijo cayendo en cuenta de lo que había estado tratando de eludir toda la noche haciendo que Tony también recordara que aquella sería la última vez que vería a aquellos ojos azules tan mas preciosos.

—¿Me extrañaras? —preguntó Tony con burla tratando de aligerar aquel ambiente que se comenzaba a formar entre los dos.

—Te extrañare, Tony —respondió Steve con rapidez y seguridad logrando mirar fijamente al de ojos miel.

Tony pasó saliva sin saber que contestar a aquello, por primera vez se sentía acorralado y era por aquellos ojos tan transparentes que siempre decían la verdad.

—N-no es justo, te metes en mi vida y después piensas de… desaparecerte como si nada —habló Steve más para sí mismo que para la persona a la cual se estaba dirigiendo, dejando fluir todos sus pensamientos en voz alta sin filtro alguno por los efectos del alcohol—. Para mí es muy difícil hacer amigos, ya sabes, verdaderos amigos en los cuales… confiar, P-pero Dios santo en serio eres de otra realidad. Me hubiera gustado poder seguir conviviendo con-tigo y seguir aprendiendo de ti… eres tan inteligente, carismático, agradable, noble, correcto… y sin contar que eres peligrosa y terriblemente atractivo —confesó el rubio sin siquiera medir sus palabras mirando como los ojos contarios le miraban con perplejidad.

Steve se encontraba muy borracho, era impresionante como a veces el efecto que tiene el alcohol en una persona le hace ver que todo es tan simple y fácil, por lo que era probable que el caballero ni siquiera fuera realmente consciente de lo que estaba diciendo, solo dejando las palabras fluir de su boca y Tony por su parte no podía creer aquello que el sexy caballero le había confesado, ¿en serio Steve también lo consideraba alguien apuesto?, no debía emocionarse, pero la verdad era que la idea le agradaba y bastante.

 —¿De verdad me consideras alguien atractivo? —preguntó el pirata estúpidamente sin querer dejar aquel tema de lado.

—¿Quién no?, con tu barba per-perfectamente cortada, tu porte tan más elegante, tus grandes ojos con largas y gruesas pestañas, y aquellos finos pero deseables labios… —y con esto la mirada de Steve pasó directamente a los labios del castaño, sin saber realmente como todo aquello de la nada estaba pasando por su mente. La verdad es que ni siquiera sabía que era lo que estaba pasando en el momento.

En cambio el hombre más temido de los siete mares no podía calmar ni un poco el enorme retumbar de su corazón que se había instalado desde el momento en el que el rubio había comenzado con todo aquello. Lo deseaba, en serio lo deseaba y al verlo tan dispuesto y vulnerable fue que no pudo evitar la idea que se instaló en su cabeza. “Un beso, solo un beso…” fue lo que pensó el castaño viendo con ansia aquellos grandes y carnosos labios rosados que se encontraban un poco entreabiertos.

No se reprimió más, y con decisión fue que Tony comenzó a acercarse muy lentamente hacia Steve, dirigiéndose paulatinamente a su exquisito destino que eran los labios del contrario, entrecerrando cada vez más sus ojos con suavidad mientras acortaba la distancia entre ambos.

Steve no estuvo seguro de que fue lo que sintió en su cuerpo a continuación al ver como Tony se acercaba a él con claras intenciones de besarlo. No pensó, sencillamente no pensó en lo que estaba pasando, no pensó que era un hombre, no pensó que era Tony su amigo, no pensó en su prometida, no pensó en nada, lo único que sintió fueron unas inmensas ganas de conectar su labios con los que se encontraban rodeados por una perfecta barba, acercándose también con lentitud, sintiendo que sus labios eran atraídos a los contarios como por una especie de imán de lo más potente, dejándose llevar sin más y no poniendo resistencia alguna hacia su deseo.

Se encontraban a escasos milímetros, sintiendo como el aliento ajeno chocaba en sus labios y el roce de sus narices se hacía presente… hasta que un estruendoso y retumbante ruido de una voz tercera a ellos interrumpía aquel único momento.

—¡Tony! creo que ya deberíamos de irnos —gritó Natasha que ya se encontraba a lado de ellos, haciendo que ambos pegaran un gran salto y retrocedieran del susto, con sus corazones completamente alterados y turbados por los que estaba a punto de pasar y por el hecho de verse casi descubiertos—. Es tarde, y Thor ya debe estarnos esperando para partir.

Bucky venia atrás de la pelirroja, por lo que no se percató de como su mejor amigo estaba a punto de besarse con el castaño aventurero, no obstante, Natasha sí vio lo suficiente como para darse cuenta de las cosas y cortar aquello que su capitán había estado a punto de hacer.

Tony al ya calmar su sobresalto dejó escapar un alto gruñido de frustración por la situación. No se recortó al mandarle una mirada a la pelirroja llena de odio y coraje, sabiendo que esta había hecho todo a propósito. Natasha simplemente se limitó a ignorar aquellas miradas asesinas de su capitán, y continuar como si nada, insistiendo que ya deberían de retirarse de ahí.

Steve estaba en el limbo, sin procesar nada y solo sintiendo como todo le comenzaba a dar vueltas, percatándose por dentro que ya se encontraba bastante ebrio.

—Nos vamos —fue lo último que sentenció Natasha mientras veía como Tony se encontraba enfurruñado por el hecho pero sin desobedecer a aquello. Al final el mismo capitán sabía que debían de descansar para el día de mañana.

Bucky al ver el estado en el que se encontraba su hermano del alma fue que se apresuró a ayudarlo a ponerse de pie, dándole soporte pasando el brazo de este alrededor de su cuello y provocando que gran parte del peso de Steve se dejara caer sobre él.

Así fue como los 4 una vez que pagaron la cuenta salieron de aquel bar.

—Los acompañaremos al barco en el cual partirán —dijo Bucky ya estando fuera llamando la atención de los dos piratas.

—No es necesario, Steve no se puede poner de pie, lo mejor será que lo cuides a partir de aquí —habló Natasha con un tono frio, aguantándose las enormes ganas de quedarse con Lord Barnes. Pero era lo que debía de hacer, si no este insistiría a acompañarlos a un barco el cual no existía.

—Natasha tiene razón, lo mejor será que separemos aquí nuestros caminos —apoyó Tony sabiendo que eso era lo mejor para sus planes—. Fue un placer Lord Barnes, y también me fue un placer conocer a Lord Rogers, por favor exprésele mi total gratitud y gusto ya que se encuentre mejor —pidió el de ojos miel viendo como Steve ya se encontraba casi sin conciencia.

Era una total lastima el no haber podido despedirse de este de forma correcta, pero era mejor así, ya que le costaría menos trabajo al no tener que ver aquellos ojos azules tan puros, llenos de tristeza.

—Fue verdaderamente un gusto Bucky… jamás te olvidare —dijo finalmente Natasha tragándose todas y cada una de las lágrimas que quería dejar salir, para después acercarse y darle un muy tierno y dulce beso en la mejilla al caballero, sabiendo que esta era la última despedida y no queriéndose quedar con las ganas de aquel gesto.

Bucky contrario a la dama no se tragó absolutamente nada, dejando salir las lágrimas que tanto había estado conteniendo, pero sabiendo que no podía hacer nada al respecto para que su mujer ideal se quedara a su lado.

—También fue un gusto lady Natasha, espero que nuestros caminos se vuelvan a reencontrar algún día —dijo esperanzado a la posibilidad mientras la miraba una última vez, veía como esta sonreía y finalmente le daba la espalda para alejarse junto con su hermano de aquel lugar.

Viendo como paulatinamente las siluetas de ambos se desaparecían entre las calles oscuras de la capital, grabando aquella escena en lo más profundo de su memoria y corazón. 

Notas finales:

Los amo, gracias por comentar <3


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