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Forbidden heart por hannastony

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Se fue despertando lentamente, sintiendo como un peso se encontraba encima de él, aplastándolo y haciendo que sus músculos se sintieran un tanto adoloridos. El caballero comenzó a abrir sus ojos y fue hasta que estuvieron completamente abiertos que pudo darse cuenta de qué era aquel singular “peso”.

Se trataba de Tony, que se encontraba prácticamente sobre de él, sin preocupación alguna, mientras dormía muy plácidamente usando a Steve de colchón.

La verdad es que el rubio no tenía absolutamente la más mínima idea de cómo es que el castaño había llegado hasta aquella posición en la noche y como él no lo había notado hasta penas ahora que se encontraba despierto.

El primer pensamiento que pasó por su cabeza fue el de aventarlo sin consideración alguna hacia el otro lado de la cama, sin embargo, al verlo tan tranquilo, con una expresión tan pacifica e inocente fue que sencillamente no pudo. Tony realmente parecía otro mientras estaba dormido, sus facciones se encontraban relajadas, sus parpados cerrados solo resaltaban sus largas y gruesas pestañas, y su boca ligeramente abierta le daba un toque tierno.

Steve no pudo con aquella imagen, era demasiado y tampoco quería ser un patán, por lo que después de tener un interno debate mental fue que con sumo cuidado se fue apartando del contrario, colocándolo suavemente en el colchón mientras él se paraba con mucha cautela, logrando con éxito el no despertar al capitán de aquella tripulación.

 Exhaló aire con alivio al ver como el castaño se reacomodaba entre sueños en las sabanas para seguir durmiendo. Al verlo ahí, tan vulnerable, fue que inevitablemente recordó su pelea la noche anterior.

Se había comportado como un niñato, pero por más que quisiera no podía reprimir aquellos malos sentimientos que le inundaban cada vez que recordaba la traición del pirata. Pero en algo Tony había tenido la razón y eso era que él se encontraba prácticamente atrapado en aquel barco, así que si llegaba a cooperar probablemente las cosas resultarían mejor para todos. Ya después podría idear algún plan para escapar con éxito y arrestarlos, no debía de olvidar que ellos eran fugitivos y que debía de hacerles pagar, como caballero que era.

Se estiró un poco y una vez que se sintió lo suficientemente despierto fue que decidió salir de una vez por todas de aquel camarote, al fin y al cabo ya no le habían dejado opción alguna. Si se quedaba ahí, habría un punto en el cual Tony despertaría y tendría que soportar nuevamente estar ahí encerrado con él, por lo que prefería mil veces salir a tomar aire puro y ver otras caras, que no fuesen la de aquel hombre con barba de candado.

Era de madrugada, Steve había estado acostumbrado desde muy pequeño a levantarse temprano, por lo que aquello ya era un hábito, no obstante a pesar del pronto horario, pudo observar como ya se encontraba movimiento alrededor del navío.

Todos parecían muy ocupados, de aquí para allá, trabajando mucho más de lo normal, cosa que le extrañó al rubio. Se acercó hasta uno de los bordes de barco y ahí se pudo dar cuenta finalmente que el barco se encontraba anclado, estático. Siguió el borde por el cual se había asomado sintiendo la curiosidad brotar por su ser. Caminó y caminó hasta llegar finalmente cerca de la proa, en la cual a pesar de la neblina de la madrugada pudo observar a lo lejos tierra firme que se mostraba sobresaliente a la vista.

Volteó su vista nuevamente tratando de encontrar a alguno de los tripulantes con la mirada, pero lamentablemente nadie se fijaba en él al estar en sus propios asuntos. El primero en notarlo fue como siempre el pequeño Peter, pero no se acercó a este, solamente se limitó a saludarlo de lejos para continuar con sus deberes.

Después miró a Natasha junto con aquel hombre el cual Tony se refirió como Clint, notando como ambos también repararon en su presencia.

Miró como la pelirroja se quedó quieta, mirándolo de lejos, para después acercarse al oído del arquero, susurrarle algo, y retirarse de ahí. En cambio el hombre de cabellos castaños claros comenzó a acercarse casualmente a él hasta quedar a su lado para luego presentarse, diciendo que él había sido el cochero en la capital y esfumando las dudas del rubio respecto a donde más se habían encontrado.

—¿En dónde nos encontramos? —preguntó el rubio esperando que por fin respondieran a sus preguntas.

—Supongo que ya lo puedes saber, después de todo el capitán dijo que ya que estuviéramos aquí te lo podríamos decir —respondió Clint encogiéndose de hombros despreocupado—. Nos encontramos en Barlovento.

—¿Barlovento? Aquí es donde se llevan a cabo grandes comercios, intercambios y compraventas ¿cierto? —cuestionó Steve recordando levemente lo que había leído acerca de aquel lugar.

—Así es.

—¿Qué hacemos aquí?

—Comercios, intercambios y compraventas —respondió con ironía el arquero, como si fuera lo más obvio del mundo.

Y dicho esto el arquero volteó hacia un punto en concreto, haciendo que el rubio instintivamente siguiera su mirada hasta encontrar eso que Clint había estado viendo.

Ahora era más que comprensible por qué todos se encontraban un tanto atareados. No se había parado a mirar lo que cada uno de los tripulantes estaba haciendo, pero ahora al mirar con más detalle pudo notar como estos se encontraban transportando los sacos y cajas del botín robado hacia los botes con los cuales contaba el barco.

No hacía falta ser un genio para inferir con facilidad el plan de aquellos piratas. Intercambiarían lo que parecía ser TODAS aquellas riquezas que habían hurtado, pero ¿Por qué? ¿Por qué rayos las cambiarían? Hasta el momento Steve había pensado que aquel había sido el único objetivo de Los Vengadores, quedarse con el oro y dinero, pero al parecer aquello no era lo que realmente les interesaba. ¿Qué podría ser tan valioso como para intercambiarlo por todas aquellas riquezas? Steve no se podía imaginar que era lo que planeaban ¿Cuál era el truco? La verdad es que no lo sabía y a decir verdad se encontraba solo más confundido.

Se ahorró la molestia de preguntar qué era lo que comprarían o intercambiarían, ya que sabía que aquella pregunta tan específica solo ero permitido ser respondida por un solo hombre: El capitán.

Sin atormentarse nuevamente por ello fue que decidió cambiar de tema y comenzar a preguntarle al aquel arquero cosas más triviales, como el estilo de vida de los piratas, los puestos en un navío, etc.  Para poder así, llenarse de conocimiento.

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Tony se despertó muy tranquilamente, estirándose cual felino sobre las sabanas destensando así sus músculos mientras soltaba un leve jadeo de satisfacción. Había dormido como un bebé y más aún al no haber tenido mucho descanso en los días anteriores.

Fue hasta que se despejó la cabeza por completo que se dio cuenta que algo o más bien dicho alguien faltaba en la habitación, llevándose con él la calidez tan confortante con la cual el capitán había dormido.

Al castaño no le extrañó en lo más mínimo el no encontrarlo en el camarote, al contrario, se le hizo de lo más obvio, por lo que sin darle vueltas al asunto se incorporó, se enjuagó el rostro y salió al ver como ya se hacían presentes los primeros rayos de sol.

—Vaya, vaya al parecer alguien durmió demasiado bien acompañado —soltó Loki al ser el primero que se cruzó con su capitán, viéndolo del todo fresco y campante, listo para el trabajo del día.

—Ni te imaginas —respondió Tony sonriendo para después comenzar a observar todo el trabajo ya hecho por sus tripulantes—. ¿Está todo listo? —preguntó ya con un rostro más serio.

—Sí, solamente esperamos tus órdenes para poder descargar.

—Perfecto. Reúne a todos, no quiero quedarme todo un día anclado —ordenó el castaño.

—¿Qué hacemos con el fortachón? —preguntó Loki dirigiendo su vista hacia donde se encontraba Steve platicando amenamente con Clint, a varios metros de ellos.

—Déjalo ahí, ahorita me reuniré con él —respondió y con esto vio como Loki asentía y cumplía sus órdenes, atrayendo a todos hacia el punto de reunión donde su capitán se encontraba.

No pasó mucho tiempo para que todos se encontraran reunidos en un pequeño círculo, el único que se encontraba excluido era Steve, el cual no se movió de su sitio cerca de la proa y se limitó a observar a lo lejos a aquel grupito formado de piratas.

—A decir verdad a pesar de que no logramos al 100% nuestro cometido, sí que nos trajimos muchísimas riquezas y cosas de valor. Sin dudarlo podría afirmar que este ha sido el botín más grande que hemos robado. Esto significa que el trabajo que tendremos que hacer aquí será más pesado que otras veces, por lo cual necesitare la cooperación de todos —comenzó a informar el capitán viendo como todos se mantenían en silencio y atentos a sus órdenes—. Natasha, Thor y Clint se encargaran de lo más importante, toda la carga que puedan traer, recuerden que tenemos que arrasar con todo lo hurtado. Bruce y Loki, los barriles, eso les toca. Y Peter, tú te encargarás de algo muy especial ¿ok?

—¡Sí señor!

—Tu tarea es comprar ropa y zapatos, pero quiero que pongas especial atención en comprar ropa para nuestro invitado —y con esto dicho señalo  con la mirada a aquel apuesto rubio que se veía a lo lejos—. Quiero que se sienta cómodo.

—No se preocupe capitán, escogeré lo mejor para Lord Rogers. —respondió Peter emocionado por su tarea asignada.

—Muy bien, alguien se tienen que quedar aquí a vigilar al caballero de la nobleza así que me ofrezco como voluntario —dijo Tony con un poco de burla viendo como sus tripulantes soltaban una que otra risa por su comentario—, a menos que alguien quiera ser el que se quede y yo tomaré su lugar…

—¿Estás seguro que es lo mejor? —preguntó Natasha con un poco de duda sabiendo de antemano como aquel rubio los detestaba tanto a ella como a su capitán, más que a los otros.

—Estaré bien, lo sabré controlar —y dicho esto el castaño le guiñó un ojo a la pelirroja con su característica carisma—. Andando, andando, que no tenemos todo el día —sentenció viendo como ya cada grupo se dirigía a los botes cargados y comenzaban a bajarlos para poder llegar a tierra y hacer sus compras o intercambios.

En poco tiempo el barco quedó solamente con dos personas arriba de él y Tony no le veía ningún caso el quedarse literalmente al otro punto de donde se encontraba el rubio, por lo que con seguridad comenzó a caminar hasta donde se encontraba el otro, viendo como este al percibir su acercamiento se cruzaba de brazos a la defensiva. Aquello ya no era nada raro.

—¿Por qué no bajaste con todos los demás? —preguntó Steve con seriedad sorprendiendo solo un poco al capitán al pensar que él iba a tener que ser el que iniciara la conversación.

—Alguien tienen que quedarse a cuidar que no hagas nada estúpido —respondió con simpleza.

Steve bufó un poco molesto por la justificación, sin embargo decidió dejar aquello por la paz e indagar respecto al tipo de comercio que harían ahí en Barlovento.

—¿Qué pude llegar a ser más valioso que el oro? —Tony respondió la pregunta de Steve con una nueva pregunta, que dejó al rubio aún más intrigado que antes.

—¿Es acaso una pregunta con trampa? —preguntó Steve sintiéndose como burla, pero al ver que el pirata le sonreía y negaba con la cabeza, fue que se puso a pensar aquel enigma.

—Steve, no me refiero mucho al valor monetario, me refiero a lo trascendental. Hablando de lo material ¿Qué puede llegar a ser lo más importante para un ser humano? ¿Qué es lo principal, lo sustancial? —el castaño comenzó a dar pistas, viendo como la mirada azulada se levantaba con un pequeño brillo al haber encontrado la respuesta.

—La comida y el agua potable.

—Y la respuesta de Lord Rogers es…. —dijo Tony mientras fingía el sonido de unos rápidos tambores con sus palmas y su regazo— ¡correcta! Si quiere reclamar su premio pase cerca de la popa, por favor.

—Pero, ¿Qué acaso piensan alimentar a toda una comunidad? Eso que robaron es muchísimo dinero, no creo que solo lo quieran usar para obtener alimento —justificó Rogers mientras se comenzaba a formar una mueca confundida en su rostro.

—Bueno, bueno, una pequeña parte claramente nos la quedaremos para poder seguir con nuestro estilo de vida y también mande a Peter a comprar ropa. No sé si a eso te refieras…

—¿Qué es lo que piensan hacer? —cuestionó el caballero no hallando absolutamente ninguna lógica a todo aquello y tenía obvias razones.

Steve sabía que con todas las riquezas que habían robado se podría obtener una cantidad de comida y agua realmente desproporcional. A pesar de que algunas las pudieran usar como reservas, tarde o temprano la comida se echaría a perder al ser esta demasiada solo para ocho personas.

—No te impacientes Steve, paso a paso… —contestó Tony sabiendo que aquello solo haría molestar más al rubio, pero lo dejó pasar.

 Steve ya ni siquiera se molestaba en molestarse con aquella respuesta por lo que se resignó con aquella poca información obtenida.

—¿Y puedo tan siquiera pasear por el barco? Porque la verdad es que con esto ya ni siquiera puedo tener claro mi papel en este barco —preguntó Steve un poco frustrado por su condición.

Una cosa era cierta y eso era que a pesar de todo, a pesar de las traiciones, a pesar de los actos contra la ley, a pesar de todo lo ilegal, los piratas lo estaban tratando muy bien como para ser un “prisionero”. Steve podría jurar que si fueran otros piratas, ya lo abrían golpeado e incuso abusado de él, para después dejarlo en un calabozo muriéndose de hambre, si no es que antes lo habrían matado.

En cambio lo trataban bien, lo cuidaban, le daban de comer e incluso tenía un lugar “privilegiado” en el camarote del capitán. Debía admitir que el trato que estaba recibiendo solo lo mantenía aún más desconcertado.

Era como si lo trataran como uno mas de ellos, solo que sin confianza y con muy buenas razones. Steve incluso pensaba que era muy inteligente que a pesar de todo, se mantuvieran atentos de cualquier cosa que él pudiera hacer, de verdad era listo no dejarlo del todo solo.

“Si yo fuera un pirata, también haría lo mismo” pensó Steve para después extrañarse un poco por su propio pensamiento.

—Claro que puedes pasear por el barco con total libertad —respondió Tony pensando que no era riesgoso, ya que al fin y al cabo ya no quedaban botes con los cuales el pudiera escapar y dudaba mucho que con su herida pudiera nada nadar  la distancia que los separaba de tierra firme—, incluso te puedo dar un recorrido, si gustas —se ofreció sintiéndose entusiasmado por aquella idea.

—No gracias, iré yo solo —respondió tajante el caballero para que después de eso comenzar a caminar su propio rumbo.

 Steve lo prefería así y si se podía mantener alejado de aquel usurpador, mucho mejor. Se tomó su tiempo para poder conocer con lujo de detalle a aquel barco, cosa que no había podido hacer desde que se encontraba ahí. Al ir conociendo nuevos espacios y lugares con los que contaba aquel barco pudo darse cuenta que era muchísimo más espacioso de lo que se hubiera imaginado. El barco en si a simple vista ya lucia bastante grande, pero al notar la extensa bodega y demás se le hizo un tanto ridículo el grande espacio para tan pocas personas a bordo.

En ratos echaba una que otra mirada a la figura de Tony, notando como él no se había movido ni un poco del lugar en el cual antes habían estado hablando, luciendo del todo pensativo e interesante mientras se encontraba recargado en uno de los bordes.

Paso el tiempo hasta que Steve y Tony pudieron notar como algunos de los tripulantes ya regresaban igual o más cargados que antes. Steve se limitó a quedarse mirando, viendo como Tony les ayudaba a subir con lo que parecía ser grandes y variadas cajas de comida. Por un instante el caballero sintió el impulso de ir a ayudar, viendo como aquel trabajo era muy pesado para una señorita como lo era Natasha, pero todos sus impulsos se esfumaron rápidamente al ver como esta increíblemente cargaba con el igual peso que Thor, quien sabe, puede que hasta inclusive más. Steve se había quedado boquiabierto viendo como aquella figura femenina que a simple vista lucia frágil, resultaba ser igual de fuerte que uno de los más musculosos de la tripulación. Ahora comprendía y recordaba las palabras de su amigo Bucky, diciendo que aquella mujer pelirroja era única y especial.

Completaron la tarea con rapidez, dejando en el barco grandes sacos con verdura, fruta y demás, grandes cajas con kilos y kilos de carne, y muchos sacos con lo que parecía ser pan. Steve notó que al parecer Tony hablaba en serio con respecto a que gastarían la mayoría de las riquezas en comida.

Una vez descargado todo fue que aquel grupito de piratas volvió a tomar más de las riquezas para poder repetir la acción y alejarse siendo Tony el único que no subió a aquellos botes para ir a tierra firme. Era comprensible, aquel botín que querían descargar era muy grande y una sola vuelta no bastaría para ellos.

No pasó mucho tiempo para que la escena se repitiera pero ahora con Bruce y Clint, que llegaron a descargar muchos y grandes  barriles con lo que parecía ser agua potable y uno que otro de vino, para después tomar lo que restaba de las riquezas robadas y alejarse.

Tony en un momento le dirigió una mirada de razón a Steve, haciéndole saber que lo que él dijo iba en serio y que no planeaba realmente engañarlo con sus planes. Steve se limitó a voltear el rostro, sin saber que más hacer o decir al respecto.

Pasaron las horas y ninguno de los dos se había vuelto a acercar o dirigir la palabra mientras esperaban a los demás. Peter finalmente llegó con muchos y grandes sacos de ropa y zapatos.

El joven pirata no iba a dar dos vueltas a comparación de todos los demás grupos, por lo que su carga fue muchísimo mayor. Steve al ver como al adolecente y al capitán se les estaba dificultando un poco subir tanta carga, fue que ahora sí dejó todas sus molestias de lado y se dispuso a ayudar con el trabajo, más que nada por Peter.

El castaño más joven agradeció con voz jovial y alegre mientras que el castaño de mayor edad simplemente le dedicó una larga sonrisa. El rubio hizo todo el esfuerzo posible por ignorar aquella sonrisa tan encantadora y sin mirar dos veces fue que comenzó a cargar con la mercancía.

Quedó solo un saco un poco más pequeño que los demás, que fue el cual Steve se dispuso a tomar mientras los otros dos piratas se encargaban de subir y acomodar los botes en la embarcación.

—Aquí tienes —dijo Steve a Peter tendiéndole el último saco con el que estaba cargando una vez que todo estuvo listo y los tres arriba del barco.

—Oh no, no, no, eso es para usted —respondió rápidamente el joven curvando los labios con gracia.

—¿Para mí? —preguntó el rubio desconcertado mientras miraba el interior de aquel saco.

—¡Sí! El capitán mandó a comprar ropa de calidad exclusivamente para usted, ya que no se puede vivir con las mismas prendas todo el tiempo. También hay pares de botas, zapatos, una que otra levita, etc…

Steve no respondió nada, solo pudo levantar la mirada para ver al de barba de candado con confusión, sin entender muy bien aquel inesperado regalo. Tony no se explicó ni dijo nada, simplemente le sonrió y se encogió de hombros, como si fuera de lo más normal.

Ninguno pudo decir nada más ya que los demás tripulantes comenzaron a arribar con más comida y más barriles de agua, y a comparación de las otras veces, ahora Steve se comenzó a incluir a ayudar a aquellos piratas a subir todos los productos obtenidos.

No sabía siquiera porqué lo hacía, pero suponía que no podía deshacerse de sus modales de noble y caballero que lo impulsaban a querer ayudar, a pesar de que aquellas fueran personas poco confiables.

Notas finales:

Isla Barlovento, si existe pero no tienen nada que ver con los propósitos de este fic. Solo un dato curioso.

Los quiero mucho, gracias por comentar!


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