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Forbidden heart por hannastony

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—Vaya, vaya. Al parecer dos personitas tuvieron la mejor noche de sus vidas —expresó Loki divertido, al ser el primero en notar cómo Tony y Steve salían de su habitación frescos y resplandecientes.

Tony sonrió orgulloso, contrario de Steve que se sonrojó a más no poder y volteó hacia otro lado, evitando así las miradas.

—Tienen que tener cuidado con lo ruidosos que son, le recuerdo Capitán que convivimos también con un menor de edad —agregó Natasha señalando la habitación de Peter, al ser el único que faltaba en la pequeña sala y que aún se encontraba dormitando en su cuarto.

—Declaro a Steve culpable por ello —se defendió el castaño como si nada, mientras caminaba directo al frutero para tomar un plátano.

—¿A m-mí? —tartamudeó Steve al mismo tiempo que se señalaba a sí mismo.

—Tampoco necesitamos saber tantos detalles de su vida sexual. Sólo contengan sus gritos, que no dejan dormir. Ya ni Loki y Thor y eso que ellos se la pasan como conejos — dijo Clint de la misma manera desinteresada, como si se tratase de lo más normal.

—¿Por qué ahora están hablando de nosotros? —se defendió Thor comenzando así una discusión sin importancia entre todos.

Era algo de diario, el que todos o la mayoría se sumiera en discusiones prácticamente irrelevantes que no llevaban a ningún lado pero que casi siempre al final terminaban en risas; sin embargo, Steve no puso real atención a lo que fuese que estuvieran hablando.

A veces, al rubio no dejaba de sorprenderle la naturalidad con la que tocaban temas como esos, o la sencillez con la que aceptaban su nueva relación con Tony. Pero sinceramente, le agradaba que todos se tomaran las cosas de forma relajada y cuando era algo importante, fueran serios y se comportaran a la altura de la situación.

El que no tuvieran prejuicios, ni juzgaran a la primera, que los aceptaran tal cual, y como son, sin cuestionamientos y demás, en verdad le gustaba mucho. La forma de pensar de todos y cada uno de los integrantes que conformaban aquella rara, disfuncional, pero a la vez cálida familia, era lo mejor en ellos.

Negó con una sonrisa en su rostro. Definitivamente no tenían ningún remedio.

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Los días que continuaron a ese, fueron relativamente tranquilos en Santo Domingo. Se quedaron por un par de días más en los cuales habían paseado por los alrededores, visitado lugares importantes y comprando baratijas.

En uno de esos tantos días Tony y Steve cumplieron su promesa llevando a Peter a unas cuantas librerías para que comprara los libros que más le interesaran. Prácticamente duraron todo su tiempo fuera, paseando por los locales con un muy feliz Peter lleno de libros y conocimiento.

Cabe decir, que todas las noches que habían pasado, Steve y Tony no podían dejar de tener sexo a cada instante, les era inevitable ahora dormir uno a lado del otro sin excitarse y sin quedarse con ganas de tener relaciones. Era algo nuevo, adictivo, como una droga de increíble placer de la cual ninguno de los dos podía escapar.

Al final partieron como ya era costumbre en su navío y con gusto se despidieron de aquellas bellas tierras para continuar su aventura por el mar.

—¿A dónde nos dirigiremos? —preguntó Steve con curiosidad a Tony y Natasha una vez que se encontraban navegando por el océano.

—Dirige nuestra dirección a Long Island. Pero antes me gustaría parar en algún puerto para cargar provisiones y demás. —sentenció Tony; la pelirroja asintió ante la orden y se retiró de ahí.

Steve no quiso preguntar más al respecto ni tocar el tema, pero por lo que había escuchado, al parecer era común que fueran a Long Island.

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Cuando los oficiales de la Capital arribaron finalmente en Barlovento no encontraron mucho que les fuese de ayuda.

Habían conseguido testimonios que confirmaban el hecho de que los Vengadores estuvieron por ahí hace un largo tiempo, y por las fechas y distancia recorridos de la Capital hacia Barlovento pudieron inferir con claridad que fácilmente era el lugar donde estaban había sido su primer destino.

También, supusieron lo que había pasado con las riquezas robadas, o al menos la mayoría. Éstas fueron intercambiadas por suministros, para probablemente comercializarlos y hacer compra venta, beneficiándose de ello. Al coronel y a los oficiales les pareció una jugada muy tonta para personas que parecían ser “inteligentes”, ya que podían conseguir cosas de muchísimo más valor con la cantidad de oro, diamantes y demás que habían tenido el descaro de robar.

Lamentablemente, aunque fueran una de las autoridades supremas, no podían hacer mucho al respecto para poder recuperar todo lo que fue robado. A pesar de no creer que vendieran el motín, así había sido y ahora tendrían que dar la mayoría de las riquezas por perdidas. Aunque atraparan a los Vengadores, aunque estos ya no se encontrarían con todo lo que se llevaron, esperaban siquiera, poder recuperar algo.

Al final, aunque no pudieran recuperar nada, podrían satisfacerse con el arresto de los culpables, sabiendo a la perfección que la familia Carter no los dejaría ir libres de sus pecados sin más. Ellos se encargarían de que sufrieran como se debe.

Bucky, por su parte, se encontraba desesperado y con una profunda frustración. No sabía si solo era un presentimiento absurdo de él o un hecho, pero la verdad era que sentía que cada vez se estaban alejando más de su objetivo, en vez de acercarse.

Se veía como un perro persiguiendo su propia cola, sin llegar a ningún lado. Sabía que tenía que cambiar la estrategia que estaban utilizando y profundizar más en los hechos para encontrar algo que les fuera útil y que les pudiera servir para saber a dónde dirigirse; algo que les diera la ventaja sobre aquellos asquerosos piratas.

Aun cuando no conocía ni un poco a Natasha, estaba seguro que ella y seguramente toda la tripulación eran personas suspicaces, inteligentes, no se andaban con rodeos, y el hecho de que se la pasara viajando de un lugar a otro, sin mantenerse por muchos días en una sola tierra hacía que su frustración aumentara.

Necesitaba hacer algo, sabía que si pasaban más tiempo buscando rastros casi imperceptibles que no los llevaba a ninguna parte, pronto sería demasiado tarde, llegando al punto en el cual les perderían la pista por completo y no habría remedio alguno.

En cierto momento sintió cómo Sharon Carter se le acercaba. Se encontraban parados en el puerto de Barlovento, en tierra firme viendo a los demás oficiales subir a bordo, preparándose para retirarse.

—Siento como si solo estuviéramos dando vueltas, esto no está funcionando Lord Barnes —apuntó a lo obvio la rubia.

—Lo sé Lady Sharon.

—Como todos esos piratas han estado acostumbrados toda su vida a vivir en la mierda, son expertos en escabullirse como las malditas ratas callejeras que son —soltó con veneno, olvidándose de cualquier buen lenguaje, sin embargo, la mirada sorprendida de Bucky sobre ella, la hizo caer en cuenta de su error.

—Me disculpo Lord Barnes, no planeaba expresarme así ante usted —habló Sharon levemente apenada mientras cubría su boca con su mano cubierta por un guante de encaje.

Lo que Sharon no sabía, era que aquella mirada incrédula de Bucky no era precisamente por las maldiciones que había soltado, sino por la gran revelación que esas simples palabras habían provocado.

—No todos… —susurró Bucky para sí mismo sin dejar su mirada abierta de par en par, a la que lentamente se le fue acompañando una sonrisa ventajosa.

—¿Disculpe? —preguntó Sharon sin entender bien lo que estaba ocurriendo.

—No todos. —dijo ahora fuerte y firme mirándola con convicción.

—Lord Barnes, no entiendo muy bien que es lo que quiere de-

—No todos nacieron en la pobreza —interrumpió Bucky como si hubiera encontrado la respuesta o la pista que tanto buscaba— Tony, o, mejor dicho, Anthony Edward Stark. Eso dijo el testigo, ¿cierto?

—Así es…

—El apellido Stark fue dejado en el olvido, pero por muchos años los Stark fueron una familia con demasiado renombre, una casa muy importante.

—¿A qué quiere llegar Lord Barnes? —preguntó la rubia sin saber cómo esa información les podía ayudar a su objetivo actual.

—Lo que quiero decir, es que seguramente la historia de ese apellido sigue plasmada en los registros de las familias más importantes, ya sabe, los libros que se dedican a contar la historia de los apellidos, como el suyo, el Carter. —expresó el castaño, sonriendo ahora sí, del todo triunfante.

—¿Sugiere que vayamos a Sarao? Si hay algo registrado debe de encontrarse ahí —completó la rubia viendo a Bucky asentir.

—No queda muy lejos de aquí y aunque es un riesgo y probablemente solo perdamos nuestro tiempo, no podemos dejar pasar la posibilidad de encontrar algo que nos sea verdaderamente útil y que nos pueda decir exactamente a donde dirigirnos. — finalizó Bucky sin saber si era su mejor idea.

Era su mejor tiro hecho un tanto a la suerte; pero no se le ocurría nada más que pudiera hacer para salir de aquel círculo vicioso que estaban provocando al recorrer lugares en los cuales los piratas ya habían estado, pero que no les decía nada acerca de su próximo paradero. Si querían ganarles, debían de estar un paso adelante de ellos.

—Iré a informarle al Coronel —se despidió Bucky rápidamente de la rubia para salir corriendo a buscar a su jefe, esperando que éste aceptara su propuesta.


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