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Forbidden heart por hannastony

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Notas del capitulo:

Biombo: Mueble formado por dos o más láminas verticales de tela, madera u otro material, que están articuladas entre sí y pueden extenderse o plegarse; se utiliza para establecer una separación dentro de un espacio.

El oficial llegó con el mensaje de manera muy rápida, informando también el paradero y estado de Lady Sharon, de la cual algunos oficiales justo habían comenzado a notar su ausencia, transmitiendo tranquilidad a todos, por lo que solo bastó que transmitiera el mandato del coronel para que Bucky enseguida tomase el mando y comenzase a dar órdenes para para zarpar enseguida.

Bucky no entendió muy bien por qué se tendrían que separar para que ellos llegasen antes, pero claramente debía de irse en aquel barco que llevaba a los prisioneros, más que nada por seguridad y porque básicamente también eran órdenes del coronel, razón por la cual decidió sencillamente acatar órdenes sin cuestionamientos de más.

 Fue así como desanclaron y comenzar a avanzar, dejando atrás a Long Island, viendo como comenzaban a desaparecer los otros dos barcos que aún se encontraban anclados. Ya luego los alcanzarían, en la capital muy probablemente.

Para esto Steve comenzaba inquietarse cada vez más. Para él el tiempo pasó demasiado lento, sentía que llevaba horas ahí parado junto con aquellos oficiales en el barco pirata, pero es que el rubio no podía entender que “asuntos” se tardaran tanto en arreglar.

Sharon en ratos se quería acercar a él para poder hablar y tranquilizarlo, pero Steve se mostraba con actitud reacia, muy poco cooperativo con la idea de charlar. Él solo quería reunirse ya con los vengadores, con Tony, en el lugar en el que los tuviesen apresados.

Después de un rato Sharon supuso que el barco que llevaba a los piratas ya había zarpado y muy probablemente ya se hubiese alejado lo suficiente, en consecuencia le comunicó discretamente al coronel que ya  podrían regresar a sus navíos y dicho y hecho, el hombre solo tuvo que dar una orden en alto para que todos sus oficiales se comenzara a encaminar.

—Nuestros barcos están a unos metros de aquí, no es mucho a pie, son preciosos ya verás. En lo que respecta al barco de los piratas lo dejaremos aquí, talvez en algún momento mandemos por él, después de todo también pertenece a la capital —comenzó a explicar Sharon mientras caminaba junto a Steve en la arena, tomando con ligeros trabajos la falda ampona de su vestido, tratando de no ensuciarla a pesar de que ya se encontraba maltratada debido a lo rápido que había corrido para poder llegar junto a su amado y prometido.

Steve asintió sintiéndose ya menos desesperado con la esperanza de que ya podría ver a Tony en cualquier momento. Volteó a ver a Sharon, notando los esfuerzos de esta por caminar, por lo que dejo salir un suspiro y sin poder evitarlo debido a sus modales le ofreció su brazo para que se sostuviese de él y pudiese caminar con más facilidad.

Sharon le sonrió enamorada y aceptó aquel fuerte brazo con gusto, sumiéndose ambos nuevamente en un silencio. A pesar de todo la rubia no quería presionar a Steve y que este comenzara a perder los cabales como hace unos momentos.

Cuando llegaron Steve pudo ver los dos imponentes barcos que se alzaban a la orilla del mar y una vez estando cerca, pero sin zafarse de Sharon, se dirigió hacia el coronel.

—Disculpe coronel, ¿Dónde se encuentran los presos? —preguntó Steve educadamente tapando y fingiendo que no sentía una ansiedad  en aquellos instantes.

—Puede llamarme Radomir, lord Steve Rogers, es todo un placer —respondió el coronel estrechando manos con el rubio—, los prisioneros se encuentran ahorita mismo viajando hacia la capital, los contuvimos en nuestro tercer navío que zarpó de inmediato una vez capturado al capitán de los piratas.

—¿Qué? —preguntó Steve comenzando a enojarse, sin creerse lo que le estaba diciendo. Aquello no podía ponerse peor—, ¿pero por qué? ¿Qué sentido tiene que ellos zarparan antes?

—Son solo cuestiones de seguridad lord Rogers, no se preocupe, el oficial James Barnes está a cargo y sabrá como contenerlos, es excelente en su trabajo.

Y dicho esto Steve se enfureció aún más. No solo no podría verlos hasta llegar a la capital, sino que también Bucky se había ido con ellos y ahora no podría ver a su gran amigo para poder desahogarse y explicarle todo.

—No, es que usted no entiende, nadie podría siquiera entender. Necesito verlos —comenzó a alzar la voz el rubio, perdiendo la poca paciencia y educación que le quedaba.

—Lo lamento mi amor, pero eso por ahora no va a ser posible —dijo ahora Sharon con voz pasiva y afianzando su agarre, haciendo que Steve finalmente la mirara.

“Mi amor”, para Steve ahora aquel simple gesto cariñoso sonaba tan incorrecto en los labios de Sharon, por lo que no pudo reprimir verla con el ceño fruncido. Todo estaba tan mal, nada de aquello debía de haber pasado.

—Necesito estar solo —expresó el rubio zafándose del agarre de Sharon una vez más—, y espero que se den prisa y por fin zarpemos, si no es que quieren seguir perdiendo su jodido tiempo.

Dijo aquello último caminando directo al barco que se encontraba más cercano para poder subirse, dejando al coronel y a Sharon boquiabiertos por la actitud tan grosera e inusual del rubio.

Aquello solo le daba mas sospechas a la rubia de que algo andaba mal, algo en Steve había cambiado, pero ella haría lo posible para poder recuperarlo, aprovecharía al máximo el tiempo entre ellos para poder tenerlo de vuelta.

—Coronel, viajaré junto con Steve, por favor que nos asignen el camarote más cómodo y no dejen a Steve quedarse en cualquier otro lugar que no sea conmigo, en mi habitación —y dicho esto la rubia caminó hacia la dirección en la cual Steve se había dirigido.

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Los dos barcos partieron al atardecer, justo cuando el cielo se encontraba anaranjado con tonos morados y la noche comenzaba a asomarse. Steve había tratado de calmarse una vez más, tomando largas respiraciones, tratando de despejar su mente.

Estaba en el mejor de los dos navíos, el más lujoso, grande y cómodo el cual también compartiría con lady Sharon y el coronel los días que le seguirían hasta poder llegar a la capital.

Cuando la embarcación comenzó a andar fue que decidió acercarse al coronel Radomir que se encontraba al mando del timón. No se había tomado el tiempo de acercarse a conversar con él debido a todas sus emociones acumuladas, a decir verdad, aun no se encontraba en el mejor momento con él mismo, pero debía soportarlo, debía esperar a poder llegar a la capital y ya de ahí ver qué era lo que podía hacer.

Aprovechó para disculparse por su actitud agresiva de hace unos momentos, y así, poder saber cómo exactamente los habían encontrado. El coronel no tuvo muchos filtros al respecto, contándole todo desde cómo se había aparecido un testigo sospecho, sin saber mucho de su procedencia, pero que les dio toda la información que necesitaban al respecto, sus lugares comunes a visitar, sus identidades, sus formas de trabajar… también le contó acerca de cómo el oficial James Barnes había sido el héroe de la historia, figurando con exactitud donde podrían encontrarse al haber indagado un poco más en la historia de la familia Stark.

Steve lo escuchó en silencio y con atención. Figuró rápidamente que aquel testigo podría ser un ex tripulante de los vengadores y recordó como Tony en algún momento le había comentado que sí contaban con un teniente en un pasado, sin embargo, no sabía más información al respecto. En cuanto a su hermano Bucky, lo lamentó profundamente.

En cierta parte era culpa de su mejor amigo que los hubiesen encontrado y arrestado, pero el mismo Steve sabía que Bucky no tenía ni una sola mala intención al respecto. Sí, estaba en el bando equivocado, pero por simple ignorancia. Bucky no había tratado a los vengadores como Steve lo había hecho, Bucky no sabía que aquel dinero robado era para propósitos del bien común. El solo había cumplido con su deber.

Pero Steve también sabía que si le llegaba contar todo a su hermano del alma, si le llegaba a revelar la verdad, él lo comprendería al instante y se pondría de su lado. Él conocía a Bucky y sabía como pensaba, solo debía hacerlo ver la realidad para poder tenerlo de su parte.

Después de un rato navegando la noche se hizo presente en la cubierta y a Steve le fue indicado que se podría instalar en el mejor camarote del navío, que ya lo habían preparado justo para él y a pesar de que el rubio en un principio se negó, fue finalmente  convencido, ya que el coronel y los mismos oficiales le dijeron que no había otro lugar en el cual pudiese dormir, todo estaba lleno y a parte ya lo tenían listo para él, razón por la cual Steve finalmente aceptó, sin querer dar más molestias al respecto.

El rubio entro sin tocar, notando con detalle lo ostentosa y lujosa de la nueva habitación. La cama de tamaño enorme con sábanas y colchas de seda, adornada con variados cojines del mismo material, los mueves hechos de caoba con ornamentos dorados, prácticamente todo lo de ahí a simple vista lucia caro.

De tanto tiempo que había pasado había olvidado por completo lo que era vivir con todo ese tipo de lujos, sin embrago, no los había extrañado ni un poco. Preferiría mil veces estar acostado en el mismo suelo, pero a lado de Tony, que estar solo en un colchón tan grande y esponjoso.

Al pasear su vista con más detalle notó cosas que no iban tan de acuerdo a su persona, por ejemplo, había un tocador con un grande espejo, en el cual estaban esparcidos varios perfumes, joyería y maquillaje.

No tuvo tiempo de pensar más las cosas al poder darse cuenta de la presencia extra que se encontraba detrás de él, por lo que dio la vuelta, encontrándose con una imagen que lo dejaría perplejo.

Era Sharon, saliendo justo del biombo de madera que normalmente las damas usaban como vestidor, el problema no era aquello sino la forma en la que la misma dama se mostraba frente al rubio.

No traía puesto casi nada de ropa, solo una ligera bata de dormir color blanca decorada con encajes, que por el material de la tela y el mismo color, se transparentaba, dejando ver muy claramente los pezones y pechos de la rubia que se marcaban muy bien debido a que no traía puesta ropa interior.

La bata era larga, claramente, sin embargo, Sharon se las apañó para jalar con su mano derecha la tela de su costado, tratando de enseñar sus piernas y curvas lo mayor que pudiese.

La rubia tenía un cuerpo envidiable que muchas veces no podía lucir debido a lo ampones de sus vestidos, pero ahora había utilizado de todos los recursos que tenía para poder mostrarse a Steve lo más desnuda posible sin perder el recato, aunque aún así, la forma en la que se estaba mostrando claramente sería muy reprimida por sus padres o cualquier integrante de la nobleza, pero para ella Steve era su prometido y en pocos días seria su esposo, por lo que consideraba que si adelantaban un poco las cosas no tendría nada de malo y la verdad es que lo deseaba tanto.

Deseaba tener a Steve encima de ella, deseaba sentir los besos húmedos de Steve, deseaba que Steve le hiciera el amor y juntos fueran uno mismo.

Claramente la rubia había notado la actitud resistente y fría de su prometido, pero ella sabía que a absolutamente todos los hombres les encantaba el sexo y nunca le podrían decir que no, su madre más de una vez le había dicho en secreto que a los hombres se les tenía comiendo de la palma de tu mano con saber cocinar bien y siempre darles un buen sexo, y aquellas características ella estaba más que dispuesta a cumplirlas, y porque no, también estaba orgullosa de su cuerpo y por dentro estaba confiada en poder seducir a Steve.

Lo que ella no sabía era que el rubio ya era inmune a aquel tipo de tentaciones. El ver la imagen tan liberal de Sharon ciertamente tomó a Steve con la guardia baja. El ojiazul no podía creer que Sharon se le estuviera ofreciendo mudamente de aquella forma tan directa y Steve debía de admitirlo, el cuerpo de la mujer era muy atractivo y atrayente, pero no lo suficiente para alguien como él, que tenía los recuerdos tan vividos de Tony en su mente, piel y corazón.

Para él ya no existía cosa más atrayente que el cuerpo moreno de su amado, ya no existían mejores senos que el pecho plano y bien trabajado del pirata, ya no existía mejor trasero que el magnífico que se cargaba su Tony, razón por la cual aquella sugerente invitación lo único que provoco en Steve fue incomodidad y pena.

—Sharon, ¿Qué estás haciendo? —habló al fin recomponiéndose de su sorpresa al mirarla así.

—Vamos Steve, sé que lo quieres —dijo dulcemente la rubia acercándose al fornido cuerpo del hombre, pero siendo detenida de las muñecas justo cuando iba a posar sus manos el pecho del contrario.

—¿Sabes que quiero qué exactamente? Esto está mal Sharon, una dama como tú no debería de mostrarse de esta forma —reprendió Steve con mirada seria, soltándola y dando unos pasos hacia atrás.

—P-pero Steve…

—No Sharon. Que sea la última vez, por favor —y dicho esto Steve salió rápidamente del lugar, dejándola plantada en la habitación.

Sin poder evitarlo Lady Carter se fue a tomar la almohada más cercana a su disposición y ahogó un grito de frustración, comenzando a llorar debido al coraje y la tristeza. ¿Qué rayos era lo que le pasaba a Steve? desde que lo habían encontrado se estaba comportando muy extraño. Ella estaba segurísima que su plan no iba a fallar y se suponía que ahora debería estar teniendo el mejor sexo de su vida, con Steve diciéndole que la amaba una y otra vez mientras la penetraba, pero ahora estaba ahí ella, sola, humillada y avergonzada.

Pero Sharon siempre conseguía lo que quería, y ella quería Steve, y lo conseguiría, costase lo que costase.

Steve por su parte se quedó recargado en uno de los bordes del barco, sintiendo el aire frio calarle en su rostro mientras asomaba la cabeza para ver el oscuro mar en movimiento.

Aquel  momento con Sharon lo único que hizo fue que Steve recordara a Tony, a pesar de que no había dejado de pensar en él en todo el tiempo. Hizo que recordara como al principio él también había sido obligado a dormir en el mismo camarote que el capitán, las noches que habían pasado, y luego, lo íntimos que se habían vuelto, hasta el punto en el que no podían dejar ni un solo día pasar sin tener relaciones sexuales.

Sonrió tristemente al recordarlo. Todo aquel tiempo se la había pasado enfurecido, desesperado, inquieto, pero ahora, todas sus emociones se convertían en pesadumbre y melancolía. No había pasado siquiera una sola noche y ya extrañaba al moreno con todo su ser.

Bajo un poco más la vista y notó la cadena metida entre sus bolsillos. La sacó, dejando ver aquel zafiro azul de forma circular que era el tesoro más preciado que alguien le podía haber regalado. Ahora comprendía porqué Tony apreciaba tanto aquel collar, porque para Steve, se convirtió en una cosa material con el mismo valor sentimental.

—Tony… —susurró para el mismo llamando a su amado. Lo tomó entre sus manos y lo acercó hasta sus labios para darle un casto beso a aquella piedra preciosa, tragando saliva y aguantando las ganas que tenia de dejar correr lágrimas por sus mejillas.

Esa misma noche Steve no durmió en aquel lujoso camarote, prefirió quedarse en vela, en compañía de sus propios pensamientos y sentimientos. 


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