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Forbidden heart por hannastony

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Steve notó que por fin el barco anclaba, llegando al lugar que en un tiempo fue su hogar. Se preparó deprisa, vistiéndose con lo primero que halló y saliendo a cubierta para notar cómo los oficiales comenzaban a desembarcar.

Sin esperar más, bajo por el tablón que lo conectaba con el muelle a tierra firme de la capital. Fue estando ahí que divisó al inicio del muelle, donde comenzaba la madera, que se encontraban su madre y padre, de pie, tan pulcros y bien vestidos como siempre, esperándolo con emoción y anticipación, sobresaliendo entre toda una multitud de personas, familiares de los recién llegados. 

Solo hizo falta que el ojiazul hiciera contacto visual con sus padres para que este saliera corriendo directo hacia ellos.

Su madre abrió los brazos, mientras dejaba correr sin preocupación unas ligeras lágrimas de felicidad y alivio que le daba poder ver a su hijo nuevamente.

Steve llegó hasta ella y la abrazo fuertemente, apretujándola de manera suave mientras sentía como su corazón se calmaba después de todo lo que había sufrido desde el momento en el que los oficiales los encontraron.

—Mi niño, mi sol, no sabes lo preocupados que estábamos por ti —expresó su madre correspondiendo el abrazo y acariciando sus cabellos rubios. Steve se separó un poco para poder mirarla a la cara.

—Yo también los extrañé mucho. Pero no tienen nada de qué preocuparse, estoy bien —aclaró Steve sonriéndole a su madre, suponiendo que así como a Sharon no le había llegado su carta, tampoco a sus padres, ya luego habría tiempo para hablar de ello—. Padre —lo llamó girando su rostro hacia su progenitor, que también lo miraba con ojos brillosos.

Su madre lo soltó, para que pudiera ir a abrazarlo, siendo este algo más fraternal y superficial.

—Hijo mío —respondió Lord Joseph, dándole unas ligeras palmadas en la espalda.

Steve se separó de él y les sonrió a ambos ligeramente.

—Tengo tanto que contarles, que decirles…. Por cierto, ¿Dónde se encuentra Bucky? —preguntó Steve mirando por sobre las espaldas de sus padres, en busca del mencionado.

Si ellos estaban ahí significaba que los de la capital ya habían sido informados que llegarían hoy, y ciertamente esperaba ver a Bucky ahí junto a todos los demás.

—Oh, el pobre ha estado demasiado ocupado con todo el ajetreo, no ha parado de trabajar, se la ha pasado arreglando documentos, haciendo reportes y vigilando a aquellos ladrones. ¿Puedes creerlo? Se convirtió rápidamente en uno de los oficiales más importantes de la capital. No me sorprendería que en cualquier momento lo lleguen a subir de rango, si se lo propone, puede llegar a sacar su título de caballero al igual que tu —expresó emocionada Lady Sarah, pero sin poder llegar a contagiar aquel gusto a su hijo. Steve iba a agregar algo más, peor fue interrumpido por el matrimonio Carter, que hasta ese momento, Steve se percató de su presencia.

—Lord Steve Rogers, de verdad es un gusto poder tenerlo de nuevo con nosotros —habló Harrison Carter extendiéndole su brazo, siendo aceptado en un apretón de manos. Steve reparó en Lady Amanda Carter; tomó su mano inclinándose y besando delicadamente el dorso de esta.

—Lord Carter, espero podamos contar con su presencia en el banquete de hoy —agregó Joseph Rogers uniéndose a la conversación.

—Por supuesto Lord Rogers —respondió el hombre.

— ¿Banquete? —preguntó Steve confundido.

—Cariño, preparamos un banquete digno del primogénito del apellido Rogers. Una bienvenida por tu grato regreso. Hemos invitado a varias familias nobles, ya casi está todo listo. Tendrá lugar en pocas horas —explicó la madre de Steve haciendo que éste le sonriera un poco, más por compromiso.

Lo que menos necesitaba era regresar a su vida de noble con sonrisas hipócritas a convivir obligado por esas absurdas leyes sociales con las que fue criado desde pequeño, teniéndose que comportar profesionalmente. Lo que él quería era poder visitar a Tony, a los Vengadores; poder hablar con Bucky a solas y comenzar a idear un plan para sacarlos de donde se a que los tuviesen capturados.

Pero sabía que no podía simplemente rechazar aquel amable y cariñoso gesto que se habían tomado la molestia sus padres de crear para él, menos aún después de no haberlos visto por tantos meses, sin recibir noticias, sabía y se les notaba lo preocupados que habían estado en todo aquel tiempo y ciertamente se los debía.

Por lo cual reprimió un suspiro exhausto que quiso salir y se limitó a asentir.

—Ahí podrás ver también a Lord Barnes —agregó su mamá, al parecer siendo la más entusiasmada por todo aquello.

—Nosotros nos retiramos, Lord y Lady Carter, en unos momentos nos volveremos a ver —comentó por último el padre de Steve, despidiéndose.

El matrimonio Carter asintió y dijo algo de que solo esperarían poder reunirse con Sharon para así comenzar a prepararse para ir al aposento de los Rogers. Con esa frase, Steve recordó que ni siquiera había esperado a la rubia para bajar juntos, muy probablemente esta aún se encontrara arreglándose en su camarote para salir.

Se sintió un poco mal con ello, con sus modales, pero rápidamente así como llego el sentimiento, se esfumó, de igual forma ya no eran prometidos y en un rato más la vería, junto con todos los demás nobles.

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Steve reconoció el carruaje de su familia, al cochero y lacayo, siendo recibido amablemente por estos, diciendo que les alegraba tenerlo devuelta sano y salvo.

Steve sonrió con amabilidad y les dio las gracias por ello. Se subió a la carroza con sus padres y juntos se encaminaron hacia su hogar para alistar los últimos detalles de aquella inesperada reunión que organizaban en ella.

En el camino, Steve pensó en hablar con sus padres acerca de toda la situación; acerca de todos los malentendidos y lo más importante, de la cancelación de su matrimonio. Sin embargo, solo lo pensó. Analizando mejor las cosas, lo mejor sería esperar y poder anunciar su decisión en el banquete, frente a todos y claro, frente a la familia Carter; así, nadie podría negarse ni refutar su decisión. Nadie podría obligarlo a cambiar de parecer o hacerse de la vista gorda. Sabía que era un movimiento muy arriesgado, pero Steve estaba dispuesto a hacerlo con tal de poder vivir libremente junto al amor de su vida. Aquel paso, solo era el primero de muchos pasos.

El rubio sabía que para hacer aquello necesitaría de demasiada valentía, fuerza y valor; y ciertamente esperaba obtener un poco de ello con el apoyo de su mejor amigo Bucky, consultando con él cada uno de sus pensamientos y planes.

Cuando llegaron a su ostentoso hogar Steve fue el primero en bajar, siendo más que bien recibido por sus sirvientes que lo habían echado de menos. Se disculpó con sus padres y salió corriendo directo a los corrales donde pudo divisar a su majestuoso corcel, tan musculoso y sano como siempre.

— ¡Snow! —gritó el rubio con una ligera sonrisa, viendo que el caballo que se encontraba dentro de un corral reconocía su voz al instante, volteándolo a ver y comenzando a trotar en círculos, dando brinquitos de felicidad— he vuelto amigo mío.

Dijo Steve acercándose lo más que pudo, el caballo llegó hasta él para recibir unas cuantas caricias, relinchando mientras seguía dando trotes contentos.

Steve no pudo evitar sentirse un poco feliz en medio de toda aquella preocupación y pesadumbre. Extrañaba su vida como compañero de los piratas y amaba sus aventuras a lado de Tony, pero ciertamente, había echado de menos a su precioso corcel, a su familia y a su mejor amigo.

Con ese último pensamiento Steve acarició solo un poco más a su corcel, preparándose rápidamente con sus típicos trajes de gala para la ocasión, siendo impulsado por una ansiedad de poder ver finalmente a Bucky y poder desahogarse con alguien de todo lo que le estaba carcomiendo por dentro.

La familia Rogers recibió gustosos a los invitados que comenzaron a llegar. Así como las personas se hacían presentes, también las sonrisas hipócritas y las palabras sin sentir también hicieron presencia en el lugar. Ahora a Steve todo eso se le hacía tan raro e incorrecto; había pasado tanto tiempo fuera que ya había olvidado lo que se sentía tener que corresponder saludos y sonrisas a la fuerza, recibiendo unas de igual manera. Todas las familias lo tomaban de la mano, diciendo que era muy bueno tenerlo de vuelta, que toda la capital había estado muy preocupada…. ¡Steve ni siquiera conocía a más de la mitad de estos! Y a los que si lograba reconocer era porque solamente había cruzado una o dos palabras con ellos.

Afortunadamente, para salvación de Steve, no tuvo que pasar demasiado tiempo para que Bucky llegara al lugar, portando su pulcro uniforme de oficial, adornado con nuevas, ostentosas y muy valiosas medallas, representando el gran valor y trabajo que había hecho como oficial de la capital, al ser uno de los principales involucrados en que el arresto de los Vengadores fuera exitoso.

— ¡Bucky! —llamó Steve entusiasmado viendo a su amigo en la entrada de la casa, entre algunos nobles que se encontraban parados charlando, bebiendo champagne o comiendo bocadillos traídos por los meseros.

Bucky al escuchar su nombre volteó hacia el lugar de origen, viendo a su hermano acercarse con una sonrisa resplandeciente, nuevamente con sus ropas de noble caballero que lo caracterizaban. Se limitó a corresponder la sonrisa y abrir los brazos en grande, recibiendo con gusto a su amigo, quién casi se abalanzó hacia él en un fuerte abrazo.

—No sabes el alivio que me da verte de nuevo, sano y salvo —dijo Bucky sin aflojar el abrazo.

—Y tú no sabes el alivio que me da poder tener a un amigo real aquí conmigo —respondió Steve finalmente separándose y dedicándole una sonrisa aliviada.

—Lamento no haber podido recibirte en el puerto, hemos estado demasiado ocupados y justo en ese momento se llevó a cabo una pequeña ceremonia para poder entregarme estas medallas de honor, reconociéndome como teniente coronel ¿nada mal eh?  —dijo Bucky con una mueca presumida, tomando su saco para levantar las tres medallas que se encontraban ahí abrochadas.

—Me da gusto por ti Bucky —respondió Steve, su sonrisa triste y apagada, pronto lo delató. Pues aquellas insignias que su amigo portaba con mucho orgullo, eran precisamente, la causa de su actual desgracia.

— ¿Qué sucede? —preguntó Bucky extrañado frunciendo el ceño, reconociendo al instante la mueca de su camarada.

—Necesito hablar contigo urgentemente, pero debe de ser en privado —habló Steve en voz baja, casi en un susurro y con mirada seria—, vamos a mi habitación.

— ¿En este momento? — preguntó Bucky con el mismo tono de voz, siendo precavido pero sin sacarse el montón de dudas por el extraño comportamiento de su amigo—, ¿y tus invitados? Ni siquiera he ido a saludar a tus padres

—Ellos pueden esperar. De verdad es apremiante lo que tengo que decirte —y al ver la forma en la que lo decía y el cómo actuaba, Bucky supo que aquello debía de ser de vital importancia.

No cualquier cosa podría afectar al rubio de aquella manera al punto de dejar un banquete en el cual él era el centro de atención, razón por la cual, Bucky no dijo nada más y solo asintió, dejando al aire su consentimiento.

Steve le dedicó una rápida cara de gratitud, para luego decirle a uno de los meseros, que informara a sus padres y demás que estaría en su habitación con Bucky, y que no querían ser molestados, que en cualquier momento bajarían para comenzar con la comida.

Una vez hecho esto, Steve subió las grandes y anchas escaleras del segundo piso, encaminándose a su habitación, siendo seguido por Bucky y recibiendo una que otra mirada chismosa y despectiva por parte de los nobles que alcanzaron a ver sus actos, cosa que ni a Steve ni a Bucky les importó.

Justo cuando desaparecieron de la vista de los demás, la familia Carter hizo acto de presencia. Entre ellos iba Sharon, arreglada un poco de más, con un vestido carísimo, agregando joyería de la más fina en su cuello y orejas, tratando de lucir lo más hermosa y llamativa posible, claro, para Steve. Paseando sus ojos entre la multitud en busca de su hombre.

Mientras tanto, Steve se aseguró de que no hubiera nadie afuera y cerro su puerta. Ahí dentro, el rubio pudo notar que todo estaba justo como él lo había dejado, como si nunca se hubiese ido, pero aquello era lo que menos le importaba en aquel instante.

— ¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante y secreto que tienes que contarme? —lo cuestionó Bucky mientras se sentaba en una de las sillas de terciopelo de la habitación, cruzando un pierna.

—Están cometiendo un grave error. Los Vengadores no son las personas que todos creen —y así Steve comenzó a explicar cómo estos le habían salvado la vida, como habían utilizado el dinero robado, por qué lo hacían, como lo hacían, dando mil y un ejemplos de cómo estos eran buenas personas y no merecían ser arrestados.

Bucky se mantuvo en silencio todo el tiempo, con mirada seria que poco a poco comenzaba a convertirse en una enojada.

—Ellos son ladrones Steve, son criminales —dijo Bucky una vez que el rubio le dio un espacio para hablar.

— ¿Qué no me estas escuchando? Ellos-

— ¡Ellos nos engañaron Steve! fueron expertos en fingir que éramos importantes para ellos ¡pero no! y al igual que nos engañaron para poder atracar la capital no dudes que te estuvieron engañando todo este tiempo para que bajaras la guardia y confiaras una vez más en ellos —contestó Bucky levantando la voz, exasperado y enojado con sí mismo, con Steve, pensando solo con el rencor y dolor que aquel descubrimiento le había dejado.

Steve calló unos momentos, pensando en el actuar tan irracional de su amigo, hasta que rápidamente la respuesta le llegó a la mente.

—Es por Natasha ¿verdad? El odio que tienes de pensar que solo te utilizó y nunca te amó te hace hablar de esta forma —dijo Steve sin filtros, comenzando también a exasperarse. Bucky era con el único que podría contar— pero déjame decirte algo Buck, ella te ama, lo sé, estoy seguro de que lo vi en su mirada, en su forma de expresarse hacia ti, la forma en la que-

—¡Cállate! ¡Ella nunca me amó! Sólo me utilizó para su propia beneficencia. Las cosas se demuestran con hechos, no con simples palabras Steve —gritó el castaño parándose de su asiento—, además ¿tú que rayos vas a saber del amor?

— ¡Lo sé! ¡Lo sé porque yo también me enamoré! —expresó Steve sintiendo su corazón palpitar más fuerte.

Se creó un silencio grande en la habitación, solo sus respiraciones agitadas de ambos llenaban la estancia; finalmente Bucky se animó a la pregunta.

—¿De quién te enamoraste? —cuestionó con precaución, casi temiendo la respuesta y observó cómo su amigo tomaba una gran bocanada de aire antes de responder.

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Sharon estaba cansada de esperar. Movía su zapato derecho impacientemente; había ido con el matrimonio Rogers y éstos después de recibirla con gusto y escuchar su pregunta de donde se encontraba Steve, le dijeron que había subido a su habitación por unos momentos con Bucky, pero que en cualquier momento bajaría a saludar, ya que seguramente él se encontraría feliz de ver a su prometida.

Sharon sonrió y dio las gracias hipócritamente. Claramente, ella no le iba a decir a nadie acerca de que Steve había decidido cancelar su matrimonio. Aún tenía la esperanza de poder recuperarlo y casarse con él; pero lo cierto era que ya había pasado mucho tiempo y el rubio no hacia acto de presidencia; razón que la animó a preguntar a una de las mucamas donde se encontraba la habitación de Steve; si él no venía ella, ella iría a él.

La mucama dudó un momento en responderle, ya que al igual que toda la demás servidumbre, habían recibido la instrucción de que el joven Rogers no quería ser molestado por el corto tiempo que se encontrase ausente, pero la Lady frente a ella era nada más y nada menos que Sharon Carter y no solo eso, también era la prometida y futura esposa de su amo, por lo que con indecisión le indicó a Sharon que la siguiese, guiándola por las escaleras hasta pocos pasos de la entrada de la habitación del rubio, haciendo una reverencia antes de retirarse.

La rubia no dio las gracias ni nada, simplemente caminó hasta la puerta de la habitación, pensando en tocar para poder adentrarse, de todas maneras no estaba mal visto que ella estuviera en la habitación también ¿cierto? Después de todo ser ella misma le daba derechos que nadie más poseía.

Fue justo cuando se paró frente a la puerta que escuchó gritos provenientes de adentro, su mente curiosa por saber más de Steve la orilló a pegar su oreja en la madera de la puerta, muy cerca del borde lateral, tratando de distinguir la discusión que se tenía al otro lado de esta.

“¡¿Te has vuelto completamente loco?! ¡Él es un hombre!” alcanzó a escuchar y distinguir, sería la voz de Bucky. Trató de pegar su oído aún mas aunque no se podía, espiando la conversación ajena.

“¡Y también es una persona! tú mismo me lo dijiste Bucky, que cuando te enamoras nunca esperas que suceda y pasa repentinamente. ¡Nosotros no decidimos a quien amar! Y ahora él es lo más importante para mi Buck, en serio necesito recuperarlo.” respondió la voz de Steve, llamando por completo la atención de la rubia, agarrando rápidamente el hilo de la conversación y de lo que se trataba, un tema de demasiado interés para ella.

¨Pero ¿En serio? ¡¿Anthony Stark?! ¿El jodido capitán de los criminales más buscados? ¡¿No podías haber escogido alguien peor?!”, cuando esas palabras salieron de la boca de Bucky la rubia se quedó pasmada por completo, levantándose levemente y separando su rostro de la puerta.

Ella había tenido sus sospechas desde antes, cuando se encontraban en la capital, al ver como aquel hombre le coqueteaba y le quitaba la atención de Steve, hasta la fecha, en la que Steve parecía preocuparse demasiado por él y porque los dejaran libres a todos ellos. Pero solo había sido eso, una sospecha, una hipótesis que apenas estaba confirmando.

Ya no necesitó escuchar más de aquella conversación, ya tenía toda la información que necesitaba. Había estado tan ensimismada en poder saber quién era la persona que le había robado el amor de Steve y ahora que lo sabía, también sabía cuáles debían ser sus próximos pasos a realizar. Tomó su vestido, levantándolo, y con pasos rápidos se retiró de ahí, sintiendo como la sangre le comenzaba hervir de envidia y celos.

Se excusó con la familia Rogers y sus propios padres, diciendo que no se sentía muy bien y que pediría que su carroza la llevara a casa, asegurando que se encontraba bien, que sólo era un poco de cansancio y quería descansar, siendo creíble esta excusa.

—Lady Sharon, ¿al aposento Carter? —preguntó el cochero para confirmar el destino de la joven por la ventanilla que la separaba del interior de la carroza en la cual ya se encontraba sentada la rubia con ayuda del lacayo.

—No.  A los calabozos de la comisaria de oficiales. Y ni una sola palabra de esto a nadie —demandó la chica tajante, viendo al cochero asentir, sin cuestionamientos.

Si Steve no era de ella, no iba a ser de nadie.

 

Notas finales:

Feliz navidad!!!. Sé que son unas cuantas semanitas de retraso pero no se preocupen, el fic estará subido completo para un aproximado de dos semanas. Solo quedan aproximadamente 3-4 capítulos para que esta historia llegue a su fin, con capítulos más largos, claramente.

A las personas que siguen aquí a pesar del enorme tiempo de verdad tienen mi más sincera gratitud, los quiero mucho, nos estamos leyendo, gracias por sus comentarios : )


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