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Cuando Solo Falta Uno por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Yugi-oh! Y sus personajes no me pertenecen. Si fuera así Yami no se hubiera ido y terminaría estando con Yugi, igual que Ryou con Bakura y Malik con Marik.
Además Tea se iría al tártaro por p*rr* xD.
Denle like a mi página de face, se los agradecería un montón, allí se entraran sobre los fics que subo y cuando actualizo, también subo imágenes de Yugioh =3 
https://www.facebook.com/pages/DanyNeko/786629491430778?ref=hl

— ¡Tú! —le gruñó en la cara al desorientado moreno que había levantado del sofá. Ni Yugi ni Ryou tuvieron tiempo de reaccionar — ¡Haz algo con el idiota de tu oscuridad, me tiene hasta las narices!

Malik solo pudo balbucear en medio de su shock, aterrado con los ojos de Bakura sobre su persona.

Y Yami se llevó una palma a la cara.

Por amor al Sol ¿Qué tanto más debía de soportar a ese muchacho?

-o-

Malik estaba con los ojos abiertos como platos, tratando de procesar el hecho de que Yami Bakura estaba en frente suyo, en la casa de Ryou, físicamente, sacudiéndolo y gruñéndole como si fuese una amenaza para él… o para su yadonushi.
Claramente recordaba ese aura agresiva que emanaba del espíritu oscuro cuando su nave estaba en verdadero peligro.

Y hablando del albino de ojos verdes, Ryou atinó a salir de la sorpresa por las, a su parecer, inexplicables reacciones de su pareja y a levantarse para tratar de calmar al mayor.

 — ¡Bakura! —lo reprendió, colocando sus manos sobre uno de los brazos del aludido, para intentar que aflojara su férreo agarre.

Yugi también tuvo la intención de ayudar a sus amigos pero el brazo de Yami, que lo rodeó firmemente, lo retuvo contra el pecho del oji-vino, impidiéndole cualquier movimiento.

El menor lo miró, obviamente confundido, pero antes de que pudiera decir una sola palabra su yami negó con la cabeza, murmurando un suave ‘shhhh, shhhh’ para tratar de que su luz no se involucrara en el -absurdo- embrollo que se estaba desarrollando frente a ambos.

La verdad sea dicha, Yugi se sintió al borde de la indignación cuando prácticamente pudo leer en los ojos de su oscuridad la pregunta ‘¿nos vamos de aquí?
Le miró con el ceño fruncido y Yami supo que no tenía escapatoria de este asunto.

Anubis se tendría que estar revolcando de risa a sus costillas.

— ¡Bakura, suéltalo ya mismo!

El grito de Ryou hizo eco por toda la casa y de inmediato se formó un ambiente tenso ¿Cuándo se había visto al albino tan alterado para gritar de semejante manera? Bakura, que lo había conocido prácticamente la mitad de su vida sabía la respuesta, y las únicas dos ocasiones tenían que ver con tragedias familiares.

Las manos del yami albino soltaron lentamente la ropa de Malik, sintiendo una inusual ¿vergüenza? por el regaño de su luz. Sus mejillas no se sonrojaron, pero tuvo la decencia de mostrarse avergonzado al bajar la cabeza ligeramente y morderse el labio inferior, dándose vuelta hacia Ryou.

Parecía que incluso sus dos mechones más rebeldes se habían replegado un poco.

El de ojos verdes lo miraba entre molesto y desconcertado, llevándose las manos a las caderas en una pose completamente desaprobatoria para su yami.

— ¿Estás bien, Malik? —fue la voz de Yugi lo que se escuchó esta vez.

El moreno parpadeó, quiso hacerse para atrás pero Bakura seguía invadiendo su espacio personal y lo más que podría hacer sería caerse de sentón de vuelta en el sofá.

—E-Estoy… bien —balbuceó luego de unos segundos —estoy… ¿confundido? —eso era un eufemismo, pero no le llegaba ninguna palabra mejor a la cabeza— ¿Yugi, qué…? —empezó a hablar, solo para quedarse mudo al voltear a ver dónde estaba el tricolor y hallarlo tratando de soltarse del agarre del faraón para ir con él.

El aire se le escapó dolorosamente de los pulmones ante la visión.

Si antes estaba a tope de la tensión, con el cabello levemente erizado y los hombros tensos, ahora se sentía desganado, incluso dolido.

Sí, dolido.

¿Por qué? ¿Por qué no sabía nada al respecto? ¿Por qué sus amigos no le habían comentado la situación?

Creía que se habían vuelto muy cercanos ¿acaso se había apresurado en cuanto a la relación que estaba desarrollando con los otros hikaris?

Suponía que no había un lazo tan fuerte como el que ya tenían Yugi y Ryou dado que ellos estaban siempre juntos pero… aun así… se sentía dejado de lado.

Si era algo que tenían en común ¿por qué?
Ellos eran hikaris y si bien las vivencias con su respectivo yami eran diferentes, creía que eran un factor en común que los unía de cierta forma.

Tal vez no era así, tal vez se había acreditado demasiada importancia para Yugi y Ryou, tal vez…

— ¡Lo siento mucho! —está vez fue Ryou quien le habló, abrazándolo de sorpresa luego de apartar a Bakura del egipcio —perdona por eso Malik, no sé porque lo hizo.

Atrás, enfurruñado, Bakura se cruzó de brazos a la altura del pecho y gruñó —actúa como si fuera mi madre —murmuró bajito, para que nadie más le oyera.

Ryou, sin embargo, le dirigió una mirada acuchillante.

—N-no te preocupes, Ryou —le calmó, poniendo sus manos distraídamente en la cintura del albino como correspondiendo al gesto.

Ahora, Bakura gruñó por la cercanía de ambos.

—Bakura, discúlpate —volvió a reprenderlo.

Los ojos de los tricolores cayeron en el ex-ladrón, quien no perdió la postura enfurruñada -berrinchuda, diría Yami- —no lo haré —resopló.

Malik decidió intervenir antes de que el yami albino perdiera la -sorprendente- paciencia que estaba teniendo —déjale Ryou, no pasa nada —le sonrió a su amigo —preferiría saber qué está pasando aquí, la verdad —forzó una sonrisa —he venido pensando en darles la sorpresa pero creo que me la he llevado yo.

Yugi se llevó ambas manos a la boca, ahogando un quejido —sentimos mucho que hayas tenido que enterarte de esta forma —se disculpó el tricolor, comprendiendo un poco el sentir de su amigo —queríamos contártelo personalmente, no esperábamos que vinieras sin avisar —excusó, apartándose por fin del agarre de su yami para unirse con Ryou y Malik.

— ¿Vienes de visita? —habló Yami, por primera vez en todo el rato.

En respuesta, Malik parpadeó confundido y miró a Yugi. El tricolor esbozó una sonrisa ligeramente apenada —no le hemos contado a nadie que venías a mudarte, pensábamos hacerte una pequeña fiesta sorpresa y que todos se enteraran sobre la marcha —le explicó, para luego morderse el labio inferior con una expresión a abochornada*.

Malik soltó una risilla, sus amigos eran muy dulces con él.

—Está bien chicos, no pasa nada, de verdad —meneó sus manos en negación.

Yami suspiró, y en vista de que eso iba para largo, fue a sentarse en un sillón individual de piernas cruzadas y apoyando el codo derecho sobre el reposabrazos para recargar su rostro en una mano.

Ya después hablaría con su aibou respecto a esto de ocultarle cosas.

— ¿Por qué no te sientas? —ofreció Ryou, volviendo al sofá —es una historia compleja —le dijo con una risilla nerviosa.

.

El relato de la biblioteca clausurada y Anubis claramente tomó por sorpresa al egipcio, pero sobretodo el asunto del místico libro.

— ¿Te importaría enseñármelo, Ryou?

—Claro, Malik —el oji-esmeralda fue a levantarse, pero su yami lo detuvo.

—No te levantes yadonushi, permíteme —con un movimiento de su mano derecha, Bakura tele-transportó el antiguo libro de magia desde el escritorio de Ryou, del cajón donde estaba escondido, hasta las manos de su luz, sobre las cuales cayó delicadamente.

—Gracias, Kura —a pesar de estar aún inconforme con el trato dado al recién llegado, Ryou no pudo evitar dedicarle una sonrisa a su pareja, dado su caballeroso acto.

El mayor le dedicó un guiño coqueto. Malik observó este cariñoso intercambio y se encogió ligeramente en su lugar, algo incomodo, era evidente hasta para él que el trato entre luz y oscuridad no había pasado a ser solo cordial y amable… leves punzadas de dolor se instalaron en su pecho, sin saber muy bien cuál era la causa de ello.

—Aquí lo tienes —le ofreció el manuscrito.

El pelicenizo tomó el libro y empezó a ojearlo —interesante —murmuró — ¿y dices que lo encontraste en una sala sellada?

El albino asintió —fue hace como tres años, en la casa de mi familia en Londres, Inglaterra —narró —era verano, estaba muriendo de calor y ambos nos aburríamos —señaló a su yami —así que luego de unas cuantas vueltas y cosas raras terminamos dando con una parte del sótano sellado, lleno de libros antiguos —mencionó, señalando los hechizos en el último capítulo.

—Interesante…

—Ya pero… qué tiene que ver esto con… Yami Marik —se atrevió a preguntar Yugi en voz baja, mirando a su guardián.

Malik se tensó, había obviado la pequeña mención de su yami gracias al agresivo agarre de Bakura, lo mismo que Ryou dado el reprochable comportamiento del mismo, pero el comentario de Yugi los hizo repasar las palabras del ex-ladrón.

¡Haz algo con el idiota de tu oscuridad, me tiene hasta las narices!

¿Cómo exactamente podía Marik estar fastidiando al albino? Ninguna de las luces sabía nada respecto al yami faltante.

¿Qué estaba sucediendo?

—Creo que tienes mucho que explicar, Kura —le dijo su luz con un mohín — ¿qué es lo que no me has dicho? ¿Tiene que ver con esas feas pesadillas?

— ¿Pesadillas? —murmuró Malik.

Bakura carraspeó, reclinado contra el otro sillón individual de la sala y luego miró a Yami.

Esas miradas hablaban por si solas.

Explícaselos tú.

¿Por qué yo? Son TUS sueños

Solo hazlo, no estoy de ánimo

¿Ahora si quieres que me involucre?

Ya metiste una pata, termina de meter las cuatro

Maldito seas

Bakura soltó un bufido de victoria cuando Yami suspiró.

Esta vez fue el tricolor quien carraspeó, atrayendo la atención de las tres luces; miró a Yugi, pidiéndole con la mirada que fuera a su lado pero el menor se quedó al lado de sus amigos en el sofá, por lo que su guardián frunció el ceño.

—Luego del duelo ceremonial, Bakura y yo estuvimos ‘viviendo’ en el mundo de las memorias —empezó el faraón —suponemos que era una especie de compensación del tiempo que debimos haber vivido si no se hubiera suscitado la guerra.

—O simplemente nos querían ocupados mientras ustedes hacían algo al respecto —interrumpió el albino con unas risillas.

Yami sonrió de lado —el caso es… —miró a Malik —que en el tiempo que estuvimos allí… ni Bakura ni yo pudimos dar con la presencia de Marik.

El hikari del mencionado tragó en seco.

—Ahora… hace un par de semanas que Bakura aquí —señaló al albino con el pulgar —empezó a verle en el reino de las sombras, entre pesadillas.

Malik y Ryou se estremecieron.

—La primera vez estaba atado entre cadenas drenadoras de energía —comentó —se veía honestamente mal y estaba tratando de decir algo.

Malik se mordió el labio inferior. Bakura miró a su luz y cabeceó hacia el moreno, indicándole que probablemente lo que seguía podría afectarle.

—La segunda fue, en lo que deduzco, era… ¿tu casa? —Bakura movió los dedos de ambas manos en forma ondulante, de ellas emanaron pequeñas chispas de color oscuro que crearon una especie de proyección sobre la mesa del salón, lo que había visto y supuesto, era la habitación del egipcio.

—Era… mi cuarto —Malik apretó inconscientemente el agarre que tenía sobre el libro de hechizos.

—Después apareciste tú —de nuevo Malik y Ryou se estremecieron.

— ¿Yo? —susurró el peli-cenizo.

Los ojos entrecerrados de Ryou sobre su yami decían “¿soñaste con él?”

—Sí —un chasqueo de dedos, y la imagen del pequeño Malik estaba en medio de la habitación —me guiabas a un cuarto oscuro a donde estaban arrastrando a Marik para… —vaciló un poco —repintar las marcas que llevan en sus espaldas.

Malik se estremeció de dolor, viendo en la proyección de Bakura lo mismo que el albino había soñado, a pesar de que no podía oír nada agradeció el no haber sido consiente de esos sueños, porque entonces lo entendió, esas noches de sueño pesado y sin verdadero descanso… seguramente estaban conectados con las pesadillas de Bakura.

Se sobresaltó ligeramente al sentir las manos de sus amigos, una en cada hombro, Yugi y Ryou lo miraban con sincera preocupación así que les dedicó una pequeña sonrisa. “Estoy bien” les dijo sin palabras y ellos asintieron, aun brindándole mudo consuelo.

Bakura barrió su mano y la cerró en puño, desapareciendo así la proyección de su magia, compadeciéndose del dolor de Malik.

—Está vez, el metiche faraón y yo —señaló al tricolor con el pulgar, ganándose un gruñido del aludido —lo vimos medio ahogándose en… ¿Mercurio, dijiste? —lo miró, consiguiendo un asentimiento, seguido unas ahogadas exclamaciones de asombro de sus hikaris —y seguía balbuceando —rodó los ojos.

—Claro está, que Bakura es tan despistado, que no se dio cuente de que ‘balbuceaba’ algo con sentido —resopló Yami.

Bakura le gruñó algo en egipcio antiguo que hizo que tanto Yami como Malik torcieran el gesto de desagrado.

— ¿Qué estaba diciendo? —preguntó Ryou, sin enterarse del insulto que había soltado su yami.

hikari —le dijo su guardián.

— ¿qué? —volvió a preguntar el oji-verde, ladeando la cabeza.

Bakura negó con la cabeza, sonriendo por el adorable gesto de curiosidad de su yadonushieso estaba diciendo, estaba llamándolo —señaló ahora a Malik.

Malik pegó un saltito en su lugar y se señaló a sí mismo con el índice derecho — ¡¿A mí?!

— ¿Pues a quién más? —respondió de forma ligeramente agresiva, moviendo la cabeza de forma que el bamboleó de su cabello solo enmarcó este hecho —mira, no nos corresponde ni a Atem ni a mi decirte nada respecto Marik pero… —los pequeños ojos lila de Bakura chocaron directamente con las grandes orbes lavanda, brillantes de anticipación, de Malik —él… está esperando por ti.

El corazón del egipcio palpitó bruscamente antes de que este sintiera como sus latidos se apresuraban sin razón aparente.

—A decir verdad —Malik se llevó ambas manos al pecho, justo sobre su corazón —también hay un pequeño detalle que yo tampoco les había comentado —Yugi y Ryou le miraron con curiosidad —no le había tomado importancia pero… ahora creo que…

Luego de un suspiro, Malik se dispuso a contarles a sus amigos de las noches que llevaba con una peculiar forma de dormir. Ahora podían relacionarlo claramente con las manifestaciones oníricas de la oscuridad faltante.

—Pero... ¿por qué Malik no puede verle y Bakura sí? —dudó Yugi, después de un rato.

—Es posible que Bakura sea más receptivo pues es quien más tiempo ha estado en el reino de las sombras, Aibou —le respondió el oji-vino.

— ¿Pero que ellos no tienen un vínculo directo? —cuestionó ahora Ryou.

"...Vínculo" pensó Malik.

—Claro que lo tienen, yadonushi. Pero Marik esta débil y no puede apelar a ello —le explicó Bakura.

—Así es, y sólo su hikari puede ayudarlo —completó el faraón, dándole una mirada rápida a Malik antes de cerrar los ojos y apoyar la mejilla contra sus nudillos, en una pose desinteresada.

Malik se sintió súbitamente mareado por todo lo que estaba descubriendo.

Seguramente, cualquier otra persona le hubiese preguntado si quería hacer el hechizo para traer a su yami directamente. ¿Al mal paso darle prisa, no? Pero, al parecer, Yugi y Ryou lo conocían mejor que eso.

—Creo que esto ha sido demasiado ya ¿no? —preguntó Ryou, condescendiente, acariciando el brazo ajeno con una mano — ¿por qué no te tomas un tiempo para pensarlo? Debes tener mil cosas en la cabeza ahora mismo —sonrió con simpatía.

—Ryou tiene razón, a lo mejor quieras hablarlo con tus hermanos —añadió Yugi y Malik se estremeció. Ahora ese era un detallito en el que no había caído en cuenta... Sus hermanos ¿aprobarían semejante cosa? ¿Abandonarían así de simple su desprecio por el ser oscuro en pos de su felicidad?

Le tomó un minuto darse cuenta de que asociaba inmediatamente la presencia de Marik a su lado con su felicidad.

¿Por qué?

¿Era por ver a Ryou y Yugi tan felices y completos al tener una vida tranquila con sus contrapartes?

¿O se debía a sentimientos que nunca quiso analizar y que enterró en lo profundo de su ser como un mecanismo de defensa para evitar el dolor?

¿Qué era?

—...Sí —dijo al fin —creo que yo... Debería... Pensar bien esto —suspiró.

—Puedes llevártelo hoy si quieres —le ofreció Ryou, empujando el libro hacia el pecho ajeno —puede que leerlo te ayude un poco —sonrió con dulzura.

Malik abrazó el tomo —sí, gracias... Creo que debería volver al museo con mis hermanos.

—Te acompañaremos —ofreció Yugi, levantándose del sofá —Yami y yo también nos vamos ¿cierto? —le sonrió dulcemente a su pareja.

—Gracias a los dioses —exclamaron a la vez los yamis presentes. El tricolor levantándose apresuradamente del sillón mientras el albino se hundía más en el propio, relajándose.

Sus luces los miraron con reproche mientras que Malik no pudo contener unas risillas.

—Yo también voy —Bakura apenas pudo contener un quejido/rugido de '¡¿Qué?!' —te acompañaré al museo si no te molesta —le dijo al moreno con una sonrisa —así Kura podrá descansar sin que nadie lo moleste —añadió, más para su yami, en un ligero tono de regaño.

Malik asintió, divertido, mientras Bakura miraba berrinchudo a su pareja. Sus ojos gritaban 'y una mierda, quédate y ven a la cama conmigo' pero el oji-esmeralda ni siquiera lo miró.

—Regreso más tarde, Kura —declaró el pequeño albino, caminando junto al recién llegado y los tricolores hasta el pasillo de entrada para tomar sus abrigos y/o bufandas, y salir de la casa.

El cerrar de la puerta se oyó junto al molesto bufido del que en su día fue llamado el rey de los ladrones... Y ahora estaba haciendo berrinche porque su luz se había ido sin consideración.        

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*Abochornada: es un sinónimo de apenada, avergonzada. Quiero aclararlo porque en algunas partes de latinoamerica, borchono significa 'mucho calor' 


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