II
Aquella peculiar conversación con su amiga Luna taladraba su mente en copiosas notas de esperanza que no quería sentir. "Maldición Luna ¿A qué te refieres?" se dijo en cuanto pudo sopesarlo y sus neuronas entumecidas comenzaron a hacer sinapsis. Apenas sintiendo el frío de su cuerpo siguió dándole vueltas al asunto.
Se devanaba los sesos tratando de comprender a que se refería entre cada pausa de silencio de su casa vacía pues aunque la impresión había sido grande, ni tiempo le daba de meditarla entre cada cuestionamiento de sus amigos ¿Acaso encontró la piedra de la resurrección?" fue lo primero que se preguntó. "Pero eso no da verdadera vida..." se decía con doloroso pesar tratando que el recuerdo en su mente fuera lo más fidedigno posible.
Para variar, su querida amiga fue lo más misteriosa que pudo y no dio pie a lo que se refería con regresar a Draco a la vida. "Si estas interesado puedes venir a mi casa y podré mostrártelo" fue lo que dijo con una pálida sonrisa antes de despedirse y perderse en la nieve que caía.
"¿No tendrá algún método para traer a alguien de regreso de la muerte?" la solidaria chispa de aliento le hablaba, pero encabezando la cordura respondía una vocecilla chillona "Es imposible... No te hagas falsas esperanzas de ilusiones sin sentido"
-Bueno con Luna poco tiene sentido- se dijo finalmente. Tenía que averiguar de qué hablaba costase lo que costase.
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Sus amigos sin falta llegaron a la hora del almuerzo considerando que en el lastimero estado en el que se encontraba no hacia el menor esfuerzo en cuidarse a sí mismo. Si ni siquiera consideraba cambiarse su holgado pijama ¿Qué podía esperarse de prepararse algo para alimentar su estómago?
Vale, comprendía que era cierto que poco le importaba si comía o no, pero pues sin Draco cerca ¿de que servía su vida? Ni siquiera podía recordar en que día vivía y cuando fue la última vez que fue a trabajar, sin embargo lo que si tenía presente era cuanto echaba de menos esa sensación de felicidad que sintió y que parecía que no volvería a percibir… al menos no por su cuenta; si tan solo comprendiera que era aquello que ocultaba Luna.
No tenía noción de cuantas veces intentaron entre Ron y Hermione sacarle las palabras con incontables "¿Qué sucede? ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¿Qué piensas?" y demás que simplemente ya no aguantaba sus voces que turbaban sus cavilaciones; sin morderse la lengua dio con claridad santo y seña sobre lo sucedido ese día en que su pecho sin poder albergar más dolor del que sentía salió corriendo sin rumbo y una mano amiga parecía haberle dado un renovado propósito.
Ron parecía comprensivo con lo que escuchó asintiendo en cada intervalo, pero Hermione nada más terminar, le lanzó esa incisiva mirada lista para refutar cualquier cosa que considerara ajena de cualquier lógica.
-No hay forma de traer a los muertos a la vida Harry, ni con toda la magia del mundo puedes hace eso y tu bien lo sabes- dijo con todo el tacto que pudo pero sin dejarse convencer por algo que para ella rayara en lo absurdo.
-Lo sé- contestó Harry sin regresar a verla, abrochando su suéter listo para partir.
-¿Y aun así vas a ir?-
-Por supuesto- su amiga boqueó con lágrimas en los ojos, pero no por ello se amilanó.
-Míralo nada más Mione, no hay poder humano que lo convenza de lo contrario- la castaña suspiró apesadumbrado y Harry sólo pudo darle un asentimiento por su comprensión.
-Siendo así, yo también tengo que ver de que está hablando esa Luna con sus ideas que siempre son taaannn...- un escalofrío la recorrió y negó con la cabeza –hay que corroborar que no se uno más de sus tantas cosas imaginarias- refunfuñó arrugando el entrecejo como si temiese lo peor.
-¿Qué? ¿Cómo que tienes que corroborarlo?- Harry no podía creer lo que escuchaba parpadeó un par de veces asegurándose que estaba viendo y escuchando correctamente. Hermione ya tenía su bolso en su mano y la bufanda nuevamente en el cuello; Ron se le acercó poniendo ambas manos en sus hombros.
-Quieras o no iremos contigo camarada, en eso no hay negociación. Además a mí también me interesa lo que tenga que decir Luna. Esa chica siempre logra sorprenderme-
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No sabía cómo es que había terminado siendo acompañado por sus amigos a casa de Luna como si de una visita social se tratara.
-Hola chicos- saludó efusiva la rubia al abrir la puerta. No se veía sorprendida en lo absoluto, es más, parecía preparada para algo así pues volviéndose hacia el azabache le tendió la mano -Harry, sabía que no tardarías en venir, pasen, pasen-
Los tres agradecieron traspasando el umbral y Harry no pudo evitar notar que la casa de Luna lucía tal cual la recordaba exceptuando la ausencia de su padre Xenophilius y ese extraño cuerno de algo que realmente no era de un snorkack de cuerno arrugado.
-¿Quieren tomar un poco de té?- preguntó solicita cuando el trio tomó asiento en unos muy rígidos sofás que no recordaba que estuviesen ahí antes, pero por acuerdo común sin siquiera meditarlo, los tres negaron al unísono. Aun a la sola mención de ese amargo té, sentía que lo tenía atorado en la garganta – ¿Enserio nadie? Este rico- dijo señalando la tetera con vapor saliendo de la abertura y unas galletas de formas irregulares y un peculiar color naranja brillante.
-No es necesario Luna, gracias, ehh… acabamos de desayunar y no quisiéramos importunarte- ipso facta argumentó Hermione al ver que ninguno de los dos decía nada –además, el motivo por el cual hemos venido es por…-
-¿A qué te referías con eso que me dijiste Luna? Ese día en el ce- cementerio- interrumpió Harry como si fuese un trago acido el solo mencionar aquel lugar donde Draco residía y sin poderlo contener en su pecho ningún segundo más. Apretó sus manos en su regazo y contuvo un traicionero sollozo que se enredaba en su tráquea -Nada puede resucitar a los muertos...-
-No estoy hablando de eso Harry. Las personas una vez completada su existencia no pueden ser regresadas de la misma manera porque no pertenecen más en este medio, sin embargo a lo que yo me refiero es a prevenir lo malo que sucedió... Claro, en el caso de algo malo haya pasado pues ni con toda la magia del mundo se puede recuperar una vida destinada a terminarse...-
-¿A qué te refieres?-
-Te estoy hablando de viajar en el tiempo y salvar a Draco- Hermione soltó un respingo mientras Ron comenzó a atragantarse con la galleta en la boca. Solo Harry permaneció atento sintiendo como esa pisca de esperanza volvía a lastimar su herido corazón. "Ya sabía que era absurdo…" se dijo con pesar.
-Pero ya no hay giratiempos Luna. El Ministerio los destruyó- tanto su cuerpo como su alma dolían. Todo su ser ansiaba creer que existía esa solución que Draco podría volver a respirar su mismo aire, pero ¿Qué hacer ahora si no lo había?
-Conozco un método, pero será complicado y no garantizará recuperar la vida de Draco, sin embargo si lo piensas vale la pena intentarlo ¿no crees?- sonrió radiante.
-Si- hizo una pausa dudando entonces de que iba lo que decía. "¿acaso ella tiene un giratiempos del que el ministerio no sabe?" su corazón volvió a acelerarse ante esa idea renovando sus esfuerzos de ilusión.
-Se trata de un saltatiempos-
-¿No querrás decir giratiempos?- cuestionó Ron desconfiado de sus locuras -¿acaso tienes uno?- la rubia negó con la cabeza al momento que sacaba de bajo de la mesa un estuche de madera que ocupaba más de la mitad de la mesita de té.
Harry que había visto como lucía un giratiempos real infirió en que ese peculiar objeto metálico redondeado con runas no era nada parecido a lo que conocía. Sus manos no pudieron evitar dirigirse con curiosidad hacia ellos y pudo notar que eran mucho más grandes que un giratiempos.
-Los diseñó mi mamá- exclamó con una nota orgullosa acariciando el terciopelo en el que estaban ese conjunto de siete satatiempos maltrechos -como ya te conté una vez, le gustaba experimentar con muchas cosas, era una excelente bruja- Harry recordó esa particular vez que Luna le mencionó aquello y asintió.
-¿En serio funcionan? Digo ¿tu madre no murió a causa de experimentar?- Luna fruncido el entrecejo ante la poca delicadeza de Ron, ensombreció la mirada pero no apartó sus ojos de los de Harry.
-Si... Pero era porque tenía la costumbre de probar sus invenciones en ella. Sin embargo este hechizo fue avalado y comprobado con éxito-
-Pero Luna…- trató de agregar Hermione sin creer ni un poco de lo que decía.
-Sé que funciona porque lo patentó, pero no lo hizo disponible al público-
-¿Y porque no lo hizo? Se hubiese vuelto importante- dijo Ron como si fuese lo más lógico del mundo, imaginándose lo que podría hacerse con un artefacto así.
-Porque es un hechizo peligroso en malas manos y el aparato puede ser un tanto caprichoso… como las varitas- se quedó meditabunda. Harry comprendía como algo tan valioso y tan peligroso como aquello permanecía en el anonimato, sin embargo aún le costaba creer que fuera posible el viaje en el tiempo sin un giratiempos. Según por lo que sabía, la magia del tiempo era en extremo difícil y delicada. Observó un par de piezas del único artilugio en perfecto estado pues la mayoría de ellos estaban rotos, mientras que otros parecía como si les faltarán pedazos.
-¿Y es como un giratiempos?- agregó Ron rompiendo el silencio que comenzaba a incomodarle.
-No- dijo la rubia con una soñadora sonrisa- es mucho mejor. Mientras un giratiempos te permite moverte en un espacio temporal de máxime un año (a marchas forzadas y con muchas vueltas claro está), el invento de mi mamá permite viajar en periodos tan largos como la vida de quien lo usa, por eso es que es peligroso-
-Claro… Todo suena muy bien pero ¿dónde está la trampa o fallo? Porque supongo que debe de tener algo mal si esto no está en manos del ministerio-
-Su fabricación es muy cara porque por si lo notan, está hecho con oro y muchas aleaciones de metal, además requiere mucho más arena que un giratiempos normal y por si fuera poco, sólo permite un par de viajes antes de romperse... -dijo Luna estrujando uno que estaba estrellado justo donde iba la arena del reloj -ese que tienes en las manos es el único que queda en bien estado Harry-
-¿Y porque me ofreces esto Luna?
-Porque Draco era mi amigo y es muy extraño lo que le pasó ¿no crees? Su deterioro fue tan rápido que si me parece tanto increíble como surreal, sin decir sospechoso– miró por la ventana limpiando rápidamente con el dorso de su mano su rostro como si se negase a mostrar algo más que una templada sonrisa -Aún espero la llegada de su lechuza...- hizo una pausa aclarando su garganta. Jamás la vio tan afligida como ese instante que Harry realmente deseo con todas sus fuerzas creerle y así lo hizo –tú conviviste con él más que nadie en estos últimos años por si no me equivoco, por tanto sé que puedes encontrar la forma de ayudarle y en su debido caso, salvarle-
¿Qué era lo correcto por hacer? Lo sabía perfectamente. Si tomaba la oferta de Luna estaría rompiendo cerca de cien reglas del espacio tiempo y ni hablar lo tentador que sonaba tratar de salvar tantas vidas como pudiera con semejante invento.
-Lo haré- "debo hacerlo" se dijo con renovada energía poniéndose en pie, el deseo de ver a Draco era más grande que el detenerse a pensar lo que implicaba, pero Hermione también poniéndose en pie frenó el tren de su pensamiento.
-Harry por Merlín, piénsalo un poco antes de tomar una decisión- su voz parecía rogarle –el espacio tiempo no es una línea que puedes borrar y volver a trazar, ya te había dicho que cosas terribles han pasado por alterar el tiempo. Sé que amas a Draco con todo tu corazón, pero no estás seguro, ninguno de los dos, de que realmente tenía sobre de si un maleficio; los medimagos no pudieron corroborarlo-
-Tampoco negarlo- refutó Harry cerrando su mano en puño –tengo que hacerlo Mione por el bien de Draco y por el mío… jamás podré perdonármelo si no lo intento- dijo al momento que se lo colocó en el cuello sintiendo su peso en su pecho reiterándole que era lo que estaba haciendo y no era un extraño sueño.
-Pero Harry…-
-Déjalo hacerlo Hermi, sé que puedes hacerlo camarada, salva a ese hurón oxigenado- le guiñó el ojo a lo que Harry asintió emocionado –sabes que si pudieras harías lo mismo por mi o por Harry pues yo lo haría… de saber que existía algo tan increíble antes incluso hubiese persuadido a Luna para que me dejara intentar salvar a Fred…-
-Ron…- Hermione conmovida se abalanzó sobre su esposo con cariño y como pudo jaló a Harry para envolverlos en un abrazo de oso.
Luna se aproximó al grupo para acomodarle a Harry el saltatiempo de su cuello y acoplar los diminutos números que tenía por debajo de las runas plateadas.
-Con esto puedes manipular el día, el mes y el año al cual viajarás- señaló un pequeño botón apenas visible que estaba de color verde -procura no perderlo o quitártelo porque te verás de la edad que tienes en lugar de ser el Harry del tiempo que visitas-
-¿Cómo que el Harry del tiempo que visitas Luna?- preguntó Ron intrigado.
-Se crea una proyección de ti mismo en el tiempo en el que estas pues en teoría nadie puede habitar el mismo tiempo y espacio dos veces al mismo tiempo- Harry iba a preguntarle entonces si alguien lo vería en su pecho y si no le parecería raro, sin embargo pareció leer su mente y agregó –solo tú lo verás pues desaparece y aparece a voluntad- le guiñó el ojo –aunque Harry, solo te doy una advertencia, no te desvíes de tu cometido creyendo que puedes salvar a todos… tal y como dice Hermione el viaje en el tiempo es peligroso y si fallas en algo, repercutirá terriblemente en el futuro… donde hay muerte siempre habrá muerte y vidas que no pueden ser salvadas -
-Lo sé- dijo Harry asintiendo con la cabeza con pesar.
-Si necesitas ayuda pídenosla compa, sabes que siempre estaremos ahí para ti en el tiempo que sea-
-Como en los viejos tiempos- agregó Hermione haciendo sonreír naturalmente a Harry como hacía meses que no lo hacía.
-Como en los viejos tiempos- afirmó antes de echar a andar el aparato y perderse en esa nebulosa de claro oscuro que comenzó a envolverlo. "Sé que podré salvarte Draco…"
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Quedándose los tres ahí solos en la salita de Luna, Hermione terminó por desmoronarse nuevamente en el sofá y Ron solo pudo palmear su hombro dejando que sollozara cuanto quisiera hasta desahogarse.
-¿Por qué lo hiciese Luna?- preguntó perdiendo esa fachada de fortaleza que se puso para darle ánimos a Harry que realmente no sentía y aunque se arrepentía de ello, no podía dejar de sentirlo -¿Por qué no pudiste decirle como nosotros que con el tiempo lo superaría? Darle tiempo al tiempo-
-Porque de tratarse de un maleficio, Draco podrá ser salvado y eso haría infinitamente feliz a Harry- dijo mirando al lugar donde se desapareció Harry hacia solo segundos atrás –aunque de lo contrario, si su vida no pude ser salvada, esta oportunidad única podrá permitirle de una vez por todas darle el cierre que merece y decirle adiós-
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Teniendo firmemente el artilugio en sus manos se negó a abrir los ojos pese a sentir nuevamente la tierra firme bajo sus pies. Tal vez pecaba de inocente y seguro seguía en casa de Luna pues ¿Cuál era la posibilidad de que algo tan antiguo como lo que tenía alrededor de su cuello siguiera funcionando?
Escuchando un silbatazo y un tumulto de gritos y vítores se obligó a abrir finalmente sus ojos a un soleado día de campeonato. Las gradas alzadas frente de si y escobas volando a gran velocidad ante su enfebrecido público. Su corazón dio un brinco en su pecho y regresó a ver el saltatiempo que marcaba "14/08/2004-16:04:53" y contando los segundos.
"No es posible" se dijo con un tinte de sobresalto y expectación "Lo hice… estoy en el pasado" se tocó el rostro por una absurda necesidad de corroborar que era 3 años más joven y que estaba ahí en ese torneo de liguillas como la primera vez que… el aliento le faltó y con prontitud se preparó a buscar con desesperación a Draco.
Subió tan rápido como pudo las escaleras hacia el asiento que tenía reservado, si estaba en el pasado ahí debía de encontrarlo y su corazón apenas podía latir tan rápido para alcanzar su expectativa e ilusión.
Al separarse la multitud apiñonada al fallar el que debió de ser un gol de parte de los Appleby Arrows, fue desviado por el guardián de los Chudley, ahí estaba él. Su mismo cabello platinado y ese semblante radiante de emoción apoyando a su equipo favorito con total efusividad. Draco tal cual lo recordaba en sus 24 años sin temor alguno ni dolencia alguna.
Comenzó a correr en su dirección sin pensárselo un segundo.