III
Si alguien le hubiese dicho que las cosas se desarrollarían a ese ritmo frenético la primera vez que lo vivió, lo habría tildado de loco. ¿Cómo era posible? No lo sabía a ciencia cierta; pero de lo que si estaba seguro era que Draco y sus sentimientos era genuinos pese a estar manchados con alcohol cuando las dijo. Draco jamás mintió cuando estuvieron juntos, ni mucho menos cuando estuvo sometido a sus siete pociones al día que eran como un fuerte cóctel de veritaserum.
Pese a que su lado precavido le hacía sospechar, su corazón no paraba de agradecer lo bien que estaban las cosas y lo cerca que estaban de recobrar su cauce normal pese a la prontitud con la que se dieron las cosas.
"Así que estoy hubiera pasado sin todo lo malo y la negatividad que pesaba sobre mis hombros" se dijo sintiéndose afortunado por poder tener una vez más a Draco en sus brazos y poder decirle todo lo que siente por el sin apenarse y cohibirse.
Una alarma lo regresó al aquí y el ahora y notó que se trataba del microondas anunciando que las palomitas para el maratón de 10 horas estaba a punto de comenzar. Draco ni tardo ni perezoso dio su orden desde la comodidad del sofá.
-Harry, ve por las palomitas con mucha mantequilla extra- el moreno bufó rodando los ojos.
-Claro su alteza real ¿quiere sus pantuflas o un té?- preguntó con ironía acercándose con el bol ya listo que depositó en la mesa del centro. Draco le hizo un poco de espacio, como dándole a entender que le daba el honor de acariciar su cabeza y abrazarle cuando quisiera.
-Estaría bien lo primero, pero prefiero algo dulce para acompañar las palomitas ¿hay helado?- contestó lo más digno que pudo antes de regresar a ver las palomitas y unas islas flotantes que tanto le fascinaban. Mostró sus perlados dientes en una divertida sonrisa –que buen mozo, mereces un premio- lo tomó por las mejillas plantándole un beso.
-Ja, es todo lo que te traeré. Si quieres tus pantuflas, tienes tus dos piecitos para mover tu trasero perezoso- Draco chasqueó la lengua acurrucándose contra su pecho negando con la cabeza.
-Creí que me amabas-
-Lo hago, pero eso no me convierte en tu esclavo- Draco le sacó la lengua –ya te dije lo que puedes hacer si tanto quieres tus pantuflas-
-Hum…. no quiero. Estoy cómodo, muchas gracias- dijo haciendo un mohín echando una palomita en su boca –por cierto, invité a un amigo, espero que no te moleste recibirlo aquí dentro de una semana- Harry aguantó la respiración. Bien sabía de quien se trataba y suponía que posponer aquello era fútil.
-Creí que odiabas mi departamento por ser pequeño-
-Nunca dije que lo odiara, solo dije que era una miniatura en la cual con solo estirar la mano desde aquí puedo sacar algo de la cocina y mira, a dos pasos está el baño; das otro y llegas a la recamara… aunque la cosa cambiaría si lo agrandamos mágicamente…- insinuó lo de siempre y queriendo ahorrar el largo rollo, Harry lo interrumpió.
-No lo cambiaremos. Quedamos que así está bien y así se quedará-
-Vale- dijo dando por perdida la batalla de ese día, ideando nuevas maneras para abordar ese tema al día siguiente. No quería perderse ni un segundo de la película recargó sus brazos sobre su pecho entre disfrutando los latidos acelerados de Harry. Era un lugar idóneo para residir y donde aunque no lo dijera en voz alta, le gustaba estar -acepto que tiene sus ventajas de que el departamento sea tan pequeño...-
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De la primera vez que vivió eso, repetirlo hacia que los escalofríos regresaran a su cuerpo. "Y pensar que apenas había logrado olvidarme de este encuentro" se dijo suspirando en lo que terminaba de arreglar su pequeño departamento para recibir al invitado "sorpresa" de Draco.
Comprendía que era una manera de revancha por hacerle convivir con los chicos, especialmente con Ron y Hermione, sin embargo esa amistad en fase de acoplamiento no era de todo malo pues los tres parecían pasarla mejor de lo que estaban dispuestos a aceptar, mientras que él con su relación con Theo fue y siguió siendo tensa hasta el fin.
-Sé que te caerá bien- murmuró Draco sentándose sobre sus rodillas con un mimoso semblante que hizo estremecer a Harry. "Claro, tan bien como te puede caer un dementor una vez que lo conoces…" se dijo con sorna. El rubio sonrió divertido echándole los brazos encima acercando su rostro "aunque esto si es diferente…" meditó al momento que besaba su boca con gula y la humedad de su lengua se entremezclaba con la suya.
-Qué bonita escena- exclamó con voz seca Theodore Nott saliendo de la chimenea –de haber sabido que iba a presenciar algo tan cursi hubiera pospuesto mi viaje-
-¿Celosito? ¿Quieres un poco de amor para ti también?- preguntó Draco juguetón ante la mueca de desagrado del ojiazul.
-¿Y qué me beses con esa boca que le exploró la garganta del "salvador del mundo mágico"? No gracias- negó con la cabeza –no te ofendas Potter-
-No lo hago, además ni que fuera a dejar que Draco se te acercara tanto con esa intención. ¿Qué te puedo decir? Gajes de "salvador del mundo mágico" tal vez- le lanzó una mirada fría, que esos ojos calculadores solo se permitieron un deje de incredulidad.
Nada que ver con la primera vez que lo enfrentó como férreo protector de su mejor amigo, ese día había estado increíblemente nervioso por los roces de la mano de Draco bajo la mesa, por no poder ocultar su amor secreto y esos incisivos comentarios venenosos que tuvo que soportar estoicamente sobre sus dobles intensiones con Draco, su dudosa bisexualidad por no haber tenido parejas masculinas antes del rubio y su pobre trabajo para alguien adecuado para ser pareja de un Malfoy. Justo lo que necesitó esa primera vez para sus constantes autoprejuicios; pero esta nueva oportunidad que le daba la vida, estaba listo para cualquier cosa que Theodore Nott le pusiera enfrente.
-Esta reunión sí que está que arde, y eso que apenas es el primer tiempo- exclamó Draco sintiendo la tensión creciente que podía cortarse con un diffindo -¿gaseosas?-preguntó solicito poniéndose en pie.
-¿No tienes algo menos muggle, Draco?- el Slytherin hizo una mueca de desagrado, pero el ojigris solo negó con la cabeza.
-¿Poción tranquilizante? Es la que me toca ¿quieres un poco?-
-Ja- lanzó con ironía tomado asiento justo frente de Harry, retándolo en silencio sin apartarle la mirada. "Creo que será tanto o más cansada esta reunión que la anterior…" se dijo sin quedarse atrás mostrandole que no estaba asustado ni un poco.
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Tanto sus hombros como mandíbula aun dolían por la forzada posición. La batalla contra Nott fue más aguerrida y tan cerrada que apenas podía asimilar que la ganó (si a eso se le puede llamar ganar) por muy poco. La paz reinaba finalmente en el departamento sin una sola voz presente y podía recuperar el aliento que creyó perdido.
-Menos mal que soportaste estoicamente- canturreó Draco en lo que secaba con su varita el plato recién lavado que le pasó Harry.
-No estuvo tan mal- contestó alzándose de hombros restándole importancia y tragando las ganas de decir que hubiera preferido tener que cuidar un escreguto por una semana a lo que vivió, guardó silencio por unos instantes.
Theodore no se dejó intimidar por la relación de que tenían, pero si alardeó de todo el tiempo que tenía de conocer a Draco y lo honesto que este era con él. Era curioso que no le sorprendiera como escaló de rápido la amistad a una relación más íntima, pero cuando Harry quiso indagar por curiosidad, solo recibió un venenoso dardo de insinuación de un pasado más físico con su dragón. "Lo que no fue en tu año, no hace daño" se trató de auto convencer Harry contando hasta cien o mil si hacia falta.
-No me habías dicho que te ofrecieron el puesto de rompedor de maldiciones, ni mucho menos que rechazaste seguir haciéndolo por un trabajo de escritorio- comentó Harry tratando de alejar esa sensación de desasosiego por algo más positivo, nueva información sobre su dragón. Era curioso la cantidad de cosas que conocía de su amante, pero aún más las cosas de las que nunca hablaron y que solo fueron temas superficiales entre ellos. Esa era una oportunidad de oro para poder ahondar en su pasado y satisfacer su curiosidad.
-No era importante, por eso no te lo conté- ladeó la cabeza recargando su peso contra el fregadero, moviendo sus hombros tras una "larga" jornada de limpiar los restos de la reunión.
-Pero si adorabas viajar-
-Sí, pero me hice a la idea de que solo podía vivir la vida errante por un año, en lo que me habituaba a las pociones hasta que me desintoxicara de ellas- hizo una pausa ensombreciendo su mirada –me iba a conformar con un trabajo de escritorio preparándome para aceptar mi compromiso como Malfoy y desposar una chica rica para seguir con la línea trazada por mi padre ¿Qué tontería no? Si yo soy feliz con una vida medianamente ordinaria, ganando mi propio salario, teniendo mis propias cosas con mi esfuerzo, mi familia debería de entenderlo ¿no lo crees? Eso fue lo que pensé cuando decidí asentarme alrededor de toda esa turba de duendes en Gringotts-
-Lo se…- asintió dejándose sumergir entre recuerdos que tanto le hacían sentir orgullo y apreciar el valor que su querido dragón poseía; todo aquello que consiguió labrar con sus manos desnudas sin ayuda de nadie y la tranquilidad de alma que alcanzó porque así lo quiso. El Draco actual lo miró con curiosidad.
-¿Cómo que lo sabes?- Harry tembló.
-Bueno, ehh… me refiero a que te entiendo, es una sensación incomparable sostenerse por tu propio pie para salir adelante, satisfaciendo con ello a nadie más que a ti mismo y en tu caso, supongo que tus padres deberían de estar felices, incluso podría decir eso sobre el apoyo que te dio Nott para ir con el psicomago- ya ni sabía lo que estaba diciendo, pero esperaba no enredar a Draco.
-Sí, Theo me ayudó muchísimo y me alegra que sea el único verdadero amigo que tengo-
-Oye ¿y yo que soy?- preguntó fingiendo molestia, queriendo que Draco exteriorizara lo que pensaba de él. El rubio arqueó una ceja mirándole curioso.
-¿Tienes que preguntar?- se le acercó poniendo sus manos en las presillas del pantalón de Harry, tirando de él, acortando el espacio entre ellos –a Theo lo amo como un hermano,siempre desde que tengo memoria ha estado ahí para mi, mientras que a ti… hizo una pausa mordiendo su labio inferior –te amo tanto como jamás creí amar a nadie… ¿suena loco, no lo crees?- soltó una risita nerviosa como si lo que dijera lo avergonzara y no estuviera acostumbrado a esa franqueza y carraspeó -por algo acepté ser tu novio- dijo con un deje de soberbia que hizo a Harry poner los ojos en blanco.
-No recuerdo habértelo pedido-
-Detalles, detalles, Potter. Lo hiciste entre líneas y como soy tan magnánimo, dije que si- Harry solo pudo reír –Pero como sea, ¿Adivina qué? Hoy es el último día de tomar pociones- su sonrisa brillante como el sol tal cual la primera vez que se lo dijo.
Paulatinamente su psicomago fue reduciendo las dosis hasta finalmente darlo de alta de su tratamiento. Ya desde hacía tiempo dejó de tener problemas para dormir y las pesadillas que aquejaban su paz, así que le dio de alta.
-Felicidades- besó sus labios profundamente, dejando salir todo su sentir, alegrándose de que no fuera como esa primera que tuvo que morderse el labio para no abalanzarse sobre el –está en el horno tu tarta favorita de melocotón, e incluso preparé tu comida favorita- cuanto agradecía estar listo para ese día y hacer incluso más feliz a Draco.
-¿Acaso sabias de la buena noticia?- arqueó su pálida ceja interrogativo entre sorprendido y halagado.
-Tuve una corazonada y… ¿¡que estás haciendo?!- El rubio con una traviesa sonrisa se acuclilló y comenzó a quitarle el cinturón del pantalón.
-Es hora de comer…- Harry se estremeció sintiendo que los colores le subían a la cabeza y le salía humo de las orejas con esa sensual voz baja que empleó. Las manos hábiles de Draco no se daban abasto y eran tan veloces que no podía detenerlas.
-P-P-Pero la comida es-estará listan en diez minutos y… Merlín bendito…- apretó los ojos por la vergüenza pero al instante los abrió como pudo, no quería perderse ningún segundo de la erótica mirada que le lanzó Draco cuando bajó sus pantalones.
-Papi tiene hambre…-
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Esos preciados momentos para amarse que pensó en el tiempo presente no volver a experimentar con tal prontitud le alentaba a hacer lo imposible por no perder su felicidad que en otro lado no podría encontrar pues su querido Draco era el único que podía dársela.
-¿Qué es eso?- preguntó al notar las tres diferentes lechuzas que entraron a depositarle una carta respectivamente a Draco. Solo una se quedó en espera de respuesta en el perchero y miró a Harry con desdén. Era obvio de quien era esa lechuza que tan bien conocía y que seguía odiándolo como siempre "tal cual su dueño Lucius Malfoy" se dijo desviando la mirada.
-Nada interesante- respondió desembarazándose de su abrazo para incorporarse en la cama y leer sus cartas cómodamente sobre Harry.
-¿Enserio? Porque te veo muy sonriente con esa que tienes en las manos? ¿un admirador acaso?- el rubio le lanzó una sonrisita de suficiencia y rodando sobre si mismo, lo miró con un brillo travieso.
-Sí, me atrapaste. Te estoy engañando descaradamente, mira nada más la carta llena de pasión que tengo con mi amante- dijo pasándole el pergamino para que lo leyera. El trago de agua fría se entibió cuando percibió la peculiar caligrafía ya conocida que le hizo volver a respirar.
"Querido Draco:
Los torposoplos querían revolverme la cabeza en este viaje que estaba haciendo en América del sur ¿Quién diría que criaturas tan fascinantes tuvieran más especies en este lugar tan lejos de casa? (por si te interesa observarlos, te adjunté un par de mis espectogafas de repuesto, el último número del quisiquilloso donde venían, se agotó y no pude mandarte un ejemplar…)
Pero como sea, me hace feliz tu felicidad, amigo de carta, encontrar toda esa paz de espíritu, sé que se debe a que pudiste encontrar tu camino y que alguien más te está sirviendo de pilar para poder sostenerte y salir adelante.
Yo también estoy bien y conocí a alguien muy interesante que también me apoya en todos mis proyectos, incluso está seguro que podremos encontrar un verdadero espécimen de snorkack de cuerno arrugado ¿puedes creerlo?..."
Harry tuvo que contener una risotada. Ni en un millón de años su amiga Luna cambiaría su modo tan especial de ser, pero le alegraba que fuera tan amiga de Draco, tanto así que le haya permitido hacerse viaje en el tiempo para salvarle. Su corazón se encogió ante ese pensamiento, pero no se amilanó. Esta vez tenía que hacerlo mejor.
-¡Maldición, lo olvidé por completo!- exclamó Draco revisando el contenido de su ultima con rapidez, olvidándose de plano de la lechuza orgullosa que con un ofendido ulular esponjó sus plumas –tengo que ir a visitar a mis padres- hizo bola la carta pues no se molestaría en responderla. la lechuza real con una ultima mirada digna, se marchó del lugar cuando tomó un pequeño llavero que era su traslador ya programado para el siguiente fin de semana –por si se me ocurre desentenderme del mandato ¿puedes creerlo? Como me creyeran capaz hacerlo-
-Obviamente no, pero es solo una manera de cerciorarse, no vaya a ser que el señor Malfoy le dé un ataque si no llegas y no queremos que se ponga tieso del susto-
-Tonto- exclamó dándole un golpecito en el hombro. Harry no pudo evitar su descontento al pensar nuevamente que partiría dos largos meses. Nuevamente tanto tiempo de silencio de su parte que le costaría trabajo sobre llevar y cuyo único consuelo era que no era una separación definitiva. "va a estar bien" se dijo apretando los ojos -¿acaso me va a extrañar, Harry?-
-Es solo que… sin tu presencia se va a poder apreciar el silencio- contestó regresandole la mirada. El rubio arqueó su rubia ceja no tragándose lo que acababa de escuchar, pero le siguió el juego torciendo el gesto.
-Tu cállate, que bien sabes que me adoras y que mi presencia es vital para ti- sonrió dándole un beso en el hombro –además, mi melodiosa voz mejora el silencio y hace agradable el ambiente-
-Cierto, mucho mejor que cualquier melodía, aunque no tiene botón de apagado para solo escuchar el crujir de los muebles-
-Eso es blasfemia ¿Cómo piensas callarme, Potter?- se puso a horcajadas de él con una ladina sonrisa que tanto le encantaba a Harry; sus blancas manos sobre su torso era una clara insinuación que le siguiera el juego y no se quedaría atras.
-Así- murmuró tomandolo del cuello para robarle un beso que con un estremecimiento tomó por sorpresa a Draco, pero enseguida reponiéndose le contestó gustoso y con una amplia sonrisa.
-Regresaré dentro de un mes- dijo recargando su frente contra la suya recuperando el aliento. Harry negó con la cabeza.
-2 semanas-
-Por Merlín Harry, eso no es nada, mis padres se enojaran si no me quedo el tiempo estipulado. ¿Qué te parecen 3 semanas y media?-
-2 semanas… por favor…- no le gustaba suplicar, pero a como estaban las cosas, no le quedó de otra. Apenas notó que sus ojos se pusieron brillosos por as lagrimas aglomeradas, pero aquello no escapó del radar de Draco. Inhaló profundamente tembando al igual que su resistencia.
-Mierda Harry no hagas esa mirada que me hace….- gruñó.
-¿Cuál? ¿Esta?- cuestionó curioso acercando su rostro el cual Draco solo pudo apretar sus puños molesto.
-Eso es jugar sucio señor Potter ¡3 semanas y ningún día menos! Estoy siendo generoso, aunque seguro me cargan por romper con la tradición-
-Diles que tu novio es muy celoso y que solo te está compartiendo porque son tus padres, pero que no puede vivir sin ti- sus manos rodearon la cintura de Draco, plantandole la clara intención de no dejarle ir y de ser posible, bloquear todas sus salidas. El rubio sonrió.
-Me encanta cuando te pones así de enérgico...-