QUEDARSE O IRSE
— ¿Qué eres? —
Dean solo observaba el paisaje paradisíaco del lugar en donde había quedado atrapado, luego del incidente de su boda, e ignorando por quinta vez la pregunta del hombre que estaba a su lado. Los pensamientos del cazador estaban centrados en cómo salir de ese lugar como buscar a su familia, no importando que debía hacer para encontrarnos; su mente trazaba un plan de contingencia por cualquier cosa que sucediera, uno para protegerse y dos cómo alejarse de ese hombre con aires de Rambo, porque lo seguro era que su cabeza tendría un precio. Por momentos, Dean llegaba a creer que estaba maldito y la felicidad era algo de lo cual no era digno de tener; su madre y padre eran un ejemplo de eso, estaban muertos por haberse amado, Sammy, o su pobre hermano menor o será mejor dicho de en medio contando ahora con Adam como hermano de ellos; esos dos en ese caso peleaban por ser el hermano menor pero volviendo al punto es que Sammy amo con locura a Jess y como término: la vio morir solo porque la amaba y se había cruzado con un Winchester...Cass, su pobre ángel había pagado muy caro haberse fijado en él...y si nunca más lo vería, a él y a los demás...¡No! No podía ser cierto, no podían dejarlo solo con un bebé a bordo y si no era capaz de protegerlo...y si jamás lo dejarían nacer las criaturas que cazaba.
— ¿Qué eres? —vuelve a cuestionar Steve, dejando a un lado su mirada en la carretera observa al rubio que estaba perdido en sus pensamientos, y él no sabe cómo tratar al otro, se siente desesperado por no tener nada de colaboración del otro que se encierra en sí mismo, tal vez comprende que no tenga confianza ¿Quién en su sano juicio confiaría en alguien a la primera? Sabe que tiene sus razones para desconfiar pero desgraciadamente la situación no da para más, es confiar o ser capturado por saber quién. Pero McGarrett no era conocido por tener paciencia a las situaciones que no estaban en su control y como buen controlador como lo indicaba Danny, freno de golpe tratando que él otro no se diera un golpe en su vientre, para el Seal era extraño pensar en esa situación precisamente, todavía no podía asimilar que un hombre pudiera estar embarazado, que una pequeña vida dependía de las acciones del hombre que estaba enfrente, el cual parecía una caja fuerte, difícil de acceder.
— ¿Qué te pasa animal? —pregunta enojado Dean, frunciendo su frente al ver al otro hombre estacionar como un animal, sin esperar otra cosa intenta sacarse el cinturón de seguridad para salir de ese auto con un fuerte portazo pero su huida es detenido por el agarre del otro en su hombro y jura que de un puñetazo no se va a librar ese imbécil.
—Mira, no sé quién eres y no sé que era esa cosa que te ataco pero, si no me dices que eres, ni en que puedo ayudarte no sé cómo hacerlo, solo confía en mí, rayos no soy bueno con las palabras —se maldigo Steve colocando una mano en su cabello y despeinándose en el proceso, entendía al otro pero desde que salieron de su hogar, como encontrar un bolso con varios artículos de dudosa procedencia, por lo que pudo apreciar Steve eran varias estacas, armas, municiones, como una cajita de madera la cual al abrirlo el hombre solo suspiro aburrido pero la mirada verde brillo con un sentimiento tan lleno de amor, de dolor y desesperación en todo el armamento que tenia, en una bolsa trasparente estaba una gabardina de color beige, lo supo cuando el cazador lo saco y con dedos temblorosos acaricio esa prende, no quiso indagar el tema el otro le indico que deseaba ir a la ciudad y ahí sus caminos se separarían pero el comandante no solo podía dejarlo ir así a lo loco, sabiendo que Dean no conocía a nadie en ese lugar, y por lo que hablo en sueños su familia estaba desaparecida, no era tan hijo de puta en dejarlo a su suerte, aunque no lo quisiera el otro hombre ahora era su responsabilidad.
—Yo trabajo solo para tu información, y no necesito tu ayuda, ni te la pedí así que pon en marcha el auto y déjame en la ciudad —respondió a la defensiva el cazador, frunciendo su frente al ver que el otro no se movía, en ese momento deseo saber cómo utilizar los poderes de ángel que le otorgo su bebé, pero no era tonto, cuando su bebé utilizo esas habilidades lo dejo exhausto, tan debilitado y aun ahora sentía su cuerpo agotado, pero lo que menos deseaba era ser una carga, nunca lo fue y no lo seria ahora, se había enfrentando a tantas cosas en lo largo de su vida y esa situación no sería la excepción, si tan solo tuviera una pista al menos alguna información que Castiel estuviera bien al igual que los demas pero era la hora en que no sabia nada y eso lo estaba estresando y no era bueno para el bebé.
—Dean, no puedes solo irte así, piensa en tu bebé, bueno no conoces a nadie en ese lugar, necesito a Danno en esto, él al menos sabría que decirte, y como ayudarte, yo no soy muy bueno para tratar a las personas —intento explicarse pero solo logro que se frustrará por no saber cómo expresarse, él era una lata para hablar de sentimiento y esas cosas, eso era el trabajo de Danny. En cambio para Dean no paso el nombre, arqueando una ceja, lo observo por largos minutos y algo en ese hombre le lograba trasmitir confianza y era eso lo que le molestaba porque para su desgracia se miraba reflejando en el intento de Rambo. Él no confiaba en las personas, ni digamos de hablar de sentimientos ese era el trabajo de Sammy, incluso Castiel se estaba especializando en eso de los sentimientos, porque su ángel sabia como confortarlo, como trasmitirle confianza.
—Lo que viste era un demonio, si no son nada como lo que te describen en los libros, y la televisión. Yo soy un humano pero me case con un ángel y cazo seres sobrenaturales —fue lo que contesto regresando su mirada en la ventana.
— ¿Demonios? ¿Ángel? ¿Cazador? —pregunto Steve tratando de comprender lo que estaba escuchando, iba a seguir cuestionando al hombre pero su atención fue dirigida a su celular por la llamada entrante de su Danno, y se tuvo que dar una puñetazo invisible por pensar en eso, con una mirada le indico al otro que esa conversación iba a seguir luego de cortar.
—Castiel, trae tu emplumado trasero aquí —ruega Dean, viendo que el otro saluda a un tal Danno, y ahí estaba nuevamente ese nombre, a quien se le ocurría llamarse así.
—Steve ¿Por qué demonios te estás demorando en llegar al…? —
— ¡Steve! —
—Maldición Steve, que es ese ruido, Stev…—
— ¡¿Steve?! —
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Se abrazaba a sí mismo, sentía mucho frío, su cuerpo se estremecía de dolor, podía sentir como cada nervio y músculo se contraía por el dolor que estaba experimentando, estiró como pudo una de sus manos tocando la parte trasera de su espalda específicamente en donde nacía sus alas, sus dedos se escogieron cuando sintieron las mismas rotas, trato con desesperación usar su gracia pero no podía. Nunca había sido humano, eso jamás siempre cuidó su gracia y alas pero su hermano no tuvo misericordia, no sólo le bastó desgarrar sus alas para que no volara, sino también corromper su gracia a este pasó era sólo un simple humano y se sentía impotente por no ser de ayuda a Cassi.
Tan débil, tan humano solo se encogió tratando de acallar sus sollozos pero para su mala suerte no era capaz de controlar nada, era un humano y ahora estaba viviendo todo esa gama de sentimientos que poseían esos monos con patas, ahora era un inútil que no iba a ser capaz de proteger a su sobrino o sobrina, los ángeles no tendrían misericordia por el pequeñín, aun cuando era consciente que había ángeles que respetaban a su hermano, otro le temían porque solo Castiel fue capaz de ser dios por un tiempo, que pudo controlar las almas del purgatorio por un tiempo, hasta que los leviatanes lo traicionaron pero donde era Balthazar, Samandriel, admiraban a su hermano, Castiel no era un ángel como los demás, su hermanito poseía más poder que un ángel común, solo que no sabía cómo explotar esas habilidades.
Pero ahora, ahora no iba a ser capaz de encontrar a Dean y su bebé, para rematar su mala suerte no sabía en donde estaba, observo su vestimenta estaba sucia, como rota, manchada de sangre, tembló nuevamente, recordó cómo se calentaba los humanos junto sus dos palmas y trato de darse calor, pero su cuerpo estaba cediendo a las ganas de dormir. Pero se sobresalto al sentir una chaqueta en su cuerpo sus ojos color miel se enfocaron en el hermano menor de Dean, Sammy, el alce que solo se quito su chaqueta para pasárselo y para poner como guinda al pastel lo abrazo para darle calor, tratando de no lastimar más la espalda del arcángel que solo se encogió de dolor, Gabriel solo cerro por un momento los ojos, pero disimuladamente aspiraba el aroma del hermano menor de su cuñado.
—Todo, va estar bien Gabe —
—Cállate Alce —susurra para cerrar los ojos el dolor se estaba volviendo, y solo trato de no llorar ahora que era humano, todos sus sentimientos explotaban a su alrededor y sus secretos, los terribles secretos que guardaba hasta lo más profundo de su ser, los más secretos lo vieron motivados para salir y por hablar y pedir con humildad.
CONTINUARA…