- ustedes son mis amigos… - dijo Víctor – antes de verlo en la pista yo también creía que era un beta normal, pero tiene algo extraño
- sé qué te parece lindo. Pero es un beta, es un amor imposible, tú relájate, tu alma gemela no tardará en llegar y te olvidarás de este enredo.
- puede que tengas razón.
3 ALGO ME LO DICE
La biblioteca era un lugar ideal. Era silenciosa, limpia y tenía una temperatura agradable. Yuuri solía ir allí casi todos los días a estudiar, ya que su departamento de estudiante no era muy silencioso.
Debido a la cantidad desmesurada de supresores, no podía sentir bien los olores de la gente a su alrededor, y menos el de aquella persona que desde cierto día no le quitaba los ojos de encima. Si estuviera en su estado normal, hace tiempo que habría sentido ese aroma asechándolo.
Yuuri patinaba por diversión. Todos los alumnos deben cumplir con un deporte a la semana como mínimo, y Yuuri no lo pensó dos veces recordando sus tiempos en el ice castle.
Solía ir más en la mañana, cuando no había casi nadie. Fue uno de esos días que un alfa por casualidad lo vio. Yuuri había llamado la atención de Víctor desde hacía tiempo, pero al ver que era un beta dejó pasar ese sentimiento. Pero cuando lo vio patinar, esa coreografía complicada pero hermosa, la cual hablaba de un amor incondicional y bello, su alfa interior le vociferaba que ese omega era suyo. ¿Omega? ¡Pero si Yuuri es beta!
Era extraño. Tenía cuerpo y comportamiento de omega, pero tenía olor a beta, y su alfa interior había reaccionado ante él.
Víctor salió de sus pensamientos cuando minami puso varios libros sobre la mesa.
- debemos decidir un tema, yo había pensado en varios cuando estaba con Yuuri sempai – siempre que minami decía el nombre del chico beta sus ojos se iluminaban un poco. Le molestaba eso, pero no sabía por qué.
- ¿Cuáles? – preguntó Yuuri
- pues… el tema de la luz tiene muchas maneras de verse, pensaba en una manera más científica hablando de la contaminación lumínica, pero yo sé que victor sempai y Yuuri sempai son más del lado artístico, así que había pensado en el tema de la iluminación en los teatros.
- ¿en los teatros? – preguntó Víctor, la verdad jamás se le hubiera ocurrido un tema tan rebuscado. Todos habían pensado en temas más científicos como espectro lumínico, ondas de alta frecuencia, etc… el chico de primer año era bastante creativo.
- sí, por lo general la luz en las obras más modernas tienen muchos significados y simbolismos.
- me parece muy buena idea, también lo podríamos hacer en el cine – dijo Yuuri - ¿qué opinas Víctor?
- no lo había pensado, pero me gusta
Así comenzaron a hablar sobre el enfoque que tendría el trabajo. Tenía que ser expositivo por lo que debían llevar una pantalla y videos para ser expuesto.
- bueno, mi casa queda justo al frente de la escuela, y ya debo irme, le dije a mi familia que llegaría temprano hoy – dijo minami – adiós sempais.
Minami se fue. Durante algunos minutos ninguno de los dos chicos dijo nada. A íctor no se le ocurría tema de conversación, y Yuuri se sentía algo nervioso por la cercanía del alfa, además que no se sentía muy bien.
- minami tuvo una idea realmente buena – comentó Yuuri para aliviar la tensión que se había generado al quedarse solos.
- sí… ¿tu dónde vives? – al ver unas gotas de lluvia asomarse en el cielo, no pudo evitar preguntarle.
- en el piso de estudiantes que está a dos cuadras de aquí – le respondió despreocupadamente.
- ¿trajiste paraguas?
- no, pero está cerca, no es necesario
- yo tengo uno, te acompaño – su alfa interior le estaba mandando en ese momento “tu omega no puede enfermarse”… ¡pero si es beta! Le gritaba su mente. Su parte instintiva y la racional batallaban en su cabeza, pero fue interrumpido cuando Yuuri empezó a toser, hasta el punto de ponerse en cuclillas.
- COF COF
- ¡Yuuri! ¿Te sientes bien? – le dolía la boca del estómago, y sentía su cuerpo pesado. Segunda advertencia de su cuerpo. Minutos después el dolor se fue, pero su garganta se sentía seca todavía.
- no te preocupes – le dijo mientras se levantaba – hoy en la mañana ya me sentía algo mal, pero estoy bien.
- eso espero, porque no sonabas nada bien. Te acompaño a casa
Hacía mucho que Yuuri había callado a su omega interior con supresores, de hecho, como su cuerpo estaba empezando a rechazarlos y hacían menos efecto, había aumentado la cantidad a 7 por día. A pesar de eso, pudo escuchar un pequeño, muy suave ronroneo proveniente de él.
El camino hasta los departamentos fue silencioso, pero no incómodo. La compañía de Víctor era agradable. Ambos bajo ese paraguas azul cielo, como los ojos del alfa, se sentían protegidos. Yuuri se fijó en su largo cabello plateado, como las gotas de lluvia que los rodeaban, y su piel blanca, como el papel en el que escribiría algún día su historia.
Debía admitir que Víctor era un alfa realmente muy guapo, y quien quiera que sea su omega destinado, era alguien muy afortunado.
“si yo fuera su omega… sería una lástima, porque yo temo a los alfas, tengo miedo a enlazarme, porque significaría literalmente poner mi vida en sus manos, y temo ser uno de los miles de omegas que mueren al año por ruptura del lazo”
No hablaron de nada muy importante en el camino, tampoco prestaban mucha atención a la conversación. El tema de los últimos cantantes que habían visitado la capital era un mero telón de fondo para lo que pensaban cada uno realmente.
“debo llegar a tomar los supresores”
“no puedo creer que sea beta”
Para cuando llegaron, yuuri se despidió con una simple reverencia, mientras que Víctor hiso un suave gesto con la mano.
Cerró la puerta tras de sí, y fue en busca de los supresores. Cada día se sentía más débil, pero daba igual. Tomó un vaso de agua, y cuando iba por el tercero la boca de su estómago volvió a doler.
Fue interrumpido por la música de su celular, a pesar de su dolor fue a contestar.
- ¿Yuri?
- Yuuri… - se le escuchaba nervioso
- ¿pasó algo? – le preguntó preocupado, esa no era la actitud del tigre de Rusia.
- si esto… me junté con mi grupo…
- ¿pasó algo malo? – al fin y al cabo Yuri estaba en un grupo con dos alfas… ¿y si algo le pasó?
- no exactamente… es solo que…
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Al despedirse de Pitchit y de Yuuri fue en busca de su equipo. No tenía idea de quién era el tal Otabek, pero a Leroi lo había visto un par de veces en la pista de hielo.
¿Lo que le molestaba? no solo conocía al canadiense por ser uno de los que usaba la pista de hielo, entre ellos había ocurrido “algo”. Menos que un noviazgo, pero más que una amistad. Era complicado de definir, pero de todas formas, lo que sea que haya sucedido ya no importa, porque JJ ahora encontró a su pareja destinada.
Nunca estuvo enamorado de él, lo sabe porque su omega interior nunca hiso ni la más mínima aparición.
“mejor hablo mañana con ambos, prefiero ir a casa hoy” nunca estuvo enamorado, pero si le había gustado, y la verdad se sentía algo avergonzado. Sabía que cuando se saludaran simplemente con las manos, su mente lo llevaría a recordad esos candentes besos, los únicos que ha tenido hasta el minuto, mientras que JJ solo tendría ojos para su omega.
Se retiró del edificio por el estacionamiento, se percató que el colectivo que le servía para ir a su casa estaba abandonando el paradero en ese mismo minuto, pero cuando iba a empezar a correr el ruido cercano de una moto lo interrumpió. Era un alfa. Moreno, alto, de cabellos negros y ojos obscuros.
- tu eres Yuri plisetsky, soy contigo en el trabajo
Incluso su voz era cool y varonil. El instinto de supervivencia se apagó en su interior cuando ese alfa le ofreció un casco que tenía en la parte de atrás de la moto. Era como si su parte conciente se hubiese adormecido, y su instinto omega haya sido el que tomó el casco, se lo puso y se subió en la moto.
Fueron juntos hasta un mirador, era la primera vez que Yuri tenía ese sentimiento de calma en su interior.
- llegué aquí hace tres años, antes de eso estuve en otra escuela en Canadá, pero siempre he querido volver a Kazajistán
Yuri se quedó callado, no entendía mucho a que habían venido, pero había algo en ese alfa que le atraía.
- había pensado en volver al terminar el año pasado, pero hay una razón por la que decidí hacerlo, y parece que te has dado cuenta también…
- ¿qué? – preguntó el joven ruso sin entender mucho a que se refería.
- me has seguido hasta aquí, soy un alfa y tu un omega, si quisiera podría hacerte daño, y eso es algo que a los omegas se les enseña muy bien. Si me seguiste hasta aquí es porque tu instinto también reaccionó.
- …
- somos destinados, lo he sabido desde finales del año pasado, sin embargo, apenas empezaron las vacaciones fuiste a ver a tu abuelo en Rusia. No me quedó más opción que esperar a que empezara un nuevo año.