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miedo a unirme por laraila

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- pues… no lo sé. Estaba en la biblioteca con Chris, cuando él llegó me pidió ayuda para buscar una enciclopedia, y cuando estábamos en eso me dijo "tienes mal olfato".

- pero… tú lo has ocultado muy bien, te encargaste de averiguar el segundo género de cada persona en toda la escuela solo para no equivocarte

- y además evito mencionar el tema cuando estoy con alguien que no sean tu o Yuri… realmente no sé cómo sucedió, pero Seung…

INFLECIÓN

Su molesto teléfono volvió a sonar. Odiaba ese estúpido ruido cuando su cuerpo pasaba por los días de calor. Se sentía afiebrado y pesado, no recordaba haberse sentido tan mal en ningún otro celo. “porque tu omega interior ya conoció a su destinado, y pide estar con él”.

Eso era cierto, podía oír ese regaño en su corazón, pero lo había conocido hacia demasiado poco, no se sentía preparado para… ello. Perder su virginidad no le preocupaba mucho, pero enlazarse, y todas las responsabilidades que eso conllevaba era mucho para él.

Poder sentir los sentimientos del otro y emparejarse implicaba hacerse cargo de los sentimientos que provocara en ese alfa, que ahora tenía el nombre de otabek. Entregarse en cuerpo y alma a un destino para dos. Entregarse los días de celo, con los respectivos hijos que eso significa.

- ¿hola? ¿Quién es?

- yuri, soy otabek, estoy en receso, solo quería saber cómo te sientes – su alfa lo llamaba cada vez que podía, se había ofrecido a llevarle remedios para el dolor si este quería, pero era evidente que si se acercaba se descontrolaría, por lo que era preferible mantener la distancia.

- estoy bien,  es molesto pero nada que hacer, gracias por llamar – normalmente se molestaría por ser molestado tan seguido, pero como era él, prefería dejarlo así. Disfrutaba de su preocupación.

- no es nada, me alegro, nos vemos luego

- adiós – y cortó la llamada

Yuri solo tenía 15 años, estaba en primer año, le quedaba toda una adolescencia escolar todavía, y un sueño por cumplir. ¿Podría ser el mejor patinador del mundo y pareja de un alfa al mismo tiempo?

Sintió como su abuelo abría tímidamente la puerta, ya que sabía que su nieto apreciaba la soledad.

- ser alérgico a los supresores es realmente un asco – su abuelo era un respetado alfa, cuando sus padres murieron se hiso cargo del pequeño, acogiéndolo como si se tratara de su propio hijo.

- tu madre también era alérgica a ellos, reprobó tercer año por faltar demasiado debido a sus celos que se adelantaban una y otra vez.

- ese fue el año que conoció a mi padre. No quiero que me pase lo mismo por conocer a otabek.

- tú tranquilo yura, ya verás que luego de los cambios bruscos, las cosas se acomodan poco a poco.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

El camino a casa de Víctor fue… más corto de lo que le hubiese gustado.

- ponte cómodo en el sofá ¿quieres té, café, gaseosa?

- cualquier té, gracias

Víctor también era de intercambio, vivía en un departamento pequeño, pero cómodo y acogedor. De todas formas, los síntomas de la intoxicación con supresores ya empezaban a hacer más efecto. Su cabeza seguía doliendo, su estómago se revolvía, y algunos mareos invadían de vez en cuando su cabeza. Le costaba mantener la concentración y temía ser ineficiente para sus compañeros.

Víctor volvió, pero había notado a Yuuri algo diferente.

- Yuuri, ¿te sientes bien?

- s-si – le dijo sonrojado, sus mejillas estaban calientes… más de lo normal, se sentía algo afiebrado.

- ¿seguro? – la respiración del japonés se hiso dificultosa, su cara se ponía cada vez más roja – ¿Yuuri? ¡Yuuri! – le llamaba el ruso.

Yuuri abrió lentamente sus ojos, pero sus párpados no decidieron no seguir más sus órdenes, y finalmente se desmayó.

Víctor preocupado no tardó en tomar su teléfono, no conocía la ciudad, por lo que tuvo que buscar el número del hospital más cercano. Encontró uno y llamó rápidamente.

- ha llamado a ambulancia, ¿Cuál es su emergencia?

- s-sí, un amigo se desmayó en mi casa, le cuesta respirar.

- bien, entonces… - Víctor siguió las instrucciones que le daban por teléfono mientras esperaba la ambulancia, que 5 minutos después ya estaba en la puerta de su casa.

- usted debe venir también – “de todas formas pensaba acompañarlo, no puedo dejar sola a mi pareja”… no era momento para luchar con su mente, subió al vehículo. El único pensamiento que inundaba su mente era que Yuuri estuviera bien, si le pasaba algo… se sentiría como si quisiera morir.

Una vez que llegaron, tuvo que quedarse en la sala de espera… ¿qué podía hacer? ¡Tenía que avisar lo ocurrido! Primero a minami, pero no quería alertarlo, así que solo canceló la junta en su casa sin mayor explicación.

No conocía el número de la familia de Yuuri, y la escuela no filtra informaciones personales… tal vez sus amigos.

Llamó rápidamente a pitchit.

- ¿víctor?

- p-pitchit, ¿tienes el número de la familia de Yuuri? – rápidamente le contó todo lo ocurrido, pero un comentario del tailandés mientras contaba su historia le llamó la atención.

- yo le dije que algo así podía pasarle – dijo pitchit en un suspiro– si su familia se entera de verdad van a matarlo, iré para allá

- ¿por qué? ¿Qué pasa con él? – su alfa interior exigía respuestas, quería protegerlo y la incertidumbre lo descolocaba.

- te lo diré cuando llegue.

Luego de eso el tailandés cortó la llamada

“tu omega está en peligro… ¡haz algo!” su alfa interior lo estaba matando, la única respuesta posible, es que ese japonés, es su destinado. Un beta es el destinado de un alfa, tal vez la naturaleza se equivocó, por una vez en un millón.

Tanto pitchit como la enfermera llegaron al mismo tiempo, cada uno desde una puerta diferente, ambos se acercaron al ruso. La primera en hablar fue la enfermera.

- ya estabilizamos a katsuki Yuuri, le debieron advertir que esconder su aroma demasiado tiempo es perjudicial – avisó sin mayor preocupación mientras resisaba unos papeles que tenía en la mano.

- ¿qué? – preguntó el alfa, y pitchit quiso morir, por lo que interrumpió la conversación.

- muchas gracias, ¿se le puede visitar? – dijo para cambiar de tema, pues Víctor seguía confundido

- ahora le están dando las últimas medicinas por suero, apenas despierte en una hora o dos podrá ir a casa.

- muchas gracias señorita – y la enfermera se fue

Ambos jóvenes se sentaron en la sala de espera, ahora solo quedaba ver el reloj hacer 60 minutos.

- Yuuri… es omega… - dijo Víctor, seguía sin poder creerse tal notiia… ¡siempre tuvo razón!

- el… siempre ha temido a los alfas, es un tema delicado…

- pero… todos los omegas corren el mismo peligro… ¿por qué se ocultó tantos meses? ¿Cuánto pensaba durar?

- eso es verdad, pero… hay una historia familiar… algo compleja, que no me corresponde a mí contártela, pero, tampoco tienes que preocuparte demasiado, estará bien.

- ¿¡cómo no me voy a preocupar!? Desde ese día en la pista de patinaje, su cuerpo es de omega, y nadie lo puede negar, lo podía sentir.

- estas diciendo que…

- parece que…  efectivamente es mi destinado, o si no lo comprobaré cuando lo huela sin todos esos supresores encima.

 

Notas finales:

Y pues aquí está el nuevo capítulo, espero que lo disfruten. Voy a intentar subir un par más antes de entrar a clases y ahí sí que tendré the rial poco tiempo u.u


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