Yuuri despertó luego de una hora de suero, el cual se encargó de desintoxicar su cuerpo.
- tienes suerte, te trajeron justo a tiempo, no podrás usar supresores una semana, pero ten en cuenta que pudiste tener daños irreversibles – le regañaba la enfermera, la cual a pesar de sus severas advertencias, no dejaba de ser amable.
- ¿me trajeron? – preguntó el japonés algo desorientado por la información
- un alfa de cabellos plateados, supongo que su pareja ¿me equivoco?
El rostro de Yuuri se tiñó de rojo ¡esto era malo! ¿y si Víctor descubrió su secreto? La enfermera se fue y él se quedó solo con sus dudas inseguridades. Si Víctor se entera de su mentira seguro y lo empieza a odiar, antes de empezar a llorar le llamaron a la puerta.
- somos nosotros, pitchit y Víctor
Yuuri no respondió nada, cuando el alfa entrara, se daría cuenta.
- yuuri, Víctor ya se enteró de… ello – le dijo su amigo, confirmando sus sospechas
- p-pasen – dijo atemorizado por la posible reacción del alfa. Sin embargo al verlo entrar, solo pudo ver su sonrisa, pero no una cualquiera, era la sonrisa de un niño que vuelve a ver su juego favorito después de un tiempo.
- realmente me preocupaste, cuando Víctor me llamó casi me muero – se quejó el tailandés, al no recibir respuesta se dio cuenta de que alfa y omega tenían cosas que decirse – debo volver a mi casa, pero te llamaré en unas horas – para saber el resultado de lo que este par iba a hablar.
Pitchit dejó la habitación dejando un silencio incómodo entre el japonés y el ruso, la cara del último se había puesto más seria, buscando las palabras para iniciar su discurso. Ahora que olía a Yuuri, sin todos esos supresores, no había espacio para más dudas. El japonés frente suyo era su destinado.
- yuuri – este levantó la cabeza de golpe. Viendo a los ojos a su compañero que se acomodaba en una silla a su lado – yo… me había dado cuenta que había algo dferente en ti, siempre lo supe pero no sabía que era.
- ¿d-de veras?
- fui consiente de ti dese el primer día de clases, tenías cuerpo y comportamientos de omega, pero tu olor era de beta, pero… a pesar de todo – ahora era Víctor el sonrojado – yo…
- ¿q-que sucede?
- mi alfa interior reaccionó a ti a pesar de esconder tu olor
El corazón de ambos dio un salto. Yuuri podía escuchar a su omega interior ronroneando también. Sentía una felicidad inexplicable, y un nerviosismo gigantesco.
- entonces… somos destinados
- sí, ¡pero no te obligaré a nada! Pitchit me dijo que tienes tus razones, y respetaré tu decisión sobre nosotros, pero si tienes miedo a formar un lazo, podemos no hacerlo.
Aunque Víctor si quería marcar a Yuuri, quería que todos supieras que ya tenía pareja, que él lo acompañaría toda su vida, y que lo protegería de cualquier peligro.
- mi hermana… perdió a su pareja – le contó yuuri, por lo general no contaba esa historia a nadie, pero sentía que podía confiar todo a Víctor, "hasta tu vida" le susurraba su omega interior – vivían juntas en hasetsu, y junko, su omega, había sido marcada por mari. Una noche, pelearon por algo pequeño, sin importancia, y Junko salió de la casa a tomar algo de aire, pero en el camino…
Yuuri iba a llorar otra vez, pero Víctor lo consoló tomándolo de la mano para darle fuerza.
- un alfa que iba medio borracho la tomó del brazo, y en un callejón lamió el lugar de la marca – pequeñas lágrimas empezaron a caer por sus ojos chocolate – Mari salió corriendo e intento marcarla de nuevo, pero fue en vano, los omegas no sobreviven si se rompe el lazo. Mari sufrió mucho dolor, estar sola otra vez fue muy fuerte para ella, han pasado años desde entonces, y formó pareja con un chico beta, pero Junko… era una mujer hermosa y simpática, muy buena con todos, no merecía algo así.
Víctor abrazó el cuerpo de Yuuri, que se estremecía ante los recuerdos.
- entiendo u temor Yuuri, yo también tendría miedo de algo así, pero te prometo que jamás en la vida negaré la existencia de nuestro lazo, jamás te dejaré solo, ni permitiré que algo te pase. Si te marco, tu olor a omega disminuirá ¿cierto?
- eso es verdad – dijo tímido mirando el suelo, esquivando los ojos de su pareja destinada.
- no te obligaré a nada que no quieras, pero al menos déjame intentar cortejarte. No seré pesado, te daré todo el espacio y tiempo que necesites.
- es-está bien
Víctor colocó dos dedos en la barbilla de yuuri, obligándolo a levantar el rostro y enfocarse en esos ojos azules como el cielo.
- a partir de ahora, eres consciente de que estoy enamorado de ti, y de que te enamoraré, y te quitaré todos tus miedos. Te prometo que lograré que formemos un lazo, y te mantendré seguro.
- yo… voy a corresponder tus sentimientos, te prometo que cuando me sienta listo, aceptaré formar un lazo contigo.
- perfecto
Acto seguido besó sus labios de manera tierna y superficial, como sello de la promesa.
.
.
.
- ¿aún no sabes cómo lo adiviné? – le dijo el coreano
- ¡no tengo idea! ¡Me aprendí el nombre y segundo genero de cada alumno, profesor y funcionario de esta escuela!
. Si tienes mal olfato no puedes reconocer a simple vista ¿cierto?
- cierto
- ¿cómo pretendes conocer a tu destinado entonces?
- pues… asumí que no lo conocería jamás, además, suelo abrazar a yuuri y a yurio, descubrí que si me acerco a ese nivel algo puedo distinguirlos, pero muy leve, aunque cuando fui a darle un supresor a Yuuri por su celo me bastó con acercarme unos metros.
- ya veo – seung hizo un gesto extraño con su rostro, como si debatiera internamente mientras pitchit intentaba descifrar que pasaría ahora… si divulgaba su falta de olfato y llegaba a malos oídos estaría en problemas. Seung dejó escapar un suspiro, para luego abrazar a pitchit.
El tailandés al principio se resistió por la acción tan precipitada, pero luego de algunos segundos sintió cierto olor agradable, como a chocolate amargo, atrayente y picante. Acto seguido, sintió un cosquilleo un poco más debajo de su estómago… todo muy leve y lejano
- ¿sientes un cosquilleo? – le preguntó le dijo seung al oído, mientras pitchit dejaba de hacer fuerza y se relajaba con los brazos que lo rodeaban
- s-sí – respondió el omega
- es la reacción de tu omega interior –le dijo despacio, para no espantarlo con la revelación, pitchit esta vez logró alejarse con algo de brusquedad, pensaba escapar, pero era imposible. Al terminar la clase de gimnasia le habían ordenado que guardara las pelotas en el depósito, pero al salir fue interceptado por seung, por lo que la puerta se encontraba al lado del coreano.
- pero entonces, eres mi…
- me di cuenta de nuestra situación hace un mes, cuando nos cruzamos en un pasillo. Pensé que como eras más extrovertido te acercarías tu primero, pero pasaron los días y no fue así, por lo que supuse que no te habías dado cuenta, y la única respuesta que se me ocurrió es que tienes mal olfato.
- entonces, tú
- soy tu destinado ¡no le diré a nadie de tu problema! E incluso te defenderé si alguien intenta aprovecharse de tu discapacidad ¡por favor formemos un lazo!
A primera vida, pitchit sabía que seung tenía pocas habilidades sociales, a diferencia de él, pero… ahora entendía un poco el miedo de Yuuri.
- yo… no tengo nada que hacer este fin de semana