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Mirai Nikki (Percico) por Caterin Eliet

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 Nico POV

“Después de todo eres mi amigo”

“Eres mi amigo”

“Amigo”

—Nico, ¿estás bien? —Hazel estaba chasqueando sus dedos en frente de mi cara para llamar mi atención.

— ¿Eh? Sí, estoy bien—mentí. Seguí caminando ignorando su mirada.

 Un amigo... ¿tan sólo eso? me besó, ¡me besó! ¡Me besó! No podía decirme que soy sólo su amigo después de eso. Pero….

“Eso tendrás que hacerlo tú, como una recompensa”

Yo le había dicho que lo hiciera. Sólo fue por eso. Nada más. Una recompensa, por arriesgar mi vida por él.

Hazel habló a mis espaldas—Nico—nada más—Nico—no había otra razón— ¡Nico! —una recompensa— ¡¡Nico, cuidado!!

 En ese momento, me tropecé y mis reflejos evitaron que cayera de cara contra el pavimento. Cerré los puños. Amigo. Sólo una recompensa. Amigo. No significo nada. Amigo, ¡amigo!

— ¡Maldición! —exclamé.

— ¿De verdad estás bien? —dudó.

 Me puse de pie— ¡estoy bien, ¿de acuerdo?!

 No. No lo estaba. Estaba furioso. Furioso con Percy por haberme besado sin que significara nada, y más conmigo, por darle la idea en primer lugar. Enfadado con Deus por meternos en un juego tan estúpido. Odiando a Octavian por querer descargar sus traumas conmigo, daría lo que fuera por revivirlo, y golpearlo hasta que deje de respirar.

 Hazel colocó su mano en mi hombro—Nico…te conozco. Sé cuando algo no está bien, ¿qué sucede? —se veía realmente preocupada.

—Tranquila, Hazel, todo está bien—puse mi mejor sonrisa para ella.

Levantó una ceja— ¿tiene que ver con Percy?

—Para nada—mantuve mí sonrisa.

Cruzó los brazos—eres un mentiroso, Di Angelo.

 Se encogió de hombros y siguió caminando por la vereda, conmigo detrás. No quería ser malo con Hazel, la quiero mucho, pero no estaba de buen humor. Sólo quería relajarme y pasar tiempo con ella y, por más raro que sea, olvidarme de Percy un tiempo. Había estado ignorándolo por dos días sin ningún problema, hasta que…

— ¡Nico, hola! —levanté mi vista, y vi a Leo Valdez acercándose a mí con una gran sonrisa.

—Hola, Leo…

Me rodeó con su brazo—no te veía desde el incidente de la escuela.

—Fue hace cuatro días…

—O noventa y seis horas—recalcó. Luego miró a Hazel—Oh, ¡hola! —Se acercó más a mi oreja— ¿quién es?

 Suspiré—Leo, ella es Hazel Levesque. Hazel, él es Leo Valdez—los presenté.

 Hazel le sonrió tímidamente, y los ojos de Leo parecían brillar al verla. Es aquí cuando mí lado protector de disque hermano sale y me dan ganas de golpearlo, pero como responsable hermano mayor que soy, no puedo dejar que ella presencie eso.

— ¿Qué haces aquí, Leo? —cambié de tema.

—Iba de camino a verme con Percy—se encogió de hombros.

— ¿Con Percy…?

—Sí, tenemos algo divertido en mente, ¿quieren venir?

Iba a decir que no, pero Hazel habló antes—suena bien, ¿podemos, Nico? —sonrió.

 Y así es como nos fuimos con Leo. Se suponía que evitará a Percy un tiempo, tan sólo asegurándome con el diario de que estuviera a salvo. Sin embargo, soy incapaz de decirle que no a Hazel.

 Cuando llegamos, cerca del Central Park, lo primero en lo que me fije fue en la chica al lado de Percy. Alta, cabello enrulado y rubio, con brillantes ojos grises. Tenía la impresión de haberla visto antes. Ella hablaba animadamente mientras él reía.

 Percy me vio— ¡Hola, Nico! —mostró su sonrisa perfecta de siempre.

—Hola, Percy…—saludé.

—No te veía desde hace dos días, eso es todo un record—revolvió mi pelo.

Sentí mi cara arder—Hem…sí, yo…—busqué alguna excusa.

— ¡Hey, yo también existo! —saltó Leo.

—Y yo—agregó Hazel.

 Percy se rio—, perdonen. Me da gusto verlos.

—Y ahora—Leo tomó del brazo a la chica rubia e hizo que se acercará a nosotros—, les presento a Annabeth Chase. Era compañera nuestra.

 Annabeth Chase. Sí, estaba en nuestro curso. Nunca hablaba, se la pasaba escribiendo en una libreta sin prestarle atención a nadie, por lo que nunca me molesté en hablarle, eso y que no solía confiar en otras chicas aparte de Hazel…y bueno, Bianca y mamá.

 Tosí—y bien, ¿a dónde vamos ahora?

—A Central Park—respondió Leo.

— ¿Central Park? —Cuestionó Hazel— ¿no estaba cerrado por los asesinatos?

— Wow, espera, ¿qué asesinatos? —pregunté. Realmente nunca me enteró de nada.

— ¿No lo has oído? —Me preguntó Percy—han ocurrido muchos asesinatos últimamente, ayer en Central Park por ejemplo, y todas las victimas tuvieron una horrible muerte. Parecía que hubieran sido comidos, ni siquiera pueden identificar los cuerpos, y están cubiertos de marcas de dientes.

 No dije nada, sólo miré los ojos de Percy, como preguntando “¿crees que…?”, él asintió levemente. Desde que el juego de Deus comenzó ha habido demasiadas muertes y accidentes, era difícil pensar que fueran coincidencias.

—El punto es—interrumpió Annabeth—, que iremos a ver el lugar del asesinato—declaró.

 Nos las arreglamos para entrar, fue mucho más fácil de lo que pensé. Sólo unos cuantos policías estaban vigilando. Una vez que logramos cruzar, fuimos al lugar, por lo poco que habían revelado en las noticias, era en la zona sur del parque. Realmente no tardamos nada en encontrarlo.

 Obviamente no había cadáveres, tan sólo enormes manchas de sangre en el suelo. Sin embargo, por alguna razón, Annabeth parecía realmente emocionada de verlo, ¿qué clase de chica normal se emociona al ver manchas de sangre?

— ¿Te emociona esto? —inquirió Percy.

 Ella sonrió ampliamente— ¡Sí! sueño con convertirme en detective—dijo con tono soñador.

— ¿Detective? ¡Eso es genial! —le festejó.

— ¿En serio lo crees? —Sus ojos brillaron—, gracias, Percy.

 ¿Quién se creía que era? Estaba acaparando la atención de Percy. Detective, por favor, ¿1ué podría descubrir viendo unas manchas en el piso?

 No me mal interpreten, si tiene un sueño no voy a pensar que es estúpido, no tenía ningún problema. El problema era que a partir de ahí estuvo pegada a Percy todo el día, él parecía totalmente embobado con Annabeth e ignoraba cualquier cosa que quisiera decirle.

 Finalmente estábamos todos sentados mirando el parque. Ella y Percy seguían enfrascados en su burbuja ignorando todo, mientras yo deseaba tener una piedra o algo para reventar esa burbuja, y si era posible, causarle mucho dolor a la rubia.

—Nico, ¿estás bien? —Hazel me miraba preocupada.

Rascaba con nerviosismo mi pantalón—Sí…estoy perfecto.

— ¿Seguro? —insistió Leo.

—Sí…—me puse pie—, vuelvo enseguida.

 Había una maquina dispensadora de gaseosas cerca, por lo que puse de excusa que iba a tomar algo, pero realmente sólo quería alejarme antes de hacer alguna estupidez enfrente de Hazel.

 Suspiré varias veces intentando calmarme. Esa chica me estaba sacando de quicio, en cualquier momento agarraría la primera cosa que tuviera a la mano y se la tiraría por la cabeza con tal de que dejará de hablarle.

 Sentí unos pasos detrás de mí.

—Nico—llamó mi atención Leo.

Me volteé para verlo— ¿sí?

—Yo…lo siento.

— ¿Eh? ¿Por qué te disculpas? —pregunté confundido.

Jugueteó con sus dedos mirando hacía otra parte, como si yo lo pusiera nervioso—de haber sabido que nos encontraríamos contigo, no habría invitado a Annabeth…

—No entiendo tu punto, Leo.

Suspiró—te gusta Percy, ¿no es así?

 Sentí como me ardía la cara—… ¿soy tan obvio?

—Sí—respondió de inmediato—, por eso me disculpo. Percy parece llevarse bien con Annie, y…te ves algo triste.

—De todas formas no importa—me apoye en la pared al lado del dispensador—, Percy jamás se interesaría en alguien como yo, es inu.-

— ¡Nico! —interrumpió Leo. Se acercó a mí, hasta acorralarme contra la pared, y frunció el ceño— ¿qué clase de actitud es esa? No puedes rendirte tan fácil.

—Pero…

— ¡Nada de peros! ¡No voy a permitir esto! —cruzó los brazos.

Lo miré serio— ¿realmente crees que tengo algún tipo de posibilidad?

—Nunca se sabe—se encogió de hombros—pero te tengo confianza como amigo.

Tardé unos segundos en responder— ¿Amigo…? ¿Soy tu amigo?

— ¡Por supuesto! —me dio unas palmadas en la espalda—era obvio, ¿por qué lo preguntas?

—Yo…bueno, nunca he tenido amigos realmente…sólo a Hazel—susurré apenado.

Leo sonrió—, entonces me declaró como tu mejor amigo a partir de ahora.

 Me reí tímidamente y asentí. Leo me rodeó con el brazo, llevándome con él junto a los demás. Al volver, Annabeth estaba hablando con Hazel mientras que Percy miraba su celular. Me senté a su lado, sonriendo de manera tranquila y simpática.

— ¿Pasó algo? —preguntó.

—Nop~, nada—mantuve mi sonrisa.

 Annabeth se levantó de su asiento—, bien. Voy a continuar con mi investigación.

—Te tomas esto muy en serio—comenté.

Giró la lapicera de la libreta entre sus dedos—claro, pienso averiguar lo máximo que pueda—afirmó—, nos vemos luego—se despidió y fue en dirección a ver los restos de nuevo.

 Después de eso, estuvimos hablando de cosas sin sentido, riéndonos de cualquier tontería. Hazel parecía llevarse muy bien con Leo, y ya sin Annabeth cerca, Percy me prestaba más atención. Pero claro, la paz no podía durar mucho.

— ¡¡Chicos!! —Annabeth venía corriendo hacia nosotros. Se veía aterrada.

— ¿Annabeth?

 Frenó en frente nuestro, respirando agitada—cerca…de…h-hay…

Percy la tomó por los hombros—alma, ¿qué ocurre?

Tomó una bocanada de aire—…encontré un cadáver.

 

 Todos seguimos a Annabeth hasta donde había estado. Cerca de los restos de antes, ocultó entre las plantas, se encontraba el cadáver de un chico, totalmente mutilado con marcas de dientes en todas partes. Justo como describían a todos los casos anteriores.

— ¡No mires! —tapé los ojos de Hazel antes de que pudiera verlo.

— Esto es…—comenzó Leo.

—Asqueroso—completó Percy.

—No sólo eso. La policía estuvo investigando aquí toda la mañana, es imposible que no se dieran cuenta de esto—Annabeth se acercó al cadáver, tocando una de las marcas de dientes sin inmutarse—, son heridas recientes…

— ¿Eso qué significa? —inquirió Hazel aún con los ojos tapados.

—Que el asesino puede estar cerca—declaró.

 En ese momento escuchamos pisadas detrás de nosotros. Pisadas de perros, seis para ser preciso. Tenían una apariencia enfermiza, estaban sumamente flacos, unas pequeñas placas de metal mantenían sus hocicos abiertos, dejando ver sus afilados dientes.

—Estoy empezando a creer que venir al parque fue mala idea—comentó Leo.

—Sí, realmente lo fue—corroboré.

 Los perros se acercaron cada vez más. Dejé de cubrir los ojos de Hazel para pasar a tomar su mano con fuerza, luego salí corriendo al igual que todos los demás. Por lógica, los perros son más rápidos que los humanos, pero con miedo hasta un inválido corre, por lo que de alguna forma nos las arreglamos para ir más rápido que ellos. Sin embargo, no tardarían en alcanzarnos. 

— ¡Leo! —le dije.

— ¿Si?

—Cuando diga “ahora” quiero que saques a Hazel de aquí.

Me miró trastornado— ¿Q-Qué? ¿Qué piensas hacer?

—Mi estupidez del año. Sólo has eso por mí, por favor—asintió—, gracias.

 Corrí aún más rápido para adelantarme. Frené subiéndome encima de una banca, inhale profundamente y coloqué mis manos como megáfono.

— ¡¡POR AQUÍ, PERROS PULGOSOS!! —los perros me miraron y corrieron hacía mí, ignorando por completo a los demás— ¡AHORA!

 Leo tomó del brazo a Hazel y salió corriendo en dirección contraria. Me bajé de la banca y escapé lo más rápido que podía. Todos los perros estaban siguiéndome. Me metí entre los árboles, cruzando en zip zap a través de ellos para despistarlos. Funcionó, o dejaron de perseguirme por alguna razón, no lo tengo claro.

 Al salir de la arboleda, estaba en frente del lago de Central Park. Estaba agotado, la garganta me ardía, sentía como si el corazón se me fuera a salir del pecho, pero no había terminado: era obvio que los perros tenían que ver con algún usuario, en ese momento sólo podía pensar en Annabeth, los perros aparecieron justo cuando ella fue a buscarnos.

 Me equivocaba.

—Vaya, ¿estás solo? —preguntó una voz.

  A pocos pasos de mí, Rachel Elizabeth Dare estaba parada con las manos en la cintura, junto a ella había un perro, igual a los anteriores pero más grande.

—Tú…

—Así es. Soy un usuario al igual que tú—dijo sin más—Mi Mirai Nikki, es el diario de la crianza—mostró su celular.

— Entonces, ¿eres la responsable de los asesinatos? ¿Has estado matando a tanta gente?

Frunció el ceño— ¿qué se supone que me echas en cara? No es como si tú no hubieras hecho lo mismo.

—Es diferente, eran usuarios. Si voy a matar a alguien tengo que tener mis razones, no sólo porque si—me crucé de brazo—, sin mencionar que yo no utilizo animales como herramientas. Los animales son distintos a los humanos, no razonan, aprovecharse de eso….me das asco.

Su parpado izquierdo tembló, creo que la estaba irritando— ¡cállate!

— ¿Quieres que me callé? Bien, ¿qué esperas para matarme? —presioné.

— Oh, voy a matarte. Sin embargo, aún falta alguien más.

— ¿Alguien más? —mi celular vibró; al sacarlo tenía una nueva anotación.

“Percy está buscándome” 18:15

—Percy…—estaba preocupado por mí— ¡no te atrevas a hacerle daño!

—Si no lo hago yo, lo hará alguien más.

— ¿Qué?

— ¿No te has dado cuenta, Di Angelo? Los usuarios son peligrosos, desalmados…lo has hecho bien hasta ahora, pero tarde o temprano—sonrió de manera maliciosa—Percy morirá.

  Saqué un cuchillo que, desde que ese juego empezó, llevaba siempre escondido. Me abalance hacía Rachel, ella retrocedió y le ordenó a su perro que atacará. Cuando el perro saltó para morderme, blandí el cuchillo hacía abajo, causándole un corte en la pata, que ocasionó que cayera al suelo y no pudiera estabilizarse por el dolor. Nunca le había hecho daño a un animal, me sentí como basura.

— ¡¿Cómo lo..-?! —calló cuando logré alcanzarla.

 Tumbé a Rachel al suelo, la chica soltó un gemido de dolor cuando su cuerpo dio contra las piedras. Su celular cayó a un lado de ella. Intentó agarrarlo, pero yo pisé su brazo haciendo que gritará.

— ¡Déjame!

 Negué lentamente con la cabeza—No. Voy a matarte—dije sin inmutarme.

— ¡Esto no es necesario! Si vas…si vas a matarme, ¡solo necesitas destruir el celular! —gritó a la par que sus ojos se llenaban de lágrimas por el miedo. Ridícula.

—Eso no es suficiente…ignoraste mi advertencia.

— ¿Advertencia…?

— ¿No te quedo claro, Rachel? No debías acercarte a Percy Jackson—declaré bajando poco a poco el tonó de mí voz.

 Rachel abrió los ojos como platos— ¡T-Tú…!

Levanté el cuchillo y apunté a su corazón. Cuando quise apuñalarla, alguien sujetó mi brazo. Al darme vuelta me topé cara a cara con Percy, quien me miraba furioso.

— ¡¿Qué crees que haces?! —tiró de mí para que dejará de pisar a Rachel.

— ¿Percy…?

—Todo lo que necesitamos es su diario.

 Intenté zafarme de su agarré— ¡pero ella es peligrosa!

— ¡Mira quién lo dice! —espetó.

 Escuché unos perros ladrar. Rachel había aprovechado el momento en el que me distraje y estaba escapando con sus guardianes alrededor.

 — ¡Maldita! ¡¿A dónde vas?! —intenté seguirla pero Percy me sostuvo con más fuerza.

— ¡Nico, ya basta!

— ¡Basta tú! —Seguí tirando para zafarme— ¡Suéltame! ¡Voy a matarla!

 Sentí el dolor en mi mejilla izquierda. Percy me había golpeado. Dejé de forcejear y levanté mi vista hacía él, aún tenía el puño en alto y respiraba entrecortadamente.

— Percy, ¿por qué…?

— “¿Por qué?” —Repitió— ¡¿Por qué?! —jaló con fuerza mi brazo hacía abajo para que finalmente soltará el cuchillo— ¡¿alguna vez piensas en lo que haces?! ¡Estás completamente enfermo!

 Intenté explicarme—pero, Percy, yo sólo quería…

— ¡No me interesa! —Gritó— ¡Esto es insano! ¡Matar personas no es una solución!

—Tú mataste a Octavian—le recordé.

 Me dio una mirada tan fría que se me heló la sangre—, sólo para salvarte. Porque te lo debía—soltó mi brazo—, si tengo opción, no volveré a hacerlo.

 Después de eso no dijo nada más, sólo se volteó y caminó. Hice ademán de seguirlo, pero él me miro con la misma fría mirada de antes y paré en seco. Sólo dejé que se fuera.

 Recogí el cuchillo y decidí volver a casa. A mitad de camino, Hazel me envió un mensaje diciendo que había vuelto a su casa, y que Leo también estaba bien. Al menos ellos estaban a salvo.

 Cuando llegué casa, debido al paso lento con el que venía, ya oscurecía. Apenas entré escuché la voz de mi padre.

— ¡Nico! ¿Dónde estabas? —inquirió. Luego me miró preocupado— ¿Qué te pasó en la cara?

— ¿En la cara…? —dudé y pasé a su lado para mirarme en el espejo de la sala. Mi mejilla izquierda estaba un poco roja, era algo casi imperceptible que no notarías a simple vista…a no ser que seas mi padre— ¡Oh, esto! Me caí—mentí.

— ¿Dónde?

Miré de reojo la ventana—afuera.

— ¿Te caíste antes de entrar o…?

—Sólo me caí, papá—concluí—, voy a mi habitación un rato—sonreí y entré en mi cuarto.

 Apenas cerré la puerta, mis piernas temblaron y caí de rodillas. Percy estaba enojado conmigo. Otra vez. Hice lo posible para mantenerlo cerca de mí y lo arruiné todo. Otra vez.

— ¿Qué…se supone que haga ahora? —pregunté a la nada. Miré hacía la pared, frenando en una foto de Bianca—, ¿algún consejo, hermana mayor?

 


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