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Mirai Nikki (Percico) por Caterin Eliet

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Percy POV

— ¡Soy la novena usuaria! ¡Clarisse la Rue! —se dejó caer por la ventana—mueran.

— ¡Percy! —gritó Nico abrazándome con fuerza, a la vez que me empujaba fuera del curso.

 Caí contra la pared del pasillo, golpeándome la espalda, y cerré los ojos. La escuela tembló. Lo único que escuchaba eran explosiones y los gritos de terror de todos. Abrí los ojos despacio, el curso donde había estado hace unos segundos estaba completamente destruido. Leo estaba a un lado respirando agitado. Nico seguía abrazándome, protegiéndome con su cuerpo.

—Una usuaria…esa chica es una usuaria—balbuceé.

—No te preocupes—susurró Nico en mi oído—, yo te protegeré—tomó mi mano—puedo deshacerme de ella.

—Hem, chicos…—Leo llamó nuestra atención—les recuerdo que hay una chica loca intentando matarnos.

 Nico se apartó rápidamente de mí, un tanto sonrojado y se puso de pie. Yo lo seguí y pasé por encima de los escombros, dirigiendo mi mirada al patio de la escuela, la Novena estaba parada en el centro con un altavoz en mano.

— ¡Tengo una noticia para todos los pobres alumnos y profesores que están en este edificio! —gritó a través del altavoz— ¡ésta escuela ha sido tomada por Clarisse la Rue! He colocado bombas con sensores de movimiento en todo el lugar. Si no quieren morir permanezcan en sus salones, todos ustedes… ¡Son mi rehenes!

— Bien, ¿alguno tiene una idea? —pregunté.

— ¿Tú la tienes? —preguntó Leo.

 Nico resopló y se apartó un mechón de la cara—por el momento hay que llegar al otro lado del edificio…ahí están todos.

— ¿Y eso de que nos sirve?

—No de mucho realmente—revisó su celular—, pero debo encontrar a Hazel.

— ¿Quién es Hazel? ¿tú novia? —cuestionó Leo con una sonrisa.

 Frunció el ceño hacía él—es mi hermana—puso su mano en mi hombro y susurró—. Tu diario es el único con el que podemos saber lo que hará la Novena, mantente alerta.

 Avanzamos por los pasillos, atentos al menor ruido que nos avisará de una bomba a punto de explotar. Era complicado ver el diario con Leo cerca, él no debía enterarse.

—Si tan solo supiera donde están las bombas, y no tuvieran sensores, podría desactivarlas…—murmuró Leo.

— ¿Podrías hacer eso? —fingió curiosidad Nico, dirigiéndome una mirada disimuladamente.

 Mientras él lo distraía, yo miré mi diario. El DEAD END estaba programado a las 10:04, y otras anotaciones iban apareciendo detrás de ésta.

Una bomba explota en el salón 2-D” 9:50

 Alce la mirada, Leo estaba más adelante, pero Nico estaba justo en frente de dicho salón.

— ¡Nico! —lo tomé del brazo y tiré de él hacía donde se encontraba Leo.

Una bomba estalló a su espalda justo en ese momento. Trastabilló un poco, apoyándose en mí. Aferró sus manos a mi pulóver, estaba… ¿asustado?

—Falta poco—dijo Leo, quien también parecía haberse asustado—, será sencillo.

 Claro que no fue sencillo. Las veces en las que alguna explosión casi mata a alguno de los tres fueron incontables. El diario me avisaba en donde detonarían, el problema era esquivarlas sin morir o sufriendo el menor daño posible.

 Estábamos muy cerca de llegar, Nico miraba inquieto su diario, como si hubiera algo que no entendiera. Giramos al final del pasillo, y nos encontramos con los demás alumnos.

 ¿No sé suponía que estaban dentro de los salones?

 Antes de lo que pudiera prever, un alumno, que nunca había visto antes, me golpeó en el estómago. El aíre se me salió del cuerpo y caí de rodillas por el dolor.

— ¡Percy! —exclamó Nico antes de que un chico lo sostuviera. Al igual que hicieron con Leo.

— ¿Qué demonios les pasa? —inquirí intentando levantarme.

 El mismo chico de antes, me mantuvo contra el suelo—no es nada personal, pero si la loca nos dejará vivir por esto…

Iba a preguntarle a que se refería cuando escuché a alguien gritar.

 El chico que sostenía a Nico estaba luchando por mantenerlo en su lugar, ya que éste no paraba de moverse— ¡Luke, ayúdame! ¡el enano tiene fuerza!

Otro chico fue a sujetarlo también— ¡quédate quieto!

— ¡Suéltenme! ¡¡Los voy a matar!! —espetó, y podría jurar que no mentía.

 Otros chicos me sujetaron y me arrastraron por el pasillo. Lo último que vi fue como los demás arrastraban a Leo y Nico dentro de un curso. Me llevaron hasta el patio, donde estaba Clarisse con una sonrisa de oreja a oreja. Dejaron mi celular a unos pasos de mí.

—Bien hecho, quizás los deje vivir.

— ¿Quizás? dijiste que..—protestó uno.

—Cállate, niño. Déjenlo aquí y lárguense de mi vista—ordenó—, y más te vale no intentar nada, Jackson, te recuerdo que estás en medio de un campo minado.

Los chicos me soltaron y no tardaron en salir corriendo del lugar.

—Fue más fácil de lo que creí, tal vez no era necesario destruir la escuela—se encogió de hombros—, nunca está de más ser precavida—levantó su megáfono— ¡He encendido los sensores de nuevo, si alguien intenta salir las bombas explotaran!

 Estaba perdido. Aunque Nico estuviera a mi lado no podría hacer nada en un campo minado.

—No te preocupes, Primero. No serás el único que morirá, todas las bombas están programadas para explotar en diez minutos.

¿Diez minutos? Mi Dead End era a las 10:04… ¿era así como iba a morir?

 La Novena se regocijo en su victoria— ¡haré estallar todo en un gran final!

Un disparo pasó cerca de su cabeza, arrancando parte de su pelo. Un policía avanzó con cuidado, hasta pararse a mi lado. Era alto, con el pelo castaño desordenado, y una cara intimidante.

—No te emociones tanto. Éste es mi territorio—me observó por el rabillo del ojo—. Al fin nos conocemos, Primero.

— ¿Quién eres?

—Soy el jefe de la policía, Hedge.

La Novena carraspeó—te tomaste tu tiempo, Cuarto.

—No es bueno meterte con los niños, Novena.

—Lo que tú digas, ¿puedo hacer mis demandas ahora? —nadie respondió—, tomaré su silencio como un sí, entonces…. ¡Asesina al primero, y luego a ti mismo, Cuarto!

— No puedo permi-

— ¡Bien! —lo interrumpió levantando el controlador a modo de amenaza— ¡todos morirán!

 Al momento en el que dijo eso, una silla, sí, una silla, rompió una ventana del segundo piso y cayó junto a la Novena, seguido de un chico con ropas oscuras. Nico aterrizó de pie limpiamente. Él era genial, pero al segundo de que se estabilizó e intento atacar a Novena, ésta lo pateó con fuerza tirándolo hacía atrás.

—No lo dejes hacer todo ¡toma tu diario y ayúdalo! —exclamó Hedge.

—Pero…

— ¡Ve! —exclamó con más determinación.

Y eche a correr por el campo minado. Quizás, mi estupidez del año. Estaba seguro de que pisaría una de las minas, pero…

— ¡Percy, ve a la derecha! —gritó Nico con su celular en mano.

Lo hice, muy probablemente, evitando mi muerte. La Novena lo miró sorprendida, y de inmediato su expresión se cambió a una de rabia.

— ¡Ahora a la izquierda!

 Siguió dictando direcciones una tras otra, Novena intentaba acercarse a él, pero cada vez que lo intentaba los disparos de Cuarto la mantenían en su lugar, eso, y los libros que habían empezado a tirar los alumnos desde las ventanas.

— ¡Sigue derecho, está bien! —declaró finalmente.

 Lo hice y cuando estuve lo suficientemente cerca, saqué un dardo de mi bolsillo— ¡Novena! —llamé su atención y me lancé hacía adelante con el dardo en alto.

 La chica soltó un grito de dolor. Le había dado en el ojo. Dio unos pasos hacia atrás doblándose de dolor, mientras cubría su ojo izquierdo. Nico aprovechó la oportunidad para quitarle el panel de control y el detonador.

 El policía se acercó a ella con el arma—. Suficiente, Novena. Estás acabada.

Le dirigió su único ojo llenó de ira— ¡no me subestimes! —se escuchó una ligera explosión y se cubrió de humo. Bombas de humo. Y como por arte de magia, pasó a nuestro lado sobre una motocicleta—. Mi diario del futuro ¡es el diario del escape! —gritó, cruzando entre el humo hasta desaparecer.

Suspiré—menudo día…

— ¡¡Percy!! —escuché antes de que Nico me abrazará con fuerza.

— Hey, tranquilo, aún respiro—le di unas palmaditas en la espalda—, todo está bien.

Me miro con sus ojos brillosos—Percy…

— ¡Nico! —de la nada una chica lo tiró al suelo de un abrazo— ¡Estás bien! ¡Qué alivio! Las bombas explotaron cerca de tu salón y creí… ¡estoy tan contenta de que estés bien! —lo abrazó más fuerte aún.

— ¿Ella es Hazel? —cuestioné.

— Hmm—asintió contra la tierra, ya que había caído de cara.

— ¡Oh, perdona! —se separó de él—creo que exageré.

 Él se puso de pie con dificultad—no importa...—se dirigió a mí—. Ahora sí, Percy ella es Hazel—la presentó.

Los ojos dorados de la chica brillaban con un aíre travieso— Percy, ¿eh? Es un gusto conocerte.

—Igualmente, así que… ¿son hermanos? —realmente no se parecían en nada.

—En realidad—dijo Nico—, es mi amiga, pero la considero mi hermana.

Alguien tosió disimuladamente detrás de nosotros. El policía de hace un momento, Cuarto, se nos acercó.

—Percy Jackson, Nico di Angelo, ¿puedo hablar con ustedes un momento?

 Hazel jugueteó con sus dedos nerviosa, Nico le besó la mejilla y le aseguro que no tenía de que preocuparse. Los tres fuimos a un lugar apartado de los demás, y hablamos de lo ocurrido.

—Estoy seguro de que Novena y los demás usuarios vendrán por ti de nuevo, Primero—comentó apoyándose en la pared—, debo arrestarlos y terminar este estúpido juego—nos miró—, para lograrlo, necesitamos nuestros tres diarios.

— Quieres decir…formar una alianza, ¿verdad?

—Así es, será mucho más fácil acabar con esto todos juntos, ¿aceptan?

 Yo miré a Nico. Él solo me devolvió la mirada como diciendo “Sí tú estás de acuerdo…”

—Está bien, ayudaremos—acepté.

 Hedge estrechó mi mano—. Perfecto. Los mantendré al tanto, por el momento, deberían volver a sus hogares.

—Eso haremos—afirme y me volví hacía Nico—, vámonos.

 Asintió, con su celular en mano, sonriendo tranquilamente—sí, Percy…

 

 


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