Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mirai Nikki (Percico) por Caterin Eliet

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Percy POV

 Hedge nos llamó por la mañana para que fuéramos a la central de policía, por lo visto necesitaba pedirnos algo.

—Necesito su ayuda para completar mi operación.

— ¿Operación? —cuestioné.

Asintió—mi objetivo es evitar pérdidas innecesarias. Para lograr esto, primero debemos identificar a los otros usuarios, hasta ahora conocemos a los siguientes—apuntó a una pizarra que tenía fotos de todos los usuarios que conocíamos hasta ahora, incluyéndonos—Primero: Percy Jackson, Segundo: Nico di Angelo—nos observó—luego está Tercero, quién resultó ser su maestra, Dodds.

—Cuya muerte no lamentamos—agregó Nico, mirando las fotos sin interés.

—Nico, no seas…no, ¿sabes qué? Tienes razón—me volví hacía Hedge—, continua.

—Luego estoy yo, Cuarto—prosiguió—el quinto: Bryce Lawrence, y por último, la terrorista fugitiva, Clarisse la Rue.

Nico tocaba sus dedos como si estuviera contando—eso significa que nos faltan seis.

—Así que… ¿qué debemos hacer? —pregunté.

Hedge sonrió—bueno…

 

 Ir al Parque de diversiones. Su idea era que sirviéramos como cebo, ya que por lo visto los usuarios tiene un particular interés en nosotros, bueno, en mí, ¡muchas gracias, Deus! El parque es genial, incluso Nico parecía entusiasmado, ese no era el problema, lo que sí lo era es que no me hacía nada de gracia servir de carnada. Solo perdíamos el tiempo, ¿qué clase de operación era esa?

 Aun así, era una buena oportunidad. Podría preguntarle a Nico lo que me inquietaba, sí, ¿por qué me sigue de esa forma? Solo tenía que buscar el momento para preguntarle.

Y eso hubiera hecho de no ser que me arrastró a todos los juegos, como si de un niño pequeño se tratará. Aunque no puedo negar que fue divertido, a excepción de la montaña rusa, detestó las alturas.

 Finalmente paramos a comer algo, Nico insistió en ir a buscar la comida mientras yo esperaba. Planeaba preguntarle cuando volviera.

 Llegó con dos bandejas de comida—lamento haberte hecho esperar, Percy.

—No importa… hem, Nico, ¿puedo preguntart-?

—Bebamos esto juntos—interrumpió.

—Eh, ¿qué?

Apuntó a la bebida, que recién noté que tenía dos bombillas—esto.

—Nico, no voy a…—puso ojos de súplica—…bueno—acepté.

 Miré a ambos lados, para asegurarme de que la menor gente posible me viera, antes de inclinarme para intentar beber. Sí, intentar, porque no pasaba nada por la bombilla. Me separé y saque la bombilla de la bebida, la cual resulto en realidad estar conectada a la de Nico.

— ¡No me hagas bromas estúpidas! —grite.

 Él no paraba de reírse—perdona, perdona jaja.

—Ahora ni sueñes que beberé cualquier cosa contigo—me crucé de brazos.

Ahí fue cuando paro—oww, no te enojes…

—Muy tarde—declaré, pero él hizo un morrito y no pude evitar dejar salir una sonrisa.

— ¡Sonreíste, no estás enojado! —acotó con una sonrisa y empezó a comer como si nada.

Y así perdí otra oportunidad de preguntarle.

— ¿Qué podemos hacer ahora? —preguntó Nico, quien caminaba mientras se estiraba— ¡Oh, podríamos ir a La casa del terror! Sería divertido, ¿qué dices?

—No lo sé, quizás…—frené en seco al notar algo.

Se acercó a mí— ¿qué pasa?

— ¡Ya sé que podemos hacer! ¡Vamos! —dije arrastrándolo al parque acuático.

 

 El parque acuático era genial, piscinas enormes y toboganes altos en espiral, ¡Era perfecto! Por supuesto, tuvimos que alquilar unos trajes de baño, ya que no lo teníamos planeado. Salí de los vestidores una vez terminé y Nico salió detrás de mí.

Me fije en él; piel pálida con algunas pecas casi imperceptibles, pero al verlo sin su enorme campera de aviador encima pude notar lo preocupantemente flaco que era.

 Toqué su abdomen con mi dedo índice—tienes que comer más.

Su cara tomó un adorable color carmín y aparto la mirada—s-sí, lo sé…

—Como sea, vamos—dije dirigiéndome al tobogán.

Me siguió arrastrando los pies—yo…este…no me gusta nadar…

— ¿No? Eso es una lástima…pero, Nico…

— ¿Sí?

—Me has arrastrado por todo el parque hoy, ahora me toca a mí—sonreí con travesura— ¡te vienes conmigo!

 Abrió los ojos como platos pero no alcanzó a protestar cuando hice que cayera conmigo por el tobogán. Nos deslizamos por el agua y aterrizamos con un gran chapuzón. Lo primero que hice al salir a la superficie fue mirarlo; su cabello oscuro estaba pegado a su cara tapándole los ojos; el agua le corría por la cara y el cuello.

Se apartó un mechón de la cara con el ceño fruncido—Percy...

— ¿Qué mal te hace un poco de agua? —siguió mirándome enojado—vamos, no puedes enojarte conmigo, ¿o sí? —le apreté las mejillas haciendo que sonría.

 No sé qué me pasaba con él, pero verlo me daba ganas de abrazarlo, esos rasgos italianos lo hacían simplemente adorable.

Estuvimos, a pesar de las quejas de Nico, un largo rato. Mientras tanto yo había pensado como sacarle el tema que me intrigaba. Claro que no lo había olvidado.

Cuando salimos, sugerí que fuéramos a "La vuelta al mundo"

— ¿Uh? Creí que odiabas las alturas.

—Un poco—sí, con mi alma—, pero no tengo nada que temer ahí.

Me miro extrañado sin embargo aceptó. Iba a arrepentirme de seguro.

 Subimos al juego, sentados frente a frente. Cuando estuvimos un poco alto carraspeé llamando su atención, él me miro, sus ojos brillaban con el reflejo del sol.

—Nico—dije— ¿puedo preguntarte algo?

— ¿Para eso quisiste subir aquí? —cuestionó.

—Así es—admití.

Suspiró— ¿qué pasa?

— ¿Por qué me sigues? —bajo la mirada y mordió su labio—Nico, sé que puede molestarte, pero.-

—Ti amo, Percy—susurró con un definido acento italiano.

—Yo, hem...no habló italiano—le recordé.

—Porque te amo—repitió bajando aún más la cabeza, si pudiera esconderse dentro de su campera lo haría.

— ¿Me amas...? P-Pero, no entiendo..-

— ¿No lo recuerdas? —interrumpió de nuevo.

— ¿Recordar qué?

 Se puso de pie y se posicionó en frente de mí—te conozco desde hace seis años—me quedé mirándolo, ¿de qué estaba hablando? —. No te acuerdas…un día, cuando tenías diez, te acercaste a jugar con un chico que estaba sólo…

 Todo tuvo sentido entonces. Esa sensación de haberlo visto antes. No podía comparar a Nico con un niño de diez años, había crecido bastante, sin embargo, recordaba claramente sus ojos, esos ojos tan oscuros como la noche pero con un brillo de inocencia oculta.

— ¿Sabes por qué me mude a Nueva York? —prosiguió y yo negué—, por la muerte de mi madre y mi hermana, después de que eso pasó, yo no soportaba estar en Italia, así que mi padre decidió que era lo mejor…me sentí horrible durante meses, pero…

— ¿Pero…?

Jugueteó con sus dedos, inquieto—ese día que estuve contigo, fue el único momento en el que me sentí realmente bien...aunque solo hubiera sido un día, te apreciaba mucho…en la secundaría te volví a ver y…supongo que es obvio. Sé que probablemente te molestó, y lo que le hice a Rachel…estuvo mal, lo sé—se le quebró la voz—, sólo tenía miedo.

— ¿Miedo?

 Levantó la mirada, sus ojos parecían estar a punto de llenarse lágrimas—miedo a que te alejaras de mí. Suena egoísta, lo sé, pero yo…yo…no quiero perder a nadie más, de ninguna forma, yo…

 No lo deje terminar de hablar cuando lo abracé con fuerza atrayéndolo a mí. Se quedó quieto, probablemente anonadado. Si piensas, ¿por qué lo abrazaste? Es algo de mi personalidad, no soporto ver a alguien que aprecio sufrir, tengo que hacer algo para hacer que esa persona se sienta mejor.

—Está bien, Nico… ¿sí? Todo está bien…no me molestas, eres un chico genial.

Se apartó lo suficiente para verme— ¿lo dices en serio?

—Sí, en serio…admito que lo de Rachel fue…preocupante, pero no volverás a hacer eso, ¿verdad?

Negó con la cabeza—no, lo prometo.

—Entonces, todo está bien, además tienes que estar conmigo—le sonreí—, después de todo, eres mi compañero en este juego mortal en el que nos metimos.

Me devolvió la sonrisa—así es.

 Nos quedamos mirando a los ojos unos segundos. Nico se inclinó hacia adelante, pensé que me besaría, pero en vez de eso me dio un pequeño beso en la frente.

Sentía que la cara me ardía— ¿por qué en la frente?

—Porque no puedo besarte en los labios—dijo simplemente—, eso tendrás que hacerlo tú, como una recompensa.

 Antes de que pudiera responderle, el juego se detuvo y tuvimos que bajar. Debió ser la conversación más corta, y concisa, de mi vida.

Seguimos caminado por el parque, cuando recibí una llamada. Era Hedge.

— ¿Qué pasa? —pregunté.

—Resulta que encontramos a Novena.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).