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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

Holis

Aquí el nuevo capítulo que le faltó edición /._./

Sin más, a leer:

Andrew se levantó rápidamente de su cama, su miembro le estaba doliendo con un carajo. A simple vista se notaba que necesitaba salir de las ropas. Miró a todos lados y vanamente “pensaba” en cómo bajar su erección. Pero siempre se le regresaba, a la mente sucia que tiene, la imagen del culo de Hinata y una corriente lo golpeaba hasta allá abajo. ¡Maldita sea, tenía que hacer algo! Y obviamente tocarse no era una opción, primero muerto.
            O sea, se excitó soñando superficialmente con otro hombre, bueno; pero esa no era excusa para masturbarse por culpa de ello, eso mancharía su código de macho.
            Decidió relajarse y pensar con calma... ¡Con un demonio, ¿qué podía hacer?! Miró alrededor de su cuarto y un gesto de molestia, incomodidad y vergüenza se pintó en su rostro. ¡Una ducha fría! Tan helada que podría terminar con hipotermia y la piel azul. Eso es perfecto para lo que necesita.
            Con paso estilo pingüino comenzó a intentar dirigirse al cuarto de baño. Lo que primeramente necesitaba era que nada rozara a su pene para que no se estimulara, y eso era un poco difícil. Con los brazos levantados medianamente a la altura de sus hombros y mirando hacia el frente, Andrew logró llegar a su destino con éxito rotundo. Se fue quitando toda la ropa que traía encima, la chamarra de cuero, su playera, muñequeras, collares, calcetines, y, por fin, los pantalones se quedaron regados formando un camino por el suelo que conectaba el baño con el vestidor. Abrió la regadera y puso la temperatura a lo más frío que le tenía permitido su llave. Antes de entrar a mojarse, Andrew se recargó en el lavamanos y miró su reflejo en el gran espejo, ¿cómo es que pudo caer tan bajo?, ¿cómo pudo pasarle eso?, ¿por qué justamente con Hinata? Varias preguntas la bombardeaban la cabeza y todas le manchaban y denigraba su ética de heterosexual homofóbico. No podía evitar sentirse culpable y sucio. Se supone que le gustan las mujeres, se supone que odiaba que los hombres estuvieran con otros hombres y las mujeres con otras mujeres. Entonces, ¿por qué? Esa era la única cuestión viable en el momento.
            Se quitó su bóxer y lo que encontró le dio hasta un poco de miedo: su miembro estaba completamente erecto y excitado –mucho más que de costumbre y eso es hablar demasiado–, el líquido pre seminal goteaba y se resbalaba por toda su larga extensión. Una queja parecida al berrinche de una niñita pequeña se le escapó de sus labios. Sin tener intención de seguir viendo su tremendo pecado, entró a la ducha y dejó que el agua lo mojara directamente. Ahora debía evitar excitarse, sencillo: hay que pensar en cosas desagradables o fuera de contexto.
            Y el destino, si es que le creemos o existe, le jugó la peor jugarreta de su vida. Por más que intentaba en hacer bajar su erección nada pasaba, su pene seguía levantado y esperando a ser atendido. Pensaba en cosas serenas y nada. Pensaba en cosas desagradables y nada. Pensó fugazmente en Hinata y su miembro tembló. Maldita sea, esto tiene que ser una broma. No podía estarle sucediendo eso por culpa de un chico de cabellos largos y lisos, piel delicada y blanca..., cuerpo delgado y con curvas..., y ese redondo trasero ¡maldita sea Hinata y su estúpido trasero! El estrés le hacía alucinaciones, no podía sentir tanta lujuria por un culo, ¡un culo de hombre! ¿Y si mejor pensaba en Alexandra? Sería menos pecaminoso si se masturbaba pensando en su novia, ¿verdad?
            Andrew cerró los ojos e imaginó tener cerca a su novia. Que aquellos ojos verde cristal penetraban su cuerpo, que aquella piel bronceada y tersa chocaba contra la suya, imaginaba esos enormes pechos y... nada. Su miembro no bajaba pero tampoco reaccionaba con lo que su mente ordenaba como medio de excitación. No podía ser cierto. Era como si un fuerte afrodisiaco le hubiera sido inyectado y ahora no podía controlarse. Seguía en el mismo estado. Andrew chocó su frente contra la pared la pared y dejó que el agua fluyera con naturalidad por todo su marcado cuerpo. Y suspiró. Su pene le dolía y no podía hacerse ajeno antes sus deseos carnales: se excitó pensando en un hombre y punto. La maldita agua congelada no hacía nada por su problemita, sólo le provocaba escalofríos de lo congelada que está. Bueno... si se estimulaba y no se lo contaba ni a su propia alma, no sería tan malo como parece. Su cuerpo reaccionó contra su voluntad, eso fue lo que pasó. No es que le atrajera un hombre, para nada. Simplemente, y repito, su mente le jugó una broma a su cuerpo y éste reaccionó contra su voluntad. Nadie tenía por qué darse cuenta de su cometido. Se masturbaría rápido y listo. Y si se evita imaginarse al innombrable DJ... puede que solo sea una paja más del montón.
            Andrew cerró levemente sus ojos y acercó su mano derecha a su pene. Tomó la extensión y comenzó a subir y bajar lentamente. Por culpa del agua y todo el líquido pre seminal que ya ha escurrido, se podía mover con mayor facilidad. Un cosquilleo le recorrió todo su cuerpo. Por alguna razón, esta vez se sentía genial aquel obsceno movimiento. Tapó con su otra mano su boca para evitar soltar jadeos y fue subiendo la intensidad de su vaivén. Sin poder evitarlo, volvió a pensar en Hinata. Sentía que el cuerpo del DJ estaba en frente de él, e imaginaba que lo aprisionaba contra la pared. El agua recorría aquel cuerpo desnudo desconocido por el baterista. Sus movimientos se volvieron erráticos y veloces, sentía la necesidad de que el chico de cabellos azules estuviera en esos momentos  allí mismo, en esa regadera junto con él. Suponía la suavidad de su piel, sus curvas y delgado abdomen, esos labios, sus ojos carmín. Andrew ya no solo subía y bajaba su mano, de vez en cuando se entretenía con la punta de su pene y seguía acariciando de forma envolvente. Hasta que, por fin, después de unos minutos y diversas imágenes mentales de Hinata, su orgasmo llegó.
            Una fuerte corriente eléctrica lo atacó por toda su espina y una gran cantidad de semen manchó su mano. Fue el orgasmo más fuerte que experimentó. No pudo evitar sentirse culpable. Se masturbó pensando en Hinata. El chico no tenía culpa de la morbosidad de aquel baterista urgido. Tal vez lo que siempre le dice el DJ es cierto: es un urgido sexual. También es que le gustaba mucho el hacerlo. Pero haberse tocado y pensado que tenía a Hinata ahí con él y que le podría hacer cualquier cosa era por demás enfermo. Era inaudito su cometido, no podía creer que lo hizo y que no evitaba querer cortarse la mano. Tomemos en cuenta lo siguiente:
            Pensó en un hombre al masturbarse.
            Tiene novia en la que podría haber pensado para hacerlo y no fue así.
            Es homofóbico. El haberse masturbado con conciencia de que fue por culpa de la estimulación mental por otro hombre, manchaba sus pensamientos y mantra que ha forjado desde pequeño.
            Fue Hinata en quien pensó.
            Se sintió bastante bien.
            Y, no podemos olvidarnos, ¡pensó en un hombre al masturbarse!
            No podía ser esto peor.
            De pronto el teléfono comenzó a sonar. Era el tono del dispositivo de la casa. Así que Andrew abrió una pequeña rendija que tiene justo al lado de donde abre la llave del agua. Ahí había una pequeña pantalla que le dejaba controlar varias cosas de la casa y el baño, el teléfono estaba incluido. Así que, con dos toques, él contestó la llamada: es Luther.
            —¿Se puede saber para qué me llamas a estas horas? —Preguntó un molesto Andrew mientras lavaba su mano.
            —Yo te iba a preguntar lo mismo pero refiriéndome al hecho de que estás tomando una ducha —respondió el gemelo guitarrista.
            —Eso no importa. ¿Y Tony?, ¿no se supone que hoy era noche de películas?
            Normalmente, un día a la semana, los gemelos, lo dedicaban a ver películas toda la noche.
            —Se quedó dormido como casi siempre, no es algo nuevo. Como sea, sabía que estabas despierto, mi sentido arácnido me lo dijo, y aproveché para llamarte y platicar un rato.
            —Joder, me estoy duchando ¿y quieres hablar?
            —No me molesta, es lindo el sonido de la regadera de tu casa. Además hay unas cosas importantes que debes saber, no te hablaría nomás porque sí.
            —De hecho... sí lo haces, como sea, escupe lo que tengas que decir.
            —En primera, qué grosero. Y en segunda, sí que es importante para lo que te hablo; sucede que escuché que Lila, esa linda cantante de cuerpo de adolescente, quería contratar a Hinata para un trabajo.
            El haber escuchado el nombre de Hinata le sacó de onda y su corazón, sin razón aparente, empezó a latir con rapidez. Se sentía extraño ahora con escuchar el nombramiento del DJ, esto debido a su anterior y más reciente pecado cometido.
            —¿Y eso a mí que me importa? —Preguntó Andrew con intención de parecer que no le importaba, cuando no era así, estaba a la espera de escuchar todo lo que se refiere a Hinata—, No es como si necesitara saber todo lo que haga ese maricón.
            —No quiero referirme a Hinata, Andrew —replicó su amigo con tono algo molesto—. A lo que quiero llegar es que tú ya conociste a Lila, ¿no es así?
            —Por supuesto, fue le noche de esa premiación de hits del año, ésa donde ganamos tres premios, la chica me saludó y como Alexandra no estaba necesitaba celebrar de alguna manera.
            —¡Bien, ¿y cómo es ella?!, ¿es tímida o atrevida?
            —¿Por qué lo quieres saber? —Preguntó sonriendo Andrew, ya sabía por dónde iba el camino.
            —Eso es obvio, quisiera conocerla mejor. Tú ya lo hiciste físicamente, y debo empezar por algo. Ya sabes cómo me trae babeando esa muñequita, y ella se hace del rogar con todos menos contigo. Si la podemos ver por las oficinas está claro que haré lo imposible para conseguir salir con ella. Escupe lo que sepas de Lila de una vez por todas.
            —Calma, tigre. Te diré lo poco que sé, aunque... creo que... —sabía Andrew que le costaba pronunciar ese nombre— Hinata sería el indicado para que te dé la información que quieres. Si quieres conquistar a Lila, porque eso parecer ser, él te podría decir más datos que yo. Lo único que te puedo decir es que a ella le encantan los Martini secos, le gusta el rosa en exceso, ama las flores, en especial los agapandos y buganvilias, y que es tímida en la cama. Ya sobe su físico, la copa de sus pechos es B.
            Lo único que en esos momentos se escuchaba en aquel baño era el sonido del agua cayendo y Luther escribiendo algo, estaba pronunciando lenta y largamente cada palabra que Andrew dijo. Eso era incómodo, así que Andrew comenzó a lavar su cabello, ya había acabado de desinfectar su mano, a la espera de que Luther hablara.
            —Bien —dijo por fin Luther—, con eso bastará para empezar. Tal vez luego le hable a Hinata para sacarle la sopa. Al chico le gusta estar con hombres a solas, tal vez me aproveche de eso...
            —¡Ni se te ocurra hacerlo! —Exclamó enojado el baterista.
            ¿Por qué hizo lo que hizo? Para opinión de Luther, Andrew le regañó de esa forma por culpa de su Homofobia y el guitarrista creía que su amigo estaba haciéndose ideas mal hechas y su repudio le provocó reaccionar así. Tal vez, buen lector, tú y yo creamos que se deba a un intuición, a un instinto por todo lo que ha pasado; que se debió a que Vinx gritó aquello y de esa forma porque no quería que nadie le hiciera algo a Hinata, o porque simplemente se le salió, o no lo sepamos realmente. Ya que lo que verdaderamente fue la causa del grito, Andrew solamente la sabe: le regañó de esa forma a su amigo porque la imagen de Hinata bajo la luz de la luna vino a su mente, aquella noche después de esa incómoda entrevista. Andrew sintió temor de que Hinata aceptara libremente a Luther y que... le pudiera dejar de lado para atender al pelirrojo gemelo; sería feo dejar de pelear (aunque no sabría verlo a la cara a partir de ahora por la estupidez que hizo). ¿Será eso acaso el veneno de los celos? No, no es eso. Es una envidia combinada con molestia porque las tres teorías anteriores se fusionaron: ese regaño fue por culpa de su homofobia, su instinto y su temor.
            —Calma, Andrew —dijo un tranquilo Luther—, no haría algo que te molestara. Igualmente, los hombres a mí no me van. Sólo sería para saber sobre Lila y listo, nada del otro mundo. Y... es sobre Hinata la otra cosa que quería contarte. No sé cómo o por qué, pero tengo fotos sexys de ese chico.
            —¿Que tienes qué mierda?
            ¿Por qué carajos estaba tomando ese rumbo la conversación? Andrew quería deshacerse de las imágenes mentales de Hinata y ahora su amigo pelirrojo le hablaba sobre unas fotos comprometedoras del DJ.
            —Sí, y enserio no sé cómo es que terminé teniéndolas yo. Aparecieron en una carpeta en mi computadora. Creo que Tony se anda metiendo en cosas que no debería, tendré que preguntarle y vigilarlo más de lo que ya hago. Y antes de que me lo digas, ya sé que a Tony lo tengo demasiado acosado pero, recuerda, que es por su seguridad, él es muy inocente. El punto al que quiero llegar es que tengo fotos de Hinata y, si él fuera una chica y no tuviera huevito sorpresa, son para querer hacerte algo con ellas si es que te vienen lo chicos. Parece ser que se las tomaron hace poco tiempo, creo que fue una pareja que él tuvo y que cortó al poco tiempo, como era de esperarse. Se nota que Hinata ni sabía que lo estaban fotografiando o es muy bueno posando. Son, bueno..., bastante interesantes. Ese chico sí que tiene buen culo. Oye, ¿las quieres?
            —¡Pero claro que no! —Eso es mentira (en realidad, no, no es mentira)—, ¿qué te hace creer eso?
            —Pues han bajado mucho a sus peleas y le hablas con más calma. No creí que lo tomarías tan a pecho. Las encontré y pensé que se te haría gracioso, no estaba ofreciéndotelas para que te masturbes con ellas, primero te mueres. No deberías estar tan alterado, es sólo Hinata, ¿qué te podría hacer ese niño?... Como sea, ya me tengo que ir, Tony se está incomodando de estar dormido en el sofá y debo llevarlo a su cama. Nos vemos, Andrew.
            —Lo que tú digas, que descansen...
            Y la llamada terminó. A la ducha helada de Andrew le faltaba poco; así que con un suspiro, el baterista decidió terminar con su cometido. Pero eso se vio nuevamente interrumpido porque volvió a sonar aquella pantalla, era un mensaje que llegó a su celular personal. Andrew, por curiosidad, desbloqueó y entró a la conversación que tenía con el emisor. Era Luther, quien escribió cínicamente “Tal vez te sirvan en un futuro” junto con una carita feliz con un guiño. Le mandó una carpeta, Vinx la extrajo para después abrirla... sus ojos se abrieron con fuerza. ¡Maldito Luther, le mandó las fotos de Hinata! Era un montonal. La carpeta contenía, fácil, unas treinta fotos. De lo que pudo apreciar en las miniaturas era que Hinata, en ese entonces, tenía el cabello totalmente blanco y que estaba como en una zona privada en un hotel. Aquel hotel se le hizo vagamente conocido pero no lo podía ubicar.
            Más que nada y por morbo, Andrew decidió caer en la tentación y abrió la secuencia de imágenes. Sus ojos se abrieron tanto que hasta le debió dolerle. La primera foto era Hinata comiendo una paleta helada; tenía una mano debajo del helado para lo que chorreara no cayera sobre la silla en la que estaba sentado. Traía un traje de baño corto y muy ajustado, sentado de lado, se podía apreciar muy bien su trasero. Estaba mojado el chico, las gotas caían por todo su cuerpo. Andrew se hizo para atrás por la impresión. Por su seguridad mental, ya no seguiría viéndolas.
            Después de esa odisea en el baño, Andrew decidió ir a la cocina por algo de comer y beber. Tenía hambre. Con solo portar un pantalón de dormir color gris oscuro, dejando expuesto su marcado torso y abdomen, su nívea piel y ese tatuaje en su espalda, se dirigió a su objetivo. Queramos o no, Andrew es atractivo. Mientras iba camino a su destino, el chico, con el cabello semi mojado, se estaba poniendo una diadema para jalar su fleco y mechones frontales para atrás. Alexandra le regañaba por dejar que con su cabello mojara la mesa cuando a veces cenaban después de bañarse. Se volvió costumbre de Andrew que, con el cabello aún algo mojado, se pusiera ese accesorio para evitar mojar y tener el cabello en la cara. Alexandra siempre se quejaba de él, por lo que su novio le cumplió el capricho y usa esa cosa medianamente femenina. Es por una causa justificada. No podía hacer nada al respecto.
            Se sirvió un vaso con jugo y después de darle un sorbo miró a la nada, estaba todo muy callado. Y con razón, ya eran casi las dos de la madrugada. El tiempo pasaba volando cuando queremos que pase lento y cuando deseamos que éste avance, no lo hace. Era incómodo y molesto. Andrew seguía recargando su  brazo derecho en la barra de su ostentosa cocina y continuaba bebiendo de poco a poco. Tenía pensado comer algo, pero desistió a la idea; de pronto, ya no tenía apetito. Había algo que le provocaba dolor de cabeza: Hinata. Después de lo que hizo y de que ahora posee en su teléfono fotos de él, ¿cómo lo vería a la cara? Sentiría pena de sí mismo, Andrew no soportaría debido a la culpa de su código de hombre. Y como se juró a sí mismo no contarle a nadie sobre su pecado, no veía otra salida más que esconder todo esto dentro de él. Ya pasó, ya no sería necesario volverlo a hacer, ¿verdad? Hinata no debe darse cuenta, simple.
            Antes de quedarse dormido, Andrew revisó su móvil: efectivamente, ahí tenía las fotos. Dispuesto a borrarlas, el baterista acercó su dedo a la opción de hacerlo, y no lo hizo. Algo dentro de su cuerpo le pidió que, aunque sea, les diera un vistazo y ya luego las borraba. Tapeó sobre la primera imagen, era la de Hinata comiendo una paleta y comenzó a verlas. En varias de ellas lo que más se apreciaba del DJ era su culo. Era cierto lo que dijo Luther, ese chico sí que tenía buen cabús. Había fotos más sensuales que otras, pero siempre se mantenía la esencia de tenacidad del DJ. Pero en esos momentos Andrew no quiso darle importancia a esos enfoques, lo que él estaba viendo era el escenario y, sobretodo, la sonrisa de Hinata. Se veía tan natural y sereno, tal vez sea necesario no pelear tanto con él y dedicarle algo de serenidad a su relación. Le gustaría que ese chico le dedicara una sonrisa tan dulce como la que estaba viendo en una de las últimas fotos: Era Hinata sonriendo al atardecer, estaba bajo una palmera y sobre la tibia arena blanca; sus ojos estaban perdidos en alguna parte del mar. Era preciosa esa imagen, en todos sus estándares, el baterista se quedó embelesado por la figura de Hinata, el atardecer tan cautivante y ese mar con destellos. Quien haya sido su pareja en esos momentos tomó una buena foto. Sintió una pequeña molestia por esa razón pero se le olvidó viendo esa línea curva que delimitaban los carnosos labios del DJ.
            Y cuando menos se dio cuenta, esa foto era ahora su fondo de pantalla. Y se quedó dormido.

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

Ya esta relación va a comenzar a mejorar, se pondrá más tensioso.

Espero su reviews, comenten qué les pareció, porque me encanta leer sus opiniones.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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