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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

¿Por que no actualicé la semana pasada?... Porque no tuve tiempo, perdonen.

HOLAAAAAAA

(Capítulo semi editado, ya lo sé, soy un asco)

Por fin, el capítulo con una GRAN sorpresa para ustedes que, eso espero, les va a gustar mucho. A mí me emociona que lo lean porque esto, ESTO, es el comienzo de TODO:

La canción es: Iris -The Go Go Dolls

Sin más, a leer:

Enojado, Hinata se fue a su habitación, se encerró y dentro de ésta dejó sobre una mesita de noche los dos vasos y las pastillas. Maldita sea, lo único que le pidió a Vinx fue que no aceptara ningún acercamiento con su madre y fue lo que hizo estando en el peor estado: borracho. Por ello no quiso entrar a aquella habitación.
            Hinata llegó a suponer que el dejar hacer una fiesta a los empleados fue, en realidad, una idea de Azuki para conseguir emborrachar a Vinx y hablar con él. Esa mujer es lista y tendría sentido sabiendo cómo es el baterista de CaNniBaL. Sólo rezaba que la cordura que dice Vinx aún tener le ayude a salir ileso de ese problema. Hinata quería que Azuki se alejara de Vinx y no porque sea ella siempre así sino porque simplemente se trata de Vinx. No quería a nadie –y mucho menos gente como su madre– cerca de ese tonto homofóbico mal hablado.
            Con pesadez se recostó contra el muro blanco y se dejó caer hacia el suelo. Cuando con sus brazos rodeó sus piernas y miró el reflejo de la luna ocultándose debido a la hora, supo que no podría hacer nada; a menos de que quiera quedar peor de lo que ya con su mamá. Tonto Vinx, tonta fiesta, tonto él mismo. Sentía que falló en la única misión que tiene una vez estando en la residencia de sus padres: alejar a todos de su madre. Aunque suene cruel y se piense que Hinata trata a su mamá como una loca, lo hacía porque ella era mucho más peligrosa. Un loco no sabe que está loco. Su madre sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Esa era la enorme diferencia; Azuki no teme herir a la gente con tal de obtener algo que le guste o interese.
            Y Hinata no entendía bien pero sabía que Vinx no debía de estar cerca de Azuki. No lo quería porque sabía que Vinx podría caer fácilmente en las redes de unos brazos que le puedan ofrecer cariño. Odiaba esa sensibilidad del baterista, pues desencadenaba un cúmulo de acontecimientos con malas consecuencias. Azuki no es fea, tiene buen cuerpo y puede fingir perfectamente para que Vinx acepte lo que sea que ella quiera. Hinata se sintió, de pronto, muy solo. Frente a él estaba el cuarto de Vinx, podría interrumpir como si no supiera lo que ocurría y evitarlo. Pero algo no le dejaba ir y ese impedimento era el miedo. Hinata sentía helar su cuerpo con sólo pensar e imaginar que su madre se meta con su compañero de trabajo; un muy tonto y sumamente guapo compañero de trabajo. Por lado de su madre, a Hinata ya casi ni le afectaba saber que ella engaña a su esposo cuantas veces sean necesarias para sacar provecho de la situación; pero, cayendo en cuenta de que se trata de Vinx, con el baterista no quería ese acercamiento. No quería a nadie cerca de él.
            Suspiró rendido y se enojó. Hinata se enojó con Vinx por lo estúpido que es. Y eso se lo pagaría muy caro. Pero es que era todo justificado, aquella indicación de oro no se debe romper por nada en el mundo: no se debía de acercar a Azuki. Y Vinx dejó que la mujer de rasgos asiáticos lo hiciera. Dejó que el lobo abriera el hocico para atacar. Era un tonto, un enorme y grandísimo tonto. El chico de ahora cabellos negros se sentía frustrado. Un malestar y sensación de mareo le estaba atacando el sistema. Su vista se desvió un poco y, si no fuera porque se encontraba sentado, sentía que se caería. De repente, se sentía muy mal, tanto mental como físicamente. Sólo deseaba que Vinx pueda alejar a su madre antes de que se acuesten en esa cama para invitados.
            Hinata no evitó sentir ese escozor en su vientre al dibujar esa imagen en su mente y luego recordar a su papá. Su padre era un hombre que el trabajo lo estaba consumiendo vivo y su esposa lo ha dejado de lado para buscar una diversión más para su vasta colección. Sabía que el hombre que la desposó no era ajeno a esos numerosos y descarados engaños, más lo que Hinata no entendía era cómo por qué Adam no hacía nada contra ella. Y esa respuesta la supo a temprana edad: Adam está con Azuki, más que nada, por compromiso social. Simplemente absurdo. ¿Aún se amarán? Lo dudaba mucho... Su padre hacía mucho que podía descansar, el trabajo se ha vuelto en su primera, segunda y tercera vida. Ser un CEO de tan importante corporación como lo es la que él fundó, le daba a entender que tal vez Adam necesite más de su hijo que lo que Hinata le ha dado. Pero es que no deseaba heredar esa vida, no quería ser dueño de tanto sintiéndose él tan poco...

Vinx dejó entrar a Azuki con algo de dificultad y recelo. Podrá estar ebrio más sabía que Hinata y Patricia le habían rogado alejarse de esa mujer. El problema recaía en que Azuki es bastante insistente y por la mente del baterista le atravesó la idea de que si hablaba con ella y dejaba en claro que sólo había venido para acompañar a Hinata y nada más, podría quitársela de encima. No es como si el fundador de CaNniBaL no se hubiera dado cuenta de las constantes miradas que Azuki le estado enviando en todo el día durante la fiesta. Si era concreto, mejor.
            Sólo deseaba que Hinata se haya quedado dormido o que simplemente no lo piense ni vaya a ver.
            La mujer se adentró al cuarto y ella misma prendió las luces de aquella bonita estancia. La señora de la casa se sorprendió al saber que Hinata le había dado a Vinx el cuarto que fue de Patricia cuando esa criada estuvo quedándose en la mansión para estudiar junto con el DJ. Azuki no entendía por qué tanto cariño dirigido a alguien del proletariado tan unilateral como esa chica morena. Pero la abuela Mathilde insistía en que era necesario tener cerca a Patricia de Hinata. La mujer de rasgos asiáticos le restó importancia. El punto crucial de ese cuarto es la cercanía que tiene con el de su hijo. Azuki conocía a Spencer y ese chico flaquito siempre se quedaba en el área de cuartos para invitados que estaba en el siguiente piso, bastante alejado de los cuartos principales.
            Azuki se sentó en el sillón pequeño que estaba allí y miró interesada al baterista que estaba claramente bastante bebido.
            —¿Qué te ha parecido el lugar? —Preguntó Azuki.
            Vinx se sorprendió, ¿enserio la mujer había insistido tanto en hablar con él por esos temas clichés? Aquí olía a gato encerrado.
            —Lo creo exageradamente grande para usted, su esposo y Hinata.
            —¿Tú crees? Yo lo veo ya algo chiquito para agregar el establo que deseo tener.
            «Con un carajo, por eso odio a la gente rica» pensó molesto el baterista poniendo los ojos en blanco instantáneamente—. ¿Usted monta?
            —Por supuesto, y Hinata también. Pero de él no quiero hablar, quiero hablar sobre ti, Vinx. ¿Qué fue lo que más te ha agradado hasta ahora?, supongo que disfrutaste del licor y la fiestita que les dejamos a los criados y eso me sorprendió porque no estuviste en la fiesta principal.
            —Bueno, la razón es simple: yo no era un invitado esperado. Y fue agradable ayudar a los empleados, creo que eso ha sido lo mejor hasta ahora en mi... estadía.
            Azuki se levantó y acercó sensualmente a Vinx, moviendo sus caderas de forma marcada y exagerada. El baterista se sentó en la cama y se perturbó un poco, viendo con ojos de plato a la madre del chico de ojos carmín. Eso sí que no: jamás se acostaría con la madre de alguien conocido. Y Hinata ya cuenta como uno, un conocido bastante peculiar.
            —¿De verdad lo crees así? —preguntó largamente la mujer—, puede que haya otras cosas que te agraden mucho más...
            —Lo que pasa es que me está estallando la cabeza y sería mejor si-
            —¡Ah, no te preocupes! Yo te traeré algo, espera.
            Y así se fue rápidamente Azuki del cuarto prestado para Vinx. El baterista, por su lado, no alcanzó a explicar que hubiera preferido simplemente que lo dejara en paz para dormir unas cuantas horas. Sí le estaba doliendo la cabeza, de hecho, y le había pedido algo a Hinata para la molestia. Aunque así estaba mucho mejor, no podía dejar que el chico que constantemente cambia de color su cabello caiga en la cuenta de que había roto la regla más importante. A Vinx le gusta romper las reglas pero ahora entendía por qué es importante respetar algunas más que otras.
            Azuki volvía subiendo las escaleras con un vaso de vidrio lleno de agua. Y mientras más se acercaba al cuarto donde debe estar Vinx, en su mano “libre” en realidad traía una sustancia que haría caer a ese baterista sí porque sí. Así es, le había agregado al agua un afrodisiaco que, a menos que alguien te atienda salvajemente, no te quitaría la excitación con nada. La sustancia se disolvió perfectamente y parecía más una pastilla efervescente para la cabeza que su verdadera naturaleza.
            Azuki tocó la puerta y ésta fue abierta por Vinx. La mujer se impresionaba cada vez más con lo atractivo de este chico. El cabello rubio, ojos verdes, cuerpo claramente bien marcado y trabajado, un Adonis muy tonto.
            La mujer le pasó inocentemente el vaso al fundador de CaNniBaL y éste, agradecido, lo tomó sin siquiera preguntar, ver u oler el vaso con el contenido. Parecía un vaso de agua con medicina común y corriente, y la cabeza sí que le dolía teniendo el caro perfume de Azuki por sus alrededores.
            —Si sientes que no dio resultado o que te hizo algo la medicina, avísame. Estoy en el cuarto del fondo a la derecha, mi esposo duerme como roca así que, no te preocupes, no serás molestia alguna —mintió de forma convincente la mujer. Era claro que si se quedaba a esperar los efectos se vería obvio que ella hizo algo que no debía dé.
            Pues según el conocimiento general, Vinx gusta del sexo y sólo con mujeres.
            —Sí, gracias... —Se despidió aliviado y confundido el baterista de saber que Azuki ya se le quitaría de encima.
            Azuki se fue y dejó a Vinx.
            El baterista se quitó los zapatos y la camisa que traía puesta para dejarse caer en la cama y descansar por fin aunque sea una o dos horas continuas. Pero, unos minutos después, una fuerte punzada le impidió su cometido. Vinx se sentó con lentitud en el lecho y presionó sus cienes con fuerza con ambas manos, la cabeza suele dolerle cuando bebe tanto, pero esta vez sí que estaba siendo una fuerte jaqueca.
            Segundos después supo que no se trataba de la cruda.
            Un espantoso escalofrío atacó todo su cuerpo, su piel se puso como gallina, un sudor frío le empapó y lo peor ocurrió: su miembro se comenzó a levantar. Maldita sea, ¡de verdad se estaba poniendo erecto en esos momentos! Vinx sintió calentar sus mejillas y que su cuerpo se incendiaba. ¿Qué carajos le dio Azuki? Y ahí cayó en cuenta de que sí debió tener más cuidado de aceptar algo viniendo de esa ponzoñosa víbora superficial. ¿Qué podía hacer?
            Una sola respuesta le llegó: ir con Hinata.
            Lo único que podía procesar su muy nublada mente era ir con Hinata. Repito, ¿qué más podía hacer? Ni loco se iba a la trampa de esa bruja, ya decía él que Azuki podría no ser tan mala. Cuando supo y ató los cabos, Vinx entendió el plan que tenía Azuki con él: follar. Si ya estaba excitado de esa forma, sabía que la mamá de Hinata lo ideó de tal manera de que todo parezca inocente e inesperado. Maldita sea, había caído muy bajo esta vez. El miembro estaba creciendo a pesar de estar apresado contra las telas del pantalón y ropa interior. Instintivamente, se desabrochó para liberarse un poco de esa tensión. Definitivamente no quedaba de otra, tenía que ir con Hinata. Azuki es su madre, él debe de saber qué hacer.
            Con la peor calma disimulada, salió del cuarto, apagando las luces de paso, y fue al cuarto de enfrente. Sentía una enorme pena pero casi no la podía razonar. No caía, aún, en cuenta de lo siguiente:
            Su pene está erecto.
            Se dirige hacia el cuarto de un chico tentador.
            Ese chico tentador es homosexual.
            No sabía realmente cómo actuar.
            Y más importante, ¡su pene está erecto!
            Con largas respiraciones intentaba bajar el calor y los espasmos que estaban atacando sus zonas bajas; las piernas le tiemblan, el sudor caía tras su cabello mal agarrado, la vista se movía como si estuviera en un terremoto, el cuerpo dolía y ya no aguantaba aquella insana excitación. La cabeza comenzaba a explotarle, ¿por qué tenía que pasarle a él ese tipo de cosas? Y lo peor eran los momentos cuando ocurrían.
            Y cuando llegó frente a la puerta blanca, con un lindo y adorable letrero que decía cómicamente “Hinata AVE.” que parecía hecho de ya hace algunos varios años, supo que probablemente Hinata esté dormido. Pero eso valía un carajo frente la situación. Vinx comenzó a tocar insistentemente la puerta, casi olvidando que podría despertar a alguien más aparte de Hinata.
            El sonido insistente de la puerta siendo golpeada hizo que el chico DJ despertara del sueño en el que cayó sin esperarlo. Se había quedado dormido justo donde se quedó sentado mientras tontamente se enojaba con todo mundo. A penas habían sido unos cuantos minutos, estaba seguro y así lo sentía. Los ojos le pesaban a horrores, el cuerpo estaba entumido y los alrededores se movían de forma insistente. Pero el sonar de su puerta lo despertó por completo: quien quiera que fuera, parecía desesperado.
            Hinata se levantó, estiró mínimamente su cuerpo y abrió algo molesto por el sonido. Al ver a Vinx se sorprendió y segundos después se sonrojó un poco: el baterista estaba sin camisa, con respiración agitada, cabello enmarañado, y se notaba desesperado. No lo podía ver claramente debido a la oscuridad que cubría a la casa, pero jamás confundiría la silueta de ese tonto homofóbico.
            —Vinx, ¿qué...
            Fue interrumpido por el nombrado, pues éste le había agarrado la mano y hecho que ambos se metieran en el cuarto del DJ. Hinata, como pudo, prendió las luces de ambientación del cuarto, que eran de tenue fulgor, pequeñas y no molestarían a la vista pero sí beneficiarían.
            Vinx hizo que Hinata quedara en frente de él y lo miró directamente a los ojos:
            —¿Qué carajos le ocurre a tu madre? —Preguntó enojado y con un ligero tono incómodo el baterista rubio.
            —¿A qué te refieres?, ¿estuviste con ella... y de qué hablaron? —Ahora sí que Hinata estaba confundido. Casi se le olvidaba que Vinx dejó entrar a Azuki al cuarto prestado.
            —... Puta madre... Traté de hablar lo menos posible con ella y cuando le pedí descansar porque me dolía la cabeza, ella de considerada se ofreció a traerme algo y me drogó, mierda. Y sí, fue lo más seguro un puto afrodisiaco.
            Cuando declaró con tal fastidio y molestia, Hinata entendió que ese rubio estaba hablando muy enserio. Vinx quería deshacerse de Azuki y ella decidió hacer un movimiento desesperado, había drogado al baterista. Aunque sonara infantil, había sido muy listo de su parte: Vinx ama el sexo, a las mujeres, ama pasar tiempo entre “buena” compañía, y Vinx es casi un prostituto; sin ofender a los prostitutos, claro.
            —¿Te dio un vaso con una sustancia que hacía burbujitas? —Preguntó Hinata intentando no ver hacia la clara erección de Vinx. Las mejillas del DJ, de pronto, se calentaron y una oleada excitante le recorrió la espalda.
            —Sí y tú conociendo a esta gente debes de saber qué hacer.
            —Bueno, creo casi todo el mundo sabe qué hacer... debes atenderte...-
            —¡Ja! Ni loco me toco por culpa de una droga que ingerí sin saberlo —pero mientras aseguraba eso, un dolor placentero atacó a su pene que le provocó soltar un gemido ronco—... mierda, esto duele.
            —¿Desde cuándo tomaste eso?
            —No lo sé, hace como unos diez minutos o menos, maldita sea, Hinata. No quiero pensar hace cuánto, sólo quiero quitarme esto, he tomado afrodisiacos y nunca me han provocado tanto dolor pero esta mierda ahora sí que mata. ¿No hay otra forma de que se me pase esto?
            Hinata se sonrojó, él no conocía bien esa droga que suele usar de vez en cuando su madre. La ha visto y sabe qué es y que se quita más rápido si se dejaba circular más tiempo del debido y luego se daba una rápida estimulación. Ahora, de que conozca otra solución, pues no, no la conocía.
            Así que siendo sincero, Hinata negó lentamente.
            —Para que no esté dando lata esa cosa, es mejor que esperes un poco y luego, ya sabes..., hacer algo al respecto —explicó algo nervioso el DJ mientras veía que los ojos de Vinx se abrían como platos y que su cuerpo tembló. Sin poder evitarlo Hinata miró al cuerpo de su enemigo.
            Al no traer nada en la parte superior, se veían las constantes contracciones que efectuaban sus bien marcados músculos, su respiración errática, sus pectorales y brazos fuertes, y a pesar de todo notó que su figura es delgada. El pantalón abierto con una clara y notoria erección en las prendas era vistosa y atrayente para el chico DJ. Con esa fugaz vista, Hinata lamió sus labios y se mordió el inferior discretamente. El cuerpo de Vinx era para pecar y no podía dejar de verlo. Aunque sonaba descabellado, grotesco, masoquista y muy vulgar, esta podría ser una oportunidad de, tal vez, “experimentar” con el baterista.
            Tragó duro el DJ y volvió a mirar directamente a los ojos del baterista, Vinx tenía la mirada nublada. Parecía que no se dio cuenta de la examinación que le había hecho con la vista el chico DJ. El baterista estaba demasiado incómodo con la situación. Le dolía todo y enfrente de él estaba en carne y hueso el chico de sus perversiones más mórbidas, enfermas, y secretas. Hinata estaba aún con el pantalón ajustado negro y la camisa la tenía arremangada y aun así se veía demasiado bien.
            Antes de dejarse ir por la estúpida droga y el instinto, Andrew se dio la vuelta e intentó alejar esos pensamientos animales al ver a Hinata con esa mirada inocente y consternada, dejando a la vista de los ojos carmín el tatuaje de la calavera con la rosa. Estaba perfectamente hecho: las líneas sin dudas, colores vivos y bien adheridos, era alucinante. De pronto, Hinata sintió la necesidad de tocar esa cicatriz.
            Sin ya poder resistir su propio cuerpo, Vinx se dirigió caminando como pingüino y se dejó caer en la cama de Hinata debido al dolor que estaba sintiendo. No estaban haciendo nada al respecto, y sentía ya necesario dejar salir su miembro y hacer algo para aminorar ese inexplicable dolor. Pero moverse ya se estaba convirtiendo en algo casi imposible. Todas sus extremidades se estaban durmiendo y ese hormigueo que le estaba dando cosquillas ya no le dejaba hacer nada. Su cuerpo pesaba más que su fuerza. Estaba sentado y sosteniéndose con sus brazos para no acostarse.
            Hinata se acercó con duda a Vinx y lo miró.
            —¿Qué, soy un buen espectáculo? —Preguntó molesto el fundador de CaNniBaL mientras miraba al DJ. Sin poder evitarlo, soltó un jadeo por las molestias. Una cosa es el dolor de dejar su pene encarcelado pero es que, aparte de eso, le provocaba una muy incómoda sensación punzante en toda la zona baja y los músculos de allí mismo le ardían.
            —Será mejor que hagas algo al respecto con eso... —respondió Hinata con tono bajo—, ¿pero ya no puedes moverte, verdad?
            —No, no inventes, sólo estoy dejando mi maldita erección así, por gusto, para que la disfrutes viendo y esperara a que se te antoje —exclamó sarcástico.
            —Entonces... será mejor que te ayude...
            ¿Había escuchado bien? Hablando enserio, ¿¡había escuchado bien?! Hinata acaba de decirle que lo ayudaría con su problema. No, no, ¡no! Esto es y tiene que ser una jodida broma, imposible que eso sea cierto. Esto es culpa de la droga, ¡sí! La malnacida droga le estaba provocando no sólo dolor sino igualmente las alucinaciones más estúpidas que en su muy profunda mente desea pero evita. Andrew abrió los ojos tanto como se le permitía, sintiendo que se salían de sus cuencas. Su corazón palpitó mucho más rápido de lo que ya estaba haciendo y su vista fue nublándose a tal extremo de que sentía que sí: era una alucinación y que estaba perdiendo los estribos. ¿Por qué? Simple, buen lector, Andrew deseaba que Hinata estuviera hablando enserio y le ayudara. Una extraña curiosidad le sucumbió hasta el último rincón de su cuerpo y por inercia miró bien hacia el chico que ya no sabe si debe odiarlo por ser homosexual o porque le provoca pensamientos y deseos aún más homosexuales.
            —¿Qué mierda acabas de decir? —Pero, a pesar de todo, Andrew iba a exteriorizar sus emociones con odio y repudio; es parte de su naturaleza.
            Hinata se sonrojó y realmente no entendió por qué: —Que lo mejor será ayudarte... A menos que quieras ir con mi madre.
            —No, gracias.
            —Entonces..., lo haré yo.
            Andrew ya sabía que Hinata se refería a que él mismo sería su ayuda, pero escuchar salir esas palabras de esos labios rosados provocó un fuerte escalofrío. Porque por una parte de su mente estaba lo que le decía que no debía dé y por otra estaba ansioso de experimentar. Más su código de macho homofóbico regía en el cuerpo de Andrew.
            —No, no, yo puedo hacerlo solo —pero al intentar moverse, sólo terminó acostado por completo en la cama de Hinata sin poder dominar ni un músculo. Su mente enviaba mensajes que no eran recibidos y seguía temblando, el pene le dolía, maldita sea.
            Hinata se acercó y tomó un brazo de Vinx para hacer que se volviera a sentar: —Mírate, no puedes moverte y debe de dolerte todo y mucho... Vinx, mírame. No te puedes mover, mucho menos atenderte y ese afrodisiaco debe estar diseñado para eso, para que uno sea atendido por otro; creo que tiene una sustancia paralizante, algo así como un sedante pero-
            —Está bien, mierda. No saques tu lado científico y ayúdame, ya no aguanto esto.
            Vaya, aceptó más rápido de lo esperado. Probablemente sí le duele mucho. Hinata tragó duro y abrió los ojos sorprendido. Con nervios, hizo para atrás el cabello que le molestaba en la cara tras la oreja derecha y se acercó a Vinx. El baterista estaba temblando y sus brazos apenas podían mantenerlo sentado, sus piernas estaban ligeramente abiertas y su rostro sonrojado. Vinx estaba completamente indefenso y sin cuidado. De verdad que era una oportunidad.
            «Una oportunidad para darle una buena lección a un homofóbico molesto.» Pensó el DJ.
            Hinata subió la rodilla izquierda a la cama y acercó sus manos al rostro de Vinx. Acercó sus labios a los del baterista y vio la incómoda cercanía que había entre ambos. Ambos se miraron directamente a los ojos y sentían chocar y mezclarse sus ardientes alientos uno con otro. Por lo que Hinata desvió la vista y le susurró al oído con calma, tratando de bajar los nervios que lo estaban atacando:
           —Yo sé, y mejor que nadie, que los hombres a ti no te van, pero si cierras los ojos, puedes imaginar a una chica, ¿sí? Haré lo posible y me quedaré callado si lo necesitas...
            Andrew veía a todos lados, se sentía culpable y no sabía por cuál razón.
            Pero al final asintió a lo que el DJ le dijo.
            Hinata bajó y se hincó entre las piernas del baterista. Las abrió, respiró hondo y sacó fuera sus nervios. Sabía qué debía hacer pero no sabía por qué estaba tan nervioso.
            Con duda pasó su dedo índice por encima  de la erección de Vinx y al instante recibió un jadeo. Definitivamente debía sacarlo ya. Hinata bajó por completo el cierre y vio que la ropa interior de Vinx estaba demasiado mojada, el líquido pre-seminal había empapado la prenda. Hinata se alzó un poco y con una mano comenzó a acariciar por encima aún de las ropas y vio que el pene de Vinx reaccionaba perfectamente. Las mejillas de ambos ardían como mil infiernos y no sabían por qué, pero terminaron en lo que nunca pidieron: en enrollo sexual con su peor enemigo.
            Hinata sabía que a pesar de todo, Vinx no deseaba ser tocado en exceso, así que decidió acabar lo más pronto posible y sacó el miembro de sus encarcelamientos y se sorprendió. Había visto muchos penes en su vida, pero no uno tan grande y al mismo tiempo tan grueso como el del baterista. Aquel pedazo de carne palpitaba y la punta brillaba con fuerza debido a todo el líquido que ha expulsado sin ser un orgasmo. Sí se lo imaginaba grande pero no tanto. Y el gemido de satisfacción que soltó Vinx le indicó lo agradecido que debía sentirse por fin libre.
            Sin esperar más, Hinata tomó con su mano derecha el pene de Andrew y comenzó a masturbarlo con un ritmo constante y algo rápido. Vinx, instintivamente, gimió por el contacto que ya había deseado desde hace rato, evitando, claro, ver a la persona que le estaba provocando el incontrolable placer que estaba canalizando por sus venas. Una fortísima corriente lo atacó y sentía cómo la mano del DJ subía y bajaba de una forma muy estimulante. Podía sentir, sin siquiera ver, cuando a veces el chico se entretenía jugando con la punta y a veces con sus testículos. La mano lo acariciaba de una forma tan certera que se impresionó. Aunque no debía sorprenderle viniendo de alguien como Hinata, pero lo que estaba sintiendo era algo sin igual. Esa delgada y raramente suave mano se encargaba de darle aquellas sensaciones tan nuevas y excitantes que Andrew, incluso, olvidó de quien se trataba allá abajo: de un hombre.
            Con ver las reacciones del baterista, Hinata no pudo evitar sentirse excitado y muy atraído por el cuerpo, sonidos y expresiones que Vinx le estaba regalando en ese momento. Era muy deseable para el DJ y, disfrutando del momento, con más esmero siguió masturbando aquel grueso pedazo de carne. Sentía cómo palpitaba y estaba sumamente caliente, todo el líquido pre seminal que escurría por la punta le daba un mejor manejo y velocidad para hacer la paja. Pero Hinata no podía ni quería quedarse así nada más: tenía unas enormes ganas de probarlo. Sabía que eso tendría un costo y era que Andrew lo empuje, lo insulte y lo abandone; más la tentación se estaba haciendo más y más mayor. Las expresiones de Vinx también le daban señales de que con sólo la mano no sería suficiente. Mientras se remojaba los labios, dejó que la saliva se fuera acumulando en su boca, no pasaría gota alguna.
            Cuando sintió que Vinx estaba en su punto más vulnerable, Hinata se acercó más, especialmente el rostro, abrió la boca y toda la saliva fue cayendo en un muy notable y grueso hilo para chocar contra la brillosa punta de ese enorme miembro. El fuerte jadeo de Vinx le llamó la atención: sonaba excitado y en ruego por algo más que gotas de saliva y una mano. Hinata sacó la lengua y probó con dar una leve lengüetada encima de la uretra de Vinx y hasta el DJ logró sentir el escalofrío que atacó a su compañero. Con algo de miedo decidió volver a hacerlo, volvió a lamer esa zona una, dos, tres veces y, sin darse cuenta, comenzó a degustar de aquel pedazo con voraz hambre, lamiendo como si fuera un helado derritiéndose y sin querer desperdiciar. La lengua con textura áspera englobaba lo más que podía y Vinx respondió con más jadeos, suspiros y uno que otro vergonzoso gemido. Si esa lengua sola hacía maravillas, no se podía imaginar cómo se sentiría la boca de ese DJ.
            Hinata comenzó a lamer y dejar cuanta saliva se le permitiera desde la base del pene hasta la punta; que se volvió su zona preferida y parecía ser la más sensible del baterista. Viendo que masturbar con la mano y lamer ya no es suficiente decidió atrever a meterlo en su boca. Hinata, con algo de miedo, fue engullendo el miembro de Vinx con cuidado, tosiendo torpemente por lo largo, hasta donde su garganta le dejara y haciendo que toda su saliva mojara la carne palpitante. Vinx gimió complacido y abriendo poquito los ojos. Hinata se quedó unos segundos sin moverse y también miró hacia arriba, los ojos de los dos enemigos se encontraron. No sabían qué decir, era un momento que jamás imaginaron posible. Tanto Vinx como Hinata han tenido fantasías eróticas con su contrario pero que de verdad estuviera pasando era otra cosa: era más apasionante y loco en la vida real.
            Decidió terminar ya con esto y comenzar a fingir embestidas con su boca y darle la atención que necesita el pene de Vinx. Fue subiendo y bajando cuanto podía hasta sentir que se acostumbraba al tamaño. Lo hizo pronto y así fue aumentando la velocidad. Engullendo con hambre y sensualidad el pene del baterista, de tal manera que no dejaba escurrir líquido alguno. Lamía, besaba y chupaba con todo el conocimiento que tenía, dando una maravillosa experiencia.
            Vinx, como pudo, puso una de sus manos en el cabello de Hinata.
            Al hacerlo, el baterista fue moviendo sus caderas contra la boquita del chico en busca de más atención. Hinata se sorprendió: Vinx es algo salvaje, porque a pesar de que están dormidas sus extremidades vio la forma de moverlas en busca de más contacto. Fue subiendo la velocidad tanto como podía intentando no usar dientes y que sus mejillas y lengua se encargara del resto.
           Sin poder evitarlo, gemidos salieron de la boca de Hinata, que era ahogados por estar chupando aquel miembro. Pero la excitación y los empujes de Vinx le obligaron a sacar los más mórbidos y libidinosos sonidos que se le permitían. Y aquello prendió más al baterista.
            —Maldita sea... —exclamó Vinx entre gemidos—... Hinata... Mgh, ahhh, me-me voy a venir...
            El chico subió su boca y dejó ver que el pene del baterista estaba brillando gracias al salado líquido pre seminal y la saliva de ese chico que hace maravillas con la boca. El DJ comenzó a atender solamente la punta con su boca y lengua chupando y absorbiendo todo líquido que intente escapar mientras que con su mano siguió masturbando. Y sintió cómo temblaba el cuerpo del guapo rubio y algo sumamente caliente lo invadía.
            Vinx gimió alto. Se había venido dentro de la boca de Hinata.
            Una muy considerable cantidad de semen le fue llenando la boca. El salado y amargo sabor de la semilla llenó por completo al DJ y aun así se esperó a que el orgasmo de Vinx acabara.
            Debido a que dejaron circular la droga sin estimulación, sus efectos se habrán ido con este orgasmo tan bestial. Vinx sentía como la boca de Hinata retenía ahí mismo el semen y se combinaba con su saliva, mojando la punta de su pene. Pero siendo tanto era obvio que se comenzaría a escurrir. Los hilos blancos fueron resbalándose por toda la extremidad que fue bajando de tamaño.
            Hinata tragó todo y lamió el pene de Vinx hasta no dejar rastro.
            Cuando terminó, tragó saliva y miró a Vinx. Ambos estaban sonrojados y sin saber qué decir. Era obvio, Hinata acababa de chupársela a un homofóbico que ingirió una droga por tonto y despistado. ¿Dónde está el odio que se profesan? Hinata pudo morderle, o Vinx pudo golpearlo al ver lo que le hacían. ¿Dónde está el asco que se profesan? Vinx pudo negarse a que su pene fuera engullido por Hinata, o Hinata pudo no chuparlo. A fin de cuentas, todos sus problemas se fueron a la mierda para ser reemplazados por la siguiente cuestión: ¿cómo verse a la cara tras lo ocurrido? Ese embrollo sexual fue diferente a lo imaginado, fue muy, muy, diferente... fue mucho más pasional de lo querido. ¿A quién engañaban? A pesar de ser corto y forzado: lo disfrutaron como nunca antes han disfrutado algo así.
            Vinx se cayó desmayado en la cama de Hinata.
            —¡Vinx! —Hinata se paró al instante y miró que el baterista estaba durmiendo. Sólo se desmayó debido al susto, la droga y la borrachera era esperado que le pasara lo que le pasó.
            Hinata se acercó, no sabía qué hacer con él. No podía dejarlo ahí, ¿o sí?
            —Supongo que el que dormirá en el cuarto de visitas soy yo... —suspiró el DJ y se acercó a la cama para tomar un cojín que le gustaba mucho y luego irse.
            Más cuando iba pasando, se cayó por culpa de que Vinx estiró una pierna. Se dio un buen golpe en la cara y se enojó, estúpido Vinx aún le faltaba eso, hacer una grosería incluso dormido. Hinata se levantó inmediatamente, la mitad de su cuerpo, para gritarle pero viendo el rostro sereno de Vinx, el DJ supo algo: nunca lo vería más sereno que ahora. Sin darse cuenta, sonrió enternecido. Si ya se la chupó, dormir en la misma cama no sería nada, ¿o sí?
            Siendo ya tan tarde y con la necesidad de volver ya a la cuidad vecina para seguir trabajando, Hinata se paró para después acostarse al lado de Vinx. El recargo estaba en dirección Norte y ellos se acostaron de forma perpendicular, se veía tonto pero Hinata pudo ver fugazmente la luna a través de la cortina. Y cuando ya sentía que caía dormido en aquella enorme cama, sintió que algo más cálido lo rodeaba: Vinx se movió y terminó aprisionándolo contra su cuerpo. El corazón de Hinata salió disparado y los colores se le subieron. Vinx no traía casi nada de ropa y podía sentir esa piel y esos fuertes músculos contra su temblorosa espalda. Y suspiró.
            Por cierto, Hinata claro que tenía una erección, la tenía desde que comenzó al lamer el pene de Vinx, más tendría que pensar en cosas desagradables para que se le bajara porque, la verdad, estaba muy cómodo así: entre los fuertes y cálidos brazos de Vinx...

La luz que se colaba por la ventana le indicaba que ya era un poco tarde. Mierda, se quedó dormido. Rápidamente se levantó y miró a todos lados. No reconoció el lugar, no sabía qué hora era, dónde estaba, con quién estaba, por cuál razón, y un muy largo etcétera. Miró y seguía sin caer en cuenta del lugar donde estaba hasta que un olor medianamente conocido por él lo atacó: un olor a cerezo y frutos rojos lo atacó, era el olor de Hinata. Ese chico siempre olía de esa agradable forma que siempre le extrañó más nunca le molestó. Vio en el perfil en el que se encontraba cayendo en cuenta de que se trataba de la cama del chico, era su cuarto, estaban en la mansión de ese DJ, había sido el funeral de su abuela, una fiesta improvisada, una bella vista a las estrellas y... una escena candente con Hinata. Andrew se levantó de inmediato y sumamente asustado, ahora sí que había hecho una tontería; la tontería más grande y abominable para alguien como él. Esto era imperdonable.
            Andrew miró su cuerpo y se dio cuenta de que, efectivamente, no traía la parte superior del cambio y su pantalón estaba abierto y algo bajado de su sitio. Todo encajaba perfectamente, había cometido una tontería, se había dejado ir por el más insano y asqueroso instinto que viene atacándolo desde hace ya unos meses. Sintió arcadas, de pronto, y ganas de vomitar, de vomitar sus pensamientos; porque arrepentimientos no hallaba en ninguna parte. ¿Cómo era posible que lo aceptara así nada más? Hizo lo que se juró jamás hacer, hizo lo que tenía entendido que no debía hacer. Hizo todo mal desde un inicio de su vida...
            Nació en la familia equivocada, creció bajo las reglas erróneas y se formó con los estándares incorrectos. Si ahora no sentía arrepentimiento es porque hay algo más allá en ese simple embrollo sexual: algo iba aunado a todas esas sensaciones que aún estaban a flor de piel. Su corazón palpitó con fuerza y un escalofrío lo recorrió, pues ahora lo que más le aterra es lo más obvio de la situación: lo había disfrutado.
            Cayó en cuenta de que Hinata no estaba en la habitación. Andrew estaba solo, rodeado de cosas y personas que no conoce ni quiere tener intención dé. Lo mejor sería irse ya de ese lugar, alejarse de esa casa, de esa gente, de esos recuerdos. Sabía Andrew que dichos recuerdos ya estaban muy clavados para siempre pero no podía evitar sentir el temor y los nervios por la incesable sensación de que eso era irreversible y peligroso. Nadie podría entenderle en esos instantes, sólo sus sentimientos y Hinata lo harían. Pero ni Hinata ni sus verdaderos sentires estaban presentes. Debía buscarlos  e ir comprendiendo que este acontecimiento viene ligado como punto de partida de muchos otros.
            Tenía que buscar a Hinata. Ya debían irse de ahí, irse de todas esas sensaciones, alejarse de sus pensamientos. Por un solo instante sintió algo pecaminoso y abrumante: deseó que aquello volviera a ocurrir. Pero, ¿cómo vería a los ojos al chico?, ¿cómo podrían hablar?, ¿de qué hablarían? Un sinfín de preguntas comenzaron a atacarlo con dureza y Vinx entendió algo, y era que debía buscar la forma de evitar alejar a Hinata de su vida.
            Una vez que cometieron el pecado, era más disfrutable estar en el infierno con quien se hizo el acto.
            Salió del cuarto con rapidez y se dirigió al cuarto que le prestaron para su improvisada estadía. No era nada planeado pero lo mejor fue quedarse..., no estaba tan seguro de ello.
            Entró, y buscó su ropa con la que llegó a ese palacio. Aquel pantalón de mezclilla holgado y de color oscuro, su playera de Bullet for my Valentine, sus botas texanas de color negro y su chaleco de mezclilla oscura. Ahora sí sentía que era él mismo. El baterista pasó a bañarse con ganas, olía con fuerza a alcohol, sudor, tabaco e incluso sentía el hedor de su propio semen. Era asqueroso. Entró al agua helada y se duchó con los productos que estaba predispuestos para aquel que se quede en esa habitación. Salió, tomó una toalla, se secó y vistió con sus ropas.
            Sin dejarse secar algo más su cabello, salió de allí. Tenía que alejarse de ese maldito lugar. Salió de ese cuarto que quedó justo como se lo entregaron y bajó para dirigirse a donde Patricia: ella debe de saber dónde estaba Hinata y por fin irse.
            Checó a todas direcciones y cuando cayó en cuenta de que no hay nadie, mucho menos rastros de Azuki, salió trotando levemente mientras se dirigía a la salida. Fue todo un éxito su misión y se dirigió como recordaba el camino hacia las casas de los empleados. Se fue rumbo abajo y después de varios minutos en los que caminaba como un completo idiota, encontró las casas pintorescas de aquel exuberante lugar. Recordaba que la casa más grande era donde la chica morena residía o ese tenía entendido. Ya no tenía tiempo para seguir perdiéndolo, debe encontrar a Hinata hablar e irse de ese malnacido lugar.
            Se acercó y tocó la puerta. Pronto quien le abrió la puerta fue Macarena. Vinx internamente agradecía que lo haya recibido alguien a quien sí conoce. Así se ahorraría todo un diálogo incómodo explicando que, técnicamente, había perdido al joven heredero de esa obscenamente gigante fortuna. Con Macarena sería más sencillo.
            La mujer (porque sí, ella es ella) lo vio con clara sorpresa y hasta algo de ironía. ¿Por qué lo miraba así? Tal vez ella ya sepa la razón de por qué anda como loco buscando a Hinata. Sin entrar en detalles pero tal vez lo sepa.
            —¿Y Patricia? —Preguntó incómodo Vinx.
            —Haya atrás... hablando con Hinata —respondió la mujer mientras dejaba espacio para que el baterista entrara.
            En cuanto Andrew escuchó el nombre del DJ, aceleró el paso y pasó como si esa casa fuera la suya y se dirigió a la parte trasera de la casa. Siendo la construcción más rústica, la parte trasera era conectada por una puerta corrediza que conectaba a la cocina con un jardín trasero completamente diferente a todo lo que ha estado viendo en ese lugar. Era cuesta arriba, forrado de pasto verde que se mezclaba con el amarillo y seco; flores de algunos colores sobresalían, principalmente amarillas y blancas. Y ahí estaba Patricia, hablando con Hinata. Ambos estaban sentados en una banca de metal bajo la sombra de un enorme manzano sin frutos pero con todas sus hojas. Ambos estaban perdidos en su mundo y no cayeron en cuenta de que Vinx y Macarena estaban presenciando aquella adorable y confortable escena. El viento bailaba al compás de la silenciosa melodía hecha por las hojas y el exquisito matiz de cada componente de la naturaleza. Un solo de violín al aire que manejaba el movimiento. ¿De qué estaban hablando Patricia y Hinata? Sólo ellos lo sabrán y entenderán.
            Vinx no contó el tiempo, ni lo esperó, ni lo vio; pero cuando admiró cómo Hinata abrazaba a Patricia y luego ésta se levantaba de su sitio supo que ahora era su oportunidad. Deslizó la puerta y salió con suma cautela, evitando hacer ruido, a fin de cuentas, no estaba seguro de si tan siquiera Hinata quisiera verlo. Claro que a Andrew le vendría valiendo un soberano pepino eso, pero no quitaría el hecho de que eso estaría mal.
            Patricia cruzó miradas con Vinx:
            —Te dije que lo cuidaras, esta fue tu primera falta, te quedan dos antes de que te asesine —dijo Patricia con el ceño levemente fruncido pero sin enojarse de verdad.
            —No sé de qué hablas, pero te juro que no volveré a fallar —fue la única respuesta de parte de Andrew. Y así, siguió su camino para hablar con Hinata.
            Patricia se quedó con la palabra en la boca pero no fue necesario. Parecía ser que Vinx entendía que debía ser más cuidadoso hasta de él mismo para cuidar de Hinata. Hinata es alguien frágil por naturaleza. Lo que menos quiere es a un tonto homofóbico rompiéndole más el corazón de lo que ya lo tiene ese abandonado chico anhelante de cariño y afecto verdadero. Pero es que era totalmente cierto: si vuelve a fallar, Hinata se rompería por completo.
            Se acercó y cuando vio la silueta del DJ de espaldas, se avergonzó. Vinx, el gran fundador de CaNniBaL, estaba avergonzado, sentía furor, miedo, temor y raramente una inconfundible pena ante esto. ¿Qué diría?, ¿cómo se lo tomaría el chico esta situación?, ¿qué harán después de esta aventura? No lo sabía. Esa era la única respuesta que hallaba: no lo sabía y eso le aterraba. Por primera vez, Vinx estaba confundido y no sabía qué opciones tiene a escoger. No estaba seguro de si estaba en lo correcto, si debía retroceder o dejarse ir. Pero algo le decía dentro de su alma y corazón y era que debía quedarse con ese extraño beneficio de la duda.
            Se sentó junto a Hinata y ambos vieron hacia el frente, había una cuesta abajo que guiaba a una extraña construcción que Vinx no podía distinguir y, por ahora, no debía darle importancia. ¿Por qué? Porque toda su atención e intención está en Hinata. Conoce tanto y tan poco de él que no sabe qué es lo correcto pero que estuviera a su lado por ahora estaría bien.
            —¿A qué hora te levantaste? —Preguntó Hinata sin dejar de ver al frente.
            —Hace como media hora —respondió algo aturdido y sacado de onda el baterista—, cuando supe que estaba en un cuarto que no conozco y sin la persona que debo de cuidar a mi lado, sabía que debía venir a buscarte. Gracias por ahorrarme la búsqueda. ¿Por qué no me despertaste?
            —No lo sé, te veías cansado, ¿has dormido bien últimamente?
            —No, realmente no... Alexandra me preocupa y me ha dejado en vela varias ocasiones. Pero no quiero hablar de ella, quiero hablar sobre lo de anoche. Si dices conocerme sabes perfectamente lo directo que soy. Y lo que hicimos ayer fue una estupidez.
            Hinata miró a sus piernas y suspiró en silencio. Era cierto, lo que hicieron fue una tontería guiada por sus hormonas de urgidos, alcohol, drogas, y los más impuros deseos que ambos esconden.
            —No puedo negarte que eso cierto. Pero yo también quiero ser directo —Hinata miró decidido a Vinx y viceversa. Ambos se veían a los ojos—: No me arrepiento.
            Vinx abrió los ojos pero no demostró ninguna mueca de asco o miedo, como acostumbra a hacer. De hecho, en todo este rato, no ha mostrado esa incontrolable homofobia que rige al baterista. Sorprendía verlo si es que lo conoces bien. Parecía, más bien, otro Vinx diferente: uno mucho más calmado, serio y paciente. De cierta forma, eso asustaba pero también ayudaba a entender algo importante, y era que Vinx está aprendiendo varias lecciones al lado de Hinata. A penas iban comenzando, pero esos dos caminos se acaban de juntar. La homofobia y la homosexualidad se han unido en esa extraña relación que comparten estos dos músicos y ni tú, respetable lector, ni ellos, ni nadie lo puede entender en esos mismo instantes.
            —Yo tampoco —dijo después en un suspiro el baterista—. Maldita sea me están volviendo loco tanto tú como Henri.
            —¿Henri?, ¿por qué él te está volviendo loco? Si ya lo estás...
            —Muy gracioso, traga pelotas. Pero es por otra cosa, Henri insiste que puede tener una relación formal con el maldito de McGiffen; pero ese tipo no me da buena espina para eso...
            Hinata asintió lentamente hasta que cayó en cuenta, ¿¡acaso dijo Henri y McGiffen?!, ¿¡dos hombres?!:
            —¡¿Henri es gay?! —Preguntó pasmado Hinata viendo el perfecto perfil de Vinx.
           —Sí, yo creía que se le notaba a simple vista. Pero parece ser que sólo tú, los de la banda y McGiffen lo saben... y así se debe quedar, no puedo permitir que algo malo le pase a ese torpe. Como a ti tampoco debo dejare que te pase.
            —Te contradices mucho... Hubo un tiempo en el que me deseabas la muerte y míranos ahora, cometiendo estupideces de las cuales no nos arrepentimos... Y no te preocupes, guardaré el secreto de Henri.
            —Gracias... ¿Qué haremos de ahora en adelante?, ¿qué es lo que quieres?
            Hinata miró hacia el cielo y también se preguntó internamente esa cuestión: ¿qué sería de ellos de ahora en adelante? La vida debía continuar y no podrían hacerlo si no le dan una rápida solución a ello. Pero, la verdad, es que ni el baterista ni el DJ están seguros de lo que quieren. No creen poder entenderlo, pero había una parte de ellos que les rogaba por alejarse de todo esto, que estaban haciendo mal; y la otra parte pedía a gritos que intentaran seguir con ello y ver a dónde los llevaría. Era como si ya no se conocieran uno del otro.
            Las estupideces se han hecho ya, ¿qué más puede pasar?, ¿qué más se puede perder?, ¿qué más se puede ganar? Posiblemente todo y nada a la vez. Pero eso nadie lo sabe a menos que uno lo intente. Se vive una sola vez, y para Andrew y Hinata podría ser su única oportunidad de conocer más allá de lo que han podido ver, escuchar, saborear, tocar, oír, aprender ya...
            —La verdad —suspiró Hinata—, no lo sé... No sé si tú lo quieras de esta forma o no...
            —Ya dímelo, nada puede ser peor —expresó Andrew con sinceridad.
            Y es que era cierto, ya nada podía ser peor para un homofóbico que meterse con alguien de su mismo sexo. Ya hizo algo subido bastante de tono, ya, la verdad, no le encontraba el chiste a esconder esos deseos incontrolables que siente sobre Hinata. Era una extraña atracción. Y sólo de esta forma, Andrew, por fin lo aceptó, aceptó que sentía atracción por Hinata; una enferma, extraña y confusa atracción. Ya nada podía ser peor... ya nada lo podía ser...
            —No quiero dejarlo de esta manera —dijo por fin Hinata. El DJ, raramente, sentía sus mejillas arder—, no quiero dejarlo como una experiencia más... Vinx, hagamos un trato.
            Una vez más, el DJ le quiere proponer un trato. Posiblemente uno muy tentador. Andrew supo que Hinata es serio en cuanto a tratos se hablaba. El primer día en que se vieron en Ony Music Re:cords se quería proponer la forma en que se llevaran lo menos posible. Y ahora buscaban un trato para no alejarse el uno del otro. El tiempo ha cambiado toda la situación.
            —Te escucho —dejó Andrew que el DJ siguiera.
            Ambos veían hacia la inmensidad de ese jardín trasero. El viento volaba. Era una mañana agradable, tibia y luminosa.
            —Será como un escape del estrés, una forma de olvidar los problemas y realidades...
            —¿Quieres que no estemos acostando para desestresarnos?
            —Eres muy directo... pero sí, eso es lo que propongo.
            El trato es simple: estos dos músicos seguirían este camino que escogieron para buscar la cercanía que sintieron ayer por la noche una y otra y otra y otra vez hasta que se den cuenta de que, tal vez, estaban haciendo mal. Pero, en esos momentos, sonaba tan tentador que el ‘no’ era la peor opción. Vinx tenía ganas de aceptar y sería totalmente secreto, ¿no?
            —Está bien —admitió Vinx sin salida a sus deseos—, ¿cuáles son las condiciones?
            —Obviamente nadie lo debe de saber, ni siquiera Henri que veo que eras muy confiado con él. Y creo que eso es lo único que se necesita. Podremos seguir teniendo relaciones con quienes queramos, y esto que tendremos será meramente físico, ¿está bien? Si no quieres, de verdad, dilo... tampoco es que quiera arruinar tu ficha de macho gorila apestoso.
            —Como si ya no le ha manchado —rió Vinx—. Y acepto el trato.
            Si ya tiene un enfermo trato con Alexandra, su novia, este sería pan comido. Aquí no habría sentimientos, porque no los hay, ¿verdad? Sería nada más de vez en cuando y lo podrían afrontar como tal. No podría ser tan malo... que el tiempo diga y establezca la forma que tome esa relación entre un homofóbico y un homosexual.
            Ambos se vieron y aceptaron. Estrecharon sus manos y al verse a los ojos, ambos, sonrieron. No dejaron de verse y sus manos seguían juntas. Encajaban tan bonitamente que era irreal esa unión. La mano blanca, pequeña y con uñas pintadas de color negro era sostenida por una claramente más grande con tal dulzura y aprecio que Hinata, por un instante, se sintió querido.
            Hinata se levantó y como aún tenían sus manos unidas, jaló a Vinx para que lo siguiera. El baterista los siguió algo confundido y muy aturdido de esto pero con confianza en Hinata. Ya se metió en esto y no tenía planeado salir de ello. Hay veces que uno se arrepiente de forma instantánea, pero en esta ocasión ni el DJ ni el baterista lo hicieron.

Mientras tanto, Patricia y Macarena se quedaron viendo la escena sin saber cómo se desarrolló. Pero ambas teniendo esa misma conclusión que los dos involucrados no lo han querido ver:
            —¿Qué dices? —Preguntó Macarena mientras bebía de su segunda taza de café del día.
            —Tendrán muchos obstáculos, problemas, altibajos pero, y eso espero, creo que por fin han encontrado a la persona correcta. Par de tontos.
            Ambas mujeres rieron y se dieron la vuelta en cuanto Vinx y Hinata se perdieron más allá del horizonte visual que les permitía la cocina.

Hinata guió hasta la pequeña construcción que se veía desde le manzano y Vinx se sorprendió de lo que se trataba. Era una pequeña y ya muy gastada casita de té. Esas casitas que sólo los niños y personas de muy baja estatura podrían entrar sin romper nada. Una pequeña y bonita construcción de cuatro paredes blanca que, por culpa del olvidado tiempo, se ha caído y descarapelado. Un techo de también madera con algunos hoyos, de uno de ellos salió volando un ave y Vinx se asustó un poco. La hierba aquí era espesa y alta. Las ventanas rotas y un enorme árbol también decoraban la imagen. Ese árbol tenía un columpio que, en comparación de todo lo demás, se veía en perfecto estado y cuidado. Se notaba que como aún lo usan, le daban su debido mantenimiento.
            Hinata se sentó en el columpio y le sonrió a Vinx. Aquella sonrió pasmó al baterista: era preciosa. Quería más y más de esos gestos por parte del chico. De verdad que ese trato podría valer la pena. El gesto infantil y adorable de Hinata le mostró a Vinx la importancia de esa clase de inocencia: la inocencia de disfrutar los momentos más míseros pero más llenos de amor y confort que hay. Y sí, también Vinx hacía tiempo que no presenciaba esas sensaciones hasta que Hinata decidió poner patas arriba toda su vida.
            El fundador de CaNniBaL se acercó y se posicionó detrás del DJ para comenzar a empujarlo levemente. Hinata rió. El aire provocado por el movimiento le daba esa aura tan dulce al chico que no pudo evitar sacarle una sonrisa a Vinx.
            —¿Qué es este lugar? —Preguntó Vinx mientras seguía columpiando tranquilamente al chico DJ.
            —Esta casa la mandó hacer mi abuela para cuando quisiera escaparme de todos los deberes, porque aparte de la escuela tenía clases particulares y un sinfín de actividades absurdas —respondió Hinata—- Decía que si me sentía agobiado debía venir aquí y descansar hasta sentirme mejor. Patricia solía acompañarme y la abuela lo hacía de vez en cuando. Era lo mejor cuando ya no podía más, jugué, me caí, dibujé, lloré, dormí e hice todo lo que un niño normal hace sin la necesidad de mantenerme al margen social de mi familia. Mi abuela mandó luego a poner este columpio y lo llenó de flores, el pasto era más bajo y ella se sentaba aquí para leernos cuantos a Patricia y a mí. Cuando crecí mis responsabilidades aumentaron y ya no podía escaparme aquí cuando pudiera y tampoco Patricia. Yo me fui de este lugar cuando tenía dieciséis años y hasta ahora he vuelto a ver esta casita de té. A nadie se lo he mostrado... más que a ti, siéntete afortunado.
            Vinx se sorprendió, había más de una historia en ese lugar: era el lugar de la infancia más tierna de Hinata. Este lugar apreció la imagen de un pequeño niño que escapaba de todo lo que le agobiaba a esa edad y que no era necesario dé. El baterista, entonces, recordó el árbol detrás de la casa de sus padres. Aquel árbol donde estuvo llorando una noche antes de un nuevo ciclo escolar y conoció a Henri. Él no fue el único que sufrió la exigencia de unos duros padres.
            —Y el manzano detrás de la casa de Patricia —continuó Hinata viendo a veces a Vinx y aun jugando en el columpio—, era el lugar favorito de mi abuela, ahí era donde descansaba y tejía o leía. Me gustaba acompañarla porque me cantaba, podía dormirme unos minutos mientras escuchaba su dulce voz. Era mi medio de escape cuando ya no podía venir aquí, eran menos duraderos pero también los disfruté como no te imaginas.
            Ese manzano era el lugar de escape de la juventud primaria de Hinata.
            Ahí se quedaron los dos músicos. Jugaron en el columpio, a las escondidas, las atrapadas, rieron y volvieron a ser niños por un par de horas. Esos momentos fueron pura inocencia que traía de vuelta la dulzura y exquisitez de ser niño, de hacer lo que sea, imaginar lo que sea, creer todo posible, salir de los límites y ser más allá de lo permitido para un adulto. Volvieron a vivir algo que no tuvieron, volvieron a vivir una infancia anhelada. Y fue lo más divertido para ambos.
            Aquellas risas que soltaban por culpa de sus propias acciones, el viento jugando con todo y creando la música natural. Estaban descubriendo quiénes eran. Sólo querían que su contrario supiera quién son en realidad.
            Cuando la tarde fue cayendo, se retiraron de ahí aun riendo y jugando. Corrieron de vuelta al manzano y rodearon las casas de los empleados para no avisar que se irían de ahí. Ya después se despedirían de Patricia y Macarena, al fin y al cabo siendo día libre de la sirvienta no habría problema para buscarla. No haría nada más que ver películas abrazada a su novia.
            Caminaron por varios lugares de ese gigantesco lugar. El sol estaba aterrizando contra el horizonte y comenzó a pintar cuales acuarelas al cielo en diferentes y balanceados matices de azules, amarillos, naranjas, rosas y morados. Las nubes como algodones de azúcar, el viento cálido, el pasto verde y la luz amarillenta daba ese ambiente tan relajante que daba ganas de sonreír aunque no se estuviera en el humor para hacerlo. Esos instantes te obligaban a sonreír.
            Caminaron y caminaron y caminaron hasta llegar a la mansión que era más bien un palacio. Los familiares de Hinata no estaban presentes pues habían ido a la piscina con área de recreación social. El clima se los permitía y así estaba mejor porque ni Hinata ni mucho menos Andrew tenían las ganas de toparse con ellos y con Azuki era peor el asunto. Sin ellos, esa casa estaba desierta porque los empleados estarían en otros lados y sólo el encargado del valet y los guardias. Pero de ahí en fuera, estaban solos.
            Hinata volvió a tomar la mano de Vinx –quien decidió entrelazar sus dedos con los del DJ– y fue guiado hasta la parte trasera. Ahí había una escalera de emergencia, iban a subir al techo de esa enorme casa. Ambos se miraron y asintieron y Vinx, como caballero que es, dejó que Hinata subiera primero. El chico fue adelantándose y el baterista lo seguía por detrás. Tenía una maravillosa vista: ese trato que han hecho le dio permiso de ver como quisiera al DJ y ver su culo moviéndose de esa manera al subir era un beneficio dé.
            Al estar en esa cima Hinata se adelantó y cuando Andrew llegó a su nivel, se sorprendió: se podía ver la ciudad dese aquí y se apreciaba cómo comenzaba a prenderse poco a poco. Se veía hermoso. Ese tipo de vistas siempre son hermosas.
            Hinata sonrió y respiró hondo. Se sentía libre y feliz en esos momentos.
            Vinx también así se sintió: libre y feliz.
            ¿Qué puede tener de malo ese trato que han hecho? Si están con una persona que, raramente, los hacía feliz y confiados. Ambos sentían que nada malo puede salir.
            Se vieron automáticamente s los ojos y lo entendieron así: ese trato es una excusa para evitar separarse del otro. Porque a pesar de que deben trabajar juntos, faltaba algo más para sentir que no perderían al otro. Un estúpido y peligroso trato donde se puede perder varias cosas así como ganarlas. Dependiendo de cómo jueguen sus cartas sería su destino. Había varias cosas de por medio como por ejemplo Alexandra, pero en esos momentos no importaba nada de eso. Sólo se podían concentrar en las cosas buenas.
            Han perdido todo ese día jugando y riendo. Y se sintió maravilloso aquello. La abuela Mathilde debe de estar preocupada pero al mismo tiempo feliz de que su nieto esté luchando por lo que siempre ha buscado: el amor.
            La vida le está poniendo a un tonto homofóbico como opción. Y era la mejor y única opción.
            Vinx agarró la mano de Hinata, lo acercó y lo abrazó. Fue más que nada un impulso por un ruego para evitar perder la sonrisa del DJ. Pero fue el abrazo más lindo que jamás recibieron. Hinata correspondió con cariño. Se abrazaron con fuerza y al separarse se sentaron en la cornisa y vieron como la noche encendía a la ciudad vecina de donde ambos trabajaban.

 CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

(Y la próxima ya hay lemmon ¬w¬)

Eso es todo, espero que les haya gustado: espero sus comentarios al respecto, los necesito y en cuanto pueda editarlo (porque le queria agregar más pero no pude) lo resubiré; no tendrá cambios sólo correcciones, don´t worry

Les deseo lo mejor

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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