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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

CANCIÓN: Bubblegum Bitch -Marina & the Diamonds

(Escuchen la canción, está buena y la amo porque queda perfectamente con este capítulo)

¡Miraku ha vuelto!

HOLA

Abajo hay, como siempre, la explicación a todo y noticias IMPORTANTES. Espero y se tomen la molestia de leer.

Y sí, aquí vuelven Hinata y Vinx para quienes ya los querían ver.

Sin más, a leer:

Vinx dejó a Hinata en el complejo de departamentos en el que vive. Se llevó la gigantesca sorpresa al descubrir que es el mismo lugar donde Alexis, su manager, vivía. Jamás llegó a imaginar que el DJ residía bajo el mismo techo que su representante. Lo truncado del asunto es que ¿acaso Alexis no tenía conocimiento de aquello?, o, ¿se lo escondía por alguna u otra razón? Sea como sea, Vinx no podía concluir si se trataba, o no, de algún secreto por parte de Alexis. Conociéndolo, era probable. Aunque también debía reconocer lo tarado que podía ser Vinx: conoce al derecho y al revés el departamento de Alexis, ha ido muchas veces al mismo, y jamás se dio cuenta de que ahí residía quien solía ser su peor enemigo natural.
            La situación, por supuesto, era tensa y no es para menos. Un rato después de haberse quedado viendo aquella lujosa ciudad junto con Hinata, decidieron que ya era hora de irse. Además de que Hinata tenía hambre pero odiaba la comida de su propia casa y se le antojaba algo de un puesto de comida rápida. Andrew le sonrió, bajaron y cuando salieron, por fin y sin despedirse, de la enorme residencia, se dirigieron al primer local de comida rápida que hallaran. Andrew pagó todo y eso logró que Hinata se sonrojara; al DJ solía darle vergüenza que alguien más le invitara un antojo suyo siempre, siempre, siempre. Pero, para Vinx, ver ese lado tan tierno, tímido, torpe, e incluso precioso de Hinata era algo que jamás encontró. Los ojos de ese DJ demostraban tantos, pero tantos, sentimientos juntos que era una bomba de sensaciones que le recorre a uno cuando presencia esos orbes carmín. Era ver más allá de ese color, era más allá de su brillo: era la ventana abierta por un viento solemne que engalana una serie de bellos y puros sentires que podían alegrar, entristecer o enojar a la persona que tuviera la dicha –o desgracia– de tener ante sí aquellos luceros siempre maquillados de un DJ que esconde mucho más de lo que demuestra. Y eso, es hablar demasiado.
            El simplemente haberle ofrecido pagar toda su comida a Hinata hizo que Vinx se ganara aquel espectáculo que regalan los ojos y toda la persona de aquel DJ que constantemente cambia de color su cabello. Simplemente exquisito.
            Continuaron el viaje y ahora habían llegado a lo que es el hogar de Hinata. El mismo edificio que resguarda a Alexis. Y, en menos de un segundo, Vinx recordó que no le ha hablado en todo el día a Henri. Vinx siempre temía dejar solo a su mejor amigo del alma con los demás de la banda sin supervisión alguna. Nadie era capaz de cuidar de su mayor importancia y a veces dejaban ir ciertos detalles: como lo es el dejar a Alexis con el camino libre hacia Henri. Jamás le ha agradado la manera en que su manager mira al cantante. Vinx deseó que algo tan pequeño como lo es dos días y una noche no fuera para nada suficiente como para que Henri esté descuidado y siendo un blanco fácil. Claro que Vinx era ajeno a lo que le ha sucedido, sucede y sucederá a su mejor amigo. Y, tal vez, nunca lo sepa por nuestra y boca de quien debe decírselo.
            El baterista suspiró cansado. Sentía sus ojos pesar y el cuerpo adolorido. No debía sorprenderle. Alexandra le ha obligado a mantenerse en vela y tan alerta como sea posible por cualquier cosa, que el dormir ya se volvió algo tenebroso para el fundador de CaNniBaL; eso era porque últimamente su novia se ha estado ausentada por mucho tiempo y aunque supiera que iba a acostarse con alguien más, no sabía con quién. Y ese gesto no pasó por desapercibido para el DJ. Hinata vio preocupado a Vinx y cayó en cuenta de que lo había metido en un muy serio problema: ¿De dónde había sacado que era buena idea estarse acostando de vez en cuando con un chico que ya tiene novia y que, además, éstos también mantienen una retorcida relación muy libertina? Tal vez no pensó muy a fondo aquello y ahora, que estaban completamente despejados, podían pensar en todas las causas y terribles consecuencias que ese “trato” conllevaría. Porque lo peor del caso era el enorme egoísmo que almacenaba Hinata con respecto al mismo: ni loco piensa terminarlo y echarlo a perder. Desde hace tiempo quería conocer “de otras maneras” a Vinx y ahora que él se le ponía en bandeja de plata sería una completa estupidez dejar ir tan pobre e imposible oportunidad. Vinx solía reafirmar e incluso pulir su placa de homofóbico macho descerebrado, que él también lo tomara con naturalidad y de manera compasivita provocaba que la piel se le enchinara a Hinata. ¡No podía esperar para descubrir de lo que es capaz el fundador de CaNniBaL en la cama!
            Sin duda, esas actitudes le recordaban a Hinata que se parece mucho más de lo requerido de su madre. Porque aparte de sacar todo su atractivo (sin contar los ojos y posiblemente el cabello), había sacado lo manipulador, insinuante, lujurioso, egoísta, envidioso y retorcido que es como su progenitora. Una flor de perfecta apariencia y nocivo néctar había engendrado una igual o, incluso, peor.
            Pero debía aparentar que todo está y estará bien. No debía perder lo poco que ha ganado de Vinx. Él ha sido el primer hombre que le ha costado atraer y que más le ha retado en comprender. Todos esos aspectos tan retorcidos y oscuros que Vinx deja ver de vez en vez son claves para que Hinata pudiera descubrir que estaba frente a un hombre roto y vacío por dentro. Hinata sentía que detrás de la sonrisa de autosuficiencia que enmarcaba el perfecto rostro de Vinx era la máscara que ocultaba un hombre mucho más hermoso y podrido de lo que ya.
            —Gracias por traerme, Vinx —dijo Hinata después de un largo y denso silencio que se había cernido sobre sus hombros bajo el techo de un lujoso auto deportivo rojo.
            —No es nada, enano —respondió viendo aún al frente el baterista—. ¿Cuál es tu departamento?
            —¿Ansioso por conocer mi cama? —Preguntó juguetón y coqueto el DJ mientras acercaba su rostro al cuello del baterista.
            La piel de Vinx se erizó al instante. El caliente aliento que emanaba Hinata era exótico y antoja a cualquiera. Pero debía mantener el autocontrol, sí, mucho autocontrol. Sin embargo, el que Hinata se moviera tan lenta y sensualmente no ayudaba en los propósitos sanos y castos que quería mantener Vinx; aunque en su mente ya se hubieran formado un montón de escenas tan profanas que hubiera deseado ni evocar en la mente. Todas esas incluían a Hinata gimiendo por más. Tragó duro y mantuvo la poca compostura que le caracteriza y queda.
            —No seas tonto —respondió Vinx tratando de no voltear a Hinata, eso significaría una peligrosa cercanía entre sus labios—, lo pregunté por curiosidad, sólo eso.
            Hinata rió por lo bajo. Cuando no se lo proponía, y ni lo quería, Vinx podía ser muy adorable. El DJ había bromeado y eso logró sacar un Vinx sumiso y torpe para encontrar una respuesta inmediata y contundente con tal de que se lo creyera cualquiera. Hinata, entonces, acercó más su rostro al cuello despejado del baterista; se había vuelto a hacer esa coleta alta que lo hacía tan atractivo y cautivante. Inhaló queriendo quedarse con un buen recuerdo y depositó un casto y tenue beso en la piel erizada de Vinx. Fue tan ligero y discreto que era imposible considerarlo beso como tal. Más eso fue suficiente para volver loco al baterista, un escalofrío lo recorrió y miró enojado de reojo al DJ. Hinata simplemente le sonreía con altanería.
            —Como sea —sonrió Hinata complacido con la reacción de Vinx—, nos vemos mañana. Y, por cierto, mi departamento es el pent-house número sesenta y nueve, justo antes del departamento de tu guapo manager.
            Al decir eso y salir con rapidez, dejó aún más pasmado a Vinx. ¡Sí que lo sabía! Con un demonio, sí que sabía Hinata sobre dónde vive su manager, tiene que haber una relación en ese conocimiento y era que Alexis también debe estar consciente de que su vecino es un DJ que le gusta buscar problemas. Tendría que hablar seriamente con su manager, definitivamente había algo mal en eso... Y de paso tal vez podría sacar una que otra información mucho más personal y convenenciera. Perfecto.
            Vinx suspiró ante el irremediable cansancio, le urgía llegar ya a su casa. Estacionó su lujoso auto rojo y la visión de su cama, no Laura, y poder dormir desde esa tarde noche hasta mañana para seguir trabajando sonaba muy bien. Era positivo y de paso Vinx se desharía de pensamientos molestos e innecesarios. Subió por el elevador y se dirigió a la puerta que resguardaba su hogar arrastrando los pies como si éstos fueran concreto. Al abrirla, se llevó una gigantesca sorpresa: Alexandra, su novia, se encontraba ahí y estaba cocinando. Hacía tanto ya que Alexandra se paraba por la cocina y preparaba algo.
            Vinx, instintivamente, sonrió al recordar esas épocas donde Alexandra era un poco enojona, amable y muy tímida. Vinx, de hecho, se había enamorado de ella debido a eso: a la ternura que le inspiraba verla siendo tan temerosa al hablar en aquel Dairy Queen donde la vio por primera vez. Esos recuerdos eran los culpables del encaprichamiento que adquirió su novia: la había consentido en exceso.
            Se acercó con sutileza y vio que estaba haciendo sándwiches de varios tipos. Simples pero olían de una forma tan espectacular que hacían agua la boca de cualquiera. Además de que esa ombliguera deportiva, su tanga color negro y ese delantal blanco la volvían un punto atractivo y suplicante para ser tomado por Vinx. Se veía tan sensual como ella suele ser, se veía tan tierna probando los aderezos, se veía tan única como siempre le ha parecido ella a Andrew. Alexandra logró hacer que el baterista olvidara, casi por completo, que ahora también tenía un lujurioso contrato con alguien más;  y que ese alguien más es un hombre y que, no es para menos, se trataba de Hinata.
            —¡Vinx, amor, qué lindo que ya llegaste! —Exclamó feliz la chica mientras se lavaba las manos—. Fui hoy a los estudios para darte la sorpresa de que ya llegué y la que se sorprendió fui yo al darme cuenta de que mi novio no estaba presente sino en la ciudad vecina. Claro que me adelanté para verte lo más pronto y eso pero, ¿podrías decirme por qué carajos estabas en la ciudad vecina y fui yo la última en saber de ello?
            Ahí es donde se perdió todo el encanto. Genial, ¿qué le diría? Era obvio que no le respondería con la verdad. Decir la verdad sería sentenciar su temprana muerte o, peor aún, una buen tiempo de abstinencia con Alexandra. No, no, no, eso no. Tendría que pensar rápido y responder aún más tenaz e ingenioso que antes. Esto se convertiría en el peor juego que ha hecho Vinx; y la razón es porque jamás le ha mentido a su novia. Siempre le ha dicho todo y con lujo de detalles. Pero, con tal de mantener cierto orden en ese embrollo y evitarle daño a Hinata sabiendo que es más débil, siendo sinceros, esta vez sería la primera de muchas excepciones con Alexandra. Ideó rápidamente una buena mentira que podría ser creíble, ya después se arreglaría con quien lo agregara a ésta:
            —Tuve que ir a la ciudad vecina porque Alexis quería recoger unos nuevos equipos de sonido y como yo quería perder tiempo decidí ir hacerle el favor. —Mintió con agilidad, usando un tono muy relajado –típico de él– y ahora rogaba que se la creyera y ya después le pediría el favor a Alexis de que lo cubra.
            —Ah, eso explica muchas cosas —sonrió Alexandra—. Como sea, muchas palabras pocas acciones, dime ¿no tienes hambre?, ¿no quieres comer un emparedado o mejor... a tu novia?
            La chica se quitó el delantal de forma lenta y cuidadosa para que se viera de mejor manera su sorpresa. Tenía la ombliguera puesta, sí, pero era blanca y debajo no estaba usando ropa interior alguna por lo que los pezones de sus exuberantes senos se veían perfectamente erectos. Andrew abrió los ojos como platos. Alexandra rodeó el lugar y, al estar frente a su novio, pegó su cuerpo sin pudor contra el de Andrew y comenzó a restregarse con naturalidad e inocencia mal fingida. Posicionó sus delgadas manos con uñas perfectamente pintadas de blanco en el firme trasero del baterista y le masajeó esperando la respuesta que ella ya veía positiva.
            Sin embargo, Vinx se alejó y vio de forma distante a Alexandra. De verdad estaba cansado y no tenía planes de follar con ella, ni siquiera la esperaba ya en casa. Alexandra le había dicho que tendría una pequeña gira fotográfica y tardaría en volver. Por supuesto que Vinx se esperó que Alexandra estaría conociendo de cama en cama diferentes hombres que llegara a conocer, pero lo que realmente le preocupaba a Vinx era que su novia era impredecible y nunca le daba el tiempo exacto de cuánto tardaría su dolorosa ausencia. Tiende a llamarle muy poco o ni siquiera tomar el teléfono y avisarle de su estado, lo deja en visto en los mensajes y lo evita olímpicamente durante ese tiempo. A veces le costaba a Vinx creer que aún existía relación alguna con ella, pero estaba decidido a seguir su egoísmo y no alejarse de Alexandra. Era incapaz de hacerlo por la promesa que se hizo y porque sabía que dejar una mujer como ella dolería mucho en el orgullo. El maldito y muy necesitado orgullo es lo que tiende a mover nuestros impulsos causando que ceguemos y dejamos de hacer lo correcto para hacer lo conveniente al ego.
            —Ahora no, Alex —respondió Vinx para luego soltar un bostezo—. De verdad vengo muy cansado de la ciudad vecina y quiero dormir. Pero, ¿sabes?, no me molestaría tener a mi novia acompañándome en la cama para dormir.
            —¡Qué patético! Tú nunca me niegas coger y ahora te excusas con que tienes sueño. Eres peor que una mujer para escapar de esto, Andrew. Vete a la cama y haz como quieras pero yo no te acompaño, tonto.
            La sorpresa que le hizo Alexandra se arruinó por el mismo receptor del presente. Vinx le había negado, entonces Alexandra haría lo mismo.
            Su novia tomó un plato con tres sándwiches y un enorme vaso con refresco y se fue a la sala a ver qué encontraba en la programación que le llamara la atención y le bajara el enojo. Ahora ella estaba enojada con su novio. ¿Cómo era posible que le negara algo tan sagrado como lo son sus momentos íntimos entre ellos? Eso no era posible y Alexandra no permitiría que su orgullo se viera afectado por algo tan banal como la negativa de Vinx.  
            Al ver esto, Vinx blanqueó los ojos con resignación y con ganas de estampar su cara contra la pared; él no tenía la intención de que Alexandra se enojara ni mucho menos, sólo que la verdad es que sí estaba muy cansado como para hacer algo más que dormir. Su plan inicial era eso: acostarse y quedar como muerto, sin moverse y soñando que daba un enorme concierto ante millones de gentes. Además, al pensar en que haría algo con su novia le hizo pensar en Hinata y una mala sensación se impregnó en su cuerpo. No sabía por qué o por quién lo sentía pero sabía que eso era una mala señal para cualquier indicio. Ya se arrepentiría después.
            Se acercó a la sala y vio a Alexandra “viendo” la tele y sin tocar los bocadillos que se había preparado. Se veían demasiado buenos así que lo más seguro es que Alexandra había hecho esa comida con propósito de seducirlo. La comida era debilidad de Vinx, en especial los sándwiches. Olvidando la tentadora carnada, Vinx se abrazó por atrás a su novia y tomó los dos grandes senos que naturalmente ella posee. Y con diestra y siniestra comenzó a masajearlos. Alexandra se tensó al principio y luego sonrió con sorna: su novio era muy débil a lo carnal y fácil de seducir.
            —¿Sabes? Cambié de idea, espero que tú no... —susurró con ronca voz Vinx.
            —Sabes que hay dos cosas de las que nunca cambio de idea: los homosexuales y el sexo.
            Y así, ambos se sumergieron en un peligroso y podrido océano de placer y mentiras con justificación a todos los errores cometidos por ambos. Esto que hacían era ya cotidiano y sin sentido. Las oscuras preguntas y cuestiones cada día atacaban con más ímpetu a Vinx pero la principal es ¿por qué es tan débil cuando se trata de Alexandra?
            Al día siguiente, Vinx se levantó y revisó su teléfono, era temprano. Aún quedaba una hora y media para ir a trabajar. Se sentía como una absurda rutina de sosos oficinistas, pero al menos eso le imponía responsabilidad. Cosa que necesitaba estar desarrollando ya que cosas peores se venían. Vio a su novia desnuda y acurrucada a un largo cojín, Vinx sonrió con culpa y ternura para luego taparla mejor con la negra cobija de su cama. Acarició esas largas y oscuras hebras con degradado rubio y se levantó.
            Al estar frente al espejo de su baño se preguntó ¿cómo sería despertar y encontrar alguien más a su lado? Hablando de Hinata, claro. Vinx no podía y no podemos culparlo de que no pueda dejar de darle vueltas al asunto del trato que hizo con el DJ. Sabía que ahora tenía un medio para desesterarse con sexo pero el problema es de que se trataba de un hombre. Se trataba del DJ Hinata y Vinx sabía que ese chico provocaba muchas sensaciones prohibidas en él. Podría buscar la excusa de que no se excitaría con Hinata para retractarse, pero eso sería mentir con descaro ya que ya ha tenido sueños y pensamientos húmedos con anterioridad y se ha tocado pensando en hacerle muchas cosas prohibidas, desde el punto de vista que le inculcaron, a ese DJ de precioso culo. Tal vez era eso lo que más le invitaba a hacer lo “incorrecto”: a romper más reglas y no cualesquiera sino las que lo han forjado como el homofóbico machista sin remedio –nada más le faltaba ser sumamente religioso para empeorar la situación– que es. Sería tomar muchos más riesgos de los que ya: tendría que enfrentarse al público haciendo todo sumamente confidencial para evitar chismes; tendría que enfrentarse a sus amigos porque si se daban cuenta tendría que confesar que le atrae sexualmente un hombre y que ese hombre es Hinata; tendría que enfrentarse a su novia porque tendría que evitar que ella se dé cuenta, ella en especial es el desastre mental debido a la homofobia que también profesa; se tendría que pelear con todos los obstáculos que Hinata ponga, como, por ejemplo, los antiguos amantes que él ha tenido, Vinx tenía miedo de llegar a sentir celos de aquello; y tendría que pelear contra él mismo pues ha roto sus estigmas y se impondría un gran reto vencerlos por lo siguiente: ni loco piensa dejar ir esta oportunidad.
            Ya listo para irse, Vinx abrió el baño estando aseado, bañado y cepillado. Ahora portaba esos pantalones de cuero apretados que a muchas mujeres vuelve locas, una playera blanca con un nudo para apretarla en la parte inferior izquierda y una chaqueta de cuero que siempre usa. Sin duda, con ese atuendo y su belleza natural, era todo un sex simbol para las mujeres. Y Alexandra sonrió excitada al ver así a Andrew.
            —Qué guapo. —Saludó su novia.
            —Siempre —respondió con sorna el baterista—. Oye, recuerda que debes ir hoy a los estudios para grabar la canción que te mencioné hace tiempo, antes de que te fueras de viaje; prometiste hacerlo en cuanto volvieras.
            —Sí, sí, no se me olvidó, iré en cuanto esté lista. Ayer estuviste un poco flojo así que lo más seguro me voy contigo.
            —Qué sincera. Hubiera sido lindo con que sólo me dijeras que te vienes conmigo, amor.
            —Sí, yo también te amo. —Respondió con una risita la chica mientras se tapaba con una sábana e iba al baño.
            Vinx negó levemente, debió esperarlo de ella.
            Llegaron a las oficinas de Ony Music Re:cords. Tanto Vinx como Alexandra bajaron del lujoso auto del baterista y lo dejaron con un encargado del valet parking dando instrucciones de que llenaran el tanque y lo lavaran, ya después Vinx pagaría.
            Al entrar, Alexandra se fue directo al elevador y se adelantó a Andrew. Este último iba a pedir un café para despertar un poco más su cuerpo. Sentía toda su existencia demasiado pesada. El ver que su novia andaba tan libertina de ropa, como acostumbra, y que las miradas de pervertidos no faltaban, le molestaba en demasía. Más Alexandra es Alexandra, no podría cambiar de la noche a la mañana un cambio que provocó con el paso del tiempo.
            Pidió un café negro bien cargado a la señora encargada en ese turno con tono galante y carismático, la mujer se fue, igualmente, de mala gana a preparar el pedido del baterista. Vinx frunció el ceño ante la respuesta y luego encogió de hombros.  No todos tienen buen ojo para darse cuenta de lo fantástico que es estar con Vinx, el fundador de CaNniBaL, como lo son esa señora y la policía.
            —Buenos días —saludó, de pronto, una voz conocida por el baterista.
            Ladeó la mirada y efectivamente se trataba de Hinata. El chico seguía usando su cabello de color totalmente negro, sus ropas extravagantes como era esa playera que más bien era como una segunda piel de color verde otoñal, unos pantalones de mezclilla oscuros y ajustados y un suéter café grande; pero lo que le llamó la atención era que Hinata traía unos lentes de armazón negro con las patas blancas. No le quedaban mal, hasta eran eróticos en cierto punto, pero no es como si alguien estuviera acostumbrado a verlo con ese accesorio.
            —¿Usas lentes o te los pusiste para que quedara con tu atuendo? —Respondió al saludo con una pregunta.
            Hinata abrió los ojos y acercó sus delgados dedos al armazón para tocarlos levemente como si fueran un espejismo y Vinx le estaba haciendo una mala broma. Nadie acostumbra a verlo usando esos gigantes lentes con mucho aumento; Hinata es un topo, en realidad.
            —¡Demonios, olvidé quitármelos! —Exclamó sonrojado viendo al baterista mientras se los quitaba con velocidad y los guardaba en el bolsillo de su suéter—. Juraba que sí me había puesto los de contacto, pero, no importa, puedo estar sin ellos, no es como si estuviera ciego o algo así.
            Hinata se acercó a la barra para pedir algo de la cafetería (su café cargado de azúcar), pero lo hizo tanto que chocó con la misma y un quejido soltó el aire que le obligó a sacar tremendo golpe que se dio. Hinata se sobó y lamentó esa vergüenza. La carcajada de Vinx le llamó la atención. Cierto, él estaba presente y observó aquello, ahora sería doble vergüenza. No podía mentir, necesitaba sus lentes y más si iba a trabajar frente a pantallas. Como conclusión, Hinata suspiró rendido, sacó los lentes de su suéter y se los volvió a poner; parpadeó varias veces para acostumbrarse y dirigió su afectada vista al menú.
            Más Vinx no perdió la oportunidad y le quitó los lentes en cuanto tuvo la oportunidad. Siendo el baterista mucho más alto, fue fácil hacerlo desde atrás y se puso los anteojos del DJ. Los verdes ojos de Vinx se agrandaron considerablemente debido al aumento monofocal de los mismos.
            —¡Con esto más bien ves el futuro!, ¡estás más ciego que un murciélago! —Exclamó sorprendido el baterista.
            —¡Devuélvemelos, tarado! —Pidió enojado y con un tierno puchero en cara el DJ, mientras peleaba vanamente en busca de sus lentes. No podía ver. Andrew los alzaba estirando su largo y fuerte brazo, y se divertía viendo cómo Hinata saltaba demasiado bajito.
            —Ya, mi reina, toma.
            Andrew le dio de vuelta los lentes al chico, no sin antes limpiarlos un poco. Con caballerosidad se los puso, y cuando Hinata enfocó su visión notó que el rostro de ambos músicos estaban sumamente cerca. Sentían sus respiraciones cerca. Cuando los orbes rojos y los verdes se mezclaron, ambos no pudieron retener una sonrisa. Vinx con su dedo índice empujó a Hinata en su frente y se fue con calma y su pedido en manos. ¿Cuándo lo recibió?, ¿qué acababa de pasar aquí?, ¿cómo es que Vinx le había dicho? Sin saberlo, el DJ sonrió y llamó la atención de la fornida mujer que siempre le atiende en las mañanas. La señora sonrió y le sirvió con una gran sonrisa en el rostro lo que sea que quiera Hinata. El rostro del chico ardía, Vinx le dijo “mi reina”...

La cabina de grabación más grande que tiene Ony Music Re:cords estaba a punto de ser usada. Su gran espacio, equipo, resonancia y ubicación la volvía en la habitación codiciada y de ensueño donde cualquier músico desearía grabar. El tablero con la mejor nanotecnología que lo volvía más versátil y práctica; pantallas de varias pulgadas con el permiso de dejarte ver cada parte (hasta el mínimo detalle) de la composición y línea de tiempo; micrófonos con protectores inteligentes que evita golpes como, dando un ejemplo, cuando se pronuncia la ‘p’; sillas cómodas y un fabuloso y limpio servicio de café. En definitiva, era bello ese estudio. Dentro de la cabina estaban todos los integrantes de CaNniBaL preparando los instrumentos que irían a usar. Alexandra, la novia de Andrew, llegó hace media hora a la cabina y ha estado vocalizando desde entonces porque ella sería la voz principal de esa nueva pista. Hinata estaba en la tabla de control, afuera, viendo que todo esté en orden y renderizando la melodía que hizo hace un tiempo. Andrew quiso retomarla porque le gustó y ahora esa sería la base de una nueva canción. En menos de tres días ya estaban nuevamente grabando. Sucedía que Vinx desde hace tiempo se dedicó a componer su propia canción para el proyecto, algo más personal, íntimo y que reflejara su firma nostálgica: había compuesto por fin la pista triste que tanto les costaba hacer. Por las noches (desde hace ya casi un mes), Vinx se dedicaba a esta composición en honor a la soledad que le sucumbía estar sin Alexandra ni nadie. Un sueño doloroso hecho realidad y sustancia: listo para grabarse y ser interpretada por la mujer que le causó tal dolor. De hecho, esa canción era la excusa por la cual Vinx se quedaba siempre hasta tarde en las oficinas trabajando.
            Se posicionaron los integrantes y tomaron sus instrumentos. Alexandra se colocó los audífonos y se paró frente al micrófono, unas coristas estaban hasta atrás pero nadie les toma importancia. Henri tomó una flauta trasversal, Luther una guitarra acústica, Tony una pandereta, Charlie estaba a cargo del sonido interior y Vinx usaría percusiones. Todos estaban listos para comenzar a grabar.
            Hinata se sentó, puso sus audífonos, que lo hacían ver más lindo en conjunto a sus lentes, y alzó el pulgar en señal de esperar; en cuanto abrió la mano: la melodía base comenzó. Henri siguió la sonata con su flauta en un tono triste y llevando un aire solitario. Pronto, el vocalista de CaNniBaL volvió a repetir el ritmo y Andrew le siguió con las percusiones. La pandereta se unió junto la melodiosa voz de Alexandra pronunciando perfectamente la letra en un lenguaje antiguo, que Andrew se tomó la molestia de aprender cuando niño; Luther dio paso a la guitarra y hacía re quintos continuos (solos con vibrato). La melodía de Hinata fue editada con unos cuantos violines y la voz de Alexandra llenaba todo el lugar, armoniosamente afinada, suave, alta, que ponía la piel de gallina. La canción tuvo una duración final de siete minutos con cuatro segundos.
            El foco rojo se apagó y unos segundos después, los integrantes celebraron ante el buen repertorio hecho. Había salido de una sola toma y quedó espectacular. Presentían que esa canción sería de las preferidas cuando la banda sonora completa saliera al mercado. Andrew había hecho un trabajo sin igual, sin duda. Alexandra se acercó sensualmente a su novio y con lujuriosa tentación, lo tomó de los brazos para que la abrazara y agarra el trasero mientras ella se pegaba descaradamente y comenzaba a besarlo. La juguetona lengua de la modelo rodeaba la de su novio, quien correspondió, algo sorprendido, pero correspondió a final de cuentas. La mujer desvió su atención de Vinx y miró a Hinata. El DJ observaba con atención el morboso acto entre los dos novios con seria expresión. La modelo le sonrió como pudo y le guiñó con mal augurio, Hinata frunció más el ceño de lo que anteriormente hacía. Pero no podía enojarse porque ya se la había chupado a Vinx mientras sufría el ataque de un afrodisiaco, era oficial: la guerra había estallado y Vinx era el premio. ¿Cruel? Ni tanto.
            Hinata se quedó otro rato acomodando las voces y bajándole el volumen a propósito a la de Alexandra para que se mezclara con la melodía general (y subiéndole a la flauta para que resaltara por esa razón, y no la voz, la canción). El DJ sonreía complacido pues nunca había puesto tanto esmero –y mira que ya hablamos de mucho– en la pureza de la música pero era esta una ocasión especial que ameritaba una atención especial. Traía los audífonos puestos y miraba fijamente la pantalla, sinceramente, los lentes normales le sentaban mejor para ese trabajo.
            Hasta que vio un delgado brazo recargarse sobre el tablero de volúmenes. Hinata se alertó y miró al responsable de tanta ignorancia ante un equipo tan delicado como el que ahí se tenía.
            —Oye, por si no sabes, recargase de esa manera sobre un tablero de volúmenes pude provocar su descalibración... —y cuando vio que se trataba de Alexandra soltó un suspiro—, ah eres tú. ¿Qué quieres, Alexandra? Ahora estoy muy ocupado trabajando.
            Alexandra sopló una bomba de chicle y luego rió socarronamente ante lo dicho por el DJ.
            —¿Ahora sí estás trabajando? Porque hace un rato veía cómo te comías con la mirada a mi novio, lindo —respondió mientras mascaba ruidosamente la goma de mascar—. ¿Crees que me haces tonta o qué? Puede que él no se dé cuenta pero yo sí. Hace mucho que no hablamos, Hinata, hay que hacerlo ahora mientras mi novio me trae ese pastel de café que tanto me gusta.
            —Cuidado con las calorías... —desvió la mirada el músico de nuevo a la pantalla y guardaba el avance para evitar cualquier fatalidad—, ¿no queremos perder a la modelo del momento o sí?
           —Qué fijado eres... Eso no importa, lo que sí, es que supe que tú y mi novio se fueron juntos a la cuidad vecina. Vinx cree que me puedo tragar su mentirita de que fue a recoger un pedido de Alexis pero ya le llamé y me dijo la verdad, que tú te fuiste con él hace dos días y que apenas volvieron ayer en la noche.  Así que, sin que puedas escapar, ¿qué carajos hacía mi novio contigo en la ciudad vecina, Hinata?
            Hinata sonrió con malicia: —¿Asustada de que me lo lleve a la cama? No te preocupes, eso no ha pasado —«No aún...» pensó el DJ—. Se murió mi abuela y no sé conducir, Vinx se ofreció a llevarme y no pude negarme; le decidí invitar a que se quedara, nada del otro mundo. ¿Algo más por lo que me quieras denunciar o ya estás satisfecha? Porque tú te fuiste cómodamente a una gira, o algo así oí, y no veo que Vinx te insista para saber qué hiciste en esos lugares. No debe ser difícil deducir que te acostaste con cuanto hombre quisiste, espero que al menos haya sido bueno el sexo.
            —No me tientes, porque, si quiero, seré una perra contigo.
            —Veamos quién es con quién.
            Hinata alzó las manos en señal de que se relajara su rival. ¡Cómo se moría de ganas por decirle que Vinx ya se metió en un trato con él!, ¡cuántas ganas deseaba gritarle que, en algún momento, Vinx lo marcaría y viceversa! Cuántas, cuántas, cuántas insoportables ganas...
            Alexandra, enojada por lo contestón que suele ser el DJ, sacó su chicle y lo pegó en la mano de Hinata; sonrió con “dulzura” y se fue de ahí. Se retiró caminando como la que modelo es, moviendo exageradamente sus caderas y recta de espalda, cuidando su dignidad.
            El DJ, asqueado, se quitó el dulce y lo tiró en el bote más cercano. Más infantil no podía ser su rival. Pero era cierto: haber quién se volvía más perra con quién. Hinata estaba decidido a hacerle entender a Vinx que Alexandra le hace daño, que su relación es un gran impedimento ante lo que Vinx realmente podría ser. El baterista estaba encarcelado y su carcelero es su pasado. Pues Hinata le abriría al futuro. Un futuro con mucho más placer, dolor y éxtasis que el ayer...
            Se había dado cuenta de esa necesidad, Vinx se dejó entrever ligeramente cuando estuvieron en casa de los padres de Hinata. Cuando jugó y aceptó con soltura y tranquilidad el trato, trato que ya echaría a andar...
            Pero eso no quitaba que estaba molesto y se vengaría. Se vengaría de una deliciosa, implícita y conveniente manera.
            Siguió trabajando con calma. Después de unas cuatro horas más, Hinata había acabado la canción y estaba lista para ser mandada a revisión. Estaba cien por ciento seguro de que adorarían esta nueva entrega, Vinx había hecho un fabuloso trabajo de composición y, para qué negarlo, organizó a todos correctamente. Vinx tiene ese aire y talento para hacer que cualquiera lo oyera, por eso Hinata quería hacer que escucharan al verdadero Vinx; el DJ estaba muy seguro que hay un chico completamente diferente y, a la vez, muy similar al Vinx que todos los medios conocen. En definitiva, ese baterista y fundador de CaNniBaL es el hombre más difícil de atrapar para Hinata. Y eso, le fascinaba. Adoraba los retos.
            Sobó su cuello y se estiró, ha estado pegado a la pantalla y los oídos estaban entumidos debido al uso de los audífonos. Nada del otro mundo, era clásico que aquello le llegara a suceder. Se levantó y apagó los equipos y cerró todo el estudio, deseando volver a usarlo en otra ocasión; era bellísimo ese paraíso de tecnología para producción musical. Grande fue su sorpresa ver a Vinx ahí parado, fuera del cuarto.
            —¿Te enamoraste de ese estudio o qué? Ya es tarde —rió el baterista ante su propio comentario—, Spencer me pidió que te avisara que iría a una reunión de emergencia para algo de los asuntos de la próxima entrevista, no le puse mucha atención realmente, y que en cuanto salga te daría aventón a tu casa.
            —Eso es perfecto, ¿y sabes por qué? —Respondió con una maliciosa sonrisa en su lindo rostro el DJ.
            —No, ¿por qué?
            Hinata blanqueó los ojos fastidiado. No comprendía cómo para unas cosas Vinx podía ser tan listo y para otras nomás no le daba al pegue. Tomó la mano del baterista y lo jaló para comenzar a caminar y buscar un lugar privado y callado: el estudio que le dieron al DJ para estar separado de los chicos de la banda de rock. Caminó por los pasillos y atravesó el largo del enorme ventanal con algo de prisa, Vinx se dejaba guiar buscando explicación a la actitud del DJ. Llegaron a la puerta del estudio de Hinata y el propietario abrió con prisa y empujó, como pudo, a Vinx dentro. Cerró con seguro y miró sonriente al baterista que se sentó en el sillón de cuero que estaba predispuesto como si nada.
            —Abre las piernas. —Ordenó el DJ mientras se quitaba el suéter y se acercaba con sensualidad a Vinx.
            El baterista abrió los ojos como nunca. ¡Le salió más atrevido de lo que esperaba este chico! Aún no se sentía listo, bueno, en realidad, tenía miedo de arruinarlo ya que no había una droga de por medio. No sabía qué hacer, qué hacen dos hombres para alcanzar el placer, esa sería la tarea del fundador de CaNniBaL a investigar después. Por ahora, su maestro en ese nuevo arte le daría un adelanto en las lecciones próximas a venir.
            Hinata se hincó frente a Vinx y abrió espacio como quiso, se acercó al rostro del baterista que se quiso acercar para preguntar. El DJ lamió la mejilla izquierda del baterista y sonrió complacido mientras con su mano acariciaba superficialmente el perfecto rostro de Vinx. Y con su mano derecha comenzó a acariciar de arriba hacia abajo la entrepierna de su rival natural.
            —Déjate ir —susurró Hinata mientras seguía acariciando con agilidad—, esta vez me encargaré yo de todo. Será rápido, ¿está bien?
            Vinx tragó duró y se excitó con sólo oír la voz de Hinata pronunciar tan indecentes quehaceres. Y asintió.
            Después de unos minutos, Hinata chupaba y lamía como gustaba del pene completamente erecto de Vinx, sin tener droga alguna. Metía aquel grueso y palpitante pedazo de carne hasta donde su boca alcanzara, tragando por completo, y lo impregnaba en saliva y juguetonas lamidas que volvía loco al baterista, mientras que a veces se entretenía en los testículos del mismo, llenándolos de saliva y sorbidas lujuriosas. Por su lado, Vinx agarraba con fuerza el cabello de Hinata y le hacía llevar el ritmo que deseaba moviendo su cadera al compás del vaivén que tenía rumbo la felación. La vista para Vinx era sumamente erótica: la playera ajustada de Hinata, su cabello alborotado, esas perforaciones con lindos aretes y esos lentes lo volvían una fantasía completa para el baterista. Y la lengua de Hinata lamía como nunca antes había sentido.
            Se vino después de varios minutos en la boca del chico, había expulsado una buena cantidad y el DJ se esperó para evitar manchar el sillón y dejar evidencia. Era imposible aguantar si Hinata tenía tanta habilidad con esa boquita suya. Después de tragar el caliente semen del baterista, Hinata besó la punta con burla para lamerle unas veces más y miró desafiante al rubio. Ambos sonrieron, conscientes de lo que acababan de hacer.
            Hinata sonreía mientras imaginaba la cara de Alexandra enojada. Por supuesto que la haría caer, y muy duro.

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

¿Cómo les quedó?

Noticias sobre el mundo de Miraku:

La escritora y mente maestra del fanfic "Y ante todo, ¿por qué él?" ha dado declaraciones sobre la presente obra:

*Sale la chica de alta estatura y cabello corto a la tribuna mientras muchas fotos le eran tomadas*

MIRAKU: A partir de ahora me gustarpia dar un aviso. La historia de Vinx y Hinata es, aparte de la principal, la que más escenas sexuales y explícitas va a incluir, incluso más que la historia de Henri. Digo esto para que no se muestren oposiciones, ya está preparado para que así sea. De hecho, espero que sea de su agrado y estén a la espera de muchas aventuras en base a estos dos personajes. 

REPORTERA: ¿Algo más que deba decir?

MIRAKU: Sí. Por fin he terminado los estudios de esta etapa y salía también de vacaciones de mi segundo trabajo, porque ser escritora no me deja nada. Esto quiere decir que ya voy a actualizar cada semana o cuando se me presente la oportunidad. Recalco que los reviews son respondidos momentos antes de la actualización. Y como tengo un pie lastimado, lo uso como excusa para escribir, así que ya el fanfic está siendo preparado.

REPORTERA: ¿Y qué más nos puede informar? No queremos perder nada.

MIRAKU: Nada fuera de lo común... Bueno, sí, sí hay algo: mi grado de dislexia aumentó a falta de cuidados y lo digo por si ven más fallas ortográficas y me avisen oportunamente. Lo que más me importa es la comodidad al momento de leer.

REPORTERA: ¡Muchas gracias! 

MIRAKU: A usted, y a quienes se quedaron hasta aquí leyendo, ¡gracias por atender a mis noticias! Esperaré sus críticas en los reviews y estaré contenta de leerlos.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~

Repito la pregunta: ¿alguien escucha las canciones que se usan para los títulos de los capítulos?, ¿no?, ¿no? Ok UnU


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