Día 119: Viajes y parejas
Volví a estar soltero, no es que haya cambiado mucho la vida, pero es una realidad a la cual tuve que adaptarme. Y, ¿qué debía hacer ahora? ¿Acaso tenía que casarme de nuevo? ¿Con Manuel?
-¿Qué vamos a hacer ahora? -
Justo el sujeto me lo preguntó.
-No lo sé, tú dime -
Creo que había entendido que el próximo paso era el matrimonio, ¿de esta forma me lo iba a pedir?
-Yo quiero ir por un helado-
Claro, no es tan inteligente y suele pensar tan solo en el presente.
En ese momento me di cuenta que no me había hecho la pregunta más importante, ¿quería casarme de nuevo?
Está bien, se supone que es la forma más grande de comprometerte con alguien, pero ¿es necesario? Al final las relaciones más largas que he tenido ni siquiera han sido románticas y para eso no hay matrimonio. Estoy al lado de Clari por nuestro hijo, ¿y de Gaby? Somos buenos amigos, y creo que es eso lo que nos une de verdad. ¿No es más importante nuestra complicidad?
-Lo siento, pero no quiero casarme-
Al final fuimos a tomar helado, y cuando nos habíamos sentado, se me ocurrió verbalizar lo que había deducido.
-Está bien, yo tampoco creo en esa estupidez -
Bien, no es la respuesta que esperaba, pero estábamos de acuerdo en algo.
-¿Y por qué no? ¿Acaso no soy suficiente para ti? -
Y me entró la rabia. No sé por qué, pero esperaba que me rogara que sí nos uniéramos, que fuera romántico y todas esas tonterías que muestran en las novelas.
-Porque así como estamos vamos bien, no creo que un papel nos ayude a estar mejor ¿o sí? -
Vaya, sí tiene pensamiento crítico después de todo.
-Te amo, y tú a mí, es lo único que importa ¿no? -
Y esa fue la conclusión a la que llegamos, no volvería a casarme, pero tampoco estaría solo. Creo que de hecho, estamos mejor que muchos matrimonios, y es que en realidad tenemos la intención de estar al lado del otro y no es por conveniencia ni obligación.
Después de nuestra conversación, no volvimos a tocar el tema.
Regresamos a la casa y nos encontramos con una escena que nos impactó. No, en realidad lo veíamos venir. Clarisa se estaba besando con Bárbara en el sofá.
-Qué buenas amigas que son - las molesté.
-Chicos, queríamos decirle algo importante - la madre de mi hijo estaba seria.
-Te enamoraste de esta loca ¿verdad? -
-¿Cómo lo supiste? -
-No lo sé, intuición supongo -
Por favor, si era evidente. ¿Qué amigas se andan besando ahí abajo? Yo con mis amigos no me ando dando chupaditas. Rayos, creo que tuve malos amigos en mi vida.
-¿Y qué son ahora? ¿Pareja? -
-Supongo que sí, queremos estar juntas - Bárbara era la más interesada.
Conociendo a la mujer, aparté a mi amiga un instante para saber si sabía perfectamente en lo que se estaba metiendo.
-Está loca, es pirómana, si se enoja le va a prender fuego a la casa, ¿te das cuenta de eso? -
-Nico, la gente puede cambiar, y ella lo ha hecho. Me trata bien y se preocupa de Gabriel, es atenta y siempre anda pendiente de lo que necesito. Créeme que es una buena mujer... Jamás me haría pasar lo que viví con Gianluca -
Y tras recordar lo mal que había salido su última relación, me di cuenta que al lado de la rubia se había logrado recuperar, y no sólo me refiero a las lesiones físicas. Ahora se ve más alegre, sonríe seguido y le gusta salir a pasear, ya no se preocupa porque el resto crea que es fea, supongo que se siente bella a los ojos de Bárbara.
La abracé fuerte y así le deseé lo mejor, que esta vez lograra la felicidad que tanto le ha sido esquiva.
Al rato bajó la señora Mauri, lo único que faltaba es que ella también hubiera encontrado el amor.
-¿Y tú? ¿Con quién estás ahora? -
-Con Claudio... - es todo lo que dijo la vieja loca.
-¡¿Qué?! -grité sorprendido.
Mi antiguo amigo (y amor) había seducido al anciano para robarle la herencia que recibió de su esposo, hizo lo que había planeado conmigo también.
-Me escribió un correo. Me dijo que estaba arrepentido de lo que me había hecho, que se había dado cuenta que me amaba y que me esperaba en Las Vegas para comenzar una nueva vida -
Y solo en ese momento me percaté que bajaba las escaleras con una maleta. Claro, la vieja se había emocionado y había caído en su trampa, ahora viajaría a los Estados Unidos para caer en quizás qué nueva trampa de ese desgraciado.
-No, te lo prohíbo, no puedes caer en sus garras nuevamente, te mereces a alguien mejor, no a un ladrón y mentiroso. Lo sé, estás viejo y bien feo, pero todavía puedes encontrar el verdadero amor -
Esperaba que mis palabras de aliento le hicieran recapacitar.
-¿Les mencioné que nos envió un pasaje de avión para todos? ¿Y que nos tiene reservadas las habitaciones del hotel? -
-Por otro lado, amor es amor. Subo a hacer las maletas y bajo en seguida -
Un viaje gratis no puede ser rechazado. Y así fue como nos fuimos a Las Vegas.