Día 12: Homofobia
¿Les ha pasado que sienten que todo vale mierda en su vida, pero aún así siempre caes más y más bajo? Pues eso me sucede a mi últimamente.
Todo parecía ir bien, había intimado con un nombre (no como yo quería, pero algo es algo), mi esposa sabía sobre mi orientación y me apoyaba. Estaba todo hermoso, pero... Claro, algo tenía que suceder y es que la pervertida de Gabriela me rebeló que Leticia y Claudio eran amantes.
Solo en ese momento, pude darme cuenta de mis sentimientos, que no solo era atracción lo que sentía por mi amigo de toda una vida.
Con Claudio fuimos compañeros de colegio, jugábamos fútbol después de clases y le mirábamos el trasero a las chicas desde el segundo piso. Qué mierda más grande, no sé cómo estaba tan perdido.
-Esa mina tiene el tremendo culo... - solíamos decirnos con esa sonrisa de puberto pajero.
Siempre fuimos el típico amigo macho, de grandes hablábamos de fútbol y tetas en el bar, aún cuando yo ya sabía que era más marica que sacarse las cejas. Ya había comenzado con la mentira de ser hetero y debía seguir.
Creo que el hecho que a sus treinta mi amigo no hubiera tenido nunca una relación seria con una mujer, me hizo crear esperanzas en que tal vez, quizás por obra del santísimo señor hijos míos, él fuera maricón.
Ay ¿qué? ¿Acaso ustedes nunca han fantaseando con algún amigo hetero? ¿Solo yo? Pues lo dudo.
A veces no entiendo la obsesión que tenemos algunos fletos por tratar de convertir a hombres heterosexuales, es como un deporte para algunos. Tal vez pequé de esa manera, pero solo es con un hombre, con uno a quien ahora me doy cuenta que amo.
El saber que no ha estado con nadie más, porque quizás siempre ha amado a Leticia, me produjo un fuerte dolor de estómago. ¿Habré hecho mal entonces? Los engañé a ambos, siendo que quizás estaban destinados a estar juntos. ¿Seré el mal tercio? Comencé a sentirme como la mala de la telenovela, la rubia sin cerebro que se embaraza para conquistar al protagonista, que aunque viejo, parece joven y va siempre al gimnasio.
Duré una semana aguantándome las ganas de saber la verdad, porque quizás Gaby me había mentido.
-Leti...quiero que me seas sincera, ¿tienes alguna relación con otro hombre? - una noche no pude más y le pregunté, ambos acostados en nuestra cama.
El silencio fue sepulcral, ella estaba ideando una forma en decírmelo de la mejor manera posible. La conozco muy bien y sé que odia maltratar a alguien.
-Nicolás, yo... Sí, te he sido infiel desde que nos casamos... De hecho la noche de bodas me fui a juntar con él... - quedé helado.
-¿Amor? ¿Estás bien? - me remeció porque estaba en shock.
-Está bien, si yo te engañé todo este tiempo... No puedo pedirte que me hayas sido fiel... Pero... ¿Por qué con Claudio? - fui directo al maldito grano.
-¿Y como sabes que es él?... Ya no importa.... siempre me ha amado, desde que éramos compañeros en el colegio y tras saber de lo nuestro, me confesó su amor... Ay, tú sabes que no puedo decirle que no a la gente, así que nos hicimos amantes... - Qué lindo, si la pobre es tan buena que no puede negarse a la polla de un hombre.
Estaba disgustado, me sentí engañado y por eso mismo, decidí ir al bar, tenía que hablar con Claudio y pedirle explicaciones.
-Contigo quería hablar... - dije tan solo al entrar a nuestro antro de siempre.
-No me toques maricón, que asco me das... ¿Así que te gusta la verga? No puedo creer que haya sido amigo de un joto todo este tiempo... ¿Cómo pudiste hacerle esto a la mujer más hermosa del mundo? Eres un degenerado, un enfermo... No vuelvas a hablarme nunca más, o sino te parto la cara de maricón que tienes... - fue la manera en que me saludó.
Salí del boliche hecho trizas. Me di cuenta que amo al amante de mi esposa, a quien era mi mejor amigo y que ahora me discrimina por ser Gay. Por eso no había salido del closet, siempre temí ser tratado de esta manera. Fui humillado por quien amo.