Día 19: Desde cero
Regresé a casa después de un mes. Fue extraño, ya hasta me había acostumbrado a estar en el hospital. Me fue a buscar Gabriela, quien como no conduce, tuvo que meterme sobre un autobús para llegar a su departamento.
Fue ella también quien me fue a visitar todos los días, y la única. Ok, debo reconocer que Leticia fue, tan solo que la eché en cada oportunidad que vi su rostro. No quería verla después de lo que me hizo.
-¿Y ahora qué vas a hacer? - me preguntó mi amiga al llegar a casa.
-Voy a comenzar a vivir mi vida, a ser quien realmente soy y no tratar de cumplir las expectativas de los demás... - respondí convencido.
-Me refería a qué vas a hacer ahora ya... ¿Te vas a la cama o quieres comer? - escuché de la gorda, sin poner atención en lo que le había dicho y eso que era importante para mi.
He estado cuatro días en mi casa y mañana será el último. Se va a acabar la licencia laboral y tendré que regresar a trabajar.
Lo peor de estar en cama enfermo, es que tienes mucho tiempo para pensar. ¿Acaso me gusta ser ginecólogo? Y en eso estuve pensando estas cuatro jornadas.
Llegué a la conclusión que no, que no me gusta para nada y que si lo he hecho, es porque me daba dinero. ¿A quién le importa las ganancias si no soy feliz?
-Gaby... Ya lo decidí y no voy a trabajar más como ginecólogo... - se lo dije hoy en la mañana, para que no se espante si es que no vuelvo a trabajar.
-Ay no, esto si está lindo... ¿Y cómo quieres subsistir? Mi sueldo alcanza apenas para cubrir mi comida, y eso que estoy a dieta... ¿Cómo vamos a vivir? - se transformó en mi esposa desagradable.
-Primero, no te había pedido que me mantuvieras... Segundo, tengo ahorrado mucho dinero... Y si se me acaba, tengo a mis padres, que están llenos de dinero... - Bueno, no son millonarios, pero sí tienen propiedades.
Y fue en ese momento, cuando decidí que dejaría atrás mi profesión, es que me percaté que no solo eso me era desgradable de mi vida, sino que todo lo demás.
-Quisiera tener una máquina del tiempo y volver atrás, ser joven de nuevo y vivir todo lo que me perdí por miedoso.... - pensé en voz alta.
-Actúa, finge que eres joven de nuevo... Si tienes tanto dinero, podrías hacer lo mismo que la protagonista de Jamás Besada... - me aconsejó mi amiga.
Que idea tan estúpida, como si eso... Oh por la Santa virgen de la Macarena, que la gorda no estaba tan loca, si esa idea estaba bastante buena.
-¿Y tú me acompañarías en ese juego? - y es que no podría hacerlo solo.
-¿Yo? A ver... ¿Qué más tengo que hacer?.... Bueno ya, pero si me prometes que si consigues tener pareja no me vas a dejar, que no me vas abandonar nunca... ¿Lo prometes? - se puso seria por primera vez.
-Claro que no te voy a dejar, gracias a ti he hecho muchas cosas y te voy a estar siempre agradecido... - hicimos el trato.
Estaba feliz porque estaba a punto de comenzar la locura más grande que he hecho en mi vida, pero... Y aquí viene otra vez el estúpido pero... Y es que las cosas nunca me salen bien por completo.
De pronto, sonó el timbre del departamento. Alguien nos estaba visitando y cuando abrí la puerta, quedé congelado. Era la mismísima Leticia.
-Ok, creerás que soy una perra desleal y todo lo que quieras, pero necesito de ti... Sabes que estoy sola, que no tengo padres ni hermanos... Y ahora necesito la compañía de mi pareja de vida... Nico... Estoy embarazada, y no quiero pasar por esto sola... - le cerré la puerta en la nariz.
¿Está preñada? ¿De mi Claudio? Todavía no puedo salir de la impresión.