Día 39: Amigas
Adivinen quién se ha convertido en mi mejor amiga, pues raramente ahora la señora Mauri me adora. Bueno, supongo que está agradecida porque la uní con Jonathan. La cosa es que me saluda de abrazo y beso en la mejilla, me envía mensajitos al celular y me sonríe toda la noche mientras trabajo.
-Creo que cuando me case, deberías ser una de mis damas de honor... - deliraba el otro día.
La pobre sentía que se le había pasado el tren, que ya el queque no le cuajaba, que había quedado para vestir santos, que se había quedado solterona.
-Espero que algún día puedas encontrar al hombre de tu vida también... - ¿saben? Comienzo a creer que me caía mejor cuando era una perra conmigo.
En fin, eso no es lo más extraño que me ha sucedido últimamente, porque las cosas en mis casa están de locos también.
-¿Quieres que te sirva un poco de té, querida? - le preguntó Leticia a Gabriela.
Había llegado recién del trabajo y me encuentro a ambas en la mesa, desayunando. Usualmente, las dos se llevan mal y discuten todo el día, pero esa mañana parecía diferente.
-¿Qué pasó acá? ¿Está Claudio? - quería saber la razón de ese comportamiento tan raro.
-No... - respondieron ambas al unísono.
-¿Entonces?.... No me van a decir que se hicieron lesbis las dos... ¿O sí? - ya nada me sorprendería en esta vida.
-Claro que no, solo nos dimos cuenta que somos buenas amigas... - dijo la gordita por comida, no la embarazada, porque ahora ambas están enormes.
Y en ese momento se dignaron a contarme lo que había sucedido entre ellas. Resulta ser, que el otro día Gabriela estaba trabajando en el supermercado. Conversaba con unos compañeros de trabajo mientras arreglaba los productos en el estante.
-¿Están seguros que no son gais?... Harían muy bonita pareja... - mencionaba la fujoshi a unos compañeros que estaban asustados por sus comentarios.
-No seas asquerosa, ¿acaso te tocas pensando en nosotros? Me están dando ganas de vomitar... Mírate, eres tan patética, tan fea... - se burlaban de ella.
Gabriela se quedó pasmada, los miraba detenidamente sin entender qué sucedía.
-Me recordó a mi mamá, cuando me decía que era muy fea, que no podía entender cómo había podido parir a alguien tan horrendo... - mencionó Gabriela mientras me contaban la historia.
Recién en ese momento me percaté que no sé nada de su vida, que nunca me he enterado por qué vive sola, porque nunca nos ha hablado de su familia.
-Mi mamá era secretaria y se hizo amante de su jefe. Siempre se preocupó mucho de ella, todos decían que era muy linda... Hasta que quedó embarazada... Su jefe la despidió para alejarla, no quería que su esposa se enterara que tendría una hija fuera del matrimonio... Siempre me echó la culpa de eso, como si hubiera sido yo la tonta que no se tomó la pastilla anticonceptiva... - narró al preguntarle sobre su familia.
-¿Y por eso te trató mal para siempre? - no podía comprender a esa mujer.
-Después del parto cayó en depresión y de ahí no pudo reponerse nunca... Creo que lo único que hacíamos juntas era comer, porque aunque no lo creas, ella es más gorda que yo... A los dieciocho me fui de la casa, no quería seguir pudriéndome como lo estaba haciendo ella. Ahí me fui a vivir a una pensión, donde conocí a unos vecinos gais, dormían justo en la pieza de al lado, así que les escuchaba todas las noches follando... Desde ese momento que me enamoré del sexo gay, y así nació la Gabriela que ahora conocen... - terminó sonriendo la mujer.
Gaby no lo demostraba, pero estoy seguro que toda esa historia le sigue doliendo, haber sido rechazada por su madre la marcó por siempre.
-Sigo sin entender por qué ahora son tan amigas... - todavía no sabía.
Ahí Leticia me comentó que estaba comprando en el supermercado y que al ver cómo se burlaban de Gaby, decidió intervenir.
-¿Quiénes se creen? Se nota que no la conocen, porque ella es una hermosa persona, alguien que siempre está dispuesta a ayudar a quienes quiere, sin recibir nada a cambio... Ella es mucho más hermosa que ustedes, mocosos de mierda... - es lo que gritó la embarazada antes de tomar su bolso y comenzar a golpear a los compañeros de Gabriela.
-Nunca nadie había hecho algo tan lindo por mí... - sonrió la gordita al recordar lo sucedido.
Y así es como ahora ambas son las mejores amigas del mundo. Ay no, a mí se me hace que se han creído mucho el papel y ahora ambas se están haciendo tijeras, eso no me lo saca nadie de la cabeza.