Día 4: Insistiré, pero flaco
-¿Y si hacemos el intercambio de parejas de otro modo?- me dijo Leticia la otra noche.
Ya nos habíamos acostado a dormir, sintonizamos las noticias en la televisión y de la nada, la mujer me dijo aquello. ¿Acaso me habrá leído la mente? Ay por Dios, que quería meterse con Canela ¿será lesbiana?
-No, ¿cómo se te ocurre?... Si a mi me gustan las mujeres...- quise parecer sorprendido, aunque en mi mente estaba esperando que ella siguiera insistiendo en sus deseos.
-Bueno... respetaré tu decisión...- ¡Mierda! Ya la había cagado.
-Por ti mi amor, soy capaz de todo... aunque eso signifique tener un pito por el orto...- Por favor mujer, deja que me coja Cristóbal.
-Oh mi osito, si eres el mejor marido del mundo... Le diré a los chicos si les apetece...- me respondió mi esposa, mientras me apretaba las mejillas.
Por fin tenía una racha de buena suerte, y no había tenido que hacer nada para conseguirlo. Había ideado un plan dentro de mi desesperación:
Iba a emborrachar a todos en una de nuestras sesiones de swinger, e iba a pretender que todo siguiera como siempre. Sin embargo, entraría en la pieza para hacerme pasar por Leticia, gracias a la oscuridad Cristóbal no se daría cuenta y me la metería como si nada. Al otro día, cuando se diera cuenta que había tenido sexo con otro hombre, yo le diría "Ups, lo siento... creo que me equivoqué, pero ¿te gustó? Porque si es así, yo me sacrifico por ti si lo quieres repetir... Por un amigo soy capaz de todo." Él diría que le encantó, nos haríamos amantes, dejaríamos a nuestras esposas y seríamos felices por siempre, marica y maricón comiendo juntos bajo el sol".
Aunque ahora mi esposa me había dado la oportunidad para intimar con el musculoso, sin tener que hacer nada. Los días después de esa conversación se me hicieron eternos, quería saber qué habían respondido la otra pareja. ¿Y si no aceptaban? ¿Acaso nunca iba a estar con un puto hombre?
-Lo siento mi osito, pero ellos no aceptaron... a Canela no le gustan las mujeres...- llegó un día mi mujer del gimnasio, entregándome la mala noticia.
-¿A Canela?... ¿Y a Cristóbal?- Que todavía podía tener una posibilidad.
-¿A él? Obvio que le gustan, si hubieras visto la forma en que me folla... Uf, que mi panocha queda delicada...- No quería escuchar eso, creo que hasta me dio un poco de asco.
-Me refería que si le gustaría estar con un hombre...- rectifiqué mi consulta.
-Yo creo que sí... O sea, he escuchado muchos rumores en el gimnasio que dicen que tiene sexo con otros hombres en los baños... Tal vez sea bisexual...- Oh por Dios, que era mi oportunidad.
-Cambiando de tema... ¿cuánto sale la mensualidad en el gimnasio ese?- Oh sí, creo que estoy un poco gordito, así que tengo que hacer ejercicio. Y qué mejor que un poco de cardio en los baños. ¡Ay Papi! Que me voy a coger a Cristóbal.
Al otro día, muy temprano en la mañana, fui hasta aquel local de ejercicios para matricularme y dar comienzo a mis clases. Por todos lados buscaba a mi amado, quería que fuera casual, por lo que no quise ser muy evidente. Miraba como gallina buscando gusanos.
-Buena hermano, ya era tiempo que bajaras esa panza asquerosa... Si quieres te ayudo, soy una máquina...- Y claro, lo encontré, pero me insultó el muy imbécil.
Ahí se me quitaron las ganas de garcharme al guapetón, ¿cómo le voy a gustar si me encuentra fofo? Primero tengo que apretar mi panza, levantar mi trasero y después le voy a menear el culo para que me de mi premio. Eso haré, no me voy a rendir ahora que esto tan cerca.