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Hombre Lobo al descubierto por SigmaIII

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: CAPÍTULO SUPER TRISTE. MENCIÓN DE ABORTO. 


Hola, por fin actualizando. Este cap está super triste, de hecho pienso que contrasta con el Fic entero. Puesto que lo comencé a escribir a la par que mis otros Fics "Lo que fue sentirte" y "Profesor al descubierto" maneja una situación planteada en el primero donde Lucius tiene una pérdida, dude seriamente en publicarlo pero no me imagino el descenlace de los eventos sin este hecho que le permité a Lucius una mayor aproximación con Fenrir. 

Así que si lo prefieres sáltate este capítulo y continua en el siguiente, y si decides leerlo, a discreción. 

Pérdida.

 

El curso natural a veces podía ser cruel. A Lucius le pasó algo muy doloroso, tanto física como mentalmente. Pero no dejó que nadie lo notara, entonces solo una persona supo su secreto y por casualidad. Para su buena o mala fortuna, ese fue Fenrir. Fue otro de esos encuentros en Diagon.

-Apestas a sangre, ¿A quién asesinaste?

-¡Mira no te me acerques! ¡No te tolero!

-Pero también hueles dulce, a un montón de hormonas- El licátropo no lo creía, le encantó, le encantaba la idea de molestarlo con esto- No me digas que estás horneando... - Pero la mirada homicida del mago delató la verdad.

-¡Deja de interferir en mis asuntos! ¡No eres más que una molestia siempre…- Lucius trató de asestarle un golpe pero de súbito retrocedió doblado por la mitad apretándose el estómago, trastabillo y casi cae de no ser porque Fenrir consiguió tirarlo del brazo y apoyarlo contra sí.

-¿Oye qué te pasa?

-Na...da-  Respondió mecánicamente el rubio pero estaba muy pálido, por supuesto Greyback no le creyó.

Lucius permaneció doblado apretándose el vientre. No dolía pero estaba muy asustado tanto que permaneció inmóvil.

-Oye..- Ver su cara de preocupación y miedo también lo hizo alarmarse.

……......

-¡Ah!, usted venía con el señor Malfoy ¿Cierto?- Preguntó el medimago mientras revisaba el expediente.

-Yo no...

-Sí, le hicieron una cirugía hace una semana, no se preocupe, nada grave, sólo se le botaron dos puntos, con la pociones la herida cerrará pronto. Lo dejaremos en observación unas horas, si todo marcha bien podra irse a casa.- El medimago se fue.- Fenrir entró a la alcoba, en la cama de hospital se encontraba Lucius quien vestía una bata de hospital, miraba al techo, ajeno a la situación.  

-¡Tonto! me golpeaste y se te abrió la herida. Si estabas convaleciente mejor me hubieras ignorado.- El rubio se recostó de lado dándole la espalda.

¿Y ahora qué? ¿Qué debía hacer? Fenrir comenzaba a angustiarse. Odiaba ese lugar. Nunca había estado antes en un hospital de verdad, sentía que con solo verlo todos allí sabían que era licántropo. Lo mejor era irse, sabía que su prescencia no era de ayuda. Por el contrario notaba lo furioso que Lucius estaba con él. Con todos.

Estaba por marcharse pero en vez se sentó en la silla frente a la cama. El personal debía suponer que era un conocido, si no no lo dejarían estar allí. Posó su mano sobre el hombro de Lucius, y este, en vez de moverse o apartarla bruscamente correspondió posando su palma en ella. Estaba avergonzado, asustado y decepcionado de si mismo.

“Sí, estaré aquí para ti”

Fenrirsintió que era su deber protegerlo. Pero entonces una voz lo sobresaltó.

-¿Greyback?-

Soltó a Lucius y miró sobre su hombro. Se pusó inmediato de pie. Era Voldemort pero ante los ojos de los demás tan solo un mago común y corriente.

-Mi señor. Le encontré en Knockturn, se apoyaba contra un muro y le dolía algo, lo traje de inmediato.

-Excelente, bien hecho- Y Adiós prácticamente sin decirlo. Fenrir hizo un movimiento de cabeza y salió. Se marchó preguntándose si Lucius se quedaba en buenas manos. Lo dudaba.

-¡Tom!

-Lucius. ¿Estás bien?

-Fue algo tonto, vámonos- Se incorporó - No es nada.-

….

-¿Horneas un niño para quién-tu-sabes?

-Ya no- Dijo serio y tratando de disimular el pesar. Fenrir tenía una sola debilidad y la encontró en este mago. Se odio por ser débil y tener tales sentimientos. Lo abrazó por la espalda, el mago estaba tan acabado emocionalmente que no le importó.

….

El cuidador estaba enfermo de modo que no se presentó. Las rejas del cementerio estaban cerradas, nadie podía entrar. Lucius aguardaba sentado en una banca, llevaba un reguilete en la mano, un reguilete que quería poner en su propia tumba, donde descansaba su hijo no nato.

Estaba tan abstraido en sus pensamientos que no vio a las dos figuras acercarse. El hombre habló.

-Das pena. ¡Dame eso!- Le quitó el reguilete y se lo dio a la chica, una chica preadolescente con ropas sencillas- Mira, a ella le queda mejor, se ve más linda ¿no?- Lucius no respondió. Ella sopló el reguilete y lo contempló muy divertida. -Ve a jugar- ella asintió, se alejó mientras soplaba el reguilete en sus manos. Fenrir se sentó a su lado. Y lo abrazó. - Ella podría ser nuestra hija. Si vienes conmigo serías padre de varios. - Lucius negó. No podía. ¿Cómo podría? -Como quieras. - Pero no dejo de estrecharlo. –Sé que hacer para que te sientas mejor- Cuando Fenrir lo besó en el cuello Lucius reaccinonó.

-¡No! ¡Lárgate de mi vista!- Greyback no insistió, lo soltó. Lucius apretó los puños. Lo miró muy enfadado como si el licántropo tuviera la culpa de lo que pasó. Fenrir se pusó de pie. Inspiró profundo.

-Yo te lo consigo, solo dí niño o niña.

-¡No puede ser eres un maldito! 

-Oye, te lo dije, son niños que nadie quiere. Sólo dilo, moreno o rubio como tú, pelirojo será más difícil allí si tendría que robármelo.-

Lucius inspiró profundo. “Sí” Quería decir que sí. Quería que se lo trajera ya. Ya para poder cargarlo. Pero sabía que no era lo correcto. Se le salieron unas lágrimas. Le llegó un diálogo familiar de hace años.

-"Hay modos"

-"Que no sirven"

Negó con un movimiento de cabeza.

-Tom me hará otro bebé. Va a darme a mi bebé.

-¿Quién más lo sabe?- La pregunta desconcertó a Lucius.

-¿Qué? ¿A ti eso qué te importa?- El lobo supusó que nadie más, mucho menos Voldemort,  imaginando que por esa razón a pesar de haber pasado ya semanas Lucius no se recuperaba.

-Si quieres un hombro dónde llorar.

-¡No!, ¡No te necesito! ¡No necesito a nadie!, ¡Déjame en paz!

-No.- Lucius se indignó por su respuesta e iba a recordarle que no era nadie pero Greyback se le adelantó. Le tomó la barbilla y lo hizo mirarlo. Luego lo besó. Lucius tardó en poner resistencia. El licántropo lo atrajo hacia así y lo besó más energicamente, hasta que Lucius quisó soltarse, tosió. Su pecho subía y bajaba.

-No…

-Pero yo sé que necesitas para distraerte.-

“Déjame abusar de ti en este momento de debilidad”

…..

-Me estás metiendo en problemas-Los territorios del Lord se acaban donde no hay magia. Lucius estaba aterrado, el miedo de estar en un lugar fuera del mundo mágico se sobrepuso al dolor del luto. -No, no, no-

Fenrir lo obligó entrar a un bar. Lucius se sintió tan atemorizado, sentía que todos los muggles allí los miraban.

-Observa- Le dijo por lo bajo- No olvides que tú tienes el control- Con un hechizo no verbal, Fenrir los hizo resbalar y caer a todos en el lugar. Lucius no pudo evitar reírse, los muggles eran tan tontos. Luego con otro hechizo hizo explotar la llave del fregadero, los meseros y barman corrieron a intentar detener la fuga quitándoles la atención de encima. Lucius sonrió y luego se cruzó con esos ojos. Desvió la vista avergonzado.

Se sentaron en la barra donde el licántropo sin descaro se alcanzó un par de vasos, la botella y los sirvió.

Tras bailar un poco en otro sitio, abandonaron para entrar a un restaurante de comida rápida.

Hamburguesa con queso. A Lucius le supo deliciosa. Sintió pena por sí mismo, no había comido bien e incluso le parecía un manjar esta comida muggle la cual devoró sin miramientos.  

Era cerca de media noche y el local solo era ocupado por ellos y los empleados. 

Fenrir estaba enfrente, se cambio de asiento, se sentó junto a el. Mientras Lucius comía, el licántropo le pasó el brazo tras la espalda, luego le besó la oreja, estaba siendo tierno, quería serlo. Lucius correspondió poco lo miró preocupado.

-Estoy lastimado.

-¿Creeíste que nos acostaríamos? –Trató de sonreír y ser sarcástico pero no pudo, Fenrir le acarició la mejilla. - Hoy es Luna Llena, deberías contemplarlo, a menos que quieras hacerlo con un monstruo- Lucius sabía que mentía, que no lo expondría así, al menos no a el ni adrede. Mucho menos en un asentamiento muggle. Se acurrucó contra Fenrir, estaba muy calientito. El licántropo siguió besando su cuello. Lucius se dejo, quería que lo consintieran. Nadie podía juzgarlo, ya no lo pensó. Se comió el último trozo de hamburguesa y se besarón, el empleado se acercó para sacarlos de allí, pero Greyback le tendió un billete.

-Veinte minutos.- Siguió su paso y terminó de bajar las cortinas.

La estancia se prolongó media hora más.

Después se concentraron en el cielo nocturno. Recorriendo Lóndres no mágico a pie.

-No- Insistió Lucius ¿Pero por qué tenía que justificarse?- No se habría dado. Yo lo amo a él.

-Supongo que fue lo mejor, no eres mi tipo, me gustan guapos- Lucius rodó los ojos, ¿Y por qué se indignaba? Jamás se relacionaría con alguien así de corriente. Esta cita solo era una tontería. Cambiaron de tema.

Estaban abrazados en la banca de un parque con vista a la fuente. Ya entrada la noche. Los dos tenían los ojos cerrados. El oído e instinto de Fenrir se agudizó cuando sintió una prescencia al frente. Abrió los ojos. Sonrió ampliamente al mago que se apareció ante ellos.

-Cuanto tiempo señor Malfoy.- Lucius abrió los ojos.- Es un placer.- Pero no era su padre.- ¿Se hizo algo en el cabello?- Era el tío Hyperion. Como resorte se separó de Fenrir y pusó de pie.

Entonces Fenrir miró a todas direcciones, había más gente allí pero oculta, podía escucharlos y olerlos. Policías o…

-Mate a hombres más valiosos que tu.- Le dijo Hyperion- Tenlo presente.- Le tendió la mano a Lucius quien la tomó y se desaparecieron. Los demás magos allí hicieron igual dejándo al licántropo completamente solo. Este suspiró de alivio, esta vez si que estuvo cerca. Luego exclamó de enfado, tan bien que la estaban pasando. Sacó un cigarro del bolsillo y empezó a fumar.

Deambuló por allí. Se frotó las sienes pensando, esto le pasaba por meterse con un Malfoy, con ese Malfoy en particular. Esa familia solo le traería problemas. 

Los modos del mago le recordaban tanto a los miembros de su propia familia, cabeza hueca, pedantes, casarse con el habría sido recrear la vida de su padre, habría sido horrible. Tenerlo a un lado habría sido exasperante. Anticuado y por demás desagradable. Pero le gustaba la idea de molestarlo, como cuando sus padres peleaban por pequeñeces, podía ver el brillo en sus ojos cuando se divertían. Seguro habría sido algo así, pero ahora odiaba a sus padres y a todo lo que representaban, justo como él, ¿Entonces por qué seguía buscándolo? Aun tras lo que había vivido, pensar en Lucius lo hacía meditar sobre el qué habría sido si no lo hubieran mordido. Si no hubiera sido hechado de casa. Si siguiera perteneciendo a la aristrocrática casa de los Greyback.

Pateó el suelo y aventó lejos el cigarrillo.

Lo odiaba porque lo hacía dudar, dudar de sí mismo. Lo odiaba porque odiaba estar enamorado de él y odiaba por fin admitirlo temiendo que no habría futuro juntos.

 

Continuará ….

 

Notas finales:

Al enterarse, Voldemort explota. 

-¡Hijo de puta! ¡Se aprovechó de ti!

-Tal vez, o yo me aproveché de él. Usé mi depresión de excusa para que..

-¡No! ¡Te usó! ¡Te usó!- Para Voldemort era más que obvio que Lucius fue presa de la manipulación de Greyback. -¡Debí estar ahí!- Se sentía tan culpable. Esto lo perseguría para siempre. La infelicidad de Lucius fue el precio que tuvo que pagar a cambio de la inmortalidad. -¡Yo tenía que estar allí para ti! ¡Y no lo hice! –

 

Y lo cierto es que Voldemort no solo le falto a Lucius esos días, desapareció por quince años hasta su resurrección en el cementerio de pequeño Handleton.

 

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Gracias por leer. Hasta la próxima. 


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