Mortífagos.
El mundial de Quidditch comenzó la época de terror. Estaba bien que los agitadores convocaran la marca en el cielo. La verdad es que no sentía ya nada. Ni nostalgia, ni tristeza. Pero cuando meses más tarde, una noche, el frío intenso se clavó en su brazo como un centenar de agujas. La angustia lo hizo detenerse en seco. Miró en todas direcciones buscando una explicación, una explicación razonable.
“Pero murió, está muerto”
Entonces recordó los diarios: “Sin rastros” “No se encontró el cuerpo”
Un vociferador urgente entró al estudio. Un vociferador en papel negro, el color que indicaba que debía escucharse en privado. Estaba volviendo a vivir esa época.
-¡Está llamándome! ¡¿Tú lo sabías?!-
“No”
Entonces reaccionó. Buscó entre el montón de papeles la carta sin remitente que alguien había enviado a principios de mes.
“Luce presentable”
-Barty.-
El único con el detalle y cojones de avisarle con anticipación. De que esto no era una falsa alarma. Esto era real.
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-¡¡PERDÓN!! ¡LAMENTO HABERME CASADO Y NO ESPERADO POR USTED! ¡LO SIENTO!-
Fenrir se veía tranquilo pero lo cierto es que el corazón le latía a mil por hora.
El ceño fruncido de Voldemort se relajó apenas Lucius pronuncio estas palabras, Fenrir entendió con esto que el mago tenebroso no tenía preparado nada más en contra de él. El hombre lobo suspiró de alivio pero no dejó que lo notará. Le dio la orden a sus camaradas para que se marcharan de allí.
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En casa.
-¡Vamos Fenrir!, ¡Olvídalo ya!- Greyback miró a su compañero con tanto odio, parecía que lo estaba por decapitar. Sólo tenían que asustarlo, el bastardo no tenía porque sobrepasarse.
-Nunca va a perdonarte.- Le dijo una mujer mientras terminaba de preparar la cena.
-Oye lo hice como un favor-Siguió el otro licántropo.- Si eras blando se habría dado cuenta. Tú tienes la culpa, si no te hubieras involucrado desde un principio…-Pero Fenrir no estaba para escuchar, además estaba convencido de que se ensañó con Lucius apropósito-¡Lo hice para protegernos! ¡Fue orden de “quien tu sabes”! ¡¿Qué hiciste tú?! Eres un imbécil ¿Cómo se te ocurre besarlo? En la misma cara del Lord ¿Y si entraba? ¡Iba a matarte! ¡Y a mí! ¡A todos! ¡Eres un estúpido!- Se marchó de inmediato sin soportar la mirada asesina de Greyback.
Pasaron unos minutos en silencio hasta que la chica habló.
-Siempre quise saber a qué sabía ese helado.- Fenrir la miró de soslayo. De niña siempre hablaba sobre los postres deliciosos que habría en el banquete de boda. Siempre tan imaginativa. Como si algo así fuera posible.
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-Ven aquí.- Lucius inspiró profundo y se obligó, muy a su pesar a encontrarse con Voldemort. La lúgubre figura estiró los brazos para recibirlo, las largas mangas de la túnica no lo favorecían. Le daba la sensación al rubio de que se arrojaba a los brazos de la muerte. -Muy bien.- El Lord besó su cabeza. Lo estrechó contra sí mientras acariciaba su espalda. Estaba siendo desconcertantemente tierno. –Te extrañé.-
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Un año después.
Volvía de terminar una encomienda del señor tenebroso, regresaba por Diagon para no parecer sospechoso. Tenía entendido que sería escoltado unas calles antes de regresar a Malfoy Manor. Llegó a la herbolaría donde se vería con su acompañante.
-Nunca le des la espalda a un depredador y mucho menos a mí ¡Ahhh! pero tratándose de ti amo, no lo tomaré como una huida sino como lo que es tu forma de ofrecerme el culo. -Le dio una tunda.
-¡Greyback imbécil! ¿¿Qué haces?? ¿Estás demente?.- Estaba sentido. Le dolía mucho que a pesar de lo sucedido meses antes Lucius se entregará a Voldemort. Sabía que lo suyo era un imposible pero igual lo sentía. Y sí, es horrible pero se desquitó con este gesto. -¡TONTO!
-¿Qué? Ni siquiera fue fuerte., solo una palmeada insignificante, tu sabes de eso oh... ¡No me digas que Voldy hizo de las suyas!
-¡Amo Lord Voldemort para ti!.-Fenrir le bajo el pantalón en contra de los imporverbios del rubio. Había tanto movimiento en la calle que nadie les prestó atención. -¡Mira nada más! Es cierto, que lindas pompis, el Lord te las deja todas coloreadas. Mmmnnn me provocan.- Le dio un pellizco.
-¡Ayyy, infeliz!
-Tan bonitas- Se las acaricio cuando le acomodó el pantalón. Lucius se quejó, su cuerpo estaba sensible.
-¡Vámonos ya!
-Ya enserio.-Le habló al oído y lo abrazó por la espalda.- Lo de la otra vez no fue apropósito, sabes que no tuve opción. Si se enteraba…
-¡Ya sé!- Dijo cortantemente y también resentido de que Fenrir no se hubiera negado. Se lo sacó de encima.
-No quise- Se acercó de nuevo, le pasó un brazo por la cintura y con la otra mano le acomodó el cabello. –Nunca imaginé que sería capaz de algo así. Al menos no a ti.
-¡No es el mismo!- Lucius se soltó allí mismo. -¡No sé que hacer! Me quiere pero yo no puedo, pero si no lo hago mi familia estará en peligro. -
Le chocaba que Lucius estuviera encaprichado con Voldemort y detestaba que hablara de él pero le encantaba cuando se quejaba. Y claro que quería oír todo lo malo de Voldemort, le encantaba que el malvado cruel y siniestro mago tenebroso se regordeara de su poder mientras su pareja sacaba a la luz sus trapitos sucios. Información que siempre podía ser conveniente.
-¡Actúa como un loco!-Siguió Lucius.- Está paranoico, me hace esto todo el tiempo nunca había sido tan celoso no como ahora-
Fenrir rodó los ojos, por supuesto Lucius no sabía que en el pasado Voldemort mandaba a vigilar Malfoy Manor frecuentemente y frecuentemente vigilaba a todos (en particular a los varones) que pisaban el lugar o que hablaban con el rubio. Lo sabía porque él era el encargado de vigilar.
-¿Por qué sonríes?
-Porque estamos a unas chimeneas del Caldero Chorreante.
-En público…
-A menos que quieras ir a mi sitio, solos un par de horas antes de volver a casa. Te darías un respiro.- Lucius lo pensó seriamente, era lo que necesitaba.
-Te odio.
-Lo sé.-
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-Es un ridículo. Los dos, tu más.
-¡Calláte!
-¿Cómo no puedes defenderte de esto?.- Estaban en la sala de estar, Fenrir se sentó con Lucius sobre su regazo y boca a bajo, la posición perfecta para darle un par de tundas.
-¡Porque eres un horrible licán ¡Ayyy!
-Más respeto, el termino es Hombre lobo.
-Es lo mismo...
-Puedo entender que te haga esto, es divertido.- Comenzó a acariciarle una nalga.
Lucius se estremeció. La sensación era diferente y no solo eso, estaba acariciando su trasero. Se sentía tan bien. ¿Por qué se sentía bien? No pudo resistirse, exclamó con un alarido. No podía ver la cara de Fenrir, pero tenía certeza de que el maldito sonreía.
Maldito le acariciaba el trasero y le gustaba ¿Por qué? ¿Por qué le gustaban las manos de Greyback?
Se incorporó y se sentó a su lado. El hombre lobo se inclinó para besarlo.
-Vamos bombón. Al que va a matar es a mí. Es el precio de ser tu paño de lágrimas.
-¿Dices qué morirías por mí?
-Te digo que me beses.-
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Continuará….