El mal socio.
Pasó hace mucho, Lord Voldemort había vuelto. Se había apoderado del ministerio. Tenía ojos y oídos en todas partes, la inseguridad reinaba y los semi-humanos salían a las calles. Como siempre, Fenrir volvía tras una encomienda del mago tenebroso.
-Greyback como siempre muy buen trabajo.
-A sus órdenes mi Lord- Porque claro Fenrir Greyback trabajaría para cualquiera que le diera licencia para hacer y deshacer a su gusto. Y de lo que más gustaba Fenrir Greyback es del caos y que lo dejaran ser.
A diferencia de muchos. Fenrir era visto por Voldemort más como un socio que como un siervo. Un socio al que ni siquiera le tenía que decir que hacer, solito sacaba todo. Lo único que quería Lord Voldemort era un contacto con las criaturas oscuras y que estas se unieran a su causa; después de todo, con solo magos sangre pura no lograría nada. Pero con un ejército de criaturas, la cosa cambiaba completamente. Sabiendo esto, Lord Voldemort tenía la necesidad de sentir su lealtad segura, ya que la lealtad de estas criaturas estaba con Fenrir y no con un mago a quien desconocían. Cooperarían con tal de que cumpliera lo que Fenrir les aseguraba.
Así que hora de un premio.
-Dime Fenrir ¿Hay algo que necesites?
-No mi señor, tengo todo bajo control, las cosas marchan perfectamente.
-Algo que necesites se te proporcione.- Insistió tranquilamente.
-No hay nada.
-¿Nada? Aunque sea un capricho personal, ya sabes como recompensa por tus servicios.
-Nada mi Lord, ya sabe que para mí no hay mayor recompensa que correr libre bajo su mandato pero ahora que lo menciona, no se sí sea posible, hace un tiempo, bueno al grano hay un mago.
-¿Un mago?
-Pero es uno de sus mortífagos, no sé si alguien como yo puede tener acceso a una persona bajo sus órdenes directas – Voldemort río, en automático pensó en Scabior o en los hermanos Carrow.
-Tómalo Fenrir, solo dile que Voldemort lo autoriza y punto. – El hombre lobo hizo una reverencia.
-Se lo agradezco tanto, no imagina cómo me complace su respuesta.
-Lo que sea por mi socio-
Fenrir sonrió.
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Hasta Greyback siendo un patán tenía sentimientos. O al menos sentía atracción por alguien. El descubrimiento le hizo gracia.
Hasta ese animal.
Pero Voldemort dejó de pensar en Fenrir, ahora se concentraba en la persona que toda la vida le había ocupado la mente y corazón. Allí estaba. Lucius miraba por el balcón de la planta alta de Malfoy Manor y dándole la espalda. Llevaba ropas elegantes tan propias de él, siendo tan apuesto. Posaba una mano en el parapeto y la otra sobre el bastón donde guardaba la varita. De inmediato se sintió tentado a mostrarle afecto. Se acercó y al sentir su presencia Lucius se dio vuelta.
ZAP
-Lu…-
El peliplata respondió con una bofetada. Que si bien no le hizo daño si desconcertó al mago tenebroso.
-¿Pero qué…-Se asomó una lágrima por ojo correspondiente al lado amoratado.
-¡¡Le diste permiso a Greyback para que me follara!!
-¿QUÉ? No...- Pero no le dio tiempo de explicarse, el rubio le dio otro bofetadon y doble.
-¡Ya no quiero saber nada de ti! Creí que lo nuestro era especial, ¿Pues sabes qué? ¡Vete al demonio. infeliz!
-Lucius yo no pensé que.. oye ¿A dónde vas?
-Con Greyback, el ¡SÍ! es un caballero, a tenido la decencia de pedir mi consentimiento para cortejarme a diferencia de ti que me vendes por menos.
-¡Momento no!, ¡Espera, aclaremos esto…-
Lucius se marchó dejándolo hablar solo.
…………
Porque hasta se bañó.
Se peinó como pudo y colocó un montón de colonia de olor fuerte y no muy agradable, pero colonia al fin y al cabo. Nada sútil.
-Vaya, al menos lo intentaste, ¿Qué pretendes?- Preguntó Lucius al licántropo.
-Pretendo ahorrarte la parte incómoda, ¿Así que por qué no aflojas y pones un poco de tu parte también?-
Ignorando el lenguaje tan vulgar accedió.
-Esta bien, solo porque debió ser duro para ti conocer al jabón.
-¡JA!-
Se encontraban en el bar de un hotel con buen aspecto. Había mesas con sillones individuales. Lucius tomó su lugar y Fenrir lo imitó. El primero miró con interés el menú para darse una idea del desempeño del lugar. Por su parte, aunque tenía mucha confianza en sí mismo. Fenrir ahora sí estaba nervioso. Desabotono uno más del cuello de la camisa para refrescarse. Las piernas le empezaron a temblar. Lucius lo sabía. Que el otro estaba nervioso, por eso siguió mirando el pequeño menú detenidamente.
Finalmente decidió poner fin al martirio.
-Fuiste muy valiente- Dijo sin mirarlo.
-Ya me arrepentí.-
Lucius río.
-¿Tan temprano?- Le hizo un gesto al mesero para ordenar. Cuando este se retiró, Lucius le tendió la mano a Fenrir quien desconcertado la acepto.
Se tomaron de las manos con los dedos entrelazados y brazos reposando sobre la mesa.
Habría protestado porque deseaba más pero si Fenrir no dijo nada fue porque al momento sintió que era suficiente.
La sonrisa de Lucius, encantadora.
-Nunca nadie había muerto por mí.- De hecho el hombre lobo ya podía considerarse cadáver. Lord Voldemort no tendría piedad. Ambos lo sabían.
El mesero regresó con la orden y se marchó otra vez. Lucius usó la mano libre tomar de su bebida. El licántropo lo imitó.
-Entonces-El rubio se cambió de asiento para estar junto al hombre lobo. -Tendré que usuarte antes de que mueras. -Le tomó el rostro con ambas manos y lo besó. Por su lado Fenrir se había estado conteniendo todo este tiempo, pero ya era imposible. Sin importarle más correspondió al beso.
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La puerta de la habitación fue abierta con una explosión. Voldemort entró.
-¿Dónde está?- Se metió al baño buscando ya que en el dormitorio sólo se encontraba Lucius, sentado en la cama y secándose el cabello con una toalla. Había tomado una ducha y vestía ahora mismo una bata de baño. -¿Dónde?- Voldemort regresó y se plantó enfrente muy molesto.
-¡Mi Lord!- Lucius se incorporó muy complacido.- ¡Viniste!- El Lord permaneció serio, Lucius se abrió la bata de baño y lo abrazó tratando de cerrar esta a su espalda. Voldemort pudo sentir el cuerpo desnudo y tibio del mago contra su cuerpo. La sensación es agradable. El mago tenebroso pronto concluyó que Lucius no pretendía nada con el licántropo y solo le hizo una mala pasada para vengarse por su error. El abrazo se prolongó pero en su orgullo Voldemort se negó a corresponder. Finalmente Lucius cedió. Se separó lentamente y volvió a abrochar su bata.
-Ven siéntate.- El Lord lo hizo. Con un hechizo Lucius sirvió dos copas de la champagne que reposaba dentro de su cubeta con hielos en un mueble próximo.
El rubio le entregó una de las copas y Voldemort la aceptó. Bebió de ella a la par del mago.
Lucius parecía muy emocionado. El Lord se dio cuenta de que era la primera vez en años, es más la primera vez desde su reencuentro que tenían una cita en un lugar que no fuera Malfoy Manor. Fascinado con la revelación; posó su mano sobre el muslo del rubio y se acercó para besarlo.
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Recuperó el sentido poco, a poco. Y poco a poco pudo entender la posición que ocupaba su cuerpo. Se encontraba recostado en la cama, pero no en el sentido de esta. De forma transversal y en posición fetal para poder caber. A su espalda estaba la cabecera de madera.
Estaba rígido, no podía moverse. Sentía un peso en el costado. Se dio cuenta de que tenía la cabeza y espalda de Lucius sobre sí. Lo estaba usando como si fuera una almohada.
Sentía su peso ir y venir. Y un tal grado de calor generado por su cuerpo suficiente para sofocarlo.
¡Estaban follando con él presente!
-¡LUCIUS!- Pero no contestó, estaba más concentrado en recibir las embestidas de Fenrir como para siquiera prestarle atención.- ¿CÓMO TE ATREVES? ¡JAMAS TE PERDONARE! ¡NUNCA DE LOS NUNCAS!-
O no lo escuchaban o no les importaba. La pareja seguía retozando.
-¡LUCIUS!-
Y Voldemort no podía moverse, no podía poner un alto a esta situación. Todo era insólito.
-¿Por…qué haces esto? ¿Qué te hice?- La voz le temblaba. Lucius jaló aire y entrecortado pudo hablar. Se giró lo poco que pudo para mirarlo.
-¡Me rompiste el corazón! ¡Yo tenía que romperte el tuyo!-
Fue hace años.
Por un instante todo fue irreal. Desconocido. Este hombre tan cruel no podía ser Lucius. Lo miró intentando comprender quién era. Entre la mata de pelo plata se asomó una sonrisa. Encantadora como solo un demonio tendría. Y de nuevo volvió en sí.
A Voldemort se le salieron las lágrimas, porque estaba muy dolido, herido. Por lo que pasaba, porque Lucius no lo había perdonado y ahora se vengaba. Se vengaba de él. El amor de su vida le tenía rencor. Ni siquiera pudo decir nada. Tenía un nudo en la garganta que lo calló.
A Lucius le embelesó la cara de terror de Voldemort. Se inclinó y lo besó. El Lord se hizo a un lado no queriendo corresponder, negándose, queriendo escapar pero no podía. El beso de Lucius alcanzó la comisura de su boca.
Ese fue el último afecto porque después Lucius volvió la atención a Fenrir. Eran como bestias actuando deshinibidamente. Sintió asco.
Con cada embestida el cuerpo del mago se estremecía, respiraba agitado, gemía y el sudor de su frente escurría, recorría su rostro, cuello y tórax.
Voldemort intentó con todas sus fuerzas desaparecerse, salir en vano de allí.
Luego, algo ocurrió. Voldemort pudo notarlo aun cuando trataba con todas sus fuerzas desatenderse de la situación. Lucius dejó de moverse, de gemir. Y aun con toda esa pena en su corazón Voldemort sintió preocupación por el. De que el sucio licántropo lo hubiese dañado. Fue peor la sorpresa de encontrar al rubio víctima del orgasmo más placentero uno que tras tantos años juntos el mago tenebroso nunca le proporcionó.
Respiraba tan rápido intentando recuperarse. Cuando tuvo suficiente aliento exclamó:
-¡Ah! ¡Se siente bien cuando no tengo que fingir!- Fenrir también terminó. Salió sin miramientos del mago y se metió al baño. Dejando a un exhausto Lucius atrás.
-¡Lucius!- Reclamó Voldemort y queriendo como última opción razonar con él. -¡Yo siempre te he querido!
-Lo sé. Ojala sintiera igual. –Una vez se recuperó del agotamiento se despidió del Lord con un besó en la frente. Se vistió. Recogió sus cosas y se fue tras Fenrir.
FIN