La búsqueda por su familia lo llevó de regreso a Tokio. El lugar donde nacio pero jamás conoció.
—Naruto. Camina. Necesitamos encontrar la dirección.
—Bien.
Abordaron un taxi y se dirigieron a la dirección del papel.
Su madre le había heredado la casa donde vivían. Una cantidad de dinero que serviría para solventar sus gastos por un año. Y una casa en Tokio.
A ese lugar es a dónde se dirigía en ese momento.
Tuvieron que esperar a que él cumpliera la mayoría de edad y que Iruka terminará sus estudios universitarios para poder viajar.
—Llegamos.
—Gracias— Iruka pagó al taxi y bajaron su equipaje.
El lugar de la dirección era una pequeña casa. Naruto sacó la llave y la introdujo.
Apenas y quiso abrir, todo estaba oxidado. Tendrían que cambiar las chapas.
—No puede ser— gritaron ambos al entrar.
La casa está sucia. Parecía que hace años que nadie vivía allí.
—Yo quería dormir— dijo, cansado.
—Será mejor buscar un lugar para comprar material de limpieza.
—Vale...
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Naruto entró al baño y se ducho. Tenían ya 5 días en Tokio.
Tardaron 4 días en limpiar toda la casa. Lo bueno que la casa era pequeña. Contaba con dos habitaciones, un baño, sala y comedor, y la pequeña cocina. Perfecta para dos personas.
—Naru, ya llegué.
—Estoy en la ducha.
—Bien.
Salió del baño, y se vistió con una playera —¿Por qué tan feliz?
—Conseguí un trabajo.
—¿De verdad?
—Si. Algo pequeño. Pero nos servirá mientras encuentro otro trabajo.
—en hora buena.
—Cenemos. Mañana iremos a comprar tus útiles.
—Con una libreta será suficiente.
—Naruto. Tienes que tomar apuntes. Las escuelas de Japón son diferentes.
—Tal vez. Pero la medicina es lo mismo en cualquier lugar del planeta.
—Naruto.
—¡Hagamos un trato!— llevó los vasos y la bebida —. Para el lunes una libreta. Y las demás conforme vea como son más clases.
—Esta bien. Ahora cena. Un poco más y pareces un costal de huesos.
—Vale— Era verdad. Siempre había sido gordito ¡Amaba los postres! Pero después de la muerte de su madre había bajo considerablemente de peso...
Iruka observó a Naruto comer. Al menos ya no tenía que obligarlo a comer. Lo que si le preocupaba era esa bajada de peso. Pero se miraba saludable y lleno de vida... Y hermoso.
—¿Qué pasa?
—Traje pudin.
—¡Genial!
Sonrió al ver esa sonrisa. Parecía un niño pequeño.
Naruto recogió y lavo los platos, mientras Iruka se bañaba.
Esos 5 meses habían sido largos sin su madre.
Kushina Uzumaki era y siempre sería su madre. Sin importar que lo haya robado de su familia...
Los Senju.
Por más que buscaba a la familia salían más familia. Al menos a algunos les había contactado y enviado una foto de su colgate.
Aún estaba en espera de respuesta.
Pero seguros buscando más familias Senju.
—Naru. Hora de dormir. Mañana tiene que dejar los papeles en la universidad.
—Ya voy.
Sonrió y secó sus manos. Se dirigió a su habitación y se acostó a dormir.
——————
Un pantalón negro y una sudadera negra era lo que vestía en ese momento, la capucha de la sudadera cubría su cabello rubio. Al parecer en Japón era poco común los rubios y todo mundo lo miraba, así que quería evitar eso.
Preguntó por la dirección y entregó sus papeles a la secretaria.
Camina de regreso cuando observó hermosas rosas rojas. Se acercó al lugar y las intentó tocar...