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Chilanguitos. por Linlim

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Ya hacía varios días que el Güero estaba trabajando con el Boss. Ese día le había dicho a Pablito que lo iba a llevar a ver los mariachis a Garibaldi , así que después de que lo dejara salir el Boss  quedarían de verse en su hogar, pues así lo llamaban, porque acaso… ¿ un hogar es el lugar donde la gente puede refugiarse, donde están lo seres amados, donde se puede retornar después de un día de trabajo o escuela?, no importa la estructura física, ni los ornamentos, sino lo que simboliza para una familia y a final de cuentas eso eran ellos. 
 
Después de bañarse y arreglarse lo humanamente posible y con los recursos que contaban ambos salieron.  El menor traía un viejo pantalón de mezclilla deslavado, la camiseta celeste regalo de Pedro, que era acompañada de unos ojos grises destellantes de felicidad y una hermosa sonrisa que dejaba ver todos sus dientes, al mirarlo se antojaba sonreír también.
 
El Chilango buscaba la manera de lograr hacerlo feliz con pequeños detalles, en especial por los hechos acontecidos ya hacía varios días. Pero que en su inocencia estaba forjando una relación basada en el cuidado y protección del otro de manera desinteresada, fortaleciendo el lazo que desde que se conocieron, empezó a tejer.
 
-Mira guarda la llave del candado- Le entregó una llave de un viejo candado que resguardaba sus pocas pertenencias.
 
La guardó en el bolsillo de su viejo pantalón y caminaron , le pasó el brazo por los hombros, de alguna manera parecía que era una forma de cuidarlo, aunque en el fondo lo hacía sentir como suyo, como tener algo, no sentirse solo, era como su familia, pero propia, ya no ser hijo de alguien, hermano de alguien, sino algo muy propio, algo que no podía ponerle nombre porque sabía que tal vez el Pablito solo estaba con el porque no tenía donde ir, el temor del mayor era latente, por la probabilidad de que un día conociera a alguien, una chica bonita como el, se iría; hacerse ilusiones le atemorizaba, solo mientras pudiera estar con el y protegerlo lo haría, incluso lo sacaría de este lugar ha como diera lugar , aunque eso significara que después lo dejara y se fuera, pero mientras tanto sería feliz.
 
Caminaron por calles que se sabía de memoria por casi media hora. Desde que Pablito había llegado con su mamá y Alejandro a Iztapalapa, no había salido prácticamente nunca, solo daba vueltas a la cuadra y se regresaba con el temor de perderse o que su mamá se enojara. 
 
Los años anteriores cuando vivió por Xochimilco, le contó que  las cosas  no eran diferentes, pocas veces lo dejaron ir al canal, pero ver como las familias se divertían laceraba su alma solitaria,  lo mas divertido era ir a la escuela, por eso le gustaba tanto, aprender le llenaba la cabeza, así ya no tenía que preocuparse de otras cosas que no fuera saber mas, en especial la lectura le hacía volar su imaginación y fantasear que vivía en un mundo diferente, que viajaba por lugares exóticos o fantásticos,   por eso los maestro solían prestarle libros, que escondía para evitar que su mamá los viera y le dijera que era una perdida de tiempo.
 
Cuando llegaron  observo la enorme explanada, las  luces, la gente, sus ojitos se miraban tan brillosos y su carita emocionada, miraba, señalaba, admiraba,  como un niño, cosas que le llamaban la atención y caminaba de un lado a otro.  Tomó la mano de Pedro para llevarlo a donde  los mariachis con sus relucientes trajes azul oscuro  con tejidos en beige y botones brillosos  como sus voces, los instrumentos afinados exhalaban notas complejas, rítmicas que se transducían  en sentimientos que llegan al alma, exaltando el nacionalismo de todo aquel que se dice Mexicano.
 
Miraba con asombro, abriendo los ojos al mismo tiempo que la boca, su mirada resbalaba de un instrumento a otro. Es curioso como con el paso del tiempo la gente ha perdido esa capacidad de asombro ante los pequeños detalles de la vida. Cuando nunca se ha comido un croissant, saborear un jarro de café con galleta de animalitos, parece un placer de los Dioses, pero a la inversa el mismo jarro genera un mueca de repudio.
 
Por eso Pablo al tener una infancia carente de recursos y sobre todo de afecto, le parecía emocionante todo. Caminaban valorando todo el espectáculo,  mientras comían un elote con chile piquín.
 
-Mira bonito ya te embarraste de mayonesa- Con la mano quita la mayonesa que tenía en los labios  e inconscientemente se chupa el dedo. Lo miró extrañado, haciendo que el Chilango mirara para otro lado mientras disimulaba comiéndome su chicharrón con salsa. 
 
Escucharon un rato mas aunque  ya no volvió a tomarlo del hombro, pues le vinieron a la memoria rescoldos de culpa por haberlo golpeado, siendo que desde esa noche no habían vuelto a tener contacto intimo como otrora, sin saber ahora en que punto estaban.
 
-¿Quieres un algodón de azúcar Pablito?- 
 
-No, ya no gastes –
 
-No es de todos los días, hoy por ser domingo, aprovecha- Le dirigió una sonrisa que le hizo latir el corazón muy rápido.
 
Ahora el menor le puso la mano en el hombro y se dirigieron a comprarlo.
 
Dos chicas se encontraban comprando también algodones.
 
-Hola- Dijo una de ellas, que llevaba un pantalón de mezclilla y una blusa de tirantes negra que dejaba ver un poco su estomago con un pircing en el ombligo. Traía un chongo en la parte alta de su cabeza. Como un nido de pájaro que se apresuro a construirlo, el rostro con un exagerado maquillaje para su edad, debía tener unos quince años.
 
-Hola –Contesto Pablito.
 
-Bonita noche ¿no?- 
 
-Mjm- Contesto, no, pujó de mala gana el Chilango.
 
-Contesta bien- Le dio un manazo Pablito. -Si es linda la noche y más con esa música.-
 
En ese momento la otra chica que  había permanecido callada, dio unos pasos y se dirigió a Pablito dándole la mano.
 
-Hola, soy Lupita y tu ¿como te llamas?- La chica traía un vestido negro entallado, que dejaba ver un poco el busto,  unos zapatos de plataforma negro, tenía el cabello lacio y negro, las puntas eran de color azul, tenía delineador negro en los ojos y los labios muy rojos, de alguna manera y para su edad, era atractiva.
 
-Yo soy Pablo y el es el Chi…digo el es Pedro- Dijo dándole la mano a la chica y señalando a el Chilango.
 
-Yo soy Diana-
 
Todos terminaron saludándose, aunque fue notorio que el Chilango lo hizo de mala gana.
 
-¿Porque no damos una vuelta?- Dijo Lupita, mientras tomaba del brazo a Pablito.
 
-Claro- Pablito volteó a ver al Chilango, que se notaba estaba molesto.  La otra chica también se colgó del brazo de Pablito.
 
-Tu ve atrás Diana- Fue empujada por Lupita para que caminara con el Chilango, hizo una mueca y no tuvo alternativa que caminar al lado de este.
 
Mientras el Chilango y Diana Caminaban en silencio, Pablito y Lupe tenían una conversación, aunque mas unilateral,  mientras comían sus algodones. 
 
 Se acercaron a donde cantaban sones jarochos. Un hombre tocaba con prestancia un arpa, mientras otros tocaban jaranas y requintos. Una mujer con un amplio vestido blanco y medio mandil negro, un tocado de flores rojas, mientras se abanicaba, bailaba moviendo los pies a una velocidad frenética.
 
 Pablo solo asentía y contestaba con frases cortas, pero la chica parecía que tenía una fuga verbal y decía cosas graciosas para que Pablito se riera. Harto de esa situación incomoda el Chilango decidió que era hora de irse.
 
-Pablo ya es muy noche debemos irnos-
 
Nunca le había dicho Pablo , eso descolocó al chico, que quedó un poco confundido.
 
-Espérensen , aun es temprano, ni que fueran pollos para irse a las diez de la noche-
 
-No, es verdad, ya es tarde, Pedro tiene razón debemos irnos-
 
-Pues quédate tú y que se vaya el- replico Lupe.
 
Aunque sabía que era mas por egoísmo, también era por sentido común que no lo dejaría al peligro de las calles por la noche, donde Pablito podría perderse o ser engañado con facilidad, era muy crédulo e inocente.
 
-No, el no sabe llegar, se perdería- espetó el Chilango.
 
-Es verdad, yo no conozco bien las calles-
 
-¿No eres de aquí? No importa nosotras te acompañamos luego, ¿Dónde vives?-
 
El Chilango bufó molesto, ahora faltaba que esas chicas fueran de intrusas a su “hogar” a molestarlos el día que quisieran si se enteraban donde vivían.
 
-No se la dirección, solo sabemos llegar, pero debemos irnos, me dio mucho gusto conocerlas-
 
-No, por favor, por favor no te vayas- Jalaba Lupe del brazo al rubio.
 
-Ya Lupe déjalo que se vaya, no seas rogona- Jalo Diana a su amiga.
 
El Chilango empezó a caminar de prisa, ya estaba mas lejos  cuando Pabló empezó a caminar tras de el. La chica en un último intento grito.
 
-Trabajo en un puesto de bolsas en la Corregidora, cuando quieras veme a buscar-
 
Pablito solo asintió y empezó a correr tras el chilango. Curiosamente tardaron menos en llegar que cuando salieron. El Chilango abrió el candado y se aventó al colchón.
 
-¿Estas enojado Pedro?-
 
-No-
 
-Nunca me habías dicho Pablo-
 
-Te llamas Pablo, ¿como te voy a llamar si así te llamas?-
 
-Voy a bañarme-
 
Como todas las noches Pablito se metió a bañar, no importaba la temperatura de la noche, siempre le gustaba dormir limpio, a diferencia del Chilango, aun cuando su ropa era un poco gastada, todas las mañanas solía lavarla junto con la de Pedro.
 
Dentro del baño trató de aclarar su mente y deducir cual sería la razón por la que el Chilango se hallaba enojado.
 
Cuando salió de bañarse supuso que el Chilango ya se había dormido así que se acostó sin hacer ruido.
 
El Chilango se levantó como impulsado por un resorte.
 
-Voy a bañarme-
 
-Pero si tu casi no te bañas y menos en la noche-
 
-Pero hoy si quiero o ¿esta prohibido?-
 
Pablito prefirió callar antes de que el Chilango se enojara más, pues era notorio el enfado, quedándose meditabundo.
 
El Chilango necesitaba desahogarse, mientras Pablito se bañaba, el había empezado a llorar, sintió que había llegado el día en que este se empezara a interesar en otras personas y por supuesto en mujeres, entendía que era normal, eran adolescentes, sus cuerpos llenos de hormonas, pero imaginarlo con alguien mas, que lo tocara y besara, lo aterraba, lo había protegido la última vez de lo que quería hacer el Boss con el, porque sería obligado, pero hacerlo  por gusto , pensarlo dolía,  en ese momento se dio cuenta lo que estaba sucediendo hacía tiempo ,   estaba enamorado de el, pero no tenía oportunidad alguna.
 
Se bañó para bajar un poco la hinchazón de los ojos, pues de no ser así al otro día estos lo delatarían. Aunque se arrepintió un poco, porque la puerta tenía un espació a la altura de los pies por el que se colaba el aire frío de la noche.
 
Titiritando se acostó en el colchón. Quiso disimular los temblores pero le fue imposible.
 
-Mira estas temblando, no debiste bañarte- Pablito lo tomo, las dos cobijas y las encimó, lo tapó con ellas y así mismo, se giró y lo abrazó. El cuerpo tibio del chico lo hizo sobresaltar.
 
-¿Que haces?, hazte pallá-
 
-Te cubro para que no tengas tanto frió, además te hubieras puesto un pantalón, no que es ese chor, mas frío te da, voy por unas calcetas para ponértelas-
 
Pablito hizo ademan de levantarse, pero el chilango se lo impidió. En ese momento tomo conciencia de lo bueno que era Pablito con el a pesar de todo lo que le había hecho y tomo una decisión.
 
-Mañana, te voy a llevar a Corregidora para que busques a la Lupe-
 
-¿Para qué?-
 
-Pues pa´ que..la veas, no se…la invites a salir…o lo que quieras hacer con ella – Titubeaba por no querer decir palabras que lo alentaran, en ese momento tenía sentimientos contradictorios.
 
-¿Para que la voy a invitar a salir?-
 
-Porque te gusto ¿no?-
 
-No me gusto-
 
-Si te gusto-
 
-Que no o… ¿será que quieres ir tu porque te gusto Diana? –
 
-Naaa, pinche vieja mamona-
 
-No hables así de una mujer-
 
-Pues no, la Diana no me gustó
 
-Dime la verdad-
 
-Es la verdad-, viste como iba caminando con la jetota, porque quería ir contigo, a la Lupe y a la Diana le gustastes, enseguida se notaba como babeaban por ti, así que mañana te llevo y si la que te gustó es Diana, le preguntas a Lupe por ella, ahora ya me voy a dormir- 
 
Pablito que había permanecido sentado durante la conversación,  se metió nuevamente bajo las cobijas y lo abrazo, el chilango ya se había volteado, así que pasó un brazo por la cintura de este y recargó la barbilla sobre su hombro.
 
-¿Por eso estabas enojado?-
 
-…-
 
-¿Por eso llegaste de mal humor, porque pensabas que me gusto Lupe o Diana?-
 
-No-
-Dime la verdad-
 
-¿Te gustó alguna?- El chilango le pregunto mientras se volteaba y quedaba frente  a Pablito que aun mantenía su mano sobre la cintura de este.
 
-No me gustó ninguna, ahora tú responde-
 
-¿Que cosa? –
 
-¿Estabas celoso?-
 
-No, como crees, yo solo…es que…no….no se- El chilango no sabía que decir por temor a ser rechazado o juzgado de egoísta.
 
Pablito se tomo de valor y acercó sus labios a el Chilango, le dio beso suave, de esos que tanto le gustaban, donde solo se juntan y suenan a un leve chasquido, el foco que siempre dejaban encendido afuera para que Pablito no tuviera miedo los iluminaba tenuemente, el Chilango lo miró sin saber que hacer, Pablito nuevamente se acercó y lo beso, pero esta vez el chilango no se quedó estático, empezó a mover sus labios aprisionando el labio inferior del menor, saboreándolo con calma, , giraba un poco la cara para acoplarse a el, siguió con el labio superior, y se atrevió a tocar con su lengua la parte interna del labio del otro, Pablito tímidamente correspondió tocando ahora con la suya, la lengua de el Chilango, sintió el sabor a pasta de dientes y sonrió. 
 
-¿Te molesté?, disculpa- El Chilango quiso retirarse.
 
-No me molesta- Se acerco nuevamente pero ahora Pablo le paso las manos por el cuello para volverse acercarlo a su cara. Habían pasado días desde el último beso. Cuando se prueban las mieles del amor sus efectos son similares a las drogas, la abstinencia de estas generan una sensación de desasosiego, incrementando la necesidad, cuando se tiene una nueva dosis, la tolerancia es mayor, pues cada vez se necesita mas, la diferencia son los efectos, una droga destruye, el amor edifica.
 
El chilango con un poco mas de experiencia en besos nuevamente tomo los labios del otro y empezó a besar con mas fuerzas, ahora los besos sonaban rítmicamente con chasquidos, un beso terminaba y empezaba otro rápidamente, inconscientemente el chilango paso sus brazos por la cintura y lo jaló hacía si mismo, eso trajo como consecuencia la excitación como en situaciones anteriores. Anticipando lo que sucedería.
 
Los besos fueron mas necesitados, mas urgidos , empezó a succionar la lengua de Pablo, Pedro  se subió encima de el con las rodillas abrió las piernas del menor para posicionarse mejor,  bajo un poco la mano de la cintura para aprisionarlo a su cuerpo y restregarse un poco sobre la base del trasero del menor  , pero recordó lo que le  había hecho noches anteriores.
 
 Y el remordimiento enfrió el momento.
 
-Perdóname, perdóname, no merezco que me correspondas por lo que te hice hace unos días, perdóname-
 
-Espera, ¿Por qué?-
 
-Porque nuevamente te hice daño y ahora quiero aprovecharme de ti, debes estar molesto y tienes razón –
 
No te estas aprovechando de mi, además me hiciste daño para protegerme, ya hablamos de eso.
 
Pedro empezó a llorar, se sentó en el colchón.
 
-No, no llores, no estoy molesto…yo…quisiera que tu…ya sabes-
 
Pedro que tenia la cara recargada en las rodillas y los brazos sobre su cabeza, sorbiéndose un poco los mocos, lo miro sin poder entender lo que decía-
 
-No entiendo Bonito-
 
El que le volviera a decir bonito lo lleno de valor y le sacó una sonrisa a Pablito.
 
-Me gustaría que me hicieras el amor-
 
-Que…no, …como crees después de que yo… además que hace unos días yo…yo…puedo tocarte como otras veces si quieres…-
 
-Pero yo quiero hacerlo todo, lo otro- 
 
-No, eso para ti va a ser difícil, lo hiciste conmigo que soy hombre porque no tuviste  opción, pero…¿lo has hecho con una chica?- Lo miró esperando una respuesta-
 
-Mi mamá siempre me dijo que era un mariconcito de mierda que solo le traía problemas, las mamás se supone siempre saben ¿no?-
 
- Te refieres a que…tu eres…-
 
-Si, yo creo que si , pero no estaba seguro, si de por si los chicos de la escuela me despreciaban por ser el mugrosito y el come letras, nunca pude contarle a alguien para que me explicará , pero al irte conociendo yo…lo que siento cuando me besas y me tocas…yo…yo creo que ahora lo se y si veo una chava o como hoy con  Lupe y Diana, no siento nada...yo solo se que quiero estar contigo y que tu me toques.
 
-Pero aún así, yo no soy lo suficientemente bueno para ti-
 
-Eres el único suficientemente bueno que ha cuidado de mi-
 
-Pero aparte soy feo y tú eres precioso, tal vez te arrepientas de estar conmigo-
 
-Ya he estado contigo-
 
-Pero a la fuerza-
 
-Estoy seguro que nadie me va a tratar mejor que tu, se que lo harás cuidadosamente, además en cualquier momento el Boss puede obligarme nuevamente a hacerlo, por algo me tiene trabajando con el ,  solamente me utilizarán, además si la gente paga por tener sexo debe ser algo …no se placentero, yo escuchaba a mi mamá tener  sexo con hombres diferentes, aunque me tapaba los oídos la escuchaba gritar, quiero disfrutar aunque sea solo una vez y no solo que me usen quiero que sea con cariño, porque yo también lo quiera y con alguien a quien quiera.
 
Pablito realmente no tenía mucha experiencia sexual, vivía en un solo cuarto y era imposible tocarse sin ser visto por su mamá, los baños era compartido en todas las  cuarterías que vivió, así que las pocas veces que como adolescente se tocó fueron con prisa.
 
Pedro  también creía que por alguna razón el Boss lo tenía trabajando con el, ya tenía varios días ahí y aunque no le había hecho nada, solo se dedicaba a hacer mandados, sabía que era inminente el peligro.
 
Aunque su irracionalidad juvenil no les permitió analizar la situación, era la primera vez que ambos harían el amor, porque ese acto tan íntimo no era movido solo por el deseo físico, sino por el deseo de sentir esa intimidad y contacto solo y únicamente con la persona amada. 
 
-Esta bien, Bonito entocemos haremos el amor- El Güero sonrió.
 
 
 
Notas finales:

Va lento porque  creo en el romance y el sexo por amor, si pasara rápidamente sentiría que es pornografía escrita. También porque si lo describía  en este capitulo quedaría muy largo y daría flojera leerlo. Pero el.que sigue ya hay lemon.


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