Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Chilanguitos. por Linlim

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Recuerden que el resumen habla de exploración de la sexualidad…
 
 
Aunque su irracionalidad juvenil no les permitió analizar la situación, era la primera vez que ambos harían el amor, porque ese acto tan íntimo no era movido solo por el deseo físico, sino por el deseo de sentir esa intimidad y contacto solo y únicamente con la persona amada. 
 
-Esta bien, haremos el amor- El Güero sonrió.
 
-¿Ya me puedo encuerar?- Un feliz Pedro velozmente bajo su short hasta las rodillas
 
 -Pedro, eres muy brusco- Miró el rubio con el ceño algo fruncido.
 
-Bueno…entonces… primero… ¿nos besamos?- Dijo subiéndose el short.
 
La habitación estaba en penumbras, solo con el reflejo de la luz exterior al cuarto. 
 
Ya en varias ocasiones habían sentido la necesidad de ir mas allá, pero  fue sin planearlo, saber que llegarían a la entrega total ahora,  hacía incomodo el momento.
 
-Si, dame muchos besitos - Pedro tomo el rostro del menor y lo acerco con lentitud, imitando  a algún galán de  telenovelas  que en alguna ocasión llego a ver desde la ventana en la televisión  de  Doña Charito, su vecina cuando niño. Beso profunda y profusamente  esa boca tan conocida  ya, las manos con voluntad propia empezaron a tantear el terreno ajeno, pasó las manos por la cintura y después  a la espalda por debajo de la camiseta que resulto excesiva para el momento y fue desprendida con lentitud, para ser arrojada con velocidad.
 
 El menor había soldado sus manos a los hombros de Pedro jalándolo  para exigir cercanía,  Pedro lo alejo para quitarse su propia camiseta, su cuerpo tenia una belleza extraña, alto con brazos largos y un cierto tanto de músculos que se le antojaban al menor lo aprisionaran, su pecho amplio fue comenzado a mordisquear por el menor, pues a esa altura era a donde llegaba, Pedro exhalo un sonido de amor,  jaló al menor  para recostarse en el colchón, probablemente testigo de tantos actos amorosos, ahora  fiel testigo del amor juvenil.
 
Ya acostado el menor empujo sus pantalones, ayudado por sus pies aventándolos  a un lado, Pedro  empezó a recorrer la piel exhibida  con los labios y la lengua, entretenido en los pezones rosados, succionando con delicadeza, tan diferentes a los de una mujer, estos planos, pero a su parecer dulce por que pertenecían al ser amado. 
 
-Eres tan hermoso, me gustas tanto, te quiero tanto…-
 
Los gemidos emitidos por el menor, fue la señal  para  continuar con su travesía,  navegando  hacía los muslos, regresando al abdomen , cuando llego a la cadera, se deshizo de  la ropa interior, encontrándose el miembro palpitante ya erguido del menor, sin pudor alguno lo engulló y empezó a masajear con lengua y labios, la sinfonía de quejidos sonoros   del menor aumentaron en intensidad, señales implícitas de que su labor lo encaminaba al evento deseado. Después de un rato, las palabras emergidas de los labios rosas de Pablo, fueron una dulce delicia para Pedro.
 
-Pedrito, quiero que ya lo hagas-
 
-¿Seguro?-
 
-Si- Sus ojos brillaban  bajo la tenue iluminación, se sentó para descubrir  la virilidad robusta de Pedro que estaba al acecho, escondido cual ladrón  esperaba atacar al incauto. 
 
-Ohhh... ya se despertó tu…animal- Un suave susurro.
 
-Contigo en seguida, bonito, me pones todito- 
 
 
Empezó a masajearse su extensión frente al rostro asombrado de Pablo, que no recordaba verlo tan cerca. La sangre acumulada lo hacia erguir orgulloso, con su pequeño ojo lloroso, presumido y ostentoso de sus dimensiones se balanceaba ante los ojos medrosos de Pablito.
 
-En la madre, no tengo…con que…ya sabes…prepararte…ora veras- Pedro escudriñando el pequeño cuarto,  invocando  una señal divina que lo guiara a encontrar una solución expedita
 
 -Pero…¿si usamos aceite?-
 
-Pedro…. Vamos a hacer  el amor, no a freír un huevo-
 
-¡Ya se!- Corrió recordando su bote de vaselina olvidado en algún rincón de su vieja mochila, pues su cabello no había podido ser domado por ella, aislándola por su inutilidad.
 
 Entusiasmado profetizo.
 
-Por fin vas a servir para algo- Alzándola en brazos.
 
Miró al Rubio desnudo, inerte, expectante.-Bonito abre las piernas- El momento de furor había pasado para el menor  y ahora se encontraba petrificado ante la oración pero sobre todo a la magnitud del intruso que se colaría hacía su interior.
 
-¿Ya no quieres verdad?-
 
-Si…solo que…tengo miedo…pero si quiero, estoy bien seguro-
 
El chilango lo miro dudoso- Ya se Lo volteó, acostándolo boca abajo  y comenzó a besarlo en cada parte de la piel que cubría su espalda, a sabiendas que otrora vez había encontrado en su cuerpo el punto geográfico exacto que generaba una sensación placentera, que el ignoraba, pero es llamada zona erógena.
 
 Besaba al menor que nuevamente reaccionaba inevitablemente a la estimulación corpórea,  emitiendo melodiosas señales de placer. Lo sentó y Pedro se centro atrás del rubio, pasando sus piernas a los lados,   empezó para untarle vaselina en los dedos del rubio.
 
Mientras lo abrazaba por  la cintura y besando de cuando en cuando los hombros de este y en un acto contorsionista jalo el brazo del menor.
 
 -Métetelos en tu …huequito-
 
-¿Que?-
 
-Si, así tu sabes que tanto –
 
Guió  la temblorosa mano del menor.
 
-Uyyy-
 
-¿Dolió?-
 
-No, solo es…raro-
 
-A ver otro… ¿te gusta?-
 
-No se, es raro, es que no se…es mi mano-
 
Pedro sacó los  dedos  del menor para introducir los propios.
 
-Uyyyy, avísame-
 
-Debo aflojarte Bonito-
 
-¿Como sabes?-
 
-Me dijo el Juguis –
 
-¡Queee! …¿el Juguis sabe?-
 
-Bonito, tengo mis dedos en tu culito, quieres hablar del Juguis o quieres que te toque, porque si no quieres yo …-
 
-¡Ahiiiii, Pedrito ahii!-
 
-¿Qué?-
 
-Ahí, donde tocaste se siente …bien- Tono bajo.
 
-¿Aquí?-
 
-¡Siiii, ahí, ahí….ahí!...asi…!- 
 
Un sonriente Pedro, cual pirata siguiendo las huellas llegó al tesoro buscado.
 
 Continuando con su labor, recostó al menor quien entrecerraba los ojos por la sensación, se posiciono entre sus piernas y levanto una a la altura de su antebrazo y sosteniéndola con este, comenzó a besar para preparar la posesión total.
 
-No puedo, como que no le hayo- Si bien el Chilango ya había penetrado antes al menor, definitivamente no quería cometer el mas mínimo error esta vez, pues no quería lacerar su pequeño cuerpo como en antaño.
 
-Es que así creo que no…-
 
-A ver voltéate-
 
-¡Nooo…!-
 
-¿Por qué?-
 
-Ya me dio pena-
 
-A ver así-
 
-Pedrito me vas a quebrar-
 
-No bonito, solo te voy a tronar tu ejotito- Dijo en doble sentido riendo bajito y provocando una risita en el otro que hizo que relajara el cuerpo.
 
-Ya se pudo…¡Por fin!-Tono triunfante.
 
-Con cuidado… despacio-
 
-¿Duele?-
 
-No..Bueno poquito-
 
-¿Así?-
 
-Más Despacio-
 
-Ya casi…-
 
-Métemelo más-
 
-¿Sientes rico?-
 
-Siento como cuando voy al baño… pero… al revés…pero bien…no se…es raro-
 
Pedro besaba a intervalos de tiempo, acoplándose, no podría estar mas dentro de Pablo, ni literal ni metafóricamente hablando.
 
-Ya-
 
-Si… siento…-
 
-Relájate-
 
Besos, caricias, roces que hicieron subir  la intensidad del momento e incrementar el deseo de posesión y el momento del vaivén llegó.
 
Lento, hondo, constante, rítmico, suave. 
 
El despertar del placer, de la   pasión, de la  lujuria, contrastadas todas y vueltas  una sola. En estos menesteres la percepción del tiempo cambia, dejando escurrir los minutos, pudo ser un segundo  o una hora, eso no importaba. 
 
Cuando los cuerpos se acompasaron  aumentando el ritmo, rebosando de placer, Pablo  inició por si mismo  un movimiento  sin voluntad ni razonamiento sino solo de forma puramente  instintiva.
 
-Si Pedrito…así… es… se siente bien-. Los movimientos frenéticos, el vaivén de los cuerpos sudorosos, siendo azotados  por el placer.
 
-¿S-seguro?... si quieres que pare yo…-
 
-¡Nooooo!, sigue así...¡ahíiiii! 
 
Era sumamente delicioso el placer en cierta zona interna que el menor empujaba su cuerpo en la ansiosa búsqueda del deseo sensual.
 
-Auch, Pedro eso dolió-
 
El Chilango se levantó repentinamente y aventó un poco al rubio, abandonado la posesión de manera abrupta.
 
AlaViboraviboradelamardelamarporquipuedenpasarlosdeadelantecorrenmucholosdeatrassequedarantrastrastrasunamexicanaquefrutavendia…-
 
Pedro cantaba rápidamente con la mirada enfocada a un punto en la pared, parecía entretenido con las formas geométricas de los blocks, delineándolas mentalmente.
 
-¿Qué haces?-  
 
-Ayyyy bonito entiéndeme-
 
El rubio no comprendía las acciones
 
-¿Por qué?-
 
-Mira de por si estas  apretadito y cuando te retuerces aprietas el culito, pos siento que no voy aguantar y yo quiero que también te vengas-
 
El menor  sonrió con timidez y sonrojo, las dadivas de la pasión estaban a punto de serle entregadas y arrancarlas en el punto cercano a la culminación lo dejaron con ganas de mas, un tanto frustrado y porque no decirlo, con ganas de darle un golpe a Pedro.
 
-¿Qué quieres que haga?-
 
-Que te apures y… que no seas tan bonito- En la medida de lo posible trato de entender, aunque realmente no comprendió mucho, pero fue inevitable sonreír ante el halago. 
 
Pedro respiro profusamente, y profanamente se encomendó a San Juditas Tadeo,  santo de los casos difíciles,  pidiéndole fuerza para  aguantar tan  deliciosos trance.   Tomo los mechones rubios de la frente de Pablo haciéndolos a un lado para  besar la frente del menor. Su  ángel profano lo llevaba al borde del delirio, ese que eleva y en el borde del éxtasis compruebas que tu cuerpo ígneo se consume de placer.
 
Recostó nuevamente  al menor, quien prontamente  abro las piernas dando su rosácea entrada  como ofrenda, no tenía mas que dar sino su cuerpo, pues su alma hacia ya un rato se la había entregado a Pedro.
 
Este nuevamente se introdujo lentamente, sin dejar de mirar los ojos entornados del menor, que la nítida luz le permitía ver,  su boca abierta y húmeda, lamiéndola, tomándola sin tregua, el menor esperaba los ritmos acompasados como cuando iniciaron y dieran al punto exacto que activa el mas alto placer.
 
-¡Ahí pedrito!… ¡ahí!… ¡pégame ahí!..ahiií!... ¡m-mas fuerte! -
 
El golpeteo, el sonido obsceno, indicaba la actividad perpetrada dentro del cuarto.
 
Pedro comenzó a moverse mas rápido y con fuerza. Sentía un placer extremo acompañado de una necesidad de hacer disfrutar al otro, muy lejos de sentir solamente un deseo carnal, era una necesidad imperante de amar y sentirse amado.
 
- ¡Si Pedrito así!… ¡!asiiii¡!... ¡Ayyyy Pedrito!… eso  …se siente …-
 
Pedro contraía los dedos de los pies en un acto heroico de soportar el embate de la llegada del placer total y supremo. Pues como buen caballero esperaba primero  el arribo  de la explosión de su hermoso rubio.
 
-Ay Pablito…ya Pablito…ay que ya no aguanto-Susurró.
 
El menor echó la cabeza hacia un lado , arqueó la espalda de manera involuntaria y con el ceño fruncido, emitió  quejidos bajos, gotas de sudor recorrían caminos imaginarios  por su   blanca piel, desprendiendo vaho de su cuerpo debido al calor que generaba en contraste con el frío de la noche.  
 
-Ya…. ya ya ya ya ya…¡AYYYYYYYYY!-
 
Con un grito de placer cortando la noche y con la probabilidad que la frecuencia de onda  de este haya llegado a algún vecino noctambulo, emergió su fruto, símbolo de la culminación.
 
-¿Ya? –cuestionó un  Pedro angustiado, esperando disminuir la tensión de los dedos de sus pies engarrotados.
 
-¡Ayyyy siiiiiiiiiii! - Pablito convulsionaba con los últimos humores desprendidos de su virilidad.
 
-¡Por fin yaaa!… ¡MGMMMM!- Pedro relajó la punta de los dedos de los pies, dejándose  llevar , la emisión de su semilla que salió de lleno, tal cual corcho de botellas se  dispara, afortunadamente no hubo ningún incauto que se atravesara en su trayectoria, si en cambio inundo el cuerpo dilatado del menor, en un último acto agónico , cayó sobre este  con no  mucho cuidado, su cuerpo aun temblaba y se retorcía de tanto placer guardado.
 
-¡Pedrito me aplastas!-Aunque al percatarse de esto, se preocupó por las contorciones que este tenía aun.  
 
En el ultimo estertor de placer , Pedro solo alcanzó a contestar.
 
-¡Bonito me dejaste seco!-
 
La risa de satisfacción había quedado cincelada en el rostro del Chilango
 
-¿Te gusto?-
 
-Si ,mucho Pedrito, mucho, mucho- Decía mientras le daba de besos sonoros en la boca  -¿Me quieres Pedrito?-
 
-Un chingo y un montón bonito, demasiado. Eres todo para mi, por ti soy capaz de cualquier cosa, eres mi luz, Pablito, eres mi ángel y mis ganas de vivir, eres lo único que quiero en esta vida, no quiero alejarme de ti- Abrazaba el frágil cuerpo del menor, mientras este recostaba su cabeza en el pecho.
 
Cuando se hace el amor las palabras dulces jamás sobran ni pueden ser acusadas de cursis.
 
-Pedrito…-el tono cantarín de su voz  delataba picardía.
 
-¿Qué bonito, te sientes mal?-
 
-No…¿y si Lo hacemos de nuevo?- El rostro de Pablo se tornó en carmín, mientras que con los ojos gachos, le pasa delineaba los músculos del brazo de Pedro.
 
-¿QUEEEE?…buenos esta bien, solo dame unos minutos pa´ que agarre impulso- Sonrió el agotado Chilango. -Pero ahora te voy a incluir una  manuela mientras te lo haga, porque  no creo que  vaya a aguantar mucho… oye…¿y si me soplas la vela para que se me prenda?-Dijo con risa picara y señalando su abatido “animal”.
 
-¡No Pedrito, eso no!-
 
-¡Oye! yo  si yo le di respiración de boca a tu dedo sin uña - Mientras se tiraba sobre el menor y lo llenaba de arrumacos que ahora se sentía libre de hacer.
 
El menor lleno de besos la cara de Pedro, en un acto impulsivo y como recompensa al alto sentido de compromiso y heroico  esfuerzo que tuvo para con el.
 
 Dos veces mas el estoico pero sobre todo heroico  cuerpo de Pedro le permitió llenar de placer a su Bonito,  quien más que satisfecho, conoció el sabor del placer mundano que tantas personas anhelaron obtener de su cuerpo pero que solo fue  entregado por primera vez a la persona que le amaba y el amaba.
 
Notas finales: …por ello no es todo perfecto.
Espero hayan entendido porque Pedro cantaba la víbora de la mar. 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).