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Chilanguitos. por Linlim

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Notas del capitulo: Hoy me di cuenta lo útil que le ha sido a mi cerebro escribir…
Virote es un pan delgado y alargado en forma un tanto fálica, cuernitos es como un croissant y la telera es parecido a un...algo redondeado y con rayas en el medio. Uso doble sentido espero se entienda…sino pueden preguntar.
 
 
-A ver Güera, sirve para algo, vete corriendo con el Cayuco para que te de el arreglo de flores , escoge uno que este chingón, que es pa´ nuestra Madrecita – Dijo besando su medalla de la virgen de Guadalupe que colgaba en su pecho, es irónico que alguien tan infame, pueda ser tan religioso e hipócrita.
 
-Si, Jefe- 
 
 Le contestó el menor  sin verlo a los ojos. Había visto un dejo de lujuria y algunos actos lascivos  en los últimos días que le atemoriza.
 
- Boss, Güera pendeja , Boss, que así tiene mas caché, eh y deja de verme con esa miradita de odio, porque te me vas a antojar con ese culito tan sabroso que te cargas ehh- 
 
Dijo esto mientras le agarra el trasero, dando un respingo el rubio. Era insidioso el trato, la superioridad innecesaria al tratar de amujerarlo con el apodo.
 
-Voy rápido Boss- 
 
Dijo sumiso y con la mirada gacha, ¿que podía hacer ante el odioso hombre?, ni siquiera lo sabía Pedro, por temor a que le reclamara y le hicieran daño algún guarura del Boss. El hombre cruel es inseguro, necesita de otro para sentirse superior, pero sin el que considera inferior, no es nada, es insignificante, el Boss era ese tipo de personas.
 
-Aquí está el dinero y nomas pa´ que  veas que soy bueno contigo y esperando que me lo agradezcas, quédate con el cambio-
 
-Gracias, es usted muy bueno-
 
-Ya, tampoco seas tan arrastrado,  lárgate-
 
Corrió  lo más rápido que pudo hasta llegar al mercado, debido a la necesidad de satisfacer necesidades básicas como es el hambre, pero mas que nada por la necesidad afectiva, ver al Chilango y compartir  alimentos. Un sope y una mirada de Pedro serían mas que suficiente para   satisfacer ambas necesidades.
 
 
 
-----0-0-0-----
 
-Anda cayuco, dámela mas bara, no seas asi- El menor insistía poniendo cara de caricatura, con el paso del tiempo y el convivio con el Chilango lo había capacitado en astucia y regateoen el mercado.
 
-Ta´madre, pero si el Boss nunca repela, ora que te trais-
 Le decía mirándolo con recelo, el sabía que el Boss era muy esplendido con las flores que le ponía cada semana a la virgen de Guadalupe  que había en el mercado, que en un su nicho, como en cada mercado, se ornamentaba con las dadivas de la gente trabajadora del lugar  aunque también ataviada de flores de uno que otro gañan que le profesaba su fe falsa o real, nunca le faltaban sus arreglos florales.
 
-Pos es que me dijo que me quedara con el cambio y tengo hambre- Hizo un tierno puchero con los labios, a sabiendas de la nobleza del comerciante.
 
-Ta´bien, nomas porque  ´tas flaquito  y se ve que te hace falta tragar, pero que no vuelva a repetir ehh, porque la casa pierde-
 
 Le  dijo señalándome con el dedo en tono amenazante, aunque detrás de ese enorme cuerpo con un abdomen pronunciado, su corazón era mas grande, era un hombre moreno de  baja estatura y de manos gruesas y rugosas, trabajador que nunca faltaba al mercado aunque estuviera enfermo, tenia dos hijas que cuidaba y mandaba con devoción a la escuela y no las dejaba ir al mercado porque decía no quererlas poner en peligro ni a su esposa, por eso es que el se las arreglaba para llevar el sustento a casa y pagar una ayudante para que hiciera los arreglos florales y cuidara el puesto mientras el iba de compras , nunca se le conocía por hacer algo impropio o ilegal, era un hombre que admiraba y sentía compasión por el menor cuando empezó a ser cliente asiduo por mandato del Boss, conocía el tipo de alimaña que era, pero nada podía hacer al respecto, pues tenía una familia que dependía de el.
 
Pablo después de tomar el arreglo y colocarlo en el altar de la virgen se dirigió  a comprar sus sopes, camino por los pasillos deambulando de un lado a otro con la esperanza de ver a Pedro, seguro andaría cargando en esa zona, le preocupaba que no hubiera  desayunado aun.
 
Y ahí lo vio, con la camiseta ensangrentada, las manchas de sangre seca en la cara y manos eran señales claras de que algo grave había pasado, estaba sudado y la cara compungida. La opresión en el pecho y el nudo en el estomago , lo hizo sentirse petrificado, no atinaba a hacer algo, hasta que desde su interior un grito lleno de dolor  salió
 
-¡PEDRO!, ¿qué te paso?- 
 
El aludido volteó y lo vio con extrañeza. Pablo dinamizando su cuerpo a fuerza de voluntad  corrió y se aventó para abrazarlo y empezar a llorar sobre su pecho.
 
-Nada, Bonito, ¿que te pasa?- 
 
Le dijo mientras pasaba una mano en la cintura y con la otra le separaba un poco el rostro que tenía hundido contra su pecho, tomándole de la barbilla para verlo, una línea sanguinolenta marcó el rostro del menor.
 
-¿Estas herido?, tienes sangre-  Empezó a buscar heridas por su cuerpo tocándole el pecho con cuidado, para encontrar el origen de la sangre.
 
-Naaaa, es que me dijo el Chango que le echara la mano porque su patrón lo mandó a descargar y el otro bato que trabaja para el no llegó y estamos descargando carne, es uno de los cuates con los que antes me echaba mi chemo, pero el es mas tranquilo, nomas iba de vez en cuando- Dijo para tranquilizarlo.
 
La sensación de bochorno recorrió el rostro de Pablo, logrando sonrojarlo, se  sentía ridículo en ese momento por la escena montada, tratando de sacar sus lágrimas y disimular su contrariedad.
 
-¿Llorabas porque te preocupaste por mí?-
 
-No, es que me entro una basurita en mi ojo-  Dije mintiendo descaradamente y en vano.
 
-¿Y a esa basurita le dicen el Chilango?-
 
Dijo sonriéndole con dulzura,  mientras secaba las últimas  lágrimas con el dorso de su mano, que aunque tenía sangre seca y olía a carne, fue un acto sin malicia y lleno de ternura.
 
-Mira, ahora manche esa linda carita-
 
 -No importa, Pedrito, me limpió con mi camiseta- En ese momento se percató que aun lo tenía tomado con una mano en la cintura.
 
-Uyyyyy los tortolitos-
 
-Oh no ´stes chingando  Chango guango – 
 
Le dijo al recién llegado, que tenía una cara tan graciosa, de verdad parecía un mono, con su nariz aplastada como si después de chocarse contra una pared esta quedara achatada y sus orejas despegadas considerablemente de su cráneo parecía que abandonarían su cabeza en cualquier momento . 
 
-Pues si no son nada, entonces…que te parece si te invito un refresco lindura-
 
 Se dirigió al rubio, con una sonrisa picara estirando sus labios gruesos hacía arriba.
 
-Claro que no- Pedro lo detuvo con una mano sobre el pecho de este.
 
-Pos si no es nada tuyo, que te preocupa, no comes ni dejas coger, digo comer-
 
Mientras se acercaba peligrosamente al rubio, haciéndolo sobresaltar, temía cualquier insinuación o cercanía humana morbosa y Pedro lo sabía.
 
-No mames Chango, no estés chingando-
 
-Ya, ya, chale,   nomas bromeaba pa´ ver como reaccionabas, pero no hay pedo carnal, ya sabes que somos banda y a lo que le tires es tu problema, además que yo respeto la propiedad ajena, no te preocupes a mi me van mas las morras, tengo una nalguita que me esta esperando a la salida de la secu, así que al rato baila el chango- Dijo en doble sentido, mientras caminaba abriendo las piernas  y arqueando los brazos sobre la cabeza imitando el ruido de un tipo de simio extraño.
 
-Oye y  ora que me acuerdo, tu que haces aquí, ¿no vas a la escuela Chango?-
 
 
-Si pero, la semana pasada agarró la chota a mi jefe y lo entambaron ,  mi mama me dijo que tenía que trabajar para llevar la papa a mi casa por mis hermanitos a si que  ni hablar hay chambear, te dejo con tu güerito, para que se den sus besitos y me alcanzas que sino, no nos pagan- 
 
Dijo empezando a caminar mientras sonaba la boca como si tirara besos al aire, haciendo mofa de la situación.
 
-No le hagas caso, es banda, es medio pendejo, pero es buena gente, pero… ¿que hace aquí?-
 
-Ya hasta se me había olvidado a lo que venía, mira te traje de comer –
 
-¿De donde agarraste lana tan temprano? Pedro sabía que el menor guardaba celosamente lo que quedaba de lo que ambos ganaban al día, sin tocarlo al día siguiente, pues decía que debían ahorrar.
 
-El Boss me dijo que me quedará con el cambio de las flores que le compra a la virgen-
 
-Ese cabrón, no me da confianza, andate con cuidado porfa ¿si?- 
 
-Pues a mi tampoco, pero no tenemos opción… pero mira te traje sopes con arto chile- Le dijo para no hablar mas del tema.
 
-Ayyyy con el hambre que tengo, las tripas se andan peliando y mi panza ruge como si me huvbiera tragado un león… pos vamos a chingarnolos, aver Doña cholita, deme dos arroceces con leche- 
 
Le dijo a una señora que vendía atoles y tamales, que se encontraba cerca de donde estaban parados.
 
Se sentaron en el suelo mugriento , cerca de las carnicerías que olían a todo, drenaje, carne, putrefacción , perro mojado, pero que a la gente que trabaja ahí se le hace tan común, así con las manos sucias, pero con el estomago limpio de comida, con la agradable compañía, comieron atragantándose, porque cuando hay hambre, el platillo mas sencillo se convierte en manjar.
 
-Ayyy panza llena corazón contento, aunque mi corazón ya estaba contento cuando te vi tan angustiado por mi, se ve que te preocupo- 
 
Le sonrió a Pablo, con ojitos de esos que tiene la gente que está enamorada y que destilan amor aunque no quieran.
 
-Claro que me preocupo por ti, eres mi amigo me preocupo por ti- 
 
-¿Solo me ves como eso…  como tu amigo?- Pedro frunció el ceño, estaba claro que no habían hablado del tipo de relación que tenían, pero en definitiva amigos no eran y sus palabras que sin querer dolieron, solo un poco, pero laceraron los sentimientos de un Chilango enamorado.
 
El corazón del menor  empezó a latir como si un caballo viniera galopando en una carrera sin fin.
 
-Pedrito yo…yo, es que tu…nunca me has dicho que…-
 
-Eyyy pinche Chilango, deja a tu princesa y en chinga papá, que si no no hay baro ehhhh-
 
El Chango venia cargando una pieza de res casi de su tamaño pasando frente a la pareja.
 
-Tengo que irme Bonito, pero… ¿en la noche que te parece si también hacemos bailar al chango? –Le decía mientras lo miraba con picardía, alzando las cejas una y otra vez.
 
-¡Pedrito!- Dijo el Güero nuevamente sonrojado, el tono de piel no le ayudaba a disimular el pudor generado.
 
-Ándale bonito, ya pasaron días, o…¿todavía te duele?-
 
-No ya no- 
 
-Además te voy a llevar unos panes de dulce, de esas madre que tanto te gusta, de manjar, pero si prefieres te llevo virote-Alzaba las cejas en forma picara nuevamente, insistiendo en su muy amorosa petición-
 
-Aja y solo me vas a llevar pan, para que te de mis teleras ¿no?-
 
-Inche bonito, te estas poniendo bien alburero ehhh- Decía en tono burlón- No , como crees, pos si no quieres no, pero igual te llevo tu pan-
 
-Bueno esta bien, ¡si quiero!-
 
-jeje , ¿seguro?-
 
-Si Pedrito y… ora si voy a soplar tu vela- Sonrió y sintió que su rostro ardía.
 
-Vela, cual vela  si parece sirio pascual, jajajaja- Ambos rieron de buena gana. 
 
-Te quiero bonito, te quiero un chingo, no lo olvides. Acaricio fugazmente el dorso del brazo. Ya me voy a la chamba-
 
 -Este bien, voy  a tener café caliente listo, nomas no me vayas a llevar cuernitos eh-
 
-Bonito, si tu ocupas todo mi corazón-Señalando su pecho, que en su amplitud solo quedaba espacio para el menor.
 
-Sale, te veo en la noche, Bonito- Se dio la media vuelta cuando una frase lo detuvo.
 
-Yo también te quiero Pedrito-
 
El chilango sonrió ampliamente con sus desalineados dientes, le guiñó un ojo y salió corriendo, en ese momento, tantas sensaciones recorrieron el cuerpo del menor, sus piernas temblaban a propia voluntad,  sudor en las manos, un corazón que palpitaba fuerte, una sensación de ahogo en el pecho, una sonrisa en su cara que no podía borrar, lagrimas asomándose en el borde de sus ojos, tanto provocaba el en el menor, que a pesar de que su razón no lo entendía, el corazón sabía la verdad. Era evidente estaban enamorados con la madurez de una pareja adulta.
 
Se dirigió lentamente hasta la oficina del Boss, aunque las cosas ya estaban mas tranquilas con el, preferiría no pasar tanto tiempo en ese lugar por las insinuaciones ocasionales que le hacía. Así que perdió la noción del tiempo, temía que cuando llegará estuviera  molesto.
 
-Ya llegue jefe, digo Boss-
 
-Si serás atarantado, namas porque estoy de buenas-
 
Se sentó en la silla de siempre, esperando lo mandara a algún lado o hacer algo.
 
-Sabes te tengo una buena noticia, pero antes , vete al putero de la Almendra,  metete a bañar, te lavas bien los dientes y te desenredas ese manojo de greñas que tienes, le pides a alguna de las putas de la Almendra  que te lo arregle o corte, que te maquille un poco para que no te veas tan pinche-
 
A el poco le importaba la presentación de las personas que trabajaban con el, solo el dinero, así que la indicación  era sospechosa.
 
-Quita la cara de pendejo que tienes y lárgate antes de que te lleve a punta de madrazos el Chiquilín- 
 
Después de esa vez odiaba a ese sujeto que le miraba lascivo , desde la grabación en donde estuvo a punto de sustituir a Pedro, le generaba temor,  sino lo tocaba era porque había perdido  la capacidad de tomar decisiones por si mismo, era como un perro amaestrado por el Boss, si le decían brinca, brincaba, si le decía lámeme los huevos, lo hacía y no en un sentido metafórico, de eso ya había sido testigo el menor en una borrachera del Boss y de broma se lo ordeno y el otro sin chistar lo hizo.
 
-Yo voy solo-
 
-Te quiero en una hora aquí, no te vayas a querer hacer pendejo, te espero no me hagas irte a traer-
 
Caminó por los pasillos que conducían al burdel y que ya conocía por su trabajo actual. Obedeció cada indicación, no tenía caso negarse, sería peor, le golpearían y después harían lo que planeaba de la misma manera, todos en cierto punto eran como el Chiquilín, una especie de zombis vivientes sin voluntad. 
 
Se bañó, la Yola que era una mujer bajita y regordeta me empezó a desenredar el cabello, arreglándolo al recortarlo un poco,  supuso que la Almendra por orden del Boss había dispuesto todo, lo perfumaron y maquillaron ligeramente, algo de polvo en el rostro, algo en sus  mejillas para darle color con una brocha maltrecha y brillo en los labios,  se miro al espejo y tristemente el reflejo lo hacía ver como un niño muy hermoso, andrógino,  inocente casi angelical.  Le dieron ropa nueva para que se arreglara. Cualquiera al verlo pensaría que era un niño de clase acomodada, ni siquiera adivinarían su origen.
 
Regresó a la oficina esperando lo peor.
 
-Ya hice lo que me dijiste-
 
-Uyyy quedaste muy chulo, date una vueltecita- 
 
Nuevamente obedeció sin oposición.
 
-Ven siéntate en mis piernas-
 
-Papi, no en mi cara- Dijo el Juguis haciendo un puchero, había pasado desapercibido por el rubio, también se encontraba el Oso que se ve habían llegado en su ausencia.
 
-No te me pongas celoso, también pa´ti tengo y me sobra-
 
Le dijo mientras jalaba al Juguis y lo sentaba en sus piernas y aspiraba su boca con fuerza y le manoseaba el trasero.
 
-Ves, solo me necesitas a mi papi- 
 
En silencio lo vio con agradecimiento, sabía que no lo hacía por gusto, sino para protegerlo.
 
-Eres un caprichoso y yo te consiento de más- Le dio una sonora palmada en el trasero.
 
-Gracias papi, eres muy bueno- Le dijo mientras que lo acariciaba.
 
-Mira Güera, la buena noticia es que tienes cliente y es de billete y esta dispuesto a pagar muy buena lana por ti, vio el video donde te estrenó el Chilango y le trae unas ganas locas a ese culito escuálido que tienes, si tienes suerte hasta a lo mejor te compra y te lleva… va a parecer telenovela– 
 
Dijo mientras reía a carcajadas y los demás reían igual que el por gusto o por obligación.
 
-Por favor, no, señor, yo puedo hacer lo que usted quiera pero por favor no…- Habló con voz lastimera  cuando entendió el trasfondo de la situación.
 
-Mira pinche escuincle pendejo, hijo de tu  puta madre, entiende por las malas o por las buenas, tu decides y claro que se va a hacer lo que yo quiera, porque yo aquí soy el que manda, así que decide antes de que pierda la paciencia, agradece que este de buenas el día de hoy, porque te va a tocar una parte de lo que me paguen-
 
Armándose de valor el menor espeto.
 
-Puedo ir con la policía –
 
-Mira pendejo, a mi me la pela la policía, tengo conectes y si se te pasara la puta idea de ir, no tardarían en avisarme, no me pasaría nada y si en una pinche  casualidad me echaran el guante rápido me liberarían porque puedo pagar, pero el perder mi tiempo o dinero de manera innecesaria me tendría muy emputado y yo emputado soy muy culero…-
 
-Que …me golpearía, me violaría …que mas podría hacerme- Dijo con ironía.
 
Con una sonrisa perversa el Boss se reclino sobre el sillón entrelazando las manos por detrás de la cabeza, para escupir palabras llenas de veneno.
 
-A ti aparte de lo que dices…sería ir con tu “amiguito” el prieto ese del Chilango…algo podría pasarle, ya sabes…en este barrio tan peligroso nunca falta las peleas por drogas, alguien podría madrearlo o…algo peor - Río con sorna.
 
El menor palideció al imaginarse la peor de los escenarios, una de tantas escenas que diariamente acecha a las personas  cuyo  verdugo intimida, haciendo que el miedo las paralice y desmoralice, robándoles la fuerza de voluntad de denunciar las vejaciones que sufren.
 
-Amor no  lo asustes, claro que sabe, sabe que este hombre fuerte y guapo manda, yo lo llevo y lo preparare y después tú y yo arreglaremos un asuntito ehhh-
 
El tipo delineo la raya en el trasero del Juguis mientras trataba de enterrar un dedo sobre la tela del pantalón y después se toco la entrepierna mientras un hilo de baba resbalaba por la comisura de su boca, era asqueroso.
 
-Ven Güerito, yo te llevo- Pedro tomó de la mano al menor.
 
Pablo se dejó conducir nuevamente al burdel, sumiso, mientras sus lagrimas caían, se sentía hundir en un abismo sin posibilidad de emerger de el.
 
-Mira-Empezó a decir en voz baja mientras eran seguido por el Oso, el tipo alto, musculoso, de pecho amplió y cabello oscuro, parado con exceso de gel, los miraba de reojo.- Esto debe ser difícil para ti, pero no hay opción, ni a mi que me tiene cierta consideración me la vale, y ten la plena seguridad que lo que dijo de hacerle algo al Chilango lo cumplirá si lo acusas, no puedo protegerte de esto,  así que es inevitable, pero te daré unos consejos, no luches, no grites, no pegues y mucho menos se te ocurra arañar o morder-
 
-Estas loco, me van a violar y quieres que guarde la calma- 
 
Le dijo  incrédulo ante sus palabras. 
 
-¿Sabias que a los tipos de su clase todo eso los excita? por tu cara me imagino que no lo sabías, ¿acaso no habías escuchado eso de flojito y cooperando? Pues si, lo que buscan es la dominación y eso les parece tan excitante, que luchan a mas no poder, lastimando para que uno se de cuenta que es débil y ganan cuando logran metértela y eso los hace sentirse mas fuerte si el otro llora o ruega, así que si quieres que termine pronto, quédate callado, imagina en algo que te agrade, afloja el cuerpo para que sea menos dolorosa la cogida, si te resistes se aprieta “ahï” y duele mas, pero sino haces nada,  el tipo se aburrirá y tardará menos, si te pide que se la chupes ,  pues se la chupas, hazlo con muchas ganas, supongo que ya sabes hacer eso ¿no? lo has de haber hecho ya con Pedro, imagina que es el ,  es mejor porque así durará menos cuando te esté montando  y aunque te provoque asco, quédate callado. Trágate esta pastilla y no digas que te la di.
 
Lo miró con tristeza, por alguna razón el sabía como sobrellevar ese trance y pero el rubio no quiso preguntarle la razón del conocimiento adquirido. Tomo la pastilla sin tener idea alguna de su utilidad.
 
-Ojala alguien me hubiera aconsejado eso antes…por eso lo hago contigo,  pero bueno ahora confía en mi ¿si?-
 
Pablo asintió  con la cabeza, estaban hablando ya en la habitación sentados en esa cama que observó era mas asquerosa que el piso del mercado donde Pedro y  el rubio comieron. Esa era mugre que se limpiaba con agua y jabón, sucia producto del trabajo, esta era mugre producto de la lujuria y la depravación.  En ese momento recordó a Pedro, llegaría buscando su café en el cuarto, el hogar de ambos y la nostalgia invadió su alma torturada por la ocasión. 
 
 Se escucho el sonido de una puerta abriéndose. 
 
Una lágrima solitaria rodó por la mejilla de Pablo.
 
Notas finales: Uso el.doble sentido, si algo no se entiende, no duden en preguntar.
 
Se que describo situaciones grises, trágicas pero por ello las contrasto con pequeñas descripciones de personajes buenos como doña Trini o el Cayuco, que aunque no son reales representan a la tanta gente trabajadora y honesta que hay en México. De hecho la idea  del Cayuco (por cierto un cayuco es una canica grandota, el apodo puede usarse para alguien grande y gordo) la tome de una vez que conversaba con la dueña de un puesto en un mercado “X” y mientras esperaba que me hiciera un arreglo floral me contaba como ella y su esposo habían superado muchas adversidades trabajando arduamete.
 

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