Chilanguitos. por Linlim

 
 
 
En la noche anterior…
 
 
Se escuchó el sonido de la puerta, terminó de bañarse, se secó con las toallas blancas, dejando un poco de mugre en ellas y salió. Sobre la cama estaba un muchacho mas o menos de su edad, tal vez un poco mayor, desnudo,  de un tono moreno claro, el cabello pintado en un tono café y lacio, largo hasta los hombros, su cara aniñada y sin embargo sus rasgos parecían mas maduros de la edad, sin decir nada , se incorporó y jaló la toalla que el Chilango llevaba enrollada en su cintura y al verlo una sonrisa ilumino su cara, se acostó  boca arriba y abrió las piernas, chupo uno de sus dedos y mientras que con una mano se estimulaba el pene con la otra comenzó a meter un dedo ensalivado en su ano, lo miró y sonrió. 
 
-A ver  naquito…¿arriba o abajo? –
 
 
 
 
 
 
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Casi amanecía cuando regresó a su hogar , se quitó sus roídos y viejos tenis.  Se acostó a su lado, junto a ese cuerpo tibio que lo cobijaba aun sin tocarlo,  con solo su presencia ,  como cada noche, como hacía muchas noches, como anhelaban fueran muchas mas, en ese mundo pequeño, perfecto, intacto, completo, sin mucho, con poco, pero lo suficiente para hacerlo feliz . Demasiado feliz.  
 
Supuso dormía por la quietud de su cuerpo. La respiración acompasada así lo delataba, no tardo en quedarse dormido.
 
Pablo despertó, escuchó  como Pedro  respiraba fuertemente, había aprendido a distinguir ese leve ronquido cuando estaba un poco  cansado o el fuerte gruñido que sonaba como de olla de tamales hirviendo cuando estaba muy cansado , cuando estaba triste sollozaba en sueños y cuando dormía tranquilo su respiración era rítmica. Definitivamente estaba muy cansado. 
 
Se dio vuelta y lo abrazó por la espalda, casi no había podido dormir por estarlo esperando, tenía miedo que un día no llegara,  era su isla, su refugio, su todo y también su amor.  Acercó ssu frente a la nuca de el  para acurrucarse y poder dormir con tranquilidad estando juntos. El siempre  olía a sudor, a mugre vieja, al principio  a solvente, un poco a pies, a mundo, a pobreza, con ese olor tan distintivo y a la vez único y que gusta cuando se ama.  
 
Pero hoy al Güero su olor le parecía  diferente,  tal vez a… ¿fresas? Con un poco de sudor…  ¿a  sexo ? el ya reconocía ese olor  o algún otro tipo de humor humano expelido por  alguien  mas que no podía identificar y entonces una punzada dolió en su corazón, lo que nunca antes pensó o creyó que podría ocurrir… ¿Celos ? tal vez, pero  estaba consciente que no tenía ningún derecho sobre el, aún así siguió aspirando su olor. Como cuando te incomoda un pellejito del labio y aun así sigues jalando, rascando  aunque duele, aunque sangre por masoquismo, por manía, por ocio pero sin poder evitarlo, ahí estaba tratando de sacar conclusiones. 
 
Siempre habrá creído que cada persona huele diferente y aunque eso es muy obvio, no tiene que ver con que se haya bañado o no  o si use perfume o no, se huele la esencia humana.  El  ya había empezado a distinguir ese olor, desde el día que pasó “aquello”, no en ese momento, sino sentados atrás del mercado, no era el olor del resistol que solía usar Pedro, ni el olor rancio de la banqueta combinada con el olor de orines de borracho y excremento de perros o tal ves de humano, a pesar de tantos hedores podía distinguir el aroma a Pedro.  Cuando se convive tan íntimamente con alguien en una relación de pareja, se aprende a identificar de manera muy precisa su aroma que lo distingue de entren los demás.  Para el no era un olor desagradable, era el olor del hombre que el amaba, único, distinguible, muy suyo. 
 
Hace unos días había soñado que se encontraba en un bosque oscuro perdido y muchas manos le tocaban y trataban de jalarlo  y entre ese mar de brazos el olor de Pedro le llevo hacía el, cuando se  acercó confiado, Pedro se iluminó y le recostó sobre su pecho, empezó a oír gritos y ruidos estridentes, perros ladrando,  pero en sus brazos dejó de sentir miedo, no importaba lo que pasara a su alrededor, se sentía tranquilo , confiado, el bálsamo de sus brazos era mas fuerte que el peligro de su derredor. Despertó esa mañana en sus brazos y aspiro su olor, su olor le daba confianza.
 
Después de tanto pensar se  durmió por fin.
 
Al despertar  un rato después ya algo entumido por la postura, Pedro ya estaba despierto y le observaba.
 
-Buenos días Bonito durmiente-
 
-¡Pedrito no me digas así…me da pena!-
 
-Ya me voy a ir Bonito…-Acomodó el cabello de su frente, haciéndolo a un lado y acariciando su mejilla mientras le sonreía.
 
-Pero acabas de llegar…no te vayas, quédate un ratito mas conmigo…-
 
-El Boss ya medió mi zona y mi cel, me dijo que en una hora estuviera en mi lugar, debo irme Bonito-
 
-¿Da tiempo que te haga de desayunar?-
 
-¿Hay pollo aún?, hubieras comido-
 
-No, se lo dí a Doña Nati, ya ves que no le alcanza el dinero y los chamacos siempre se quedan con hambre, además era mucho y si se quedaba aquí se iba a echar a perder, pues no sabía a que hora ibas a venir-
 
-¿Tons que hay de comer?-
 
-Compre huevitos, una latita de chiles y frijoles, mientras hago huevos y caliento las cosas vete por las tortillas, agarre del dinero que tenías guardado en la lata, espero no te enojes-
 
-Como crees por si para eso es, pa´ la tragadera, no quiero que te malpases, bueno mi Bonito voy por las tortillas y me retacho de volada para que comamos, por cierto te traje unos jaboncitos de olor te los deje en el baño con otras chingaderitas que de seguro te van a gustar- Salió dándole un beso en la frente, como ya era una costumbre. Prefirió no preguntar y así la duda quedó en el aire.
 
Se puso a hacer los huevos , los frijoles a lado de estos mientras el agua para café hacía cola esperando su turno en la parrilla eléctrica. No hay mejor comida que el hambre. El que carece aprecia cada pequeño detalle, lo degusta con placer y disfruta, quien vive con manjares suculentos día a día, deja de agradecer lo que tiene. Ironías de la vida.
 
-Ya stas Bonito, a la tragadera. –Comieron  una cantidad de tortillas que seguro alcanzarían para una familia, terminando con  el pan un poco duro que sucumbió ante el café caliente. 
 
-Bueno pues el deber me llama, este oso de peluche, ya se va para su estuche-
 
-Cuídate Pedrito, no quiero que te pase nada, además no se ni en que andaras metido, pero si es con el Boss seguro no pasará nada bueno..tengo miedo por ti-
 
-No Bonito, no me pasará nada confía en mi, soy medio atarantado, pero me voy a poner bien trucha-
 
-Preferiría que fueras cargador, es mas seguro- Se acercó para abrazarlo y recargó su  oreja sobre su pecho,  quería aprender a distinguir el ritmo del palpitar de su corazón, de entre tantos podría reconocer el de el…fantasías de un joven enamorado.
 
-No bonito, de cargador con trabajo sale pa´ la renta, con esto voy a ganar un poquito mas y necesito ahorrar, tu confía en mí, vas a ver que todo se va arreglar- 
 
-Esta bien confió en ti- Le dio un beso suave en los labios, uno cálido, con tanto amor, que aun con el simple roce se sintió. Se dio la media vuelta para que no se diera cuenta de sus lagrimas a punto de abandonar sus ojos, tenía miedo por el.
 
-Por cierto se ve bien el mantel-
 
-Te diste cuenta- Sonrió sin verlo a la cara,   pues agradeció que le  tomaba importancia a los pequeños detalles.
 
-Pos como no, si por ti este lugar se ve decente, algún  día te voy a comprar tu maquina de coser, recuerda que yo lo que cumplo lo prometo eh.- Salió y  con el se fue un Dios te bendiga, que tenía la esperanza lo cuidaría y traería de regreso.
 
 
 
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Pedro se  dirigió a la zona asignada a un lado del mercado,  se reportó con el que sería su jefe y empezó a deambular, anotaba y reportaba lo que le solicitaron por el celular, era solo vaguear por el lugar, era un poco aburrido.
 
 
 
 
Había transcurrido ya una semana y  cada día era lo mismo, en ocasiones le tocaba entregar paquetes cuyo contenido nunca cuestionaba, en diferentes horarios, en diferentes lugares,  diferentes niveles sociales se distinguían ahí, gente nais, gente de ropa oscura y gente con ropa clara, gente joven así como gente vieja, no le importaba, el objetivo era juntar dinero para poder escapar con su  Bonito.
 
A veces y solo a veces justificamos actos nocivos en aras del amor. ¿Sera valido  estimado lector?
 
Aun cuando había pasado poco tiempo de estar con el rubio , ahora era su  motivo de vida, de salir adelante, como le solía  decir  Don Pedro, al que le decían el Domec, de ser gente de bien, como le aconsejaba cada vez que le regalaba el pan duro que no se vendía en la panadería,  cuando era niño, siempre le echaba palabras y le  decía que debía ir a la escuela para ser alguien en la vida, que lo mas importante en un hombre es tener la decisión y el coraje para salir adelante , que no contaba el pasado, sino el presente, que no debía sumergirse en la miseria mental de lo que no se  tiene, sino visualizar lo que si se  posee. Que no importaban las carencias, que la peor pobreza no es la de carecer de dinero, sino la de carecer  de decisión, de ideas.
 
Le solía contar que el fue un niño de la calle también, pero que un señor le dio trabajo y le enseño un oficio: Panadería y gracias a eso se convirtió en ayudante de panadero y luego panadero, hasta que empezó a hacer su propio pan y después de años de lucha  tuvo su panadería, aunque en el temblor del 85´ del que Pedro no tenía ni idea de lo que le hablaba, le contaba   perdió su panadería, pero se volvió a levantar y nuevamente reconstruyo, no una sino dos, sus palabras apenas hacían huella  en su vida, lástima que la gente buena muera sin que le demos las gracias, pero  ahora lo entendía, esas palabras habían cobrado significado ,  había tomado la decisión:  saldría adelante.
 
 Cuando a   veces había operativo, se sentaba en una taquería simulando que comía, a veces  le acompañaba otro halcón, tomaban todo detalle visual que podían reportar, veían si llega algún intruso con deseos de cubrir un área ajena, posibles clientes, si llegaba la policía o el ejercito.  Llegó a saber  cosas e ignorar otras, observaba y callaba, no pensaba  si eso lo  hacía una mala persona, pero ahora tenía que vivir no solo por el , sino para proteger a ese niño indefenso que había decidido era su responsabilidad.
 
A pesar de ver al Juguis en algunas pocas ocasiones en la oficina, no habían podido hablar,  sino estaba sobre las piernas del Boss, el Chiquilín no se le despegaba, pero su mirada le decía que seguían en complicidad.
 
 
 
Una semana después, una lúgubre noche, la Chula apareció muerta, la policía la reporto como suicidio, dijeron que  testigos oculares se dieron cuenta como la chica entró a una cuartería abandonada con pistola en mano, después se vio una luz y se escucharon dos disparos, rápidamente llamaron a la cruz roja, cuando  los paramédicos llegaron nada pudo hacerse, la chica se había dado un disparo en el vientre y otro en la frente. 
 
Nadie cuestionó , nadie habló,  ni los gritos de Doña Trini cuando llego al lugar lograron cambiar los testimonios, ni la lógica de los hechos fue cuestionada por los hombres que llegaron a poner cintas amarillas y si lo hicieron, jamás se supo, lo único que alcanzó  a ver el Chilango esa noche fue al Chiquilín hablando con un policía, pero como no era su  zona, no pudo acercarse, nada podía hacer. 
 
Y tristemente  Doña Trini se quedó con las manos vacías, con el alma seca  y los ojos húmedos, porque cuando nació la Chula y le entregaron envuelta en una pequeña manta,  con los cachetes gordos y la frente roja de tanto llorar porque tenía hambre y le dio su seno para alimentarla,  recordó lo que  un día le dijo su madre: “cuando tengas tus hijos lo vas a entender” y lo entendió.  Escribió tantos finales felices en su mente para su hija,  porque junto con su esposo planearon ser padres, porque la niña fue su apoyo cuando este murió, porque Doña Trini amó cada regalo del día de las madres que la Chula decoró con sopas, con lentejuelas  o con diamantina, porque planeó ser una abuela consentidora, porque en algún lugar de la constitución donde se habla el derecho a la vida se les olvido escribir que es una obligación que los hijos nunca mueran ante que los padres. 
 
Porque la lógica es que los hijos  entierren a los padres ,  porque debería ser una ley de la constitución, debería estar escrito en el acta de nacimiento y hasta en la cartilla de vacunación. Porque ese día que la Chula murió, una parte de Doña Trini también lo hizo , porque morir no solo consiste en que el corazón deje de latir, porque a veces vivir es igual a querer morir. 
 
Que si en el otro lado se encontrarían cuando llegue la resurrección, que si Dios necesitaba un angelito, que se debe tener resignación, cada palabra la odió Doña trini…porque al diablo con toda esa basura, ella quería a su hija y deseaba con el alma que ardiera en el fuego eterno aquel que osó hacerle daño. Porque es tan simple no entender como entender cuando se es madre.
 
Esa noche, Pedro al subir a casa, los escalones crecieron en tamaño y se multiplicaron en cantidad, Se arrojó a el colchón maltrecho y lloró sobre el abdomen de su Bonito mientras el le  acariciaba suavemente la cabeza, no quería imaginarse en el lugar del Juguis. 
 
Porque a veces cuestionarse el porque de las cosas, que universo alterno decide que pase todo lo malo a una sola persona, porque pareciera que se carga una maldición, llegando una tras otra sin dar tregua alguna, porque al perro mas sarnoso se le cargan mas las pulgas, porque a veces es cansado no parar de sufrir, porque la vida pareciera que  despelleja el alma, porque a veces se pregunta cuando se dejará de sufrir.
 
Porque mirar la sociedad y ver la injusticia social, duele, con o sin reflexión es innegable ver como unos cuantos arrasan sobre otros, dañando, arrebatando, moliendo almas, porque pareciera que el esfuerzo, la honestidad, la verdad, la bondad valen mierda a quien solo va por sus intereses personales. Porque se odia sin saber a que o quien. Porque a veces es cansado seguir luchando en el fango.
 
Lo peor para Pedro es que ante la sentencia de espera por parte del Boss,  solo le quedaban dos semanas.