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Chilanguitos. por Linlim

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Notas del capitulo: Si alguien aun lee esto, lo siento pero me fui de vacaciones …y mi cerebro también …anyway  compenso con capitulo largo (18 hojas de word) y algo de...bueno ya se darán cuenta.
 
Remembremos, se supone que el Chilango y el Güero van al rezo de la Chula un viernes en la noche y en la madrugada del sábado ven al Juguis, al amanecer de ese sábado  Pablo está   mas enfermo y lo lleva al dispensario y  se va a hacer sus entregas después de el pleito que hace el Chiquilín , regresa en la noche (del mismo sábado) después de enterarse de la muerte del Juguis y duerme esa noche con el Güero en el dispensario , al amanecer  ( o sea domingo), van a ver a su mamá, es decir estamos hablando de que todo sucedió en dos días . No lo escribí, pero se supone que el Boss los fines de semana se va de Juerga, en algún capitulo lo dijo el Juguis por eso el escapa viernes por la noche  y ellos deben escapar ese mismo día domingo. A veces hay cosas de la historia que yo supongo se entienden y se me olvida explicar. 
 
 
 
 
-Espera Pedrito- El menor se soltó de la mano- debo regresar.
 
-No como crees después de lo que te acaba de gritar tu mamá.
 
-Confía en mi…espérame, no tardo..de verdad.
 
El Chilango no muy convencido acepta  cerca del zaguán de la entrada., mientras el menor se introduce a el oscuro cuarto donde habita su mamá. Escucha un grito  y ve al rubio salir, casi cayéndose en la entrada del cuarto y la mamá de este  salir con una cuchara en la mano.
 
-¡Corre!   
 
El rubio tomó de la mano de un muy confundido Pedro, corrieron los mas  rápido que podía el aun adolorido cuerpo del menor,mientras la señora con una marcha errante que lanzaba conjuros incomprensibles basados en un vocabulario soez,  trataba de avanzar iracunda ondeando la enorme cuchara como si esta tuviera algún lazo invisible o rayo láser capaz de dañarlos, con la nula posibilidad de alcanzarlos,  corrieron  hasta estar a tres  cuadras de la amenazador utensilio de cocina...exageradamente innecesario.
 
-¿Qué hiciste?
 
-Le quité esto, aun lo tenía en el ropero…desde que  recuerdo siempre me prohibió acercarme  a estos papeles.
 
Le entregó un sobre que Pedro abrió con curiosidad. Eran papeles que no entendía para que le servirian pero supuso debía ir por ellos.
 
-Mira aquí está el papel donde… de un hospital …supongo donde  naciste… dice el nombre de tu mamá …y dice que nació un bebé vivo que pesó 3 kilos…¿eso es mucho o poco?...
 
-No se… que mas dice…-El menor en puntillas se recargaba en el hombro del Chilango.
 
-Dice que naciste el 27 de febrero del  2002…o sea que tienes…15 años bonito… te ves mas chavito.
 
La cara inocente y de asombró acompañada de ojos grises acompañados de pestañas  de color castaño, pequeña estatura, piel nívea, cabello rubío, labios rosas, cara angélical era difícil creer que esa era su edad.
 
-No  estaba seguro que edad tenía.
 
-Deme  este baile…o pieza como se diga… quinceañero hermoso.
 
El Chilango torpemente tomo por una mano de  Pablo sin saber como acomodar la otra que ponía ya en el hombro, ya en la cintura del menor mientras  este hacía lo mismo riendo sin importar las miradas de los transeúntes que caminaban con rapidez dedicándole unos segundos de mirada y uno que otro los seguía de reojo en su torpe baile.
 
-Tararara…tarara…- Tarareaba  Pedro desentonadamente  un vals mientras sus pasos también lo hacían.
 
-Pedrito…estas loquito.
 
Pablito se abrazó a Pedro, lo rodeo con sus brazos en el cuello mientras se dejaba hacer y reía contento, sus ojos grises cristalinos, Pedro lo veía embelesado, mientras danzaba o mejor dicho se bamboleaba cual barco a punto de naufragar.
 
-Vámonos ya, debemos ir por nuestras cosas- Pedro lo tomó de la mano y comenzó a andar con el pecho lleno de felicidad.
 
Después de andar en camiones, subieron con prontitud las escaleras que ahora no parecieron tantas  como en días anteriores.
 
Llegarón a la azotea y vieron el candado tirado y la puerta abierta, entraron temerosos, Pedro enfrente del menor cubriéndolo con su cuerpo.
 
Sus pocas pertenencias tiradas regadas en el interior,  Pablo recogió la poca ropa que tenía y que había sido comprada con el  esfuerzo de Pedro, se veía el sadismo expresado en las partes en que había sido seccionada, como si al dañar la ropa, al igual que en  un muñeco Vudú, dañarían  al menor y en el fondo lo hizo. Su mantel, sus toallas, sus cobijas,   que con amor dobladillo para su hogar, su mesa renca que con dificultad se detenía en tres pies y con apoyo de el palo de escob ,  ahora  yacía rota en dos partes. Sus jarritos poblanos estrellados, su plato  de florecitas  preferido desquebrajado, su bolsa de arroz fue sacudida y desparramada por todo el lugar expresaba a gritos la burla y el deseo de humillarlos.
 
Era impensable  que en un cuarto tan pequeño hubiera un desastre mayor,  cada centímetro tenía evidencia fidedigna del daño que les hubieran hecho si ellos se encontraran ahí, seguramente fue mientras estuvieron en el dispensario. Todas y cada una de sus pertenencias había sido dañada. El sadismo, la crueldad vertidas en un ser humano que sin piedad quiso lacerar, parte de una condición humana que a veces es tan difícil entender, pues un animal herido se defiende y ataca, pero el ser  humano lo hace a veces  por la más mínima razón…a veces sin alguna razón lógica. Este era el caso, pues en el dolor   de perder al Juguis por parte del Boss, lo hizo mandar a perpetrar a quien no le hizo daño alguno, pues si se busca a algún culpable, era solo el.
 
Pedro esperaba nervioso la reacción de e rubio.
 
-No importa Pedrito, de todas maneras ya nos vamos a ir hoy, no podíamos llevarnos nuestras cosas.
 
-Y lo más importante siempre lo cargo en la mochila- Le dijo Pedro, mientras se quitaba de la espalda su eterna mochila aventurera, que cargaba desde la droga que en su momento entregaba, hasta sus más bellos recuerdos. Por primera vez le mostró esa parte muy suya al menor, que sentados en el viejo colchón.
 
-Mira en esta bolsa tengo la foto de mi mamá con mi papá cuando se casaron- De una bolsa negra de plastico arrugada comenzo a sacar sus más preciados tesoros. Una foto amarillenta y arrugada en las puntas, mostraba a  una hermosa mujer de delineada figura y cabello largo trenzado, a lado de ella,  la copia al carbón del Chilango, una pareja tan desigual pero la fotografía había logrado captar  en ambos, sus  ojos cargados de amoral mirarse  mutuamente, como tantas parejas al inicio. Curiosamente la historia se repetía entre el Chilango y el Güero, una pareja tan desigual unida  por azares del destino o por designio de este.
 
-Este soy yo con  mi hermana y mi hermanito - Una niña agraciada y un niño pequeño con corte de cabello de hongo, denotaba que hacía ya muchos años había sido capturado el momento en alguna parte del bosque de Chapultepec, cerca del lago. El cabello parado del Chilango y su piel oscura contrastaba con la piel morena clara de sus hermanos. El pasaba sus brazos por los hombros  de sus dos hermanos por ser el mas alto, sus sonrisas rememoraba un gran día, ya borroso en la mente del Chilango, innegablemente  fue una buena época, el rubio delineaba con su dedo la figura de Pedro. Recuerdos de un pasado tan lejano que tenía poco tiempo de acontecer, que añoraba  y que eran imposibles de repetir, la desintegración de su familia, la lejanía. Apoyó su cabeza sobre la del rubio. 
 
-Estabas bien chiquito.
 
-Que te pasa bonito, si lo tengo bien grandote.
 
-¡Pedro!
 
-¿Qué no? te lo enseño pa´ que te acuerdes que lo tengo grandote.
 
-No me acuerdo…a ver enséñamelo.-Dijo con picardía el menor.
 
-Bonito te me estas poniendo muy alburero ehhh- Pedro río y acerco sus labios al menor, en ese momento una punzada en el pecho le hizo sobresaltarse e como si  presintiera que algo malo acontecería, como una tarde nublada presagiando la tormenta, sintió miedo y un escalofrío recorrió su cuerpo.
 
En unas horas tendrían que irse, pero algo le hizo sentir que debía aprovechar el momento, no sabía lo que les esperaba y pese a ello no tenía otra opción mas que huir. 
 
-¿Bonito te  puedo hacerte el amor por última vez?
 
-Si…pero no digas así, alla donde vamos podremos hacerlo cuando queramos.
 
-¿ y si no podemos?
 
-Podremos…si no nos dejan lo haremos en el baño o  en la noche cuando todos duerman, a escondidas, donde se pueda…no quiero que dejes de quererme- Pablo posó sus manos en el rostro preocupado de Pedro. Lo acarició con suavidad y ternura como si en sus manos tuviera la cosa mas hermosa, aunque no era asi físicamente , silo era como humano, para el.  Acerco su cara y paró  los labios  en pico esperando pacientemente su beso, que fue otorgado prontamente. 
-Pero… ¿ no te duele?, lo hicimos ayer …ademas aun estas reponiedote….sino quieres no quiero obligarte...digo si quiero pero tu a lo mejor no...-Dijo con algo de arrepentimiento, después de todo el rubio aun estaba convaleciente.
 
-Pues como dirias tu, me duele todo el cuadril, pero es  hay que aprovechar porque…yo cuando…tu cuando me…
 
-No entiendo.
 
-Pedrito…yo hago mucho ruido cuando hacemos el amor...por tu culpa, me haces gritar y cuando estemos alla…no creo que será fácil hacerloy si lo hacemos…no creo quedarme callado y si me callo y me aguanto  no podré disfrutar mucho si no puedo hacer ruido...hay que aprovechar ¿ no? - Dijo con las mejillas encendidas y no  por la temperatura  o  al menos si la tenía era de la buena y no por enfermedad o por vengüenza ...o por ambas .
 
Lentamente mientras era besado, fue recostado en alguna parte donde no resaltaran los resortes del colchón. Pedro se tomó el tiempo de besarlo un buen rato y lentamente pusó sus manos en la cintura del menor,  bajo la camiseta, tembló un poco por la frialdad de estas, pero no le importó mucho pues rápidamente incrementaron la temperatura ante la fricción,  las subió por el pecho y con los pulgares frotó los pezones mientras a horcajadas estaba sobre el rubio, lo besaba y frotaba al mismo tiempo.
 
Se deshizo de la camiseta y sustituyó los dedos por la boca, lamiendo cada parte del pecho, subió al cuello y olfateó el olor característico del menor,  este se volteó para quedar boca abajo,. Se conocían, sabían lo que les gustaba a cada uno.  Sabía lo que tenía que hacer. Le beso la espalda hasta llegar a la zona lumbar que tanto le excitaba al rubio. La lluvia incesante de besos y pequeñas succiones iban dejando huellas de amor en esa zona.
 
Los gemidos le dieron luz verde de seguir explorando. Bajo la ropa que quedaba dejando al decubierto las piernas y los suaves y blancos glúteos del menor, el Chilango se levantó para quitarse  su ropa lo mas rápido que pudo. Se quedó parado viendo el cuerpo del menor lo deseaba tanto, le gustaba tanto, lo quería tanto. 
 
Hizo un retrato mental  de ese cuerpo recostado, la cabeza de lado y el color rosáceo en el níveo cuerpo temblando por el deseo, las marcas rojizas. Era suyo y de nadie mas.
 
Su miembro ya había a despertado.  Pablo volteó, lo vio y sonrió.  Se levantó un poco con las piernas,  se hincó dejando al aire el trasero y el rostro pegado al colchón, la imagen era sumamente perturbadora.  Pedro empezó a acariciar su miembro observándolo. De la ventana tomó el pequeño frasquito con olor a naranja, para untarlo en su virilidad. 
 Se hincó y beso con suavidad los glúteos del menor.  Chorreó el líquido en la raya del menor que al sentir la frialdad volteó a verlo con la mirada brillante y seductora, se pasó la lengua por los labios delgados y rosas, dejándolos brillantes al igual que sus ojos. Recostó nuevamente la cara sobre el colchón  y con ambas manos abrió sus glúteos dejando ver su pequeño ano rosáceo, se sentía sagaz, lo quería todo, quería a Pedro dentro de el, sentirlo suyo, solo suyo.  Pedro sentía que podría explotar de placer con solo con verlo. Tomo aire y empezó a frotar un dedo de arriba abajo, se entretuvo en los bordes de su entrada hasta que resbalo el dedo, el suspiro del menor, lo metía y sacaba lentamente, exitado, deseoso de perpetrarlo con su verga dura y oscura que contrastaría con la blanca piel.
 
Un dedo, dos dedos, tres dedos, la entrada triunfal era inminentemente posible.
 
-P-pedrito… hazme tuyo…ya…ahh.
 
No perdió tiempo y coloca su punta , llorosa, lista, conocedora del terreno, el suave trasero, empujó y entro con facilidad , la sacó y volvió a empujar  un poco mas allá de la punta, con lentitud pasmosa, disfrutando la vista, la excitante y grandiosa visión del menor entregándose, dejando que entrara un poco mas, la operación la repitió y al mismo tiempo los gemidos aumentaron por ambas partes, la ultima estocada dejo entrar todo el miembro, el grito triunfante del guerrero invasor, el grito de gozo del invadido. 
 
Tomó las caderas del menor y empezó a envestir,  las manos de este yacían con las palmas sobre el suelo, el colchón ya era pequeño, necesitaba de donde aferrarse, difícil de pensar, la situacion era delirante para el Güero, el culo al aire, ametrallado por el enorme pene  de Pedro. 
 
El  movimiento rítmico de Pedro, era ondulante, lo metía y trataba de subirlo un poco, sabía el punto donde el disfrute era mayo para el menor. Se tumbó sobre el, vencido por la gravedad el menor terminó horizontal, Pedro seguía taladrado su cuerpo. 
 
 De repente abandonó el cuerpo para disgusto del menor, lo volteó y puso las piernas de este sobre sus hombros, buscó el agujero y volvió a penetrarlo, lento nuevamente, buscando prolongar el placer. La boca abierta de Pablo, sus ojos entrecerrados, el carmín de sus mejillas, la frente perlada de sudor, los gémidos emanados de su boca , el sónido característico de la penetración de piel con piel. Todo era embriagador. Quería tenerlo de frente, verlo gemir, recordar su rostro, como entre abría los labios y entrecerraba los ojos, como decía su nombre, leerlo en sus labios, saber que no era un sueño, que era real, saber que la vida no puso en su camino.
 
-Mas fuerte Pedrito…ahhh…asi mas ahh- El rubio arqueaba la espalda por la sensación de ser estimulado en cierta área recóndita dentro de su cuerpo, a punto de estallar.
 
El ritmo se aceleró, el placer azotó como una hola en  la playa del deseo. La marejada trajo todo el placer, hasta que en una ola alta invadió todo. 
 
El semen llenó el cuerpo del rubio. El grito del Chilango, el último movimiento lento para dejar emerger todo.  Reaccionó al no ver el orgasmo del menor, salió con cuidado de este, un camino de besos desde su boca recorrienron su cuerpo, dejando huellas,  remendando besos en el cuello del menor , dejando  evidencias, también al lado del pezón izquierdo, cerca de una costilla, a lado del ombligo, en la pelvis , subió nuevamente y lo beso, mucho, deseperando a el Güero.  Lo acarició en los brazos, se entretuvo un rato en las orejas, pasaba las manos de arriba abajo por los costado.
 
-Pedrito…es que…
 
-Lo se, te falta aún...espera...- Impacientemente el rubio espero a la recuperación de Pedro, que como es buen sabido, al ser joven no necesitó demasiado tiempo.
 
Se quitó de encima y se sentó en el colchón.
 
Ven, te quiero aquí- Señalo su miembro que empezaba a despertar.
 
Sin importar en ese momento la pena por la desnudez  por el acto libidinal. Sin importar los rescoldos de la apenas padecida enfermedad. El deseo no los abandonaba, eran jóvenes  con cuerpos deseosos y llenos de esplendorosa vitalidad.
 
Pablo se hincó frente a el, se atrevió a tomarle  el miembro y empezó a estimularlo mientras lo besaba, se atrevió a besarlo primero, se atrevió a meter la lengua en la boca ajena, se atrevió a jugar con ella, se atrevió a morderle el labio, se atrevió a besar su cuello y dejar una marca, quería que supieran que era de el, que ese hombre era suyo y de nadie mas, que le pertenecía, porque por primera vez en su vida algo era suyo, no como un objeto,  sino como alguien a quien amar y que lo amaba, a donde llegaran debía saber que ellos estaban juntos y no podían separarlos. Marcóba su hombre, a "Su" Pedro.
 
Pedro suspiraba y no podía esperar mas, debía estar dentro del Güero, debía tenerlo, porque  Pablo el ya eran uno solo.
 
Hizo que elmenor se parara y diera un paso, para que desde la altura se alinera sobre su erección. Pablo entendió y poniendo las manos sobre los hombros de Pedro se fue agachando como si fuera a hacer sentadillas…aunque eso iba a hacer literalmente. Al sentir la punta del pene rozar suentrada con una mano lo alinéo y lo apretó un poco para mantenerlo firme e intodujo la punta.  No  necesitó mucho esfuerzo porque esta resbalo, tratando de equilibrarse, lo fue introduciendo poco a poco, logrando deseperar a Pedro que quería poseerlo ya, entró  desde la punta hasta la base, cuando ya no hubo mas que engullir,  se sentó sobre el, sus piernas estiradas al lado delas caderas  del otro, lo beso con lentitud y Pedro desesperado  lo tomo de las caderas jalándolo, moviéndolo, el beso se volvió mas intenso, las lenguas chocaban, las bocas succionaba, el rostro se movia de un lado a otro para permitir el beso necesitado.  Mientras Pablo empezó a moverse con ayuda de las manos de Pedro.
 
Los cuerpos estaban en combustión, la llama ígnea los consumía, el placer  era inmensurable. Pablo se hechó un poco para atrás, estirado ya en el suelo y su trasero en el regazo de Pedro, clavado en el,  con los brazos un poco virados con las palmas sobre el suelo. Le permitia mejorar el movimiento, sus piernas un  poco dobladas y los pies sobre el suelo, le permitían su cadera acercarse y alejarse para  sentir el frotamiento, la salida era lenta la entrada era fuerte, aventaba la cadera con tal de que el pene de Pedro chocara en su interior, su pene rebotaba de un lado a otro, erecto y goteando, la necesidad era apremiante , comenzó a moverse rápido, el mismo movimiento de empuje hacía que Pedro fuera moviéndose hacía atrás, tomo en su grande y fuerte mano el pálido pene de el Güero, estimulándolo. El ultimo estoque llegó en el punto preciso y lo hizo explotar, la mano  de Pedro quedó manchada, escurriendo el liquido lechoso.  Pablo apretó su interior logrando que el otro concluyera, sintió el líquido caliente invadirlo en su interior. Se abrazó al cuello de Pedro que correspondió halándolo de la cintura. Ambos temblaban de Placer.
 
La mano empezó  recorrer  de la citura a la esplada, Pablo se acurruco en el cuello. 
 
Pedro era su guarida , el quería ser la paz después de una revuelta, el también quería ser la protección, la sombra que cobija, quería cuidar de Pedro,   no concebía la menor duda, quería estar con el, con su juventud y su inmadurez, peso a ello, pese a todo, era con seguridad  su decisión, la mas importante en su corta vida. Porque lo amaba.
 
-Pedrito, quiero estar siempre contigo. 
 
El Chilango solo guardó silencio augurando el devenir. El cumplía lo que prometía, pero esta vez no podía asegurarlo.
 
Guardaron las pocas pertenencias servibles en su vieja mochila, con tantos remiendos como recuerdos en ella, los parches pegados en forma de decoración tapando rasgaduras incosibles era el toque innegable del rubio. 
 
Las inservibles, las bajo al contenedor de basura, dejaron lo mas limpio y ordenado posible, con premura . El tiempo corría.
 
Sin embargo se bañaron juntos, sin prisa y con cuidado.
 
Lavando la mugre que resbalaba  por el cuerpo  yendo por la  coladera, los fluidos humanos también se fueron, por desgracia los miedos no, esos quedaron atorados en el corazón de Pedro, solo en el, pues en Pablo las esperanzas estaban prendadas en su iluso corazón.
 
Se tocaron  ya sin energía sexual, más que nada eran caricias
 
Pablo con las manos en el pecho de Pedro y este con las manos en el cuello  del otro. 
 
Pedro con las manos recorriendo las suaves piernas, Pablo lavándole el cabello.
 
Uno tallando la espalda, el otro tallando  recuerdos.
 
La tarde empezaba a caer, la hora acechaba, debían darse prisa, por el tráfico, por el miedo, por la cita, por todo.
 
-Deberías irte a despedir de Doña Trini.
 
-Me gustaría, pero no creo que sea bueno con todo lo que ha pasado, tal vez…sería malo para ella…mejor así- Dijo con tristeza, era de las persona que sentía mas apego, pero no la pondría en riesgo.  
 
Cerraron la puerta, cerraron un capitulo de su vida, se despidieron mentalmente de su hogar, de los momentos vividos, de la primera vez que hicieronel amor, de los desayunos compartidos, de los besos dados, de las siestas juntos, de los sueños construidos, un cuarto tan pequeño guardando tan inmensos recuerdos felices. Es casi increíble que un cuartucho de vecindad, maltrecho, haya sido parte de una gran historia de amor que sus paredes albergaron y que en sus corazones guardarían y pese a los años no olvidarían jamás. El cuarto quedaba vacio, sus almas  no.
 
Entregaron la llave al portero , avisando su partida. 
 
-¿Se van ?
 
-Si, muchas gracias por todo.
 
-Ay Güerito tan buenos inquilinos que fueron.
 
Lo vió esforzarce, mantener el lugar ordenado y limpio, lo vio hacer un pequeño jardín, barrerlo todas las mañanas, lavar afanosamente su poca ropa tetida en los lazos, lo veia tan feliz e ilusionado en ese pequeñito pedazo de azotea maltrecho que le daba ternura, nunca vio ese lugar tan rebosante de felicidad, ningún inquilino le habían parecido tan entusiasmado con tan poco.
 
-Se van antes de que acabe el mes …les regresaré  parte  del deposito.
 
-¿De verdad?
 
-Eres el mejor inquilino que he tenido, a diferencia de otros , ese cuarto no necesitará reparaciones, así que no tendré mas gastos  - Le toco la barbilla a modo de una leve caricia, que a Pedro le pareció un  poco inapropiado, pasándole el brazo por los hombros pegándolo a el.
 
El sujeto solo sonrío ante el gesto. Entro para salir con el poco dinero en la mano.
 
-Toma- Le dio el dinero al rubio- Y se dirigió al  Chilango- Cuídalo, estoy seguro que es lo mejor que te puede pasar en la vida.
 
Agradecieron y salieron del lugar, una mirada atrás mientras iban a tomar un autobús. Esperaban no volver, era paradójico, el lugar que tanto dolor les generó y causó su éxodo y a la vez el que les dio la mayor felicidad: Conocerce. 
 
Tal vez y solo tal vez las cosas pasan por alguna razón, el destino era trazado por un ente divino que se entretiene girando hilos y creando historias caprichosas, ellos eran un claro ejemplo de ello.
 
Llegaron a la Central Camionera, anduvieron buscando hasta que se toparon con Edwin.  Les saludó y les hizo una seña con la mano para que se acercaran.
 
-Tengo los boletos, saldrán en una hora- Les dio los boletos y una dirección escrita en un papel- Miren está es la dirección a la que deben llegar y les anoté el nombre del autobús que deben tomar para llegar a el lugar, solo díganle al chofer que los baje en esta calle -Dijo señalando un crokis -  Caminan dos cuadras, sino dan, pregunten, este es el nombre del lugar, ya saben que llegaran y los estarán esperando, calculo llegaran a mas tardar a las 7 de la mañana. Todo saldrá bien no se preocupen- Dijo esto último con un atisbo de preocupación que no pasó desapercibido para el Chilango mientras Pablo trataba de entender el croquis dibujado en la hoja.
 
-Muchas gracias, te mandaremos el dinero cuando empiece a trabajar, se lo prometo.
 
-Si, el siempre cumple lo que promete…- Dijo el rubio mientras le daba vueltas a la hoja sin entenderle.
 
-Chilango debo hablar contigo, ¿me permites un momento?
 
-Si…claro…
 
-Tu no Pablo, solo el- Este detuvo sus pasos en seco, un poco extrañado.
 
Se alejaron ambos hombres  dejando a Pablo sentado abrazando la vieja mochila.
 
Pablo los veía hablar, la cara de Pedro se ensmbreció, solo asentía a lo que Edwin decía, este se sobaba la nuca y movia un poco la mano, Pedro solo asentía con la cabeza, estrecharon las manos y se acercó al menor.
 
-¿Qué pasó?
 
-Nada, solo me daba indicaciones  para llegar…
 
-Pero están escritas aquí- Le señalo el papel doblado.
 
-Si, todo estará bien…confía en mi- Lo vió a los ojos sin saber que interpretar.
 
Se escuchó en el altavoz el anunció de la salida de su autobús.
 
-Ya deben irse- Interrumpió Edwin.
 
-Si, gracias por todo- El rubio lo abrazó- De verdad gracias, no se que hubiera pasado sino nos hubiera ayudado…- Sus ojos vidriosos lo mirarin con ternura- De verdad no se como agradecerle…
 
-Solo pórtate bien y obedece a el Chilango en todo lo que el te pida…esta bien ¿si?
 
-Si- No entendió el significado de las palabras y lo abrazó con fuerza.
 
Pedro también lo hizo  y caminaron al anden anunciado.
 
Entregaron sus boletos y se ubicaron en sus asientos, un poco al fondo, juntos, Pablo Feliz, el Chilango Preocupado, cuando las luces se apagaron fue el momento perfecto para pasar el brazo por los hombros del rubio, los labios imantados se buscaron chocaron y se degustaron, lentamente, la serenidad en ellos, el remanso, la calma.
 
Lo abrazaba, acariciaba el brazo, lo acunaba por el frío, acariciaba su cabello, su rostro con la mano libre, con la ocupada, el roce de su nariz en su mejilla.
 
-Pedrito estas muy cariñoso, que te pasa…
 
-¿Te molesta?
 
-Me gusta…tu me gustas…solo te siento raro- El menor se acomodó en su pecho mientras rodeaba con sus brazos la cintura del Chilango, este acarició su espalda hasta que se durmió.  El monótono paisaje que pasaba por la ventanilla fue observado con detenimiento por el, su cabeza daba vueltas. Veló el sueño del menor que de cuando en cuando suspiraba, las suaves caricias no cesaron, quería quedar impregnado de su aroma, quería que las yemas de sus dedos  grabaran la suave piel del menor.
 
Llegaron buscando, eran errantes recibidos  por una  ciudad desconocida, el Chilango tenía una mirada triste y miraba insistentemente al menor siguiendo las indicaciones.
 
Tomaron el autobús según las instrucciones, caminaron las cuadras según lo indicado, llamaron a la entrada que habían mencionado, los esperaban como le había dicho. Un hombre Joven estaba en la entrada, abrió un gran candado que resguardaba la puerta.
 
-Hola Chicos, buenos dias, soy Roberto, soy uno de los trabajadores sociales del albergue, los estaba esperando, Edwin fue el que hizo contacto conmigo.
 
-Buenos días, yo soy Pedro y el es Pablo.
 
-Ah como los picapiedra ¿no? 
 
Ambos chicos se quedaron viendo sin saber a que se refería.
 
- Ok, ok soy un anciano.
 
-Podemos pasar-Pregunto el rubio animado.
 
La cara de Roberto miro a el Chilango, el rostro de este se ensombreció.
 
-Te explicó Edwin 
 
-Si...- volteo a ver a Pablo.
 
Saco de su mochila el sobre amarillo que era propiedad de Pablo, se lo dio y este lo miro extrañado, el sentir el abrazo necesitado e intenso que este le dio , pero sobre todo cuando sintió su hombro mojado y el ligero agitamiento de Pedro. Lloraba y por empatia sin saber porque lloro también. 
 
- ¿Pedro que te pasa? me estas asustando.
 
En respuesta, en Chilango lo beso en los labios, tantos besos hubo en los últimos días y a la vez le parecían tan pocos. El beso fue  suave, lento, con ternura,  tuvo tantos sabores, dulce que era el sabor de los amantes, amargo porque era el de despedida, salado porque estaba mezclado con las lagrimas de ambos.  Le acaricio el rostro y lo miro con una profunda tristeza.
 
-Pórtate bien...gracias por todo- un ultimo beso en la mejilla que basto para  que el Güerp se aferrara a el, queriendo prenderse para no despegarse, el mayor lo olío por última vez, a joboncito, como tantas veces.
 
El Chilango desesperado por deshacer el abrazo, tuvo que empujarlo con fuerza, demasiada, era necesario, el menor cayo de bruces al suelo. Roberto que miraba todo lo ayudó a levantarse, momento que el Chilango aprovecho para salir corriendo y cerrar la puerta con  el  candado de la  al salir, evitando que el rubio pudiera alcanzarlo. Este se abalanzo ,pero los barrotes lo detuvieron,  trató  de tocar aPedro por su camiseta y jalarlo hacia el, pero no pudo.
 
-Pedrito no te vayas...¿ Por que?... ¿ que hice mal?- El menor lloraba. 
 
-Yo no puedo quedarme ...soy mayor de edad no me aceptaron...tu si puedes...estarás mejor aquí que conmigo.
 
-Pedrito, no me dejes, soy tuyo… no puedes dejarme aquí…tu no, tu no te vayas… 
 
-Quisiera no dejarte  pero no tengo a donde llevarte - Las lágrimas caían a raudales como símbolo del profundo dolor que le causaba la separación. A el, a ambos.
 
-No importa donde vayas … dormiré contigo en la calle en un parque no me importa… solo no me dejes… ¡YO TE AMO!
 
 Roberto fue mudo testigo de la intensa escena, trató de ayudarlos por petición de Edwin, ambos eran sujetos altruistas y voluntarios, les agradaba ayudar a los demás, eran esa parte de la humanidad que no se conforman solo con hacer lo correcto, desean hacer algo mas, por el mero gusto de mejorar la vida de alguien y en verdad trató de hacerlo con el Chilango, pero la institución tenía lineamientos que no permitía aceptar a mayores de edad, pues el día que cumplían la mayoría, era su fecha de egreso dela institución. Reglas son reglas y son  dolorosamente necesarias pues  permiten regular el funcionamiento de la sociedad y mantener el orden.
 
Pero corrió desaforadamente, sin rumbo, pues su brújula habían que dada confinada a esa institución, ahora su vida carecía de asentido.
 
No supo cuanto tiempo corrió, hasta que sus piernas ya no pudieron o sus pulmones ya no le permitían respirar, se tiró en alguna banqueta de algún lugar , enterró su rostro entre sus manos ahogando su llanto, sabía que era la mejor decisión, Pablito, su Pablito tendría un lugar seguro donde vivir, donde comer, donde dormir, sin quedar a la intemperie o al peligro de las calles, el no importaba, pero su rubio si porque…
 
-También te amo- Dijo al aire sin que lo que escuchara el aludido, porque a veces y solo aveces amar significa dejar ir.
 
Fin.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Notas finales:  

No se me acabaron las ideas, varias veces dije que se acercaba el final y tambien dije que sabía como terminaba cada personaje y así estaba decidido, pero falta el epilogo que curiosamente lo escribí antes de empezar a publicar. Trataré de revisarlo para publicar pronto.
 
Mientras les invito a leer mi nueva historia se llama Nada, la temática es diferente pero el estilo de escribir es similar.
 
Natali te prometo que en el epilogo si sales, ya pensé como te voy a mencionar, es  que en este era imposible meter otro personaje extra, lo prometo.
 
Maga ozcura te busque en el face como Estefania Valentaine y mande mensajes a dos personas que aparecían …supongo no eras ninguna, de verdad te busque (ojala leas esto si aun sigues leyéndome)
 
Nos vemos pronto con el epilogo. 

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