Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Chilanguitos. por Linlim

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Saludos a Aniz, una nueva lectorcita.
 
Si estas aquí, gracias por leer, pero sobre todo agradezco a todos aquellos que se tomaron unos minutos para dejarme  un review, no tienen idea de lo bien que me hicieron sentir, si bien lo hice por convicción, la mano que tomo la mía para escribir fueron sus reviews, como cuando éramos niños y la maestra tomaba nuestra mano para guiarnos, aunque las letras fueron mías, sus lindas palabras fueron mi aliento para continuar. 
 

Nataly  cumplí tu petición, apareces en el fic jeje, Feliz cumpleaños atrasado, espero te guste.

 

Recuerden que la advertencia era la muerte de un personaje…
 

 
Se encontraba parado frente a un zaguán que en algún tiempo fue blanco, observaba  las cascaras de pintura  como se abrían por causa del salitre dejando ver el herrumbre, igual que el bajo esa capa de indiferencia tras estos años sentía desnudar sus sentimientos: Tenía miedo, no del que te hace luchar o huir, sino del que duele.
 
Era un día caluroso tan diferentes a los anteriores, esos habían sido grises, nublados, desalentadores o tal vez eran sus  sentimientos proyectados al clima, pero ese día parecía sonreír a través de  los rayos de sol.
 
Tenía algo de hambre y esa sensación traía a su  memoria días pasados donde el hambre era el menor de sus  males. Se encontraba a un lado de  la entrada del refugio esperando a que saliera Pablo. Tenía miedo, era seguro que ese día el menor egresaría por la edad, pero no sabía cuales eran sus planes, sus expectativas de vida,  ni en que horario saldría o si dentro de su plan de vida el tendría cabida, tal vez era parte de un pasado tormentoso del cual no querría saber nada. Habían pasado dos años y un mes y dos semanas y u día, eran contados con tanta precisión que  los números eran dolorosos.
 
Lo vio Caminar hacía la puerta y detrás de el lo seguía un hombre moreno muy alto de cabello castaño claro,  vestía un pantalón café claro y camisa celeste, de facciones muy masculinas y atractivas, traía una pequeña maleta cargando y un brazo extendido hacía el hombro de Pablito. Lo reconoció,  era Roberto , el amigo de Edwin, el  médico del dispensario, una punzada de miedo o celos  se apoderó de su pecho, trato de esconderse tras una gruesa columna de la barda, tal vez había cometido un error al ir, tal vez debería irse para no importunarlo.
 
Lo vio asomarse viendo a ambos lados de la calle a través de los barrotes. Con dificultad pudo distinguir su perfil, pero lo sabía, lo intuía, no quería equivocarse, pero parecía buscarlo, camino con calma acercándose al portón. Las piernas le temblaban sin poder evitarlo, sentía que respirar era difícil, las manos sudorosas fueron escondidas en los bolsillos para no delatar su nerviosismo. 
 
Los ojos grises. Los ojos negros. Se encontraron y se hundieron en ellos. La chispa que detonó  el estallido de emociones: alegría, tristeza, sorpresa, ansiedad.
 
-¡PEDRITO!…veniste- Tomó  sus manos  que estaban agarrando los barrotes de la puerta y comenzó a acariciarlos.
 
-Tranquilos chicos, dejen que abra la puerta- Pasó una mano por la espalda de el Güero acariciándolo.
 
-Mmmg- Gruñó un poco, se  sintió  un poco incomodo y celoso. Era demasiado amable ese tipo con Pablito.
 
Quitó el candado que tenía la cadena que cerraba la puerta, le traía recuerdos, tal vez no era el mismo, pero le evocaba la última vez que vio al rubio y que permitió su separación, era un símbolo y no la causa. Una vez abierta la puerta  y de inmediato   Pablito se aventó a sus brazos.
 
-Bonito te extrañé tanto- El Chilango rodeo con sus brazos el cuerpo menudo, como una enredadera se aferra a el árbol que la cobija. Las lagrimas de ambos de unieron mientras el besaba sus mejillas y Pedro  se  dirigió a sus labios, estaba sediento de ellos,  no verlo todos estos meses había sido una tortura, para el, para ambos, era un beso desesperado, angustiado, pero lleno de amor, de esos que das con tantas ganas que lleva inscrito el mensaje, era un te amo sin palabras. Con ese beso le contaba  todo lo que le había sufrido ante la distancia, que todas las noches había  llorado su ausencia, con ese beso trataba  de decirle  que el era la parte que le  complementaba, que sin el su vida carecía de sentido, que sin el no hay vida. Fue un beso un poco torpe por la necesidad, por la demora, por el ansia. Se  separaron  sonrientes y se  abrazaron  para casi ser solo uno.
 
-Pedrito no puedo respirar, me aprietas mucho.
 
-Lo siento Bonito es la emoción- Dijo mientras aspiraba los mocos que se habían acumulado por culpa de las lagrimas derramadas.
 
-Bueno chicos, pueden irse, si necesitan algo no duden en buscarme y tu Güero no se te olvide lo que hablamos- Pablito corrió a abrazar a Roberto, este le dio un beso en la frente mientras despeinaba su cabello.
 
-Y tu no olvides lo que hablamos eh Roberto, no seas orgullos- Se separó de el y camino hacía el Chilango, lo  tomó de la mano y volteo  para decir un adiós con la mano. –Gracias por todo.
 
El Chilango comenzó a caminar algo molesto y la cabeza agachada, las  inseguridades hicieron temblar su corazón.
 
-¿A donde vamos Pedrito?
 
-A un lugar.
 
-¿Estas enojado?
 
-No.
 
-Si lo estas- Me dijo sonriendo.
 
-Muchas confiancitas no se te hace…
 
-El nos ayudó mucho.
 
-Mmm.
 
Se acercaron  a la parada del autobús. Se sentaron, esperando pasara.
 
- Sabes, el fue novio de Edwin.
 
-Con más razón me dan más celos.
 
-¿Entonces  estas celoso?
 
-¡Claro que si! Solo mírate.
 
-¿Que tengo?- Lo miro confundido.
 
Estaba vestido con pantalón de mezclilla azul oscuro, se notaba que al tener una mejor alimentación su cuerpo estaba mas desarrollado, hasta  se le notaban le habían crecido las   pompas, que lucían ante el jean ajustado,  una camiseta roja con mangas  que ajustaba a su cuerpo, no era grande ni pequeña pero le hacía ver su figura, su vientre plano, su piel blanca resaltaba aún mas con ese color. Su cabello rubio se veía mas brilloso, un poco largo,  su cara tenía unas mejillas sonrosadas y sus labios rosas se antojaban mas, sus ojos grises se veían mas  vivos y alegres. Incluso había crecido unos centímetros. Estaba tan…Bonito.
 
-Con esa ropa te ves…
 
-¿Cómo me veo?
 
-Mas bonito- El ahora estaba mas guapo, creyó ya no lo  necesitaba, definitivamente si el prefería a Roberto  no tendría mas remedio que dejarlo ir aunque su vida terminara con ello, eso creyó el, pensó que si había iniciado  sin nada, la vida no podía quitarle lo que nunca tuvo y es que la inseguridad le  generaron  pensamientos de derrota anticipada. Alguien decía: “Muchas carreras se han perdido antes de haberlas corrido”.
 
-Tú me ves bonito, no es la ropa- Le dijo abrazando el brazo del Chilango y recargando su cabeza en el hombro de este.
 
-Te ves feliz y es por ese Roberto- Dijo algo dolido sin querer.
 
-¡Por ti tontito! Señor cara de papa.
 
-¿Por qué cara de papa?
 
-Por algo que vi en una caricatura que nos proyectaron, pero eso no importa y Roberto  me quiere…
 
-Ya lo se, se notó, no tienes que decírmelo y lo entiendo, creo que  pensando mejor  que en lugar de tomar un autobús deberíamos de regresar, si quieres estar con el no te sientas a estar obligado conmigo.
 
Se levantó  cargando  su maleta para caminar de regreso.
 
-¡No, claro que no quiero regresar!, además no me dejaste terminar, en primer lugar, Roberto está enamorado de  Edwin que se supone iba a trabajar en el refugió junto con el , pero prefirió irse a México, este quedó dolido por la partida de su novio y terminaron y ahora Edwin quiere regresar como lo habían planeado desde el principio, pero aunque aún lo ama, quiere hacerse del rogar, en el momento que Roberto le de el si, Edwin regresa, el no esta interesado en mi, me quiere como una especie de hijo.
 
-Ahhh entiendo que por eso le dijiste que no fuera tan orgullos, pero…¿por qué? te dijo que lo pensaras- Lo miró con miedo.
 
-Porque Roberto quiere adoptarme, como hijo, así tendría papeles para poder entrar a la escuela, hay unos abogados que los asesoran de manera gratuita en los tramites que se hacen en el albergue, ellos me ayudarían,  pero le dije que quería primero contártelo a ti. Dice que con mis papeles en orden podría estudiar, que soy inteligente,  podría hacer un examen que me acredite la primaria y obteniendo el papel podría entrar a la secundaria, por mi edad ya no entro a la escuela normal pero entraría a la abierta los sábados y entre semana hay una escuela que capacita para el trabajo me gustaría algo de costura, tal vez podría ser un sastre ¿no?
 
-Tu puedes ser lo que quieras, hasta un ángel- Pasó su brazo por su cintura para acercarlo  y darle un beso en la frente, avergonzado por la escena que acababa de hacerle. Los celos suelen generar arrebatos muchas veces innecesarios y hasta histriónicos.
 
Sabes Roberto tambien  me dijo que me consiguió trabajo con un amigo al que le tiene mucha confianza para ayudar a limpiar  y lavar trastes en un pequeño restaurante. Todo pinta a que las cosas van a salir bien ¿verdad?, como diría Don Domec, con decisión y coraje –Hizo una seña cerrando el puño en símbolo de lucha.
 
-Si, pero no seas irrespetuoso con el ñor que ya murió ehhh y  párate que ya viene el autobús- Se  subieron de prisa y se  sentaron  en la parte de atrás, le paso el brazo por los hombros y le dio un beso rápido en los labios, el sonrió apenado pero se acurruco en su pecho, se había dado cuenta que en esta ciudad la gente era mas abierta a este tipo de expresiones, por eso no le importó mimar al menor. Aun cuando se sentía un poco limitado por el tiempo de separación, no estaba seguro como se debía comportar.
 
-¿Sabías que el Boss fue asesinado?
 
-No, ¿quien te dijo eso?
 
-Roberto, que a su vez le dijo Edwin, parece ser que un tal Gabo lo traicionó a la mala por quedarse con su zona, compró a su gente y le dieron una emboscada, el único que lo quiso proteger fue el Chiquilín, pero los otros eran mas, los balacearon aunque según  se dijo que fue un secuestro frustrado y que los secuestradores huyeron, pero que en Tepito todos sabían la verdad, aunque no se dijo nada.
 
-Pinche Chiquilín daba todo por el Güey ese.
 
-No hables así de los difuntos…después de todo…pago ya lo que hizo- Una ráfaga de recuerdos vino a su mente, por los daños,  pero era ferviente creyente que de no ser por eso no conocería a Pedro, su Pedrito. Se recargó mas hacía el.
 
-Así que el Gabo se quedó con todo.
 
-Eso es lo curioso, porque no fue así, ¿que no ves las noticias?-
 
-Con trabajo duermo.
 
La vida era muy dura para el Chilango. En la madrugada, desde las 5,  trabajaba de cargador en el mercado, cuando llegaban los camiones a descargar, lo que hubiese, pescado, verdura, flores,  a todo le entraba, eso le hacía tener brazos fuertes y ni panza hacía pues la mayor parte de su energía ahí se gastaba. Después a las 7 de la mañana trabajaba en una zona de fondas cerca del Malecón trayendo turistas para que comieran ahí, tenía un sueldo no muy bueno pero algunos  clientes le daban propinas, además le daban  gratis el desayuno y la comida, ahí se la pasaba tranquilo y aprovechaba a vender recuerdos, decía que había que aprovechar el tiempo, llaveros, lapiceros, conchitas, lo que su delantal podía cargar.
 
Dormía un rato en las tardes para luego en las noches trabajar en un bar de mala muerte, de mesero y de sacaborrachos, lo que se necesitara, con un sueldo algo escaso, pero lo mejor eran las propinas que en especial le daban los “pasados de copas” (era un mejor título que borracho), claro que nunca les robaba, solo sino lo daban por voluntad el  tomaba lo que por derecho le correspondía , algo así como el  15% de lo consumido, en eso se había vuelto experto matemático , aunque siempre le daban de mas las cuentas y nunca de menos,  ottras veces las “chicas” que trabajaban ahí, si las defendía o a la salida las ayudaba a llegar a sus casas le daban otra propina, a veces en efectivo a veces en especie, algunas les querían pagar con “cuerpomático” pero ahora estaba consciente de las enfermedades, así que siempre agradecía que mejor le dieran un billetito. 
 
Para el Chilango era sorprendente como el Doña Carlota, la dueña del bar dejaba que las chicas que fichaban al terminar su turno podían irse con algún cliente si lo deseaban y no le pagaban  nada a ella , evocando la diferencia del trato e la Almendra con las chicas que trabajaban en su burdel, a lo cual el Trilobite , le explico que en una sociedad neoliberalista el usufructo generado por el proletariado era propiedad de la clase burguesa por la relación explotadora existente  entre ellos, pero que en este caso era justo , pues las muchachas al ser dueñas de los medios de producción y por ende de la fuerza de trabajo, la plusvalía generada debía ser totalmente propia, a lo cual el Chilango no entendía  nada pero supuso que debía ser la pura verdad  si la decía el joven que era un estudiante de Antropolgía, al inicio el Chilango  pensó que por eso trabajaba en un antro. Al joven todavía le faltaban dos años para salir, según le relató, por eso aun ,mas lo admiró, debía saber tanto. 
 
El tipo trabajaba  un cuarto de tiempo en el bar, que si no lo corrían a pesar de que había temporadas en las que no asistía , era por su labia y enorme poder de convencimiento hacía la dueña, vaya usted a saber porque estimado lector, pero prefiero que usted se lo imagine, no quiero poner palabras de mas.
 
Regresaba para dormir unas horas y empezar la rutina, solamente los domingos no iba al mercado y un día a la semana le daban descanso en el bar, lo único que hacía era dormir, ni tele tenía. Hoy era domingo y había pedido permiso en la fonda, solo le descontarían el día, después de todo nunca faltaba.  Estaba tan absorto en sus  pensamientos que casi se le pasa donde se iban a bajar, era una zona alejada del centro, algunas calles estaban aun sin pavimento.
 
-Ven aquí es. Se paró  a tocar el timbre para que el chofer parara. Se baje y ayudo a Pablito cargándolo cuando estaba en el escalón. El menor sonrío por el gesto.
 
-Vamos, sígueme no está lejos- Habían viajado unos 45 minutos -No me terminaste de contar del Gabo.
 
-Estabas tan metido en tus pensamientos que no quise interrumpir.
 
-Anda , suelta el buche.
 
-Pues hubo una redada en la zona por el comandante de la delegación y lo acusaron de distribución de drogas y tratante de blancas, en las noticias dijeron que fue un duro golpe a la delincuencia organizada.
 
-Con razón, el Gabo no pudo comprarlo-Recordó la conversación del Boss y el Gabo donde decían que no podían comprarlo y el había dicho que no importaba si tenían gente dentro de la policia, es curioso como a veces la pequeña bola de nieve puede provocar un alud, pensó que realmente aun había gente honesta e incorrupta y eso le hizo feliz, pues hubo justicia para todo aquello que vio en esa enorme casa,  pero era el pasado que no quería remover y mucho menos contar al menor.
 
-No entiendo.
 
-No importa, después de todo si hay gente honrada en la policía, ahora falta y lo suelten, en fin llegamos.
 
-Ok, ¿a donde?
 
-Ya veras, ven- Entraron a una cuartería, había dos pequeños departamentitos a cada lado y uno en el fondo, con en el centro tres lavaderos, unas escaleras que conducían a un segundo piso distribuido de la misma manera, todo era de color  naranja claro, las herrerías eran blancas y los barandales también, frente a algunos departamentos los barandales tenían macetas con flores de colores, contrastaban con el verde de las hojas,  enhiestas y bien cuidadas,  algunas puertas estaban abiertas y se escuchaba el murmullo de la gente que vivía, llantos de niños, música salsa en algún radio y alguna licuadora trabajando. Se denotaba la alegría de los habitantes, es como si el lugar tuviera vida y una muy feliz. Subieron las escaleras mientras el observaba todo, solo esperaba no decepcionarlo. Se quedó parado en la segunda planta.
 
-Bonito. Debemos seguir subiendo- Le siguió las escaleras antes de metal ahora eran de cemento rustico y conducían a la azotea, dos cuartos uno de ellos con solo repello gris, puertas de metal y ventanas del mismo material con vidrios transparentes. El otro cuarto era blanco con ventanas del mismo color, brillaba un poco por la luz del sol o al menos eso pareció ante sus ojos del menor. El Chilango se le quedó viendo esperando su cara de decepción. 
 
-¿Cuál cuarto es?
 
-Ven, lo jaló de la mano y lo metió a uno de ellos, por dentro las paredes lisas estaban pintadas de un azul muy claro, una cama sencilla  cubierta  con una sabana azul, dos almohadas acompañadas de un cojincito en forma de corazón rojo. Había suficiente espacio para caminar en el.  Un tubo en una esquina funcionaba como perchero para ropa del cual pendía pocas cosas del Chilango , tenía dos ventanas, una enfrente y una a lado, el piso era de mosaico blanco y estaba limpio.
 
-Cada uno se rentaba por separado, pero quienes ocupaban el de a lado eran muy sucios les pidieron el cuarto y lo arreglaron y pensé que sería buena idea rentarlo también.
 
-¿Dos cuartos ? ¿Dormiremos separados?- frunció el ceño.
 
Lo llevo al otro cuarto. Fue abierto con otra llave.
 
Era un cuarto con  las paredes recién reparadas pintadas del mismo tono naranja que los departamentos de abajo. Una mesa a un lado de la pared con un mantel de plástico blanco con flores rojas , había un pequeño florero en forma de cisne con una rosa blanca natural, en la otra pared, había una pequeña estufa de mesa de dos hornillas sobre una mesa de madera blanca, en la parte de abajo se miraba un pocillo de metal, un sartén negruzco , dos vasos y dos platos encimados,  un tanque  de gas redondo a un lado y en la pared del fondo recargado sobre una caja y aún envuelto en partes con plástico y  en otras con cartón que hacía darse cuenta que era nuevo, un pequeño refrigerador blanco.
 
-Mira-Lo abrió -Hay agua fresca y comida para calentar.
 
Las lágrimas de Pablito empezaron a caer escurriendo por su cuello.
 
-¿Porque lloras bonito? ¿está tan feo el lugar?, si me tienes paciencia, trabajaré mas duro y buscaremos un mejor lugar.
 
-Este lugar es perfecto… lloro de felicidad- La carencia te hace apreciar lo mas pequeño, pero sobre todo valorar, el castillo puede ser el cuarto mas pequeño y humilde si se esta con el príncipe azul y este  no necesita se el mas bello, pues el hombre amado es considerado el miembro mas importante sin portar que no sea parte  de la realeza, pues lo es para los ojos del enamorado.
 
 Se abrazó a el Chilango la calidez de su cuerpo, su cercanía le hicieron vibrar, lo tomo por el rostro y lo beso, al inicio fue un beso dulce, pero después se volvió mas ansioso, con mas ganas, exigente de algo mas.
 
-¡Por favor, hazme el amor!- Le dijo en un tono bajo y jadeante. En ese momento toda su sangre se fue a un solo lugar. Lo cargo y lo lleve al otro cuarto, a el colchón, que no había usado para no ensuciarlo y estrenarlo con el. Lo acostó con delicadeza.
 
-Primero besitos ¿verdad? Recordando la primera vez que lo hicieron, sabía que aunque sus instintos animales le pidieran poseerlo con prisa, el menor era delicado.
 
-¡Noooo!… primero encuérate…-Sonrió apenado y con los colores en el rostro- Pedrito fueron dos años de abstinencia a base de…
 
-Pura manuela verdad jeje.
 
-¡Pedrito!
 
Mas que raudo y veloz quitó la camiseta de Pablito  para después sacarse la propia,  aventándolas vaya a saber en que lugar, acarició su pecho, lamio sus pezones, arranco gemidos queditos, mientras seguía explorando su cuerpo, con la boca,  con las manos que eran pequeñas para abarcar tanta piel,   tiró de su pantalón y lamio  por encima de la ropa y después sin ella, anduvo entre sus piernas, levantó y exploró un poco mas al fondo, humedeciendo con su lengua, escudriñando ese espacio que hacía tiempo no había sido profanado, porque era solo de un hombre, porque seguía perteneciendo a Pedro, en la ausencia, en la distancia, en la incertidumbre, espero pacientemente por el, por decisión y convicción y no porque no tuviera opciones, porque a decir verdad las tuvo y las rechazó. El pertenecía a uno, a su Pedro, sin duda alguna, porque siempre confío en que llegaría, el siempre cumplía lo que prometía y el prometió cuidar de el.
 
-Pedrito no tienes vaselina- El menor respiraba con dificultad, lo quería todo de Pedro y ese todo era dentro de el.
 
Chilango lo miro pícaro mientras señalaba  un botecito que estratégicamente tenía en el borde de la ventana. 
 
-Y es sabor naranja ehh.
 
-Pedro ya, hazme tuyo… ¡ahora!- El Güero se levantó de la cama para jalar con la mano el cuello del Chilango para acercarlo a su necesitado cuerpo.
 
-¡Como ordene mi general!- Dijo haciendo un falso saludo- Porque su saldado ya esta firme-Señalando su animal, que en efecto ya estaba erguido y listo para el combate cuerpo a cuerpo, apuntando cual francotirador entrenado, aunque parecía que tenía una fuga, pues ya estaba goteando.
 
Untó unos dedos temblorosos que recordaron el camino que debían andar, el menor expuesto veía como el Chilango pasaba la lengua por sus labios mientras se encontraba en tan ardua labor, se mordía los labios y Pablo solo pensaba que su hombre era tan sexi y solo suyo. 
 
-Ya Pedrito…ya no aguanto mas, ya…ya sabes que…- Sus orejas rojas delataban la vergüenza y el ansia de esas palabras. 
 
Se rió de ese detalle y le alzó las caderas, Pablo colaboró  para que le  hiciera lo que debía hacer, estar dentro de el,  pese a todo, se esforzó en ser suave, no quería lastimarlo,  aunque  después de dos años y un mes y dos semanas y un día, fue difícil controlarse y aguantar hasta que el también disfrutara. Primero se lo hizo  lentamente y después fuertemente, un vaivén continuo hizo que llegara al clímax el menor y un momento después el, era prácticamente imposible durar mas ante el largo periodo de abstinencia por decisión. 
 
¿Que si Pedro había tenido oportunidades? Por supuesto, ya era un hombre de veinte años, mejor alimentado, mas limpio, creció un poco mas, estaba fuerte, aunque  seguía sin negar la cruz de su parroquia, pero como siempre hay un roto para un descocido, esa era Teresita, la muchacha que vendía antojitos  en el mercado donde el iba a descargar y a veces se le antojaba desayunar porque eran muy sabrosas las gorditas con salsa roja bien picante que hacía, era una muchacha llenita  muy amable, en algunas ocasiones lo invitó a ir a el parque a dar una vuelta  y el aceptó,  después de esa salida, fue su compañía oficial  en su día libre en el bar, y en una ocasión en  que lo invitó a cenar en su casa, se dio la oportunidad, después de unos besos, caricias tiernas y luego subidas de tono el trato, de verdad que trató pero no pudo, el animal de Pedro fue domado por los recuerdos del rubio.
 
 No era como el, no olía a el, no sabía a el, sus ojos no cambiaban de color como lo de el, su forma de respirar, sus labios no sabían a los de el y no pudo y de verdad que lo intentó y lloró y a fuerza de palabras, como toda mujer lo intuyó, había alguien y el Chilango habló, con esa necesidad vomitiva de sacar los sentimientos y temores que lo agobiaban, hablo de el, de  Pablito.  Le pidió disculpas a la llorosa chica, pero en la amplia nobleza, esta  entendió que el no era para ella y se conformó con su amistad, total los Chilangos ni le gustaban, arrastran mucho las palabras al hablar y parece que están cantando. 
 
Pedro se alejó de esos recuerdos, ya habría tiempo de contarle, pues estaba consiente que debía hablar con la verdad, porque cuando se duda, llega la desconfianza y se pierde la fe en el otro.  
 
Se quedaron besando un rato, hasta que sus labios enrojecidos e hinchados nos lo permitieron.
 
-Pedrito …Lávate.
 
-¿Qué?
 
-Lávate…tu animal…-Le señalo a el dedo sin uña que dormía plácidamente sobre su vientre bajo de Pedro, agotado por el momento.
 
-¿Por qué?
 
-Anda ve…-Lo empujo y  el Chilango no tuvo mas que obedecer. Se enrollo en una toalla y salió no muy convencido.
 
Cuando regreso, rechinando de limpio, el menor lo vio.
 
-Pedrito sabes…yo…yo quisiera…- El menor se notaba sumamente nervioso y algo colorado.
 
-¿Dime Bonito, que pasa?- Un Chilango preocupado lo miraba.
 
-Yo…yo…- No termino la frase y mejor actuó, porque lo que cuentan son los hechos no las palabras.
 
¿Sabe lo que sucedió estimado lector? ¡Que por fin Pablito sopló la vela del Chilango! que digo vela, su cirio Pascual, que si la felicidad fueran Juegos pirotécnicos Pedro hubiera parecido Torito de fiestas patronales con tanto cuete tronando. Pablito que pese a su nula experiencia en las felaciones, chupaba con tanto entusiasmo  como si quisiera encontrar el chicle en el centro de una paleta Tutsi-Pop  y el Chilango tenía los ojos de huevito cocido de tan en blanco que los ponía por el placer generado, su sonrisa estaba tatuada en su rostro que aunque lo intento no pudo evitar atragantar al menor con su esencia viril, el pobre rubio  solito tuvo que darse golpes en la espalda para calmar su tos, pues el Chilango duró en su viaje astral-orgásmico un buen rato.
 
Nunca se imaginó que ese día llegaría, se seguro esa moneda en la fuente le había cumplido su deseo. Ya mas relajado y agradecido abrazo al menor, lo recostó en su pecho mientras le acariciaba la espalda.
 
Sabes tenía miedo de que no quisieras venir conmigo…viviste tantas cosas difíciles que …pensé que al estar allá, ibas a querer alejarte de tu pasado…no se , tal vez me odiarías…era difícil vivir sin ti y con el temor de no volver a verte.
 
 
-Pues yo confiaba en que irías por mi- Pedro lo abrazó con fuerza. 
 
-Bonito a veces…era muy difícil, te extrañaba tanto… sabes tengo una amiguita, me la encuentro luego en el malecón, allí trabajo buscando gente que quiera ir a comer, una vez se me acercó, siempre me preguntaba que hacía y le decía que trabajaba y me hacía platica, ella es …no se especial , me hablaba como si yo le cayera bien, siempre me contaba de una caricatura que yo no entendía.
 
-¿Como se llama?
 
-¿Ella?
 
-Si y la caricatura.
 
-Nataly y la caricatura Naruto, pero yo la molestaba diciéndole que se llama Naputo…jeje siempre se enojaba, una vez me pregunto si estaba enamorado , le dije que si…fue raro, me decía que a quien yo amaba me estaría esperando, me preguntaba de ti, a veces le contaba cosas y ella decía que era muy linda mi historia y me animaba diciendo que me esperarías- Aunque omitió contarle la parte en la que ella se enojó y  que casi le saca los ojos cuando le contó lo que estuvo a punto de pasar con  Teresita. Lo regañó diciéndole que debía serle fiel a el Güerito y que lo iba a castrar si lo engañaba , solo de pensarlo le dolió…engañar al rubio…y también la posibilidad de castración. Ya tendrían tiempo de hablar.
 
-¿Un día me la presentaras?
 
-Si, se llevaran bien.
 
El rubio se sentó para mirarlo y acariciar suavemente el rostro, quería verificar si sus recuerdos guardaron el rostro de Pedro y constato que estaban íntegros. 
 
-Ya me baño todos los días eh.
 
-Jajajaja, pero aún hueles a ti-El rubio se agacho para olerlo.
 
-Tú también sigues oliendo a  jaboncito- Aspiro profusamente el Chilango.
 
-Cuando vayas al baño vas a ver que hasta shampoo me hecho, ese de rizos obedientes- Le dijo mientras tallaba su cabeza en su cara, haciéndole cosquillas porque casi lo traía a rape.
 
-Ven vamos a bañarnos.
 
-Deja que me ponga ropa.
 
-El baño es solo para nosotros, nadie sube-
 
Se dirigieron desnudos y sudados, tomados de la mano y con una toalla colgada en su hombro. Cabe decir que aún no habían satisfecho todas sus  necesidades, volvieron  a tener sexo, más fuerte, el recargado en la pared mientras el Chilango  desde atrás acariciaba su espalda. 
 
 Luego  cargándolo mientras el menor enrollaba sus piernas en su  cintura o debajo del agua, tanto amor guardado, no encontraba la manera de salir, perdió  la cuenta de los te extrañé que le susurró al oído del rubio. Ante el deseo de exploración, el kamasutra fue reescrito pese a la ignorancia de su existencia por parte de los jóvenes.   
 
Se  estaban  vistiendo cuando se volteó y le dijo preocupado.
 
-Oye debiste gastar mucho en estas cosas.
 
-No mucho, el colchón estaba en oferta lo andaban vendiendo unos poblanos en abonos, por eso es que esta bien cómodo,  la estufa y el tanquecito lo compré en la casa de empeño, aproveche cuando hicieron remates, lo que si me costó mas fue el refrigerador, pero yo te lo había prometido y lo que yo prometo lo cumplo, ya hasta tiene su lechita para que cenes antes de dormir, aunque ya te me adelantaste y te tomaste tu lechita calientita - Le dijo en doble sentido y el sonrió apenado.
 
-Pero a ti también te toco ración, no te hagas.
 
-¡Ah Bonito! si ya también las compones ehhh.
 
-Aprendí de ti. Sabes con el trabajo del restaurante,  no será mucho lo que gane  pero te ayudaré con los gastos y empiezo a partir del lunes, solo trabajaré hasta las cinco de la tarde.
 
-Pero bonito  tienes que ir a la escuela.
 
-Si, lo haré, pero como solo serán los sábados entre semana tendré tiempo, además eso será hasta septiembre, mientras tendré tiempo  para mantener nuestra casa limpia, porque ya se que tu eres bien desorganizado, te haré de desayunar, porque ya aprendí gracias a Doña Mati y  me dara tiempo al salir del trabajo de venir a  hacer la comida… porque seguro tu quemas todo  y además podré ir a ayudar a Roberto en  el  albergue. Me gustaría que compráramos cosas para nuestra casa, como macetas y tener flores, algunos trastes y quiero hacer unas cortinas….
 
Comenzó a hacer planes mientras miraba a su alrededor, la ilusión nuevamente se albergaba en el, en la pareja con  un futuro mas seguro.
 
-Aunque…bueno al albergue iré hasta dentro de una semana, quería estar libre estos días para estar mas contigo- El Chilango sonrió agradecido por ser una prioridad en la vida del rubio.
 
-Mira lo que hay adentro de esa caja, la dueña de la fonda donde trabajo porque ya no servía y  la iba a tirar porque se compró una nueva, pero se la pedí y  la mande a arreglar y quedó por ahí.
 
 En una esquina del cuarto se encontraba una caja que abrió con cuidado.
 
-¡Mi maquina! –Gracias, te amo- Lo abrazó y se quedó estático.
 
-Es la segunda  vez que me dices Te amo.
 
-Somos una pareja, es normal que te lo diga –Dijo con tanta naturalidad el rubio-  Casi desde que te conocí empecé a amarte, contigo me siento fuerte y capaz de luchar- Pedro sonrió  parece que tenía que adelantar los planes ahora que me sentía mas seguro. Eran pareja aunque nunca se  lo haya pedido.
 
Entraron al otro cuarto, Pedro calentó la comida que había comprado. Ese pequeño cuarto se sentía tan diferente, cuando otrora estaba vacio, en silencio, con la compañía del ausente, cuantas veces mientras tomaba una café a su mente venían los recuerdos del pasado a lado del menor, cuantas veces lloró , cuanto espero y ahora lo veía frente a el, regalándoles sonrisas, sabiendo que ese pequeño ángel le daba sentido a su vida y que jamás imaginó que lo podría amar, ahora estaba seguro. 
 
 
El tiempo se encogió, no alcanzó para contar las anécdotas que el menor contaba risueño. No alcanzó para contar sus sufrimientos, porque ya habría otros momentos para hacerlo. Ahora todo irradiaba felicidad y amor. 
 
-Bonito entro a trabajar a las 8  en un bar, pero antes de ir, quiero primero llevarte a un lugar- Le dio un beso y salieron. Le explicó  que autobús los llevaría y como debería regresar para poder quedarse  en el trabajo. 
 
Llegaron  al malecón cayendo la tarde, el cielo se tornaba anaranjado con listones amarillentos, la brisa del mar movía su cabello, las aves volaban a lo lejos, el sonido del mar rompiendo las olas, el momento  era precioso, auqnue lo era mas que nada por la compañía. El Chilango había dudado de lo que haría, se había sentido  inseguro de no ser lo suficiente guapo o bueno o con una condición económica estable que ofrecerle, pero ahora  sus palabras le alentaron a tomar esa decisión. El amor que le demostró el menor lo hacía fuerte.
 
-Es una bonita tarde Pedrito- A pesar de que los solían  llevar a la playa en varias ocasiones, nunca le  había parecido tan hermoso un atardecer.
 
-Bonito-Tomó  su mano y el lo  observó con curiosidad-Quiero hacerte una pregunta, pero si no sabes que responderme, no te sientas obligado, ¿esta bien?-
 
-Si, dime. 
 
-¿Quieres ser mi novio?
 
El menor lo  miró y asintió tantas veces que parecería que su cabeza se zafaría.
 
-Claro…si, no se porque piensas que diría que no…pensé que ya lo éramos.
 
-Solo quería que le pusiéramos nombre a lo que tenemos.
 
No le importó, el quería estar seguro de lo que tenían, si bien habían hecho mella en el las palabras del Trilobite. El le decía que en esta sociedad Neoliberalista, donde la ley de la oferta y la demanda,  hace que se comercie hasta con la especie humana, que el noviazgo no es mas que el preludio de compraventa de dos especímenes, cuyas características físicas y estatus determinan su valor de manera bidireccional, logrando establecer la pauta de un posterior cierre de contrato llamado matrimonio, que claro no era capaz de recordar en su totalidad las palabras de este, pero que seguramente debían ser ciertas si el joven llevaba seis años en la Universidad y aún no salía, eso solo podía  significar que era muy inteligente.
 
-Mira quiero darte algo- Sobre su mano puse un delgado anillo de plata con una pequeña circonia en medio. 
 
El chico miró sin estar muy seguro, para luego  abalanzarse  emocionado comprimiéndolo en un fuerte abrazo.
 
 -Ayyy duele Bonito.
 
-Perdón, me emocioné, pónmelo.
 
El anillo resbaló por su delgado dedo, alejaba su mano y lo veía, lo  miraba a el  y sonreía, parecía un niño.
 
-¡Si quiero!
 
-No Bonito…no es lo que piensas… es un anillo de promesa.
 
-¿No es un anillo de compromiso? Es que yo vi con doña Mati en un episodio de la Rosa de Guadalupe que eso significa el anillo.
 
-Es un anillo de promesa porque yo algún día…me gustaría tener un… un futuro contigo…ya sabes, tal vez casarnos…pero sino quieres…
 
-¡SI QUIERO!
 
-No Bonito, no debes responderme ahora.
 
-Pero si quiero casarme contigo.
 
-Eso aun no lo sabes porque…
 
-¡Que si lo se! ¡Yo te amo!
 
-¿Has tenido un novio aparte de mi?
 
-No.
 
-¿Te ha besado algún chico?-Le rezó a algún santo sin nombre, porque el no iba a la iglesia, ni a misa, pero eso si, el era muy católico, pero le pidió a San Sin Nombre que la respuesta fuera un  no, pero el si se había besado con alguien mas, así que no tenía derecho a juzgar…pero aun así tenía celos. Los segundos se hicieron eternos.
 
-No, yo no quería que nadie me tocara sino eras tú- Le contestó cabizbajo, recordó como un día se molestó  con un chico por intentar besarle la mejilla y como se fue a los golpes cuando se acercó demasiado a sus labios, porque esos labios ya ni eran suyos, eran de su Pedrito.
 
-Bueno, entonces no puedes estar seguro que me quieres a mi…aunque me duela- Mordió su labio sintiendo celos de lo inexistente- Eres muy joven, debes conocer a alguien o salir, solo has estado conmigo y luego encerrado en el albergue, debes estar seguro que…
 
-¡Estoy seguro!
 
-Por eso es un anillo de promesa, yo prometo esperarte el tiempo que sea necesario, cuando estés listo y hayas salido y vivido entonces yo cumpliré mi promesa y te daré un anillo de compromiso, uno bonito- Ese consejo se lo dio una las chicas del bar, porque su labor, nada tenía que ver con su madurez al pensar, ella era una mujer con sentimientos, se le antojaba el Chilango, sobre todo cuando un día abrió la puerta de los baños buscándolo para que sacara a un borracho y lo encontró en el mingitorio. Pero cuando le quiso pagar el favor con sus carnes, se enteró de la existencia del rubio y de su espera. En compensación por ayudarla con el borracho, le dio de propina un buen consejo. 
 
-El rubio abrazó su mano y con el índice acarició el anillo. –No lo escuches tu eres bonito- Miró al Chilango y dio un fuerte suspiro –No es necesario esperar, pero si lo prometes se que cumplirás.
 
 
-¿Nos casaremos en la ciudad de México?
 
-Aun no vamos a casarnos.    
 
-Pero cuando …-Se puso el dedo en la barbilla dubitativo de cómo haría la pregunta- si algún día…¿Nos casaríamos en la Ciudad de México?
 
-No, ahí  no regresamos ni de chiste, no se cuando, porque necesito trabajar mucho para ahorrar y tal vez me lleve años, pero te prometo que si estas listo… iremos a Quintana Roo a casarnos y allá será nuestra luna de miel, solo se paciente, confía en mi…pero aun no sabemos, deberás estar seguro- Le sonrió mientras se paraba frente a el y le acariciaba su barbilla.
 
-Siempre he confiado en ti, he creído en tu palabra y aunque somos muy jóvenes , hemos vivido  tantas cosas que nos hicieron ser adultos, soy feliz contigo, no necesito a nadie mas, seguiremos luchando…juntos Pedrito, algún día espero poder llamarte esposo- Sonrío con mucha seguridad.
 
-Pero deberán pasar algunos años antes de que ocurra eso.
 
El menor se sentís seguro, pero si iba a pasar… pasaría.
 
Lo beso tiernamente en los labios, no le importó se si los miraban o los juzgaban o los admiraban por el valor de besarse  en público, solo estaba seguro que todo lo que había vivido antes valió la pena porque se conocieron  y mejoró el rumbo de sus  vidas, todo el dolor y sufrimiento del pasado quedaba opacado por su  presente y un esperanzador futuro.
 
Se abrazaron, esperaban no soltarse nunca. Pedro susurró al oído de Pablo.
 
-Te amo- Era la primera vez que se lo decía de frente y no al aire, no en la mente, esta vez era real. Pablo dejó correr una lágrima de felicidad.
 
-Ya lo sabía-Le dio un beso que casi no lo fue pero lo fue.
 
 
-Quien diría que podían tener una  vida feliz estos Chilanguitos.

 

Fin.
 
 
 
 
 
 

Notas finales:

Jo Jo Jo ¿los asuste? La advertencia de muerte era por el Juguis, esperó que por la bromita no se hayan ido sin leer.
 
En México a pesar del machismo imperante, el matrimonio homosexual es legal varios estados, aunque aún es un tema tabú, la gente acepta mas  esta situación en comparación a décadas anteriores, los comportamientos de las parejas son más abiertos sobre todo en las ciudades.
 
Realmente tengo fe y esperanza de un México mejor. Hay mucha maldad, pero también hay mucha gente muy buena. A veces con acciones tan pequeñitas podemos hacer mucho por nuestro país, la comida que ya no quiere nadie en casa o la ropa que aprieta  o ya está fuera de moda o gastada,  regálala, siempre habrá alguien en  la calle con hambre o  durmiendo tapada con periódicos y bolsas. Tus zapatos se gastaron y te dan pena, déjalos temprano en la basura para que el pepenador se los lleve,  a  el seguro  le sirven. 
 Regala un peso al que pide, no te hace mas pobre, gastamos mas en recargas de celular y coca-colas.
 

Hace unas semanas mientras caminaba, pensaba en que les pasaria a la pareja muchos años después... Imagine...pero no se, tal vez les diga, no se, tal vez seria cansado para el.lector, aun no se por el momento ya la dejo por terminada.


Agradezco a quien me acompañaron  hasta aquí. Mi historia era de 10 capítulos +1 epilogo….y ya porque estoy a punto de llorar.
 
Besos y abrazos. 
 
 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).