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Chilanguitos. por Linlim

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Notas del capitulo:  
En el capitulo 6 mencioné algo de el personaje  Doña Trini que aunque no es real, la idea la tome de un chico de la calle que iba a un Mercado “X” por las tardes esperando le regalaran la comida que sobraba de alguna fonda. Lo menciono ahora porque no pude editar el capitulo para poner esta nota que olvide agregar.
Como ya hacía muchos días de rutina, esa mañana  fueron a la fonda de Doña Trini y mientras desayunaban se dirigió nervioso hacía la señora.
 
-Doña Trini le quería pedir un favor-
 
-¿Querías o quieres? –
 
-Jeje  ay Doña Trini va a ver – Armándose de valor le dijo- Quisiera que me diera el dinero que me ha estado guardando.
 
La señora lo miró seria.
 
-Mira Chilango, es tu dinero y yo solo te hago el favor de guardártelo, pero me siento con la obligación de decirte que lo cuides, es fruto de tu trabajo, el dinero es agua en manos inexpertas-  
 
La señora hablaba mientras echaba una tortilla en el comal.-Espero no termines gastándolo en esas cochinadas que se meten para drogarse-
 
-No Doña Trini como cree, ya tiene varios días que no toco nada de eso, se lo juro por esta- Decía mientras besaba una cruz formada por sus dedos.- ¿Verdad Güerito?-
 
-Si Doña, nada de nada, se puso un poco loco, pero hoy ya está mejor- El Güero ya hablaba con más confianza.
 
-Lo voy a lograr Doña Trini, va a ver que si- Dijo el Chilango  mientras se engullía una quesadilla de flor de calabaza.
 
-Me da gusto chamaco, veo que el Güerito te trae cortito-  Doña Trini sonrió y con la cabeza señaló al menor.
 
El Chilango se sintió un poco apenado, no sabía que se imaginaba doña Trini y es que realmente  no sabía que tipo de relación tenía con el Güero, pero  solían besarse en la oscuridad de la vieja construcción antes de quedarse dormidos, esos besos eran mas adictivos que el solvente que solía usar pero ms tranquilizantes , pues le hacían sentir que volaba mas alto , pero estaba seguro que eso no lo sabía la señora.
 
-Es que quiero rentar un cuarto, ya no podemos seguir viviendo en cualquier lado-
 
-Uyyyy alguien anda buscando nidito de amor-
 
El Güero al escuchar esto se atragantó con el último bocado de su torta de tamal pero rápidamente el Chilango empezó a dar golpecitos en  su espalda.
 
-Ya doña Trini, vaiga a hacer que se atore,  no ve que lo chivea. Lo que pasa es que es peligroso, algo podría pasar- 
 
-Pues si hijo, ya la vez pasada te lo dije, ese niño peligra en la calle, veo que estas madurando y eso es bueno. Esta bien, aquí no tengo tus centavos pero date una vuelta mañana para que te lo traiga. 
 
Mira hay una cuartería en donde vive mi Prima  Mari, precisamente antier que la fui a ver porque me enteré que traía alta su presión y le lleve a sus sobrinos para que la visitaran  y platicando dice que hay un cuarto que se acaba de desocupar  donde vive su comadre, es hasta la azotea pero no pierdes nada con que vayas a ver, dice que sacaron a una señora porque dicen que se dedicaba a la vida galante y siempre que llevaba señores estos hacían escándalo porque tomaban, los vecinos se quejaban mucho, dicen que un día…-
 
-¿Pero donde es Doña Trini?- Le cortó la platica pues le urgía tener un lugar y sinceramente prefería no saber de la prima Mari. 
 
-Mira te digo mañana que le pregunte bien a mi Prima-
 
Se despidió y se fueron.
 
 
 
 
 
 
 
 
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Después de vagabundear y ya encontrándose en   la vieja construcción, el  Chilango se encontraba un  poco ansioso por el abandono del solvente, afortunadamente su uso no era tan frecuente e  intenso como antaño,  a pesar  de sus condiciones de vida , que si bien al principio cuando mas joven lo uso con mayor constancia, había disminuido con el paso de los años, pero aun así  la factura se la estaba pasando. Pero su necesidad de proteger al menor le daba bríos a  su fuerza de voluntad.
 
El mayor yacía  recostado sobre las piernas del menor que le pasaba las manos por su rostro con delicadeza para tratar de calmarlo.
 
-Tranquilo, estarás bien-
 
-Si, lo se, es que me siento nervioso, pero duérmete ya-
 
-No, cuidaré de ti-
 
-No te preocupes, es mejor que este yo despierto, porque soy el que debe cuidar de ti-
El rubio se sonrojaba, nadie le había dicho ese tipo de cosas, ni mucho menos demostrárselo, era la primera persona que realmente se interesaba en su bienestar. Siempre recibía dádivas y de muchas personas, pero todas eran eventuales, ni su madre se había dedicado a el, era un estorbo en su vida o al menos esas eran sus palabras.
Se recostó sobre los cartones, estiró el brazo del Chilango y se acomodó en el a modo de almohada, quedando sus cuerpos de frente.
 
-Gracias por cuidar de mí-
 
-Lo hago con gusto, ya veras que en dos o tres días ya tendremos un lugar donde vivir, no creo que pueda darte mucho, pero al menos tendremos un…pos un…ya sabes llegar a algún lado- El rubio sonrió.
 
-No deberías gastar tus ahorros, podemos seguir viviendo aquí es gratis-
 
-No, aquí corres peligro, no quiero que te pase nada-
 
-No debes sentirte obligado de cuidarme.
 
-No digas eso Bonito, lo hago porque quiero hacerlo, yo te lo prometí y lo que digo lo cumplo-
 
El rubio sintió que su rostro ardía en vergüenza por como lo llamó el mayor.
 
-No soy Bonito-
 
-No, tienes razón-
 
-…- el menor se sintió decepcionado.
 
-Eres más, eres hermoso-
 
Esto lo hizo sentirse mas apenado. Se acurruco en el brazo del mayor bajo y colocó su frente  en el pecho de este .
 
-No merezco todo lo que haces por mi-
 
-Mereces eso y mas, ahora tú eres mi familia y yo soy la tuya, ¿Ter parece?
 
El menor asintió, su corazón latió rápidamente. Le dio un beso rápido en los labios del Chilango, este sonrió y beso la frente de el rubio, sus ojos,  y finalmente sus labios, tal vez sabrían a desayuno o algún otro sabor combinado, pero cuando se está enamorado, los olores y sabores se perciben de manera diferente, aunque el Chilango aún no estaba consciente de esos sentimientos, solo se dejaba llevar.
 
La ilusión, el sentirse acompañados,  el cansancio o tal vez una bendición que le debía la vida hizo que se durmieran rápida y plácidamente.
 
 
 
 
 
 
 
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Al día siguiente  después de sus labores en el mercado, se dirigieron con prisa a ver a Doña Trini.
 
-¿Buenas Doña, me tiene mi encargo?
 
-Claro hijo y te traigo la información de mi Prima Mari, le hablé por teléfono, ya me contó bien el chisme…- La señora golpeaba con fuerza la bola de masa para hacer una tortilla.
 
-¿Donde es Doña?, es que queremos ir para que no nos ganen el lugar-
-Uy que prisa tienen- Río picara.-Mira lo escribí en  un papelito con la dirección para que no se me olvidará, está algo lejitos pero está muy barato, dice que el lugar quedó un poco feo, ella lo vio porque ahí vive su comadre Rosa, la madrina de su hijo mayor y lo llevo para que le diera flores  porque cumplió años, esta la llevó para que viera el lugar como lo dejaron, la mujer dicen que…- 
 
Doña Trini contaba la historia con un dejo de asombro, Pedro se encontraba desesperado y el Güero solo reía por la historia, se le hacía muy graciosa la forma en que Doña Trini hablaba haciendo cambias en  el tono de la voz y las gesticulaciones.
 
Después de escuchar la historia completa interpretada por Doña Trini, que se la contó su prima Mari a quien se la contó su Comadre Rosa que se  la contó el casero de la cuartería, se dirigieron al lugar, algunas cuadras caminaban de prisa, otras lo hacían jugando carreras, otras mas lo hacían caminando imaginando como sería el lugar.
 
El Chilango llevaba sus pocas pertenencias en su mochila y sus muchas ilusiones en el corazón.
 
Cuando llegaron a la vieja vecindad preguntaron a unos niños que jugaban en el patio por el portero, le señalaron un cuarto de la entrada.
 
-Buenas- habló Pedro. Después de varios llamados, un señor de mediana edad, gafas gruesas , chaleco gris tejido sobre una camisa beige y pantalones café oscuro salió.
 
-Venimos a preguntar  por un cuarto que está en renta-
 
Los miró de arriba abajo
 
-Esta rentado-
 
-¿Que paso?, no porque me vea mugroso crea que no podré pagar-
 
-¿Traes dinero?, pido depósito y renta-
 
-Seguro, pos por eso vine, no discrimine-
 
El señor pasó la mirada del Chilango al Güero
 
-A ver muéstramelo-
 
-A ver primero enséñeme el cuarto-
 
Los dos se miraron a los ojos y sostuvieron la mirada. El rubio miraba todo atento.
 
-Si me haces subir a lo puro tonto te vas a acordar de mi escuincle- Lo miro con desconfianza. –Síganme – pasaron por unos cuartos mal pintados, los baños en el centro del patio olían mal, subieron por escaleras de cemento cuyos escalones estaban despostillados, pasaron un piso que estaba en las mismas condiciones que el anterior, la ropa tendida en los barandales, macetas con plantas marchitas porque alguien olvidó echarles agua, parecían gritar tristeza en el lugar, subieron un piso mas maltrecho que el anterior, había algunas grietas en algunas paredes.
 
El Chilango miraba preocupado al menor, tenía miedo de decepcionarlo. 
 
El Chilango  vivió en la misma vecindad toda su infancia, nunca se preocupo de la renta pues su mamá con su trabajo de lavar ropa ajena  lo pagaba, los últimos tres años de su vida vivió en las calles así que era algo que no le inquietaba, de vez en cuando algún amigo le daba asilo, así que era la primera vez que sería el sustento de una casa.
Por fin subieron por una última escalera que daba a la azotea, y no tenía barandal y estaba en peores condiciones que la anterior, cemento desboronado de los escalones se apilaba en cada uno de ellos, el cuarto era en la azotea, había alambres, bolsas con basura, cachivaches viejos, algo de madera humedecida.
 
-Pues aquí es- El escenario era deprimente.
 
Señaló un cuarto de block sin repellar y un techo de lámina herrumbrada en partes.
 
-Pasen para que vean- Pedro se paró tras el rubio y entraron, al pequeño cuarto.
 
-Esta semiamueblado- Dijo el casero.
Tenía un colchón mugrosiento y oliendo a húmedo, a un lado había   una parrilla herrumbrada 
 
El piso era rústico y húmedo, por la lámina llovía rayos de sol que la atravesaban  iluminando el lúgubre lugar, pareciendo recordar las películas de terror donde el monstruo salía del cuarto abandonado. Aún sin seres fantásticos visibles, daba el mismo miedo que en las películas, pues parecía que con un estornudo las paredes podrían ser derribadas.
 
-Vamos afuera para que vean que tiene baño privado-
 
El  baño  estaba afuera  a unos metros del cuarto, cerca de los  lavaderos, al entrar al cuarto hecho de cemento (por no decir malhecho de cemento)  la taza aún tenia rastros de la digestión de alguien enfermo, a un lado la regadera que en alguna francachela perdió parte de su anatomía y solo conservaba el tubo que al final tenía  una lata de leche con hoyos que  la auxiliaba. Las paredes mohosas de diferentes tonos de verde formaban grecas amorfas.
 
-Los lavaderos se comparten con los del tercer piso, aunque algunos prefieren los del primer piso. Curiosamente estos estaban mas lisos que el piso del baño, probablemente mas que tallar ropa la acariciaban, por eso resultaban poco útiles aunado al montón de ropa mojada y poscaguada que lo ocupaba que quitaban las ganas de lavar. –
 
¿Qué les parece?-
 
El Güero y el Chilango se miraron.
 
-¿Cuánto pide?-El menor cuestionó.
 
Después de que el casero dijo el precio, empezó el regateo, pero no con el Chilango que desconocía como se pagaba una renta, sino con el menor que había cambiado tantas veces de vecindad que sabía el procedimiento.
 
-Mire, antes de entregar un cuarto lo arreglan y este no ha sido arreglado, seguramente porque tiene poco tiempo que lo dejaron, usted gana porque rápidamente se rentará…-
 
-Aquí los cuartos se rentan rápido-Contraatacó el casero de manera altiva.
 
-Si, pero aún así tendrían que arreglar el cuarto lo cual implica pagar, luego los albañiles  tardan un poco en hacer las reparaciones para tener un mayor sueldo  y hace que los cuartos tarden mas en estar listos,  la renta corra días mas tarde, en cambio si nos da el cuarto así, debería ser menos costoso, además que el precio que  nos dió usted sabe que no lo vale por ser de azotea, tal vez sea el valor de los cuartos de abajo-
 
El casero miraba con atención.
 
El rubio había aprendido a hacer perfiles de los caseros a lo largo de su corta vida pero amplia experiencia en mudarse, por su vestimenta y arrogancia debía de ser de esos que se sentían administradores de mayor grado, donde el dueño solo pasaba a recoger el dinero recaudado sin importarles los detalles engorrosos de los inquilinos, por tanto quien toma  las decisiones es  el casero, decidiendo quien debía ser desalojado o a quien podía rentar, cuanto eran lo que se destinaba en  gastos en las reparaciones y cuando se hacía esto le permitía tener ciertas ganancias personales. 
 
-Además por lo que se ve en la basura carcomida hay ratas ¡imagínese que le cae salubridad! Porque alguien que venga se queje por el alto costo y las condiciones antihigiénicas y de coraje los acuse con ellos.
 
El Güero sabía claramente el temor que los caseros le tenían a salubridad al vivirlo en una cuartería a la que llegó y el dueño que aparte era taquero criaba cerdos junto con una manada de perros ¡Sabe Dios con que razón! y al llegar salubridad ellos fueron desalojados y el Dueño pagó una alta multa.
 
-Solo denos lo que iba a usarse para limpiarlo, algo de pintura y nosotros lo hacemos gratis y empieza hoy a correr la renta… ¿Qué le parece?-
 
-Eres listo Güerito-
 
Después de una nueva discusión y negociación, cerraron el  trato pagando la renta y deposito no sin antes exigir los recibos correspondientes.
 
-Bueno ahora es su nueva casa, bajen para que les preste unas escobas, les de detergente y cloro, ah pero me lavan bien en el baño ehhhh-
 
-No se le olvide la pintura y las brochas-
 
-Son unos aprovechados, pero está bien, también les daré unas trampas para ratones-
El tipo se dio la vuelta y bajó las escaleras, dejando solos a los jóvenes.
 
-Aparte de Hermoso eres re´ abusado- El mayor le sonrió mientras le acariciaba con algo de torpeza el rostro. El rubio sonrió apenado.
 
-¿Qué te parece?- Preguntó el Chilango dudoso.
 
-Me parece muy bien, por fin tendremos un hogar – Respondió el rubio con una amplia sonrisa en el rostro.
 
Notas finales:  
En México el taquero que cría perros es una leyenda urbana.

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