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Chilanguitos. por Linlim

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Notas del capitulo: Recuerden que el Chilango se llama Pedro y el Güero Pablo.  

 

 
Raudo y demandante el rubio mandó a el Chilango a pedir los objetos necesarios para realizar la limpieza, mientras el se puso a acumular las bolsas de basura regadas por doquier.
 
Una camiseta que descansaba en el lavadero no se sabía era de camuflaje militar o las tonalidades verdosas se debían a que le había caído cloro en ciertas partes, en otras estaba mugrienta y en otras poscaguada,  igual  le fue muy útil para embolsar desperdicios de comida, zapatillas viejas y sin tacones, una familia de ratones  en descomposición, enseres útiles para la  protección sexual y mayor disfrute, ropa mal oliente y de dimensiones diversas   así como algo nauseabundo que no se sabía si pertenecía al reino animal, vegetal o mineral, pero igual se deshizo de ello.
 
Barría el piso de la azotea levantando polvo y definitivamente microorganismos invisibles a la vista pero dañinos a la salud, pero Dios en su infinita misericordia a dotado a la gente de escasos recursos económicos de un sistema inmunológico tan potente que suelen resistir a estos y hasta a los tacos de suadero…  o suaperro conocidos coloquialmente.
 
Siendo el hombre fuerte de casa el Chilango se esforzaba en ordenar la madera y apilar los blocks regados en toda la azotea así como también  bajaba al contenedor de basura  que estaba a dos cuadras a llevar la incontable cantidad de bolsas y objetos que el rubio agrupaba.
 
En unos de esos tantos viajes, cansado de bajar pero sobre todo subir escalones, observaba al menor que a su vez observaba una serie de botellas de refrescos que había ordenaba de mayor a menor y por colores,  junto a la pequeña barda que rodeaba la azotea.
 
-¿Que haces?- 
 
-Me gustaría poner macetas para que se alegre el patio ¿Qué te parece? 
 
-Me parece buena idea, si te gustan-
 
-Siempre me han gustado, creo que alegran y le dan color a la vida, me gustaba poner en donde vivía, solo que mi mamá no le gustaban, decían que eran maric…bueno no le gustaban, me las tiraba siempre- Un dejo de tristeza ensombreció sus ojos-Solo que eso lo haremos después, pues habrá que comprar plantas- Sabiendo que no tenía dinero y no creía justo que Pedro gastara en algo que parecía superficial.
 
-Pues nos las robamos del parque-
 
El menor sonrió malicioso- Me gustan las que están en la jardinera cerca de donde luego hibamos a dormir en las tardes, las de color rojo-
 
-A mi me gustan la de color naranja sembradas junto a la fuente-
 
-Entonces mañana vamos- Pablo sonrió feliz, el color de sus ojos lo decían todo.
 
-Bueno, apúrate a terminar de sacar la basura, voy a lavar el baño- Dijo tomando la escoba y una cubeta con el asa rota con poco detergente pero mucho cloro, probablemente iba a ser mas la fuerza de voluntad y determinación lo que lograría limpiarlo que la sustancia preparada. 
 
-Aparte de hermoso, valiente – Río el Chilango mientras comenzaba a enrollar alambres pensando cuanto le pagarían por ellos Don Yeyo, el que compraba fierro viejo.
 
Una vez terminado de limpiar lo humanamente posible el exterior, se introdujeron al cuarto. El rubio suspiró profundo.
 
-No te gusta verdad- Preguntó Pedro con miedo.
 
-La ventana me recordó una canción de niños… -
 
-No entiendo-Miró confundido Pedro.
 
El Güero lo miró con seriedad. -Pues esta araña trabajó tanto  que permitiría que varios  elefantes de columpiara sobre su  telaraña- Al terminar la oración se empezó a reír con tantas ganas contagiando al mayor que se lanzó sobre el para tirarlo sobre el colchón y empezó a hacerle cosquillas.
 
-jajajajajajaja, yaaa…jajajajaja por favor Pedrito para….jajajajajaja yaaaa me duele…- El Chilango dejó de hacerle cosquillas al rubio al escuchar esta última palabra.
 
-Lo siento no quería lastimarte-
 
-No me lastimaste- Le contestó el rubio un poco confundido.
 
-Tú dijiste que te dolía-
 
-Mmm es que hay dolores que son…ricos-
 
Se quedaron mirándose sin saber que decir. El Chilango había quedado posicionado sobre el rubio, hincado y Pablo  entre sus piernas.  Pero el silencio incomodo se rompió por el impulso del menor al levantar su torso y dar un beso tronado en la boca de Pedro que le sacó una sonrisa, este correspondió con otro beso tronado repitiéndose este acto por parte de uno y el otro. Los ojos grises del menor brillaban.
 
-Te sientes…o sea en este momento tu estas…ora veras como te digo…te sientes…¿bien? ¿Chido?- - Pregunto el Chilango.
 
-Me siento feliz…no …-Negó con la cabeza y el mayor se quedó a la expectativa.
 
-Tu me haces feliz- Le dio una sonrisa amplia, su rostro chapeado producto del esfuerzo del día, algo de telaraña coronaba su cabeza, su flequillo de lado y algo húmedo por el esfuerzo, los labios rosa bajito,   la imagen era tan tierna,  ladeo su cabeza, acercando  su rostro hacía Pedro con los ojos cerrados, esperando con los labios en pico. Al mayor le encantaba esta actitud infantil.
 
Lo beso suavemente, con tiento, lento y durante varios minutos, Pedro acariciaba su rostro  con la mayor suavidad que sus manos callosas le permitían, el Güero estaba sentado, manteniendo la postura con los brazos recargados sobre el suelo  y  con las piernas estiradas bajo el mayor, era tan cómodo para ambos y tan necesario ese acto tan simple pero tan lleno de afecto y ternura.
 
Pero como todo joven cedieron ante su naturaleza, la libido los hizo actuar impulsivamente,  besándose mas apasionadamente, Pedro terminó recostándose totalmente sobre el menor  , entre sus piernas y empezó a frotarse, de arriba abajo, una y otra vez. Al principio la fricción era lenta, pero ante la necesidad física la velocidad aumentó. El rubio gimió ante la estimulación y abrazó con fuerza  al mayor y elevó un poco su cuerpo de forma instintiva, percibiendo como la hombría de ambos empezaba a emerger aunque indudablemente la de Pedro ya estaba completamente dura. Cuando Pedro empezó a acariciar al menor metiendo una mano por debajo de la vieja camiseta al llegar al pezón y pasar un dedo sobre este el Güero abrió la boca e hipó se asustó levantándose rápidamente.
-Yo…yo…voy a miar- Se levantó y corrió al baño, dejando al menor  adolorido, asombrado, apenado, angustiado y otros verbos mas conjugados en participio.
 
Después de demorar en el baño como si tuviera la vejiga de 3 elefantes y con una cara de tranquilidad y somnolencia se dirigió al menor que pasaba con fuerza la escoba maltrecha para quitar las telarañas. 
 
-¿En que te ayudo?-
 
-Tardaste- El rubio sonaba molesto.
 
-Es que …me cayó mal el pambazo de la mañana- El rubio lo miró con duda y un dejo de molestia.
 
-Sácame el colchón para que lo pueda sacudir y luego empieza a pintar por fuera mientras termino de sacudir adentro para que pintes –
 
-Si, como tú digas- Pedro salió del cuarto jalando el colchón  para luego  tomar la pintura y brocha iniciando la labor, aunque después de haber dejado su energía  en el baño se sentía sin energías. 
 
Pasó la tarde pagando penitencia o mejor dicho  pintando mientras el rubio masacraba con limpieza los diversos objetos, el colchón fue sacudido con la fuerza de un movimiento telúrico de magnitud 4,  tallaba con cloro y jabón las paredes que si los blocks tuvieran terminaciones nerviosas probablemente hubieran pegados alaridos de dolor, el periódico que usó para lustrar las ventanas rechinaba con notas agudas, aunque fue inevitable que algunos pedazos de el material usado para pegar los vidrios en la ventana volaron de vez en cuando. El piso del cuarto recibió tantos arañazos de parte de la escoba como  campo arado por la yunta, afortunadamente gracias a su padre albañil y que este uso mezcla bien cargada de cemento, no sufrió heridas mayores. Fuera de esto no hubo pérdidas que lamentar.
 
 Al caer el ocaso estaban agotados, en definitiva el lugar se encontraba mas habitable, las paredes limpias de color azul celeste prieto pero  lo mas importante es que estaba   limpio, oliendo a cloro y con toques de algo así como a lavanda con tintes de almizcle.
 
El colchón había regresado a su lugar y el menor ordenaba las pocas pertenencias del Chilango en una esquina y la cobija sobre el viejo colchón mientras Pedro había salido a comprar bolillos y leche.
 
Cuando regresó cenaron en silencio sentados sobre el colchón, solo se hablaban para pasarse el bote de leche.
 
-Ya deberías dormir, has trabajado mucho- Habló Pedro con voz suave, tratando de romper la tensión.
 
-Tu también has trabajado mucho Pedro, eso significa que ya tienes sueño, así que no me pongas como pretexto y duérmete tu- El volumen en que habló el rubio  eran varios  decibeles mas altos que de costumbre ,  denotando su molestia junto con el énfasis en la palabra “Pedro” que nunca usaba de esa manera retumbando en los oídos del mayor.
 
Pablo tomó algo de ropa del Chilango.
 
-¿Que vas a hacer?-
 
-Me voy a bañar-
 
-Pero hace mucho frio, te va a hacer daño-
 
-Me gusta bañarme antes de dormir y ahora que ya puedo hacerlo, empezaré a bañarme todos los días-
 
Salió molesto, era muy notorio. El Chilango se quedó acostado esperando a que regresara el menor. Después de un  rato escuchó el rechinido de la regadera  al ser cerrada, cuando este regresó oliendo al jabón del baño público al que fueron, sintió su cuerpo frio, pero no tanto como su actitud,  se acostó de lado dándole la espalda.
 
Pedro que se había acostumbrado en el poco tiempo que estaban juntos a que el rubio se acorrucara en su pecho no le gustó la situación.
 
-Bonito…bonito…¿Ya te dormiste?- le decía mientras le picaba las costillas.
 
-Ya me dormí y estoy soñando que alguien me pica las costillas-
 
-Ya bonito no estés enojado, mírame-
 
-No-
 
-Porfa-
 
-No-
 
-Porfa porfavorcito, anda bonito- Decía en  tono suplicante y la tristeza coloreaba la voz del Chilango.
 
-Mmm ¿qué quieres?- Se volteó finalmente el menor después de mucha insistencia y poca resistencia.
 
-¿Por qué estas enojado?-
 
-No estoy enojado-
 
-Lo estas-
 
-Que no-
 
- Ah ya se lo que quieres y te lo voy a dar- El corazón del menor latió con fuerza.
 
 
 
Notas finales: La idea de las flores se me ocurrió por un chico gay que decía: “A mi me gustan mucho las flores ¿Por qué será?” y alguien a lo bajito decía: “Pues porque eres puto”
 
 Me esfuerzo mucho por cuidar la ortografía, leo mas de tres veces el texto, pero inevitablemente se me van palabras o signos.

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