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Crónicas de un villano por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Seguimos con los viernes de villanos. Ahora tenemos otro vistazo del pasado de estos dos, y un adelanto de la primera mision (?) en equipo.

Como estoy celebrando varias cosas relacionadas con mis escritos (Termine Bloodlees, llegue a 50 seguidores y un one-shot mio gano un premio en otra pagina) Decidi adelantar mi proxima historia. Aun faltan detalles, pero pronto la encontraran con el nombre de Appassionata.

Les dejo leer entonces, hasta la proxima.

Siento un desagradable vacío en el estómago. El pasillo no solo está oscuro y lleno de cadáveres, personas que hasta hace no mucho conocía. Hay una luz verdosa al final. Ningún mago que no tenga permiso puede entrar aquí. Y claramente aquí hay un intruso.  Cuando llego a la puerta,  encuentro un desorden de cosas regadas. Papeles regados por todos lados, frascos rotos, con su contenido esparcido por el suelo. Un ruido entre las estanterías me indica hacia donde debo ir.


— ¿No te dijeron nunca que hurgar entre las cosas de los demás está mal?— el desconocido alza la cabeza, pero trae una capa con capucha, no puedo ver nada. Hay una flama verde suspendida a un lado de donde está.


— Tsk— le veo tomar algo apresuradamente de la caja. Con un chasquido de sus dedos, la luz se desvanece.  Algo me golpea de frente, algo bastante duro ¿Acaso me arrojo la caja? Esta pesada. Una corriente de aire pasa por mi lado. Aquí no se puede hacer magia de aparición o desaparición, es una sala con cosas demasiado importantes como para correr el riesgo de permitir tal cosa.


— ah, maldición—  me recupero, arrojando la caja, que cae pesadamente al suelo.  Salgo corriendo tras el intruso. ¿Qué fue lo que tomo? Casi tropiezo con un cadáver, ignoro todo lo demás, hasta que le vuelvo a ver, saliendo por una sala hacia la calle. Escucho un grito afuera.  Alguien se ha adelantado, porque cuando intento desaparecer no puedo hacerlo. Eso explica por qué seguimos corriendo. Intento sentir la magia, buscando alrededor algo que pueda usar para detenerle. Cuando noto un arbusto, le hago crecer. Funciona, porque le veo detenerse  para evitar quedar atrapado. Salto contra él y rodamos por el suelo.


— ah… siempre tan oportuno ¿no Kiran?


— ¿Hadrien?— la capucha se le baja entre el forcejeo. Su cabello está más largo que la última vez que le vi, cuando  se mostró ante nosotros. Su rostro está más delgado, pero sigue siendo atractivo. Le miro, en shock. ¿Por qué Hadrien está aquí?—  ¿Qué…? ¿Qué fue lo que tomaste?


— solo un pequeño presente.


— no juegues, Hadrien. ¿Acaso estás loco? ¿Cómo pudiste entrar a robar y a…?— él sonríe.  Ah, cierto, Hadrien ahora es… ahora es nuestro enemigo. Levanta la mano, mostrando un amarre con listones y cristales.


— Me gustaría quedarme a charlar toda la noche, pero tengo cosas que hacer— no veo venir el golpe que me da.  No un golpe con el  puño, sino una corriente de energía que me lanza hacia atrás y me deja aturdido.  Me repongo lo más rápido que puedo, pero Hadrien ya ha corrido otra vez.


— ¡Kiran!—  veo a los guardias, a magos que conozco.


— ¿estás bien?


— si… los cristales, tiene unos cristales…— no sé de qué sean, o porque están ahí, pero  sé que los cristales se usan para potencializar la magia. Algunos siguen adelante. Busco la mirada familiar de alguien— es Hadrien—  digo, antes de seguir corriendo. Escucho un estallido más adelante, como si algo hubiera impactado contra madera. Casi inmediatamente las llamas surgen de algún lado entre las casas.


— Esto está mal— Jency se detiene, observando el fuego— vayan hacia allá— ordena a algunos que vienes detrás de nosotros— Kiran, debemos intentar que no pase algo como lo de la otra vez, no creo que…


— No dejare que pase— cuando giramos la calle, no hay rastros de los magos que pasaron primero.  Andamos más alertas, y de pronto, algo me sujeta el tobillo— maldición…— una mano esquelética surgiendo de la tierra.


— cielos…— Jency salta, lanzando un puñado de llamas hacia el suelo— esto es realmente espeluznante.


— Vamos— Apenas giramos de nuevo, nos topamos con un cementerio.


— ¡Pero qué porquería!— grita Jency— ¿por qué carajos hay un cementerio aquí?— debo darle la razón, ¿no pensaron que algo así podría pasar? Suspiro, entrando. Ya hay decenas de personas andando por ahí… no, ya no son personas. Cadáveres reanimados andando por ahí.


— ¡Hadrien! Detén todo esto— alzo la voz. Jency está conteniendo a los reanimados a base de fuego—  aún podemos solucionar esto, solo… regresa lo que tomaste. Ahora mismo deben estar llegando magos por todos lados.


— ¿y a mi qué? ¿Intentaras ganarme a mí en un cementerio?— su voz suena en todos lados, no proviene de un lugar en específico. Es como si todos los cuerpos aquí hablaran con su voz.


— detente. No hay mucho que puedas hacer, ni siquiera amplificando la magia con esos cristales.


— Ja, ¿Quién hablo de amplificar? Si quisiera amplificar magia, usaría cualquier cristal vulgar—  ¿no es ese el plan? Esto no pinta nada bien.


— Kiran— Jency retrocede, hay más cuerpos surgiendo de la tierra. Un escalofrió me recorre.   Un golpe de tierra les hacer retroceder, y veo que los magos comienzan a llegar.


— Cúbreme— salto sobre una lápida, luego otra y otra hasta llegar a un mausoleo. Estoy demasiado alto para que me alcancen.  Este lugar no puede ser tan grande. Sigo saltando, escucho la voz de Jency a lo lejos ya.  Estoy a medio salto cuando un latigazo de energía oscura me alcanza la  pierna y me azota en el suelo. El golpe me saca el  aire, aun no me levanto, y una masa oscura se dirige hacia mí, intento detenerla, pero no me golpea, me traspasa como si fuera humo. El frio se expande por mi cuerpo, siento que mis fuerzas se esfuman junto con eso que hizo.  Me desplomo en el suelo.


—  realmente te has vuelto una molestia.


— Hadrien…


— Basta de juegos— dice. Los reanimados me rodean— estoy cansado de todo esto.


— Hadrien… por favor— Hadrien se agacha a mi lado, observándome con indiferencia.  


— no luces tan heroico estando así, lamento que arruine tu esplendida figura de héroe, pero como podrás ver, necesitaba algo para detenerte lo suficiente. Es hora de irme, pronto sabrás de mí de nuevo.


— Espera…— uso un débil zarcillo para intentar detenerlo.


— Pronto no podrás hacer esto— sonríe, una sonrisa siniestra— nadie podrá, descuida los efectos pasan rápido, pronto podrás moverte—  da un tirón y el zarcillo se rompe. ¿No quiere amplificar? Le veo alejarse. Un momento… recuerdo que algunos magos  en la india usaban los cristales para contener la magia. Eran… contendores.  ¿Para qué contener magia? A menos que… no… ah, debo hacer algo.


— ¡Hadrien!— grito. Él se gira. Aun no me siento normal, pero logro hacer una llamarada. Hadrien solo la esfuma con la mano. Al mismo tiempo, con la otra mano hago un corte con el viento en los listones de los cristales.


— ¿ah?..— más fuego, los demás saben que estoy aquí. Hadrien intenta tomar los cristales. No puedo vencer a Hadrien ahora, pero el punto aquí no es vencerlo, si no impedir que use los cristales. Con toda la fuerza que logro reunir, comprimo el aire alrededor de los cristales, y los hago estallar— ¡TU!—la oscuridad gira a su alrededor, los reanimados comienzan a rodearme— ¡Voy a matarte!— la oscuridad se lanza hacia a mí. Estoy exhausto, no puedo defenderme.


— ¡Kiran!— lo último que veo es a Jency desviando la magia oscura, un anillo de fuego nos rodea, Hadrien ya no está…


 


 


— ¿Kiran?


— ¿Qué?— abro los ojos, enderezándome tan rápido que por un momento todo da vueltas— ¿ya terminaste?— Hadrien está delante de mí, le veo mover la cabeza hacia los lados mientras se frota el cuello. ¿Me dormí? Vaya, no esperaba hacerlo, pero anoche tampoco dormí mucho que digamos.


— si… podemos irnos. Estar aquí me hace sentir que estoy haciendo algo bueno, y no es agradable—  me dice. Sonrió, levantándome.


— gracias.


— esto es denigrante ¿sabes? estoy salvando a mis enemigos… de no ser porque quiero encontrar al culpable…— murmura, más bajo, pero aun así le escucho.


—  ya, espero que esto cambie tu forma de ver las cosas— Hadrien rueda los ojos, no sonríe.


— lo dudo. Anda, que no me gusta dejar a Han mucho tiempo solo… posiblemente esté en medio de un asalto o un incendio. O quizá resulto que los animales del zoológico se escaparon y están en una estampida. Con ese chico nada se sabe— se encoje de hombros, adelantándose por el pasillo. ¿Es una broma? Creo que no es una broma.


— ¿Dónde es la bodega?—  Hadrien no se detiene hasta que salimos.


— es tan extraño estar aquí. Como sea, no puedo decirte donde está, de todos modos no conoces el sitio, lo único que harás será perderte.


— Yo nunca me pierdo, siempre estoy en el lugar donde debo estar— Hadrien pone los ojos en blanco, y estira su mano hacia mí.


— si, como digas. Solo sígueme— alcanzo su mano, apenas nos tocamos, Hadrien desaparece. No me toma desprevenido, puedo sentirle guiándome y luego, terminamos en una calle completamente diferente. Hadrien se inclina demasiado hacia un lado,  ya nos hemos soltado pero su mano sigue cerca de la mía, alcanzo a sujetarla antes de que caiga— ¿Estás bien?  


—  Intenta combatir dos maldiciones imposibles de quitar y luego has una aparición y dime si estás bien— se suelta de un tirón, parece más estable pero aun así se sienta en el suelo.


— ¿vas a poder con esto?


— ¡Claro que sí! Esto no es nada— pues luce como si fuera algo, pero no digo nada. Tiene razón en que es lo que hace, ni se cuanta energía puede necesitar para eso. Aunque tengamos tanta magia a nuestra disposición,  nuestros cuerpos no soportan tanto poder. Siempre hay un límite.  Me siento frente a él, en silencio. El cielo está un poco nublado pero no parece que vaya  llover.


— ¿Qué se siente matar a otra persona?


— Tú mismo has matado a algunas ¿no?—  no es un reproche.


— no creo que sea igual. Siempre supe que las personas a las que llegue a matar hicieron algo malo, y siempre evito hacerlo a menos que no tenga otra opción.


— ¿me matarías a mí?


— Si no tengo otra opción— Hadrien sonríe, yo no encuentro mis palabras divertidas y quizá lo nota, porque me ve, su sonrisa decae un poco.


— dudo que veamos la muerte de la misma manera. Matar no es agradable, y no disfruto haciéndolo, pero tampoco me detengo si tengo que hacerlo.


— a veces puedes llegar a ser muy cruel.  


— lo sé— no decimos más.  Pienso en todas las veces que nos hemos encontrado. Recuerdo  todas, unas mejor que otras. ¿Así será siempre? ¿Estaremos girando por años de la misma manera? ¿Luchando para alcanzar algo completamente diferente en un devenir sin sentido? Ahora que lo pienso, es ilógico, me agobio de solo pensarlo.


— Hadrien…—  deberíamos hacer algo con eso.


— ¡Ah! Si, sabía que había sentido algo. ¿Qué estás haciendo, Kiran?—  no me pasa desapercibido que Ivette y Jency ignoran a Hadrien.


— nada.


— ¿Por qué están todos aquí?


— estupendo, seremos la onda en discreción cuando entremos a la bodega— Hadrien se pone de pie, sacudiendo su ropa— creí haber dicho que te encargaras de Hanley— detrás de Ivette y los gemelos, veo el cabello rojo de Hanley y a su lado al ifrit.


— estoy siendo responsable, estoy aquí ¿no? pude haberlo dejado solo.


— Chicos, Hadrien tiene razón, no podemos ir todos—  ¿Por qué están todos aquí para empezar? Solo había llamado a Ivette y a los gemelos. Todos están aquí— estamos a punto de entrar a robar una joya valiosa y lo que menos ocupamos es llamar la atención.


— claro, no somos lo suficientemente llamativos para hacerlo nosotros— Hadrien sonríe.


— Hadrien, por favor.


— es que es obvio que nunca han hecho nada como esto. Apuesto a que ni siquiera cruzan la calle en rojo— nadie responde, porque Hadrien tiene razón, no somos personas que hagamos cosas como esta. ¿Entrar a robar? Vamos, nunca se me paso por la cabeza. Hassim está riendo también.


— yo apostaría a favor de eso— dice.


— bueno, entonces ya que al parecer sabes mucho de esto, dinos que hacer— digo, cruzándome de brazos. No es como si todo el tiempo hiciéramos estas cosas.


— vaya, pensé que nunca lo dirías. Primero, Han, a casa.


— ¿Qué? No, ¿Por qué? Esto será increíble.


— Sin discusión— Hanley tuerce la boca y se cruza de brazos— habías dicho que los gemelos son ilusionistas ¿no? ellos vienen si o si— ninguno de los dos parece entusiasmado con eso— ¿Quién más habías dicho?


— Ivette y yo— nadie más.


— espera, Kiran…


— ¡Yo quiero ayudar!— suspiro, mirando a Jency y Lou-May.


— no podemos ir todos, entiendan. Vuelvan y esperen— ahora hay una misión importante y no puedo permitirme ser blando.


— ¡No!— quien grita es Han— no quiero irme—  Hadrien también suspira, al parecer tiene una discusión con el chico— puedo ayudar si algo va mal.


— Empeorar las cosas no es ayudar, Han— el chico le mira empecinado. Me basta dar una mirada para notar que también Jency y Lou me miran de la misma forma— pero, pueden quedarse fuera, no se… ¿si les digo que vigilen que no venga nadie se sentirán importantes y dejaran de fastidiar?   


— quizá.


— Hadrien, puedo quedarme por aquí con los que no vayan,  podrían necesitar ayuda—  todos parecen conformes con eso, y me doy cuenta que el ifrit solo lo dijo para calmar los ánimos.


— bien. ¿Todos conformes? Entonces… estamos listos— Hadrien sale de la calle, seguido por Han— la entrada esta por ahí.


— ¿no tienes algo más que eso? ¿Cómo la ubicación exacta?— pregunto, porque aunque no estén de acuerdo, nadie quiere hablar con Hadrien directamente.


—  Si solo caminas los días soleados, nunca alcanzaras  tu destino…— arqueo una ceja— tengo un plano del edificio. Debo suponer, aunque es más que obvio, que no encontraron nada más.


— El dueño no nos quiso recibir— comenta Lou.


— lastima. ¿Quieren ver el plano?


— Seria de mucha ayuda— le digo, Hadrien extiende la mano, y Hassim le pone un papel en ella. Hadrien lo extiende en el muro más cercano— la puerta, debemos seguir el camino marcado con rojo, hasta la bodega, aquí.


— oh, no es tan complicado.


— no lo sería si supiera cómo es allí dentro y no necesitaríamos montar todo este show— Hadrien suena fastidiado— pero bueno, las cosas nunca son sencillas conmigo.


— ¿Qué peligros hay?


— ¿peligros? Ja, ninguno. Simples humanos creyendo que sus armas de fuego pueden con todo, solo son un fastidio. El problema son las molestas cámaras de seguridad y las alarmas, no hay nada mágico en ese lugar que merezca nuestra atención.


— ¿Cuál es el problema con las cámaras?— Jency es quien pregunta.


— no sé ustedes, pero yo tengo una vida complicada aun sin tener  a un montón de humanos siguiéndome  por robar algo tan insignificante para mí por su valor como un diamante.


— Claro, debemos cuidarnos de eso— digo, entendiendo por qué Hadrien está siendo cuidadoso, no es que tenga miedo, solo está pensando en el futuro.


— y como no puedes aparecer en un lugar que no has visto… una vez que lo tengamos, saldremos desapareciendo, da igual.


— ¿y qué hacemos con los guardias? Matarlos no está a discusión— añado antes de que Hadrien diga algo. Le veo cerrar la boca y cruzar los brazos.


— ¿Podríamos dormirlos?— sugiere Ione.


— sería raro de ver si queda grabado. Pensarían que pasó algo y quizá enviarían a alguien a ver qué está pasando— Hanley nos sorprende con su respuesta.


— seria menos raro que vernos entrar.


— Hadrien, eso que hiciste con los habitantes de aquel poblado— Hadrien me mira, con la ceja levemente alzada y casi puedo leer la pregunta en sus ojos— a los que hiciste… ya sabes. Ellos te obedecieron y estaban vivos— no quiero recordar los detalles de ese día.


— ah, eso. Si, ¿Por qué no?—  dice, asintiendo— no sería mucho problema incluso puede abrir el camino.


— entonces… ustedes se quedan por aquí. Lou, si pasa algo entra, puedes encontrarnos si usamos magia.


— sí.


— Ahora lo más fácil es ir siendo nada— Hadrien apoya un dedo sobre su mejilla con expresión pensativa.


— ¿Qué quieres decir?


— Ustedes, creen la ilusión de que no estamos— los gemelos me voltean a ver. Hasta donde sé ellos solo crean cosas, pueden incluso crear el rostro de alguien más sobre otro— ¿en serio? ¿Qué les enseñan ahora a los aprendices? Solo refracten la luz a nuestro alrededor, hagan que seamos un punto ciego.


—  ah, entiendo.


— Hadrien, se hace tarde—  El ifrit está viendo un reloj de bolsillo—  si quieren hacer esto hoy, deberían entrar pronto. Las lecturas no fueron propicias para ningún otro día cercano.


— lo sé. Andando— los demás se quedan ahí mientras comenzamos a caminar. El edificio al que vamos a entrar está a unos metros adelante.


— ¡No podemos refractar la luz!— Violet suena nerviosa.


— cálmate ¿si? de seguro…


— ah, no hay tiempo para eso. Solo hagan parecer que somos la maldita calle, o el maldito pasillo en el que entremos. Kiran, por favor enséñales algo útil.


— Ya, tenemos prisa— hago que todos estemos lo más cerca posible para intentar facilitar el trabajo de los gemelos.  Cuando los miro me hacen un gesto afirmativo.


— quizá nos veamos un poco como una onda en lo que ajustamos el fondo.


— puede ser peor. Dejemos que piensen que es algo sobrenatural— Hadrien alza la mano, finos hilos de humo oscuro ya están deslizándose entre sus dedos.  Les veo estirarse y extenderse hasta alcanzar al primer guardia que está en sentado leyendo una revista.


— ¿Qué está haciendo? No puedo ver nada.


— Shh.


— Ay, por todos los cielos, son los peores ladrones de la historia— el guardia se levanta, y abre la puerta— hay una entrada grande por la calle lateral,  pero viendo como se ponen con esto, me alegra haber elegido esta entrada.


— ¿Qué está haciendo el guardia?


— dejándonos entrar, al menos hasta donde conoce. Creo que no sabe llegar a donde queremos, pero entraremos y es mejor que nada— Hadrien suena muy contento, no hay nada de molestia en su voz.


— estas disfrutando mucho esto ¿no?


— más de lo que crees— muy bien, aquí vamos.  Dentro no es más que un cuarto de aseo, lleno de escobas y desinfectantes. Otra puerta ya está abierta.


— Más despacio, no alcanzo a cambiarlo— tengo que tomar a Hadrien del cuello del saco para que se detenga. Me da un manotazo.


— Hadrien— él resopla, aun así le sujeto del brazo para ir más lento. Hay un pasillo de dos direcciones— ¿hacia dónde?— no hay rastros del guardia.


— Por acá— gira a la izquierda. De vez en cuando, en la pared hay una puerta, un cuadro o un florero vacio.


—  Adelante hay alguien— nos quedamos callados, avanzando en silencio. Ivette nos detiene unos pasos más, y luego parece que es tragada por el suelo.


— Ha salido del flujo actual del tiempo, debemos esperar— no esperamos mucho de cualquier modo.


— hay tres personas, una es la que estaba afuera, parece que las otras dos intentaran detenerlo.


— vamos tarde entonces— Hadrien se adelanta, y tenemos que movernos rápido para alcanzarle.  Llegamos a un salón grande, pero igualmente vacio.  Me recuerda a los salones donde se solían realizar fiestas importantes. Hay unas enormes cortinas al otro extremo.


—  Haz que vuelva— le susurro, al ver que están discutiendo, o lo intentan porque los otros dos guardias están preguntando que hace ahí. Creo recordar no podían hablar.


— ¡Espera! ¿A dónde…?— los dos guardias se quedan sin expresión, sus ojos nublados.


— ¿Qué pasara con ellos cuando acabemos?


— ¿te preocupas por eso ahora? abre la puerta—  suspiro, viendo como el guardia introduce el código en un pequeño teclado eléctrico. No es una puerta, es un elevador— ah, genial. Detesto estas cosas.


— Solo terminemos con esto—  subimos todos, apretujados en el espacio que permite el lugar.  Los gemelos lucen concentrados, se están agotando.  Las cosas han salido bastante bien hasta ahora,  ¿Qué puede salir mal a esta altura?


 

Notas finales:

 

 

 

Gracias por leer, nos leemos pronto.


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