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Medios Tonos (Omegaverse) por kurerublume

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Notas del capitulo:

Por fin me asomé, por Wattpad había puesto que actualizaba el día de hoy. Sé que fue mucha espera. Agradezco tanto su apoyo, ya con mi familia parece que todo va mejor :) 

Entonces para que no me estrese, actualizaré cada dos semanas, aún no sé si la próxima empezaré con esta o con la de "El obrero y el arquitecto". 

Y ya, espero hayan tenido unos meses muy bonitos.

A leer :)

CAPÍTULO XVII: A esto le llamo «traición»

 

 

 

Una semana después, Akashi se dio cuenta del cambio que había hecho su secretario de poquito en poquito hasta tener como resultado eso: su ropa de trabajo. Ya no era la de un Omega, ceñido del trasero y camisas livianas y algo ceñidas en la cintura con alguna decoración. No, era una camisa gruesa y pantalones algo flojos. Parecía una persona cualquiera.

 

¿Qué propósito tenía eso?

 

Eso pensaba, completamente extrañado mientras lo observaba dejando unos papeles en su escritorio. Con aparente tranquilidad y rostro imperturbable. De hecho, cuando cruzaron miradas, apenas una sonrisa fue lo que recibió, una de pura cortesía sin nada más de trasfondo.

 

Ya en serio, ¿qué propósito tenía? Claro que sabía que tenía razones de sobra para comportarse… pues de todas las maneras posibles, menos esa. Como indiferencia mezclada con resignación. Ver a Furi así le molestó. Por eso cuando el Omega se disponía a retirarse, habló.

 

―¿Me quieres explicar por qué estás vestido así? ―cuestionó señalándolo con la mirada de arriba hacia abajo, incluso de una manera grosera.

 

―¿Hay algún problema? ¿Impide que haga bien mi trabajo? ―le contestó con preguntas a su jefe, porque sabía que él odiaba cuando una persona contestaba con más preguntas.

 

Akashi lo miró confundido por un instante― No particularmente, pero…

 

―Entonces no hay de qué preocuparse si puedo ser igual de eficiente que siempre ―finalizó con una última sonrisa, algo falsa para gusto del pelirrojo pues conocía cómo era la sonrisa de Furi, y esa no era la que recordaba en el Omega―. Por cierto, quería comentarle algo. Hacerle una petición.

 

―¿Cuál es? ―preguntó intrigado.

 

Furi se veía nervioso, pero recuperó su compostura tan serena para hablar―Me gustaría un aumento para finales de este semestre. Usted lo mencionó también hace unas semanas, sé que no llevo mucho. Pero lo necesito y sé que lo merezco ―tragó duro y esperó que su jefe no perdiera la paciencia o algo peor.

 

―Lo pensaré ―dijo con la mano en la barbilla―, te mandaré llamar para darte mi respuesta.

 

―Gracias, con permiso ―dio media vuelta y salió de la oficina de Akashi, quien pudo observar nuevamente el traje tan de Beta que traía Furihata. Sin mencionar su atrevimiento al dar a entender que su ropa no importaba, pues él venía a trabajar.

 

Apretó los puños, a punto de explotar, pero no lo hizo; dejó que se marchara, pues era cierto: no había nada que discutir porque la política de su empresa jamás había contemplado Omegas, justo porque Furi era el único. Así que, básicamente, el castaño se había salido con la suya.

 

Eso le divirtió un poco cuando lo pensó mejor, ah, no conocía esa faceta de Furi. Y si bien le generaba un gran enojo y frustración, le divertía verlo tan astuto para cosas así.

 

Entonces recordó aquellas noches en que estuvieron juntos trabajando. El ánimo que le daba día con día aunque con algo de timidez o temor. Su acercamiento. Sus besos, besos que eran tiernos y suaves como Furi. La dedicación y apoyo que había tenido de su parte sin pedir nada a cambio. Pero ahora parecía que sí quería algo más. Tal vez era lo justo, pero dolía. Dolía que al final por su culpa, Furi hubiera decidido comportarse como todos los demás con él.

 

Ese aumento que pedía Furi, debía de pensarlo minuciosamente, pues si alguien consideraba que no lo merecía, se empezarían rumores. Quizás si le daba más responsabilidades se podría justificar. Pero en ese momento no quería pensar más sobre el asunto. Ya después lo decidiría mejor.

 

Así que alrededor de las 09:00 pm se dispuso a retirarse. Apagó las luces, abrió la puerta y pudo contemplar por breves segundos a su secretario, conversando con una Beta de la empresa. Ambos, al verlo salir de la oficina, se pusieron serios. Furi guardó sus cosas.

 

―¿Nos vamos? ―escuchó que le preguntó a la Beta, y ella respondió con una sonrisa.

 

Vio cómo esa Beta recargaba su brazo en el de Furi y se veían estúpidamente felices.

 

¿Acaso serían…?

 

No, no, no. Era inusual y mal visto que un Omega tuviera de pareja a una mujer. ¿Pero entonces por qué se llevaban tan bien y a dónde rayos saldrían a esa hora?

 

Y rápido y letal, sin poder controlarlo, el lado oscuro de Akashi tomó la decisión por él: «si quieres tu aumento, te lo daré. Pero tendrás que ganarte cada centavo. Salir a la misma hora que yo así den las once de la noche o la mañana del siguiente día. Pero tranquilo, tendrás ese aumento que tanto deseas».

 

 

 

***

 

 

 

En la pastelería todo parecía ir de maravilla. Habían más clientes de los habituales, órdenes más grandes de las habituales. Sakurai estaba de un lado a otro como si tuviera patines, el reemplazo no llegaba. Y eso tensaba más al castaño y a su jefe. Quien en ciertos momentos salía para ayudarle.

 

Pero el Omega parecía no darse abasto y le molestaba en el alma no hacer las cosas bien. Pues vaya que tenía muy escondido su gran orgullo.

 

Eran las 7 pm, probablemente estarían así durante otra hora más. Así que tan concentrado como estaba, había ocasiones en que no volteaba a ver al cliente hasta que le daba el cambio. Eso le sucedió cuando Wakamatsu se plantó frente a él y pidió su orden.

 

Sakurai la tomó, le dijo el monto, recibió el dinero y se petrificó al momento de regresarle el cambio. ¡Era ese Alfa!

 

Parpadeó repetidas veces y tartamudeó un poco al momento de saludarlo― Hace… hace mucho que no venía por acá. ¿Cómo… cómo ha estado? ― fue lo que se le ocurrió para sonar casual.

 

El rubio sonrío cansino― Pues todo va como se supone que debería ir. No quise molestarte, sólo que no he cenado y era el único lugar que conozco para comer bien ―asintió en silencio y le dio su dinero―. Bueno, bonita noche, Sakurai ―se despidió presuroso por salir de ahí, seguía abochornado por lo sucedido con ese castaño y de verdad no había tenido más opción porque se moría de hambre.

 

Por otro lado, el Omega moría de ganas por salir corriendo tras ese Alfa. Ya lo había pensado todo mejor y en definitiva quería volver a hablar con él. Y como si algún dios lo hubiera escuchado, en ese momento apareció el nuevo empleado.

 

―Te encargo esto, debo salir a entregar algo. Me tomará dos minutos ―dijo deprisa mientras avanzaba hacia afuera. Una vez ahí, divisó la cabellera rubia y la espalda ancha del Alfa. Así que caminó… o corrió, tras él― ¡Espera! ―gritó junto al Alfa, quien se sobresaltó un poco por ello.

 

―¿Qué pasa? ¿Tienes algo? ―preguntó preocupado pasado el susto.

 

―Nada malo ―sonrió tierno―, sólo quiero hablar contigo ―el Alfa levantó una ceja, en señal de que no sabía para qué quería hacerlo. El Omega tomó aire para poder hablar―. Aquella vez que viniste a disculparte, yo… no reaccioné a tiempo. Quiero decirte que no hay nada que perdonar. Comprendo que no fue culpa tuya y no debes de sentirte mal ni apenado por eso, Wakamatsu ―mencionó en un tono más dulce―. A muchos les pasó y seguramente ahorita te encuentras mucho mejor. Es lo importante. Así que…

 

―No hagas esto ―le interrumpió el Alfa. Sakurai se quedó mudo, sin comprender―. Escucha, si esa noche te invité, no fue sólo porque quisiera cenar contigo, lo hice con una sola intención: cortejarte ―Ryo incluso pudo observar cómo se ponía un poco coloradito el Alfa y sintió cálido el pecho―. Así que no te conviene acercarte a mí, yo no sé… si en algún momento vuelva a perder el control. Y me asusta que eso pase. En especial contigo, eres el único Omega que me hace sentir tan inquieto. No puede ser bueno.

 

Sakurai inhaló profundo al escuchar sus palabras y su pecho se sintió aún más cálido― ¿Lo soy? ―preguntó sin poder resistirlo. Wakamatsu asintió en silencio― ¿Y aún quieres… co-cortejarme? ―movió los dedos ansioso, nervioso. Se mordió los labios.

 

En ese momento, dos Omegas de rango I, pasaron junto a ellos, ambos les dedicaron una mirada de asco y un comentario sobre lo repugnante que era ver a dos personas de diferente rango y lo alentador que era saber la clase de castigos que le esperaba al de menor estatus.

 

Eso generó que Sakurai se alejara un poco del Ala, pero a Wakamatsu ya no le interesaban los rangos, menos cuando ese Omega había sido valiente para hablar con él.

 

Y Wakamatsu, alentado por ello, tomó la mano del Omega y la besó con cariño― Si te dijera que no, me estaría traicionando y engañando a mí mismo, Sakurai.

 

El castaño sonrió nuevamente y asintió con un gran sonrojo, una emoción como ninguna otra le llenaba de dicha.

 

 

 

***

 

 

 

Murasakibara estaba exhausto, así que a las diez decidieron cerrar el local: el chico nuevo, Sakurai y él.  Estaban en eso cuando empezó a escuchar su conversación.

 

―¿Entonces tú conoces a Tatsuya? ―escuchó que se cuchicheaban entre ellos. Era Sakurai el que había hablado.

 

―Sí, estudia conmigo. Por eso me dijo de este trabajo porque él no había podido con el ritmo, pero que seguramente yo sí podría. He trabajado en cafeterías antes ―en ese momento, el Alfa lo vio sonreír, detalló su perfil y se dio cuenta que en nada se parecía a Himuro.

 

¿Dónde estaba ese lunar que mataba a cualquier Alfa? Sus ojos no eran los mismos. El trabajo había cambiado por su ausencia. Cosa que el pelimorado jamás admitiría.

 

―¿Y cómo ha estado? ―preguntó Sakurai― No lo he ido a visitar.

 

―Pues ya sabes, como siempre, hay una manada de Alfas atrás de él, intentando cortejarlo ―respondió como si fuera la conversación de siempre. Pero eso alertó al Alfa―. Aunque creo que lo está intentando con uno que… ay, no sé ni cómo se llama, pero el punto es que es un Casanova. Incluso suelta su aroma sobre Himuro para que nadie más se acerque.

 

―¿De verdad? ―preguntó asombrado Sakurai, pues cuando un Omega dejaba que un Alfa hiciera eso, era porque iba en serio― Cielos, yo no sé si dejaría que alguien me hiciera eso.

 

―Pues ya ves.

 

Siguieron conversando, y aunque Murasakibara intentaba seguir guardando las cosas para irse lo más pronto de ahí. Su pecho empezó a pesarle y su estómago lo sentía ardiendo. Algo no estaba bien.

 

Himuro había dejado que otro Alfa lo impregnara con su olor, estaba dejándose marcar –no de una manera directa- y pertenecer por alguien más. Eso quería decir que esos dos seguramente ya habían tenido algún encuentro sexual o peor, ya todo lo que conllevaba la parte sexual.

 

Era desalentador. Era insano. Y eso… a eso le llamaba traición.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

Después de aquel día, Midorima y Takao estaban muy nerviosos durante la jornada laboral. Intentaban ser discretos al momento de observar al otro, pero realmente no lograban su cometido. Siempre se sonreían y se sonrojaban. Tomaban sus manos cuando se podía y acariciaban los dedos ajenos como si la textura de éstas fueran sumamente especiales.

 

Midorima no se volvió meloso, él no era así. Era más bien torpe y si se daba cuenta que Takao lo descubría mirándolo, volteaba a otra parte y se acomodaba los lentes. Lo cual era realmente divertido para el Omega. Era demasiado obvio y eso le gustaba. Jamás había conocido a un Alfa como Shin-chan.

 

Habían salido a cenar o pasear, pero… y realmente no sabía cuánto tiempo era el ideal para eso, porque quería besarlo, estaba ansioso. Sólo quería un suave beso en sus labios

 

Al parecer a Midorima no le tenía la cabeza dando vueltas, porque siempre estaba torpe, es verdad, pero tranquilo en cuanto a ese tema. ¿Sería que no sentía más atracción? ¿O era demasiado respetuoso con los Omegas? Porque eso él ya lo sabía al haber tratado con él, pero tampoco era para exagerar.

 

Así que acabado el turno, se puso un brillo labial que había comprado para poder seducir más al Alfa, para verse irresistible. Soltó su aroma ligeramente, dejando que su intensidad fuera tan tenue como una ligera brisa de primavera. Salió del baño, cuando lo hizo, notó que Shin-chan ya lo esperaba. Y también notó cómo abrió la boca cuando lo vio salir.

 

―¿Listo? ―le preguntó Takao para picarlo un poco, pasando también junto a él para permitirle recibir su aroma. Era tan, tan ligera que Midorima no sabía si realmente el Omega lo había hecho a propósito o no.

 

―Sí ―respondió el Alfa algo idiotizado―, sólo deja archivo unas recetas ―Takao asintió sonriendo, esperando en el marco de la puerta, así que Midorima fue rápido a su oficina para hacer eso y poder disfrutar de su tiempo con aquel lindo azabache.

 

Mientras esperaba a que saliera, Takao percibió que alguien conocido se acercaba, pero se le erizaron todos los vellos del cuerpo al saberlo. Fue corriendo a la puerta trasera del consultorio, una puerta blanca al igual que todas, de madera.

 

―¿Qué haces aquí? ―interrogó con algo de incertidumbre.

 

―Escuchamos que regresaste a trabajar, así que venimos por lo que nos prometiste.

 

―Yo..

 

―Takao, te tratamos bien porque eres un Omega que siempre ha cooperado. Tú nos lo prometiste, nuestros familiares están sufriendo, necesitan medicamentos ―aseguró, intentando convencer al otro―. Dependemos de ti y de los medicamentos que nos den, ¿nos darás la espalda ahora? ―chantajeó terriblemente a Kazunari, porque sabía que era de aquellos que no dudaban en hacer lo que fuera por los más necesitados.

 

―Es que…

 

―Eres enfermero, quieres ayudar a la gente, ¿no? Estamos en tus manos, Omega ―aseguró haciendo una ligera reverencia―. Se nota que a ese Alfa le atraes, podemos usar eso a nuestro favor. No te pediremos tantos medicamentos como la vez pasada, no se dará cuenta. Por favor, ayúdanos. Sólo por esta vez.

 

 

Y a dos metros, Midorima estaba escuchando todo. Él había decidido mandar todo al caño –es decir, llegar más temprano al día siguiente para poder hacer lo de las recetas- para poder convivir más con Takao. Y se detuvo en seco al escuchar tan turbia conversación.

 

Si Takao les decía que aceptaba… sería la peor traición que jamás podría conocer.

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Bonita semana ^^ 


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