Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Medios Tonos (Omegaverse) por kurerublume

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hasta me da pena asomarme por aquí, pero ya que andamos en esto pues por fin vacaciones por dos semanas, las aprovecharé para terminar este fanfic que calculo tendrá 25 capítulos. Así que no falta mucho. Lamento la demora.

 

Agradezco tanto a los que aún están por aquí, ya tengo los siguientes dos capítulos. El siguiente retomamos a Kise y Aomine mi amor. 

 

¡Espero les guste!

CAPÍTULO XVIII: Al final de la semana


Hubo un gran silencio durante unos segundos, donde sentía que su corazón podía permanecer estable como siempre o completamente destrozado.

Apretó los puños y cerró los ojos, ¿cuál sería su respuesta?

—Lo siento —escuchó hablar a Takao—, estoy aprendiendo a ayudar de una mejor manera, me dieron una segunda oportunidad y la aprovecharé lo más que pueda. Pero…

—¿Eso qué quiere decir? ¿Nos harás a un lado? —preguntó ofendido el Beta que estaba acercándose peligrosamente a él— Ni usando tus encantos eres útil, no puede ser.

—No es eso —se defendió el azabache—, lo que estamos haciendo está mal. Por eso lo que yo tengo de sueldo lo usaré para comprar medicamentos. Así todos ganaremos, serán menos dosis, pero estoy seguro que lo lograremos.

El Beta se lo pensó, entrecerrando los ojos— Kazunari, llevamos mucho de conocernos y sabes que todo es por una buena causa. Si tú me prometes juntar la dosis que necesitamos, no tengo ningún problema.

—Pero…

—La dosis de siempre o considera esto terminado, y no terminará en buenos términos —amenazó mientras se retiraba.

Takao se quedó solo al tiempo que suspiraba e intentaba calmarse lo más que pudiera. Sabía que esa amenaza no iba en vano y le daba pavor de lo que era capaz ese Beta. Pero no por maldad ni por dinero, la necesidad siempre había sofocado a los más desdichados socialmente. Ese Beta siempre estaba así, buscando conseguir por todos los medios la dosis para los celos de Alfas y Omegas de rango inferior.

Midorima decidió volver a su oficina al notar que Takao necesitaba calmarse, le quería dar su espacio. Por dentro, el peliverde estaba dando saltitos de felicidad, se sentía tan entusiasta, tan capaz de todo; tan bien respondido y orgulloso de decidir cortejar a semejante joya de Omega.

Por eso cuando Takao se asomó a su oficina para preguntarle si ya se iban a cenar algo, Midorima inmediatamente fue hacia él, tomándolo de las mejillas con sumo cariño.

—Gracias, Kazunari —le susurró cerca de sus labios— ¿Puedo besarte? —preguntó con seguridad, pues lo que más deseaba en ese momento era sólo eso, besarlo con todo ese amor que empezaba a desbordarse de su interior.

—Shin-chan —respondió sonrojado, acercándose todavía más, cerrando sus ojos para finalmente sellar esa promesa. Al separarse, ambos sonrieron embobados—. ¿Por qué tan de repente?

—¿No llevamos ya mucho deseándolo? —respondió alegre Midorima.

—¿A dónde iremos a cenar, Shin-chan? —cuestionó intentando hacer el ambiente más casual.

—Esta vez decides tú, Kazunari —respondió mientras lo abrazaba y le colocaba su abrigo—. Quiero saber qué lugares frecuentas para cenar.

—Bien —sonrió el azabache con el corazón galopando y golpeando su pecho. El Alfa que tenía frente a él merecía quizás mucho más de lo que él le podía dar.

No importaba, si Shin-chan pensaba que con él era suficiente, se iba a asegurar de que así fuera todo el tiempo que pudiera.

Por eso la cena se sintió como una dulce melodía, con armonía, con calma. Fluyendo sin esfuerzo y culminando con más besos en la puerta de su casa. Con susurros de «te quiero» y muchas más que lograron afianzar ese amor que iba creciendo.

 

***


A la mañana siguiente, el fiel Kagami estaba acompañando a Tatsuya a la escuela. Sólo que dominaba un silencio inusual. El pelirrojo ya estaba harto de no poder hablarlo, así que lo soltó sin más.

—¿Por qué dejas que un tipo que conoces hace poco te marque con su olor?

El azabache volteó a verlo con algo de molestia— ¿Qué tiene eso de malo? ¿No es mejor para evitar problemas con otros Alfas? Además, es un caballero y me trata muy bien.

—Eso es cierto, pero… que lo hayas hecho justo ahora lo hace obvio, ¿no? No sé si eso esté bien.

Tatsuya rodó los ojos— Mira quién habla de lo que está bien, si te quieres cortejar a uno de nuestros maestros que es mayor de edad.

—Pronto cumpliré la mayoría de edad —se defendió.

—Lo sé, es en menos de dos semanas, no hace falta que lo digas. Llevas así desde hace un mes.

Taiga sonrió aún más— Ya pronto podré cortejarlo sin barreras de por medio, no habrá excusa que valga.

—¿Y si ya tiene un hijo o algo así? —le picó el azabache.

—Con gusto lo criaré como si fuera mío —Tatsuya abrió la boca sorprendido, normalmente Taiga era más asustadizo con esos temas. Y ahora parecía que estaba listo para ser padre y esposo. ¿Qué le estaba pasando? —. Y antes de que pienses cosas que no, ya me fui a revisar y no tengo ningún efecto con las pastillas, no las tomaba tan frecuentemente. Pero es que no lo puedo evitar —aseguró con semblante firme—, él es para mí.

Himuro simplemente asintió en silencio, decidiendo dejarlo ahí por la paz— Ya llegamos, ahí está, ve a saludarlo —señaló mientras se iba hacia las rejas a verse con su novio. Taiga sólo lo vio llegar junto a ese Alfa, y antes de verlos besándose y todo el show, se dirigió hacia el maestro suplente.

—Buenos días —le saludó.

—Kagami, buenos días —sonrió el Omega con dulzura, cosa que derritió aún más el corazón del Alfa, verlo sonreír era increíble—. Siempre acompañando a Tatsuya, qué fiel —comentó con cariño.

—Claro, aparte me gusta venir aquí, me gusta hablar contigo —tenía que empezar a hablarle de tú, ya no podía hablarle tan respetuosamente. Debía acostumbrarse.

Tetsuya se sonrojó un poquito y volteó a otra parte para saludar a otros alumnos que iban ingresando a la escuela. Muy sutilmente sus feromonas parecían invitar a Kagami, lo cual le brindó cierta satisfacción. Era la segunda vez que lograba eso en el Omega, no solamente significaba que no le era indiferente, sino que la atracción seguía estando ahí.

En dos semanas más saldría con todo por cortejar a Tetsuya.

—Será mejor que vaya entrando, las clases pronto comenzarán. Gracias por pasar a saludar —el Omega hizo una leve reverencia y dio media vuelta.

Kagami sin intención pudo observar cómo ese pantalón marcaba esos glúteos redonditos. Pasó saliva, una sed y un hambre tan voraz lo dominaron durante unos segundos, tan intensos, que se asustó de sus pensamientos. No podía esperar para tener la mayoría de edad.

 

***

 

Tatsuya igualmente se encontraba con su novio, se llamaba Kai, un Alfa de cabello negro y piel blanca, así que era del mismo rango que él; robusto y muy apuesto. No por nada decían que era un Casanova, tenía todo para serlo.

Tomó sin pena alguna la cintura de Himuro, quien gimió de sorpresa al verse totalmente pegado al cuerpo ajeno. Notó como el Alfa lo volvía a marcar con su fuerte aroma, cerró sus ojos y permitió que terminara de hacerlo.

—¿Está bien si hoy vengo por ti? —preguntó Kai mientras lo besaba con algo de mesura y se dirigía hacia su cuello— Hoy te necesito, Himuro —le susurró con la voz ahogada en deseo.

Tatsuya sonrió y gimió para deleite de su novio— Sí —respondió suavemente mientras pasaba su lengua por sus labios.

Por eso, al salir de la escuela y ver a Taiga, le pidió amablemente que hoy no regresarían juntos porque saldría con su novio. No pareció agradarle mucho al pelirrojo, pero accedió porque al final eran sus decisiones. Sólo le pidió que tuviera mucho cuidado.

Minutos después llegó Kai con una gran sonrisa. Tatsuya lo recibió con un abrazo y profundo beso que disfrutó completamente.

Fueron a comer unas hamburguesas, claro que Tatsuya comió una pequeña y una ensalada, debía mantener una buena figura, era parte de su dieta una ensalada nutritiva. Kai de vez en cuando le daba besos y pasaba su mano por sus muslos, apretando esa zona que generaba un cosquilleo en ambos.

—¿Quieres ir al cine a ver la peli que te dije? —le preguntó Kai con entusiasmo.

—Claro, justo te iba a decir eso —y sin más, dieron marcha hacia el cine.

Al llegar, Kai pagó las entradas y fueron rápidamente hacia la sala, pues la película ya había comenzado. Tomaron asiento y Tatsuya pudo sentir cómo el Alfa posaba su mano sobre su rodilla y lentamente iba subiendo. Se miraron fijamente y se besaron intensamente. Kai sujetó su cabeza y jaló su cabello un poco, eso le gustó al Omega, quien profundizó el beso. Dejando que ese aroma dulzón saliera para aturdir aún más a su Alfa.

—Necesito hacértelo ya —confesó Kai con los ojos entrecerrados—. Vámonos.

Tatsuya se dejó llevar con un ligero escozor en su pecho. Él era virgen todavía, tenía la esperanza de hacerlo con alguien a quien amara, no era sorpresa que siempre hubiera imaginado hacerlo con Murasakibara. Sus noches en vela normalmente terminaban con esa fantasía.

Pero quería explorar, quería dejarse llevar y conocer. Kai lo trataba muy bien, jamás se sobrepasaba con él cuando se besaban. Cuando lo marcaba lo hacía lo más sutil posible para evitar alocarse. Y en esos momentos, estaba lleno de deseo, su entrada se contrajo ansiosa; quería hacerlo con Kai, con su novio.

Por eso le fue muy sencillo dejarse dominar, dejarse besar, acariciar; frotarse sin pena contra su novio, gemir su nombre mientras cerraba los ojos y lo hacía ver las estrellas con cada embiste. Acariciar cada centímetro de piel para erizarse y calentarse por más. Era la pura gloria, lo disfrutó en su apogeo y después de éste. Pues su amante lo abrazó y le dedicó besos dulces.

Su Omega estaba reconfortado y satisfecho. Él también.

 

***

 

Acabando su turno, fue al baño de empleados para arreglarse un poquito antes de su cita. Le seguía dando un poco de vergüenza que los demás lo vieran con un Alfa de rango superior.

Sabía que afuera los verían con malos ojos, a pesar de que sólo era un rango de diferencia. Se alegraba por ello, ya que de lo contrario, de ser de rango más bajo, probablemente Sakurai ya ni estuviera ahí para preocuparse por sus problemas.

A pesar de eso, había escuchado de un movimiento nuevo en contra de los rangos, un movimiento que empezaba a sonar, hacer eco y juntar más personas. Pero Sakurai prefería no meterse en problemas.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta fue abierta, ya no había ningún cliente y las persianas estaban cerradas.

—¿Puedo pasar? —le preguntó Kosuke con una gran sonrisa— Perdona si me tardé, tenía que terminar otro reporte antes de irme. Si no, mi jefe me iba a colgar —bromeó mientras se acercaba más al Omega.

—No te preocupes —le respondió y cerró la puerta de la pastelería, igual que bajó la persiana para que ninguna persona pudiera interrumpirlos ni observarlos.

Era algo que había planeado y que seguramente, si al Alfa le gustaba, seguirían haciendo. El castaño ya había pedido permiso a Murasakibara, quien pareció darle lo mismo que el castaño quisiera estar una hora más para poder conversar con un “amigo”. Siempre y cuando dejara limpio y bien cerrado.

Sakurai quería que su primera cita fuera ahí, donde podían olvidarse de los demás por un lapso breve. Ahí se sentirían más cómodos.

Ya había una mesa preparada para que cenaran, había unos panecillos rellenos de queso con ajonjolí, café negro, leche; pan dulce de diferentes sabores que se hallaban en la repisa.

—¿Qué es esto? —preguntó intrigado Wakamatsu.

—Quiero que nuestra primera cita sea aquí, es que…

—Es más privado y así no nos tenemos que preocupar por los demás, ¡qué gran idea! —lo felicitó el rubio al tiempo que le sonreía gratamente, eso le dio mucho gusto al Omega—. ¿A poco tu jefe te dio autorización?

—Sí, siempre y cuando deje todo limpio y bien cerrado.

—Pues qué bondadoso es tu jefe, eh. No hay muchos así, uno pensaría que ese gigantón es un maldito —comentó natural el Alfa.

Sacó una pequeña risa en el Omega, pues él también había pensado eso cuando fue a pedir el trabajo. Pero no, todo lo contrario, su cara no era la más alegre ni entusiasta, pero trabajaba y era bondadoso cuando se lo proponía. Además de que parecía darle igual todo menos los postres y dulces.

—Ven, toma asiento —invitó a Wakamatsu a su lado, quien rápidamente se sentó y por un breve momento, sintió que eran toda una pareja. Su Omega ya con la cena para mimarse mutuamente y platicar de lo que quisieran—. ¿Qué deseas? —preguntó con una voz calmada y tan suave que el rubio recordó aquella vez que lo conoció… y su incidente en el baño por sus pensamientos tan irrespetuosos.

—Yo… ahm… —titubeó—, ¿puede ser dos de queso?

—Claro —contento el Omega le sirvió mientras el Alfa servía café para los dos—. Entonces, cuéntame más de ti, Wakamatsu.

Ese fue el inicio de la velada más increíble, tranquila y alegre que pudieron recordar los dos. Había funcionado, en ese lugar, sin nadie que los juzgara, pudieron expresarse libremente, platicar cómodamente y conocerse un poco más con cada palabra que compartían.

Usarían esa pastelería para sus siguientes citas. Y para su primer beso. Uno que al principio fue torpe, pero dulce. Un roce tan inocente que repitieron varias veces durante la cena. Lo inició Wakamatsu, pero Sakurai se encargó de seguirlo y de repetirlo.

 

***


Mayuzumi esa noche había decidido invitar a Wakamatsu por unas copas, como lo usual y sin problemas. Compañía que ambos disfrutaban.

Cuando se acercó a él lo primero que notó fue una sonrisa quizás demasiado estúpida por parte del Alfa, lo que generó sospecha en el rubio. Mayuzumi conocía esa sonrisa de idiota, pero aún así decidió intentarlo, igual y podía sacarle la verdad al Alfa.

—¿Quieres salir hoy? —preguntó con clara intención de coqueteo— Siento que moriré de aburrimiento.

Wakamatsu dejó los papeles que estaban terminando de revisar, porque era el reporte que le había pedido Akashi desde inicio de semana y sin ellos no podría salir a tiempo. Por eso ver a Chihiro ahí le fue peor. No sabía rechazar— Yo… sabes que me encantaría, pero debo terminar este reporte y…

—Ese reporte ya solamente lo estás revisando, te puedo esperar hasta media hora si gustas —comentó sin importancia, pero ansioso por que el Alfa le dijera la verdad. Sabía que el rubio era un Alfa con corazón noble.

—Es que… tengo que salir corriendo de aquí para irme a un compromiso. No creo que se pueda hoy.

Mayuzumi decidió hacer entonces algo más arriesgado, cerró la puerta y le puso seguro— ¿Entonces quieres coger rápido? Lo necesito —dijo al tiempo que se quitaba la corbata.

El Alfa se puso rojo y desvió la mirada, poniéndose de pie frente a su escritorio— Lo siento, no es un buen día. Es que… yo…. ¡Encontré a alguien! —confesó finalmente, esperando un berrinche por parte de Mayuzumi, quien simplemente sonrío con burla.

—¿Y cómo se llama, querido? Ya sabes que soy tan celoso —comentó sarcástico mientras tomaba asiento frente a Wakamatsu—. Creí haberte dicho algo muy sencillo cuando empezamos a coger, y era simplemente que me dijeras cuando encontraras a alguien.

—Lo siento.

—No te disculpes, sabía que pasaría tarde o temprano, ya van varios que se me escapan así —bromeó aunque era totalmente cierto—. Me contarás de esa persona especial el lunes, tenlo por seguro. Termina eso y ve corriendo a tu cita —se puso de pie y le dedicó una última sonrisa al rubio.

Ah, ahí iba otro prospecto increíble, cazado por alguna belleza. Esperaba que no le rompieran el corazón en el camino.

Se dirigió a los baños antes de irse a ese bar, seguro atrapaba a alguien y podía descargarse. Justo cuando entró observó esa cabellera naranja junto a una sonrisa tétrica.

—¿Entonces te han rechazado? —preguntó Kotaro con fingida lástima— Deberían de ser más discretos para hablar de esos temas, ¿no crees?

Mayuzumi al principio se descolocó, ese Alfa pedante había escuchado su conversación. Y lo peor, había escuchado cómo otro Alfa lo rechazaba. Genial.

Retomó una postura serena antes de responder— Bueno, si hubieran más personas que se metieran sólo en sus asuntos, se nota que algunos tienen tiempo de sobra.

—¿Insinúas que soy un entrometido?

—No lo insinúo, te lo estoy diciendo —respondió para picarle.

—Al menos a mí no me han confundido con un Omega ni me han rechazado por encontrar algo mejor —oh, eso le había dolido, especialmente lo segundo porque vaya que era verdad. Él ya estaba acostumbrado a eso, pero escucharlo de ese maldito fue la cereza del pastel.

Iba a responder, pero no encontró las palabras para rematar. Kotaro lo vio por el espejo y pudo contemplar a un Beta sin nada que decir, dolido; se sintió algo mal por haberle recordado su situación.

Recordó aquella vez que lo vio en los baños, de verdad parecía un Omega, uno delicado. Pero era sólo un Beta normal, lindo, pero normal en los demás aspectos.

—Con permiso —dijo Mayuzumi dispuesto a largarse de ahí al haber hecho el ridículo.

—¡Espera! —lo detuvo Kotaro— Dije algo que no era de mi incumbencia. Te invito un trago, seguro lo necesitas. Porque yo necesito uno también.

—¿Y qué haces aquí a todo esto? ¿No eres un estudiante?

Kotaro sonrió— Lo soy, en dos meses me gradúo y vine hoy para conseguir un empleo en cuanto lo haga. Así que bien por mí, necesito festejar y tú necesitas desquitarte.

La idea era así de sencilla, lo cual le pareció bien a Mayuzumi.

—Pediré lo más caro del lugar —le advirtió al Alfa, quien asintió aún con esa sonrisa de victoria mientras lo guiaba al bar.

 

***


—¡¿Qué crees que estás haciendo, Nebuya?! —exclamó enfadado el Omega al recibir semejante noticia de su amante— ¿Sabes lo que puede pasar si mis padres se enteran que estás con el movimiento de igualdad?

Pero el moreno no se inmutó— Es lo correcto, tenemos que acabar con los rangos, Reo.

—Eso es verdad, pero… si se enteran, ¿crees que te dejarán seguir trabajando con nosotros?

—¿Deseas que toda mi vida permanezca como tu sirviente? —cuestionó el Alfa enarcando una ceja—. Reo, quiero tener una vida contigo; sin escondernos ni temer por lo que pueda pasarme sólo por amarte.

Mibuchi se quedó sin palabras, sorprendido— ¿Me amas? —preguntó casi sin creer lo que había escuchado.

—Lo he hecho desde hace años en realidad, no sólo me gustas, Reo. Estos días me he dado cuenta que puedo hacer lo que sea por ti, por eso es que me uní al movimiento. Quiero… —se rascó la nuca antes de seguir hablando—, si tú también quieres, me encantaría formar una familia contigo, Reo. Me haría muy feliz que fueras mi esposa, mi Omega. Y eso no puede ser si sigo como tu sirviente.

El Omega se quedó en silencio, acercándose lentamente al moreno— No sabía que pensabas todo eso —lo tomó de las mejillas, haciendo que volteara a verlo—. Siento cómo mi Omega está feliz y ansioso por todo lo que me has dicho, sí quiero eso contigo, Nebuya —se sonrojó, algo extasiado por una confesión así—. Deseo ser tuyo, que… que me embaraces y tener hijos. Todo a su tiempo, claro. Pero lo deseo, sólo contigo.

El Alfa comenzó a despertarse, abrazando posesivamente a Reo— ¿Entonces entiendes por qué estoy haciendo esto? —dijo al tiempo que lo tomaba de la cadera y lo subía a una mesa, dejando que su pareja lo pegara más a él con sus piernas.

—Sí —gimió—, no quiero que te pase nada, Nebuya —confesó con preocupación—. Para tener un futuro contigo, te necesito vivo —cerró los ojos, temiendo que el Alfa notara las lágrimas que querían salir.

—Y lo estaré, siempre dispuesto para ti, Reo —le confesó con una sonrisa mientras buscaba sus labios para quitarle toda la preocupación.

Ese movimiento por la igualdad entre personas estaba tomando cada día más protagonismo y simpatizantes, principalmente jóvenes que estaban hartos de la sociedad en la que vivían.

En unas semanas serían testigos de un cambio como ningún otro.

 

 

Notas finales:

Nos seguimos leyendo. 


A todo esto, ¿hay algo que quieran ver con alguna pareja? Por curiosidad.


 


¡Les mando saludos y besos! Cuídense mucho. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).