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Medios Tonos (Omegaverse) por kurerublume

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Notas del capitulo:

Agradezco a NekoT, Pop Corn y Paty por sus reviews.

Espero les guste el siguiente capítulo jaja para que nos pongamos de buen humor, caray.

CAPÍTULO VIII: Esos Alfas

 

 

Estaba en su consultorio, volvió a leer el mensaje que su enfermero había tomado. El CEO Akashi Seijuro le estaba pidiendo una cita a la brevedad, algo de suma importancia debía ser para que esa persona le llamara. Aunque no le daba buena espina para nada.

 

Realizó una llamada telefónica en la que acordaron la cita para ese día… en media hora.

 

¡Carajo! De verdad debía ser muy importante.

 

Se quitó los lentes y masajeó sus sienes— Takao —llamó a su enfermero y este tardó apenas dos segundos en aparecer—, saldré un momento, cuida el consultorio. La siguiente cita es dentro de una hora y media, pero si se te presentan problemas, no dudes en marcarme, ¿entendido? —preguntó mientras sacaba su bien conocido amuleto del día.

 

—Entendido, Shin-chan —respondió sonriente Kazunari. Midorima decidió pasar por alto ese nombrecito que se empeñaba en decirle el Omega, había cosas más importantes que atender.

 

Se quitó su bata y se puso un saco negro que combinaba perfectamente con toda su personalidad. Una camisa azul y pantalones negros. Acomodó sus lentes y salió de ahí, sabiendo que un automóvil ya esperaba afuera para llevarlo al corporativo.

 

Veinte minutos más tarde, estaba firmando su entrada a ese lugar. Subió al elevador, último piso, obviamente. Y al abrirse las puertas, quedó fascinado por lo pulcro del lugar. Las paredes eran de un color verde sólido y el piso relucía de limpio.

 

—¿Doctor Midorima Shintaro? —preguntó un castaño, algo delgado a su parecer. No, más bien, ¿desde cuándo Akashi contrataba Omegas? No pasaba desapercibido ese muy sutil aroma dulzón.

 

—Sí —respondió antes de seguir divagando.

 

—Por favor, el director lo espera —le sonrió y lo dirigió a la gran oficina—. ¿Desea algo de beber? Tenemos café, té, agua natural, jugo… o puedo traerle algo en particular que desee.

 

—Así está bien, gracias —contestó, notando cómo Akashi hizo una seña a su asistente para que cerrara la puerta. Y volvió a hacer otra para que el peliverde tomara asiento—. ¿Y bien? ¿Qué es eso tan urgente, Akashi? —preguntó una vez ambos estaban sentados de frente.

 

—Directo al grano, eh —respondió el CEO—. Tengo un caso por demás interesante, necesito que revises las siguientes composiciones para descubrir una anomalía —le pidió ofreciéndole un sobre bastante pesado—. No es necesario recalcar lo imperativo que esto resulta. Discreción sobre todo, Dr. Midorima.

 

—¿Puedo llevarlo conmigo o es necesario que lo analice aquí?

 

—Preferiría que lo hiciera aquí, pero accederé a que se lleve solo algunas hojas si considera necesario continuarlo en su casa o en su consultorio —se recargó en el sillón, completamente relajado. Midorima lo pensó bastante.

 

—Bien, ya para que me hayas pedido un favor, es porque no sabes a quién recurrir —afirmó con voz tranquila, casi calculadora por cualquier reacción por parte del otro.

 

Pero Akashi simplemente sonrió— Efectivamente. Y comprenderás mis razones en cuanto leas el documento.

 

Vio su reloj: aún le quedaban cincuenta y cinco minutos. Se acomodó sus lentes  y empezó a leer el documento.

 

------------

 

Por su parte, Takao estaba a dos de rascarse la panza. Sin Shintaro ahí parecía volverse todo muy aburrido, lo cual era irónico porque no poseía una pizca de gracia.

 

No lo negaba, su jefe era apuesto y le encantaba su manera de ser. Así de quisquilloso y respetuoso; de trabajador; de mandón, enojón, supersticioso… ok, el punto era que tenía muchas cualidades.

 

Al ver el reloj del consultorio, se percató que vería a su cliente dentro de quince minutos.

 

Otra vez esa pesadez de la culpa lo invadía sin remedio y sin piedad.

 

¡Dios, le estaba robando a alguien que no se merecía eso!

 

Le sorprendía que Midorima aún no se hubiera percatado de los productos faltantes, siendo que era todo cálculos y eficiencia. Pero no tardaría mucho para ello, de eso estaba seguro.

 

Takao se sentía muy triste, sabía que estaba echando por la borda un buen futuro, uno estable y con ingresos fijos por algo que tal vez no era la mejor manera de intentar ayudar. Pero ya qué otra opción tenía.

 

Contempló en silencio su lugar de trabajo durante el último mes. Y con resignación, abrió algunos frascos para vaciar de a poco unas pastillas, las cuales las metió en una bolsita negra.

 

Salió con cautela de ahí, encontrándose al mismo Beta de rango V que era el encargado de que las pastillas llegaran a los que la necesitaran. Aunque a veces iba con otra gente de rango inferior, pero eso era divertido porque podía platicar con ellos un poco ya que eran muy agradables.

 

—Gracias, Kazunari —dijo muy agradecido el Beta—. No sabríamos qué hacer sin ti.

 

—Conseguirse a otro, muy pronto me va a descubrir mi jefe y adiós Cédula, adiós todo —admitió con un deje de tristeza.

 

El Beta vio su preocupación y lo acarició— Lamento haberte puesto en esta posición, eres una buena persona. Si necesitas que te ayudemos para escapar, podemos…

 

—No —interrumpió—, yo podré arreglármelas. Gracias —sonrió con ternura antes de despedirse de su… ¿amigo? Quería pensar que lo era.

 

 Pasó casi una hora más para que llegara su jefe. Los pacientes ya habían llegado y Takao tuvo ganas de charlar con ellos en lo que llegaba el doctor. Eran personas muy agradables, además de que con esa sonrisa que se cargaba el Omega, pues era muy fácil apreciarlo y confiar en él.

 

Una vez llegó el peliverde, obviamente con el ceño bien fruncido, más que de costumbre, Kazunari supo que tenía que distraerlo de lo que fuera que lo traía así. Seguro esa junta había sido todo menos tranquila.

 

—Shin-chan —lo llamó suave—, tus pacientes ya llegaron.

 

—Bien, pásalos en tres minutos, necesito…

 

—Entiendo, también te traeré agua —el Omega salió deprisa y volvió con igual velocidad al consultorio—. Si necesitas algo más, no dudes en llamarme —depositó el vaso en su escritorio y, una vez hubo capturado la atención del Alfa, le sonrió—, estoy para apoyarte, Shin-chan —afirmó con un bonito gesto y Shintaro sintió algo muy cercano al aprecio.

 

Sí, había contratado a un buen enfermero.

 

***

 

Al despertar, Kosuke acarició esas bellas piernas con un vello tan fino que prácticamente no se sentía. Mayuzumi dormía a su lado, apacible y glorioso en su desnudez.

 

Pero ahí fue cuando se dio de algo: no se le erizaba la piel como con el otro Omega y su amiguito estaba aún más dormido que él. «Curioso» pensó al tiempo que se movía cauteloso fuera de la cama. Era sábado, así que no tendría que ir ni a la escuela ni al trabajo.

 

Siendo sincero, era pesadísimo eso. Le hostigaba tener que asistir a juntas, controlar sus labores en la empresa y además, presentar trabajos, exposiciones y exámenes para la escuela. Se supone que no debía quejarse, y no lo hacía, al menos no de frente, pero por dentro sentía que la cabeza le haría explosión algún día.

 

Estaba tan ensimismado que se sobresaltó cuando esa mano blanca le acarició la espalda.

 

—¿Estás tenso? —preguntó rozando su oreja.

 

—Supongo que un poco.

 

 —Lo bueno es que lo estás menos hoy que ayer. Créeme, me empeñé en eso —le guiñó el ojo y comenzó a  vestirse. Mayuzumi de verdad que se había esforzado por relajarlo al haberle hecho cuatro orales, dejando que follara su boquita a voluntad porque sentía que Kosuke lo necesitaba. De solo recordarle, al rubio le dieron ganas de pedirle que le hiciera una última y ya.

 

Pero se abstuvo porque había notado cómo le dolía la quijada al pobre Beta.

 

Tenía una mejor idea: él le regresaría el favor.

 

—Chihiro —le susurró antes de estamparlo en la pared y bajarle de nueva cuenta los pantalones que segundos atrás se había colocado—, disfruta —dijo coqueto antes de empezar a lamer su miembro.

 

—¡Ah, Kosuke! —se mordió el labio, excitado en menos de… ¿un segundo? Ese Alfa gritón y mandón siempre lo ponía a mil. Era la mejor pareja sexual que había tenido, le encantaba mimarlo y que lo mimara. 

 

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Antes de la hora de salida, se dieron un último beso para ir cada quien a sus hogares.

 

 Mayuzumi insistió en que iría por su cuenta, y una vez emprendió el camino, tuvo mucho que pensar. No sobre él, sino sobre alguien más. Alguien que lograba ponerle los pelos de punta mucho más rápido que Wakamatsu.

 

Un estudiante que a veces laboraba por proyectos en la empresa de Akashi.

 

Se sentía siempre tan culpable cuando se masturbaba pensando en él. Sabía de sobra que era un Alfa, pero de apariencia gentil aunque con una lengua bastante filosa, además de muy orgulloso. Eso último parecía ser una constante en los Alfas. Pero esa estúpida cara que se cargaba le había encantado hasta ese punto.

 

Aunque de su trato hacia él, dejaba mucho que desear. Su actitud era algo pesada cuando le hablaba a Mayuzumi, a pesar de que Akashi le pedía que mejorara su tono de voz, el estudiante siempre parecía que esa indicación se le metía por un oído y se le salía por el otro.

 

De haber sido Omega, ya hubiera usado una que otra cosilla para hacer que cayera a sus pies como muchos otros lo habían hecho sin necesidad de nada más que una sonrisa. Pero ese imbécil tenía una especie de escudo anti-Chihiro, nada funcionaba en él y el Beta estaba echando humo.

 

Ese tal Kotaro Hayama lo traía bien cortito sin darse cuenta. Venga, incluso el vago ese le sonreía a su compañero Furi, logrando además que el Omega se pusiera mil y un veces más nervioso que de costumbre,  y con él,  solo malos modos y palabras cortantes.

 

Y aun con todo eso, ahí estaba, encantado con ese Alfa. No sabía si era por su apariencia o porque lo veía como un reto. A veces le parecía divertido cómo Betas y Alfas caían por él, pero Kotaro nada más no… y pues sí, inconscientemente se volvió en un verdadero reto.

 

Lograría que ese Alfa, que se jactaba de conquistar a cuanto Omega se le cruzara en el camino, quedara prendado de él. Aunque precisamente ahí radicaba el problema: Hayama solo conquistaba Omegas, no Betas.

 

 Ya se las arreglaría cuando regresara por otro proyecto.

 

***

 

Para el regreso de Reo Mibuchi al lado de su “fiel” gorila… es decir, sirviente, fue lo que le seguía de incómodo.

 

Eikichi iba conduciendo el carro, modelo de ese año en color azul. Sí, iba conduciendo y se suponía con un carajo que debía tener la vista fija en la calle, ¡no en el Omega!

 

 —Ojos adelante, sirviente —pidió a modo de orden Mibuchi, quien ya estaba fastidiado de esa mirada penetrante y que parecía desnudarlo sin esfuerzo. Casi le obligaba a retorcerse para intentar cubrir el más mínimo rastro de piel.

 

Pero a la vez estaba acostumbrado a eso, sí le incomodaba, pero ya era casi rutina que así fuera. Por eso siempre procuraba evitarlo, pero ah, qué gran falla no haber protestado cuando sus papás le dijeron que él lo acompañaría a esa cena.

 

¿Y había servido de algo? No, lejos de eso, más bien sentía que todos se alejaban de su lado cuando llegaba ese Alfa de rango VI. El rango más bajo de todos y que, lejos de sentirse poca cosa, tenía la frente en alto. Eso era algo que le gustaba de su sirviente, que no se parecía a ningún otro con todo y su actitud de mierda. Que imponía mucho sin decir palabra alguna.

 

—¿Se divirtió en la cena? —preguntó sarcástico Nebuya.

 

Reo casi pone los ojos en blanco— No es de tu incumbencia. Aunque puede que haya encontrado un prospecto —afirmó ocultando una sonrisa de satisfacción al observar cómo el Alfa apretaba el volante, intentando con eso controlar su enojo.

 

Su sirviente tenía que aprender que no le pertenecía y que jamás lo haría.

 

Lo que había pasado años atrás tenía que cubrirse de polvo de una vez por todas, tenía que guardarse muy adentro de sus recuerdos para jamás volver a salir.

 

«Solo fue un error» se repitió por séptima vez el Omega antes de dedicarse a observar el paisaje por la ventana, en silencio y volviendo a ignorar las insistentes miradas del Alfa.

Notas finales:

¿Qué opinan de nuestros Alfas? ¿Cuál es su favorito? :)

Se me había olvidado avisar que estaré actualizando domingos y miércoles ^^, para que no se saquen de onda por si ven que les aparezco tan seguido jaja.

Nos seguimos leyendo.

¡BESOS!


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