Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Boda al estilo Vongola por Ayumi Kuran

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Primero quiero disculparme por tardar en actualizar...para mí es difícil ser puntual en esto aunque no se por qué Dx

también quiero decir que el resto de mis historias como "Cielo desaparecido" pronto las actualizaré, en cuanto las avance un poco más por lo que pido que me tenga paciencia.

Y...¡finalmente hemos llegado al final! xD Aquí está el final de este three short :3 y ahora quisiera saber si, ¿quieren que haga la luna de miel? Y si es así, ¿de qué parejas?

Si soy sincera no pensaba hacerlo pero ya que 1827Forever1827 me dio la idea...pues les dejaré escoger xD

Tras la boda de Dino, el rubio estaba con el alma fuera de su cuerpo, sintiendo como Mukuro se dedicaba a besarlo y sobarlo a la vez que molestaba a Hibari de algo que nadie podía escucharlo, pues por muy cotillas que fueran no lo eran lo bastante como para dejarse asesinar por ese par. Mientras esto ocurría, los miembros de la Famiglia Cavallone se encontraban llorando, celebrando que su jefe al fin había encontrado el amor, habiéndose casado…claro, que eso solo lo pensaban ellos pues Dino lo único que quería era matarse antes de que empezara su vida conyugal, sobretodo la luna de miel porque había visto que Mukuro le iba a dominar y… ¡Dios! Por un lado, admitía que quería sentir cómo sería eso pero por otro estaba acojonado. Y sip, lo admitía.


- Awwww.- La voz melosa del Gesso les hizo verlo.,- Qué bonito es el amor, me pregunto quién será el siguiente.


Una buena pregunta, una que hizo que todos se vieran entre sí, tratando de descifrar quiénes serían los próximos en casarse e incluso las apuestas comenzaron a volar de un lado a otro.


- Um… Byakugan – san.- La tierna Chrome se levantó de su sitio, un pequeño sonrojo en sus mejillas mientras lo veía.- ¿Oficiaría nuestra boda?


- ¡¿Qué?!


- Nufufufu por supuesto, aww me hace hasta ilusión.


- ¡¿Cómo qué tu boda?!- Antes de que nadie pudiera impedirlo, Mukuro apareció al lado de Chrome, abrazándola de forma posesiva.- ¡Nadie se casará contigo!


- Mukuro – sama, debe dejar de celarme, mucho más ahora que está casado.


- Nunca.


- Pero él podría pensar mal y su matrimonio…


- ¡¿Cómo puedes engañarme a solo minutos de casarnos?! ¡Insensible! ¡Quiero el divorcio!


- Kufufufu no cuela, no pienso darte el divorcio nunca.


- ¡Pe…!


- He dicho nunca.


- Mukuro – sama, por favor, no se meta en problemas y solo deje que me case.


- ¿Con quién?- Su mirada adquirió un brillo peligroso.- ¿Quién es el desgraciado que se atreve a alejarte de mi lado?


- Yo.


Su mirada bicolor viajo hasta el jefe de los Shimon, viéndolo de forma fija, en lo que se denominaba en un duelo de miradas. Lo que paso a continuación nadie se lo espero.


- Kufufufu espero que la cuides bien, sino te haré el infierno.


- ¡¿Ya está?! ¡¿No piensas decirle nada más ni impedirlo?!


- No, porque se gano mi confianza. Adelante.


- ¡Mukuro – sama!- Chrome se lanzo a sus brazos, abrazándolo fuerte antes de darle un beso en la mejilla.- Gracias, te quiero.


- Y yo a ti, Chrome.


Y de esa forma se llevó a cabo la boda más tranquila de toda la Vongola, una sin percances ni nada que hiciera reír a los invitados, mismo motivo por el que vamos a saltarla en estos momentos.


- Que lindo.- Murmuro el castaño, viendo a las distintas parejas que se habían formado.- Hoy está siendo todo un día lleno de amor.


- Demasiado amor.- EL ceño fruncido de Lal le hizo ver lo poquito que le gustaba esa atmosfera.- ¿Ahora quién va? O mejor, ¿podemos acabar con esto antes de que los mate ante todos?


- ¿Eh? ¿No estás siendo muy agresiva?


- Estoy tomando, eso basta para que no los haya matado a todos ya. Tanto empalago no lo soporto y a este paso el idiota va a querer que nos casemos también.


-…


- Tsunayoshi – kun…


- ¿Sí, Byakugan? Y por favor, no me llames de una forma tan empalagosa, da miedo.


- Nufufufu solo quiero que vengas y oficies mi boda.


- ¿Boda? ¿te vas a casar?


- Lo acabo de decir.


- ¿Con quién?


Su sonrisa se ensanchó al oírlo, teniendo sujeto del brazo a uno  de los inventores de Vongola que con un gran sonrojo en su rostro le resultaba imposible ver al castaño a la cara.


- Oh…No lo sabía.


- Lo siento, Tsuna – kun pero no es fácil decirle al mundo que salgo con esta cosa.


- ¡¿Eh?! ¿Cómo puedes decir eso, Irie – kun? CON lo que yo te amo.


- Byakuran – san, hágame el favor de dejar de meterme mano, sobretodo de meterla dentro de mi pantalón.


- Pero te ves tan tierno avergonzado.


- Byakuran, por favor, no quiero ver como tenéis de eso aquí. Mejor dicho: no quiero verlo.


- Pues tú te lo pierdes, al igual que los placeres del sexo.


-… ¿No querías que te casará?


- Nufufufu.


- Esa risa me recuerda a la de Spade.


- ¿Has dicho algo?


- Nada, nada, que nos demos prisa.


Y fue de esa forma, que con un firme agarre, fue Shoichi quien arrastro al peli – blanco hasta el altar, con su rostro sonrojado, sobándose la tripa a causa del dolor procedente de los nervios pero con la emoción saltando por todos y cada uno de sus poros. Tsuna, por su parte, jamás imagino llegar a oficiar una boda.


- Bien, pues yo, como Décimo Vongola, oficiare vuestro matrimonio.


-…


-…


Dos minutos después.


… Cinco minutos después…


… Quince minutos después…


- ¡¿Se puede saber a qué estás esperando para comenzar con la ceremonia, Tsunayoshi – kun?!


- A que se me ocurra un discurso gracioso como a ti y a Dino – san.


- Entonces nos quedamos aquí toda la vida, empieza ya.


- No tengas prisa, adicto a los malvadiscos. Solo necesito unos minutos más.


- ¡Lo que quieres es que te parta el trase…!


- ¡Ya lo tengo!


-…


- Queridos hermanos y hermanas, nos hemos reunido hoy en la parte trasera de la mansión para oficiar la boda del obseso a los malvadiscos y del que intenta gobernar el mundo, también conocido como Byakugan y al “gatito” que es Shoiichi.


- ¡¿Gatito?!


- ¡Qué buena idea! Podíamos ponerte unas orejitas de gato Sho – chan, ¡te verías adorable!


-…Por favor, sigue con la ceremonia antes de que decida huir o matar a mi prometido.


- Ok. Bueno, estamos aquí para unir sus vidas en una así que, Byakuran, ¿aceptas a Shoichi aún con sus dolores de tripa, sus vergüenzas y que seguramente te rehuirá tanto como pueda en cuanto intentes hacerle cosplay?


- Sho – chan me pertenece desde que nos conocimos y yo NO dejaré que huya lejos de mi lado.


- Shoichi, ¿aceptas al obseso de los dulces como tu esposo, en las buenas y en las malas, en sus ataques de azúcar y teniendo en cuenta su absurdo y perturbador carácter con el que prácticamente nadie lo aguanta?


- S – Sï…


- En ese caso yo os declaro marido y mujer, puedes besar a la novia.


- ¡¿Novia?! ¡Qué novia ni ocho cuartos, yo soy tan macho como cualquiera!


- ¡Claro que sí Sho – chan pero ahora dame mi beso!


- ¡Qué dejes de tratar de follarme delante de todos!


- ¡Jamás!


Haciendo como si no escuchará nada, ni viera a Byakuran estar tocando “al fiel amigo de Shoichi” se dirigió hasta donde estaba Uni, quien reía de manera animada al ver lo que esos dos estaban protagonizando, quitando pequeñas lágrimas de sus ojos.


- Es realmente divertido verlos.


- Sí tú lo dices…


El silencio se instaló entre ambos, cada uno comiendo un buen trozo de tarta de boda.


- No lo entiendo.


- ¿El qué no entiendes, Tsuna?


- El por qué todos se han casado de una manera rara si al final más de la mitada acabaran en divorcio.


- Eso no es cierto.


- ¿Eh?


- Están enamorados del contrario aunque no lo demuestren, solo que…bueno, son como son y han hecho una boda muy a su estilo.


- Verde y Fon se odian.


-Pero aman a Skull con fuerza y ambos son conscientes de que la nube los ama a los dos por igual.


- Reborn prácticamente secuestro a Lambo para casarse.


- lambo solo tenía miedo de la ira de Bianchi, por ello no hacía nada para estar con el tío pero bueno, al final ha pasado lo que paso y están casados,


- Dino – san no quería casarse con Mukuro.


- Querer, quería, solo que temía que la niebla jugará con él. Ahora que están casados quizás pueda ver que tiene sentimientos puros hacía su persona.


-…Que difícil es todo esto.


- Lo es pero de una forma u otra han luchado por estar con la persona que aman y ahora te pregunto yo, ¿no vas a luchar por quién amas?


- Uni, no tengamos esta conversación otra vez.


- Es necesario.


- No lo es…


- Amas a Hibari Kyoya, ¿por qué no puedes simplemente declararte, casaros y ser felices?


- Porque él no me ama a mí, le gusta estar solo y distante, ¡ni si quiera quiere que le roce! Prefiero no estropear lo que sea que tengamos.


- Si no arriesgas no ganas.


- Y si arriesgo y no gano lo pierdo todo.


- Pues yo creo que vas a ganar.


- ¿Por qué lo dices?


- Porque Hibari se está acercando la mar de serio, con intenciones de arrastrarte al altar.


- Eso no es cierto.


- Ya veremos, por ahora os dejo a solas.


Tal y como dijo, Uni se fue en busca de algo o alguien, dejándolo solo unos segundos antes de que llegará su guardián de la nube. A pesar de estar acostumbrado a verlo con traje, Tsuna no podía evitar suspirar internamente al ver lo atractivo que era, deseando poder lanzarse a sus brazos y devorar esos labios que tanto le atraían. Lástima que no pudiera.


- ¿Hibari – san?


Su guardián no dijo nada, solo lo cogió de la mano y lo obligo a caminar, apartando a todos de su camino con una simple mirada hasta estar en el sitió antes mencionado con la Arcobaleno del Cielo, haciendo que un escalofrío lo recorriera. ¿no podía ser lo que tanto había soñado, o sí?


 ¿Qué…?


- Herbívoro, cásanos.


- ¡¿Qué?!


- ¡Espera Kyoya!- Dino prácticamente corrió hasta ambos a tropezones, abrazando de forma protectora al castaño quien estaba en shock.- ¡No puedes con Tsuna!


- Kamikorosu.


- Kufufufu ponle una mano encima a mi esposo y te haré ver el verdadero infierno, Ave – kun.


- D – Dino… ¿qué?


- ¡No voy a dejar que te cases con él, Kyoya! Antes tendrás que pasar por encima de mí.


- Dino – san, ¿por qué no lo deja?


- Uni, no lo dejaría a él ni nadie, no si mi lindo hermanito no lo acepta antes. No permitiré que este dentro de un matrimonio sin amor con alguien que lo haga infeliz.


- Entonces, ¿cree que Hibari – san puede hacerle feliz?


- No lo creo, lo sé. Pero no deseo que mi hermano pequeño se case con alguien que no ame.


- Entonces solo queda que Sawada – san se declaré porque es obvio que esta es la forma de su nube de decirle que le ama.


- Supongo que sí. Tsuna.- Sus  ojos almendrados vieron los de su hermano pequeño.- ¿Amas a Kyoya?


-…


- ¿Herbívoro?


-… Quiero casarme con él


-…- La sonrisa que empezó a aparecer en el rostro del jefe Cavallone era enorme antes de abrazar con fuerza a su hermanito para después hacerlo con el que fue con su pupilo, lamentablemente se debió apartar rápido antes de que lo golpeará.- ¡En ese caso yo os casaré! ¡Ay, qué emoción! Está era la boda que más ansioso estaba por ver.


Tsuna no dijo nada, solo dejo que su hermano mayor disfrutara del momento mientras él cogía la mano de su prometido, una mirada tímida en su rostro que solo logró que el otro sintiera aún más deseos de tenerlo para sí aunque no lo demostrará.


- Hibari Kyoya, ¿aceptas a Sawada Tsunayoshi, mi lindo y tierno hermanito manor, para cuidarlo y protegerlo ante todo y todos, amarlo y respetarlo, hasta que la muerte os separé?


- Hump. No lo dejaré ir.


- Tsuna, ¿aceptas a Kyoya como tu esposo, a pesar de saber que es un salvaje, antisocial y que seguramente es el mayor celoso del mundo entero pero que sin duda alguna te ama con todas sus fuerzas?


- Acepto.


- En ese caso yo os declaro esposos. Ahora podéis besaros.


El beso fue ansioso, lleno de sentimientos, uno que ambas partes habían estado esperando por diez años hasta que finalmente se les pudo conceder, lastimosamente no duro mucho cuando la tormenta se entero de esa boda, queriendo hacer explotar a la nube, el cielo Cavallone quería recibir un abrazo de su “cuñado” mientras lloraba de la emoción y Mukuro solo molestaba a la nube por pura diversión. ¿El resultado? El inicio de una matanza.


Pero así de loca era su familia y así de locas acabarían siendo sus bodas. Si había algo que Sawada Tsunayoshi tenía claro, es que jamás cambiaría ni uno solo de esos momentos, mucho menos el que acababan de compartir que figurarían en un lejano libro de las mayores locuras de la Vongola, uno que tendía ese apartado de título: Las locuras de las bodas al estilo Vongola.

Notas finales:

Espero que lo hayáis disfrutado y que nos veamos pronto nwn


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).