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TEARS por kura

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los derechos de los personajes de One Pierce le pertenecen al mangaka Eichiro Oda.


 


De antemano, les agradezco por leer este fic.

 

ELFO Y  HUMANO

 

 

Varias horas trascurrieron desde que Sanji abrió los ojos. La sensación de cansancio aun le carcomía cada musculo de su cuerpo, y el silencio aplastante de su hogar era similar al que se sentía en el interior de los subterráneos situados en las colinas más alejadas de la comarca. En ese momento no se sentía diferente a un vil prisionero o a un inocente animal  enjaulado.

 

El exagerado chillido de las bisagras de la puerta rompió su sigilosa burbuja solitaria. La respiración cargada de su inesperado invitado se oía con suma claridad, y el olor fuerte a sudor con una mezcla de testosterona juvenil se expandió agresivamente en el aire de su alrededor. Rápidamente pudo reconocer  a su invasor.

 

— ¿Se lo dijiste a Raleigh? —pregunto Sanji en cuanto oyó el eco que producían los firmes e inconfundibles pasos de su amigo Zoro al caminar por su amplia y vacía habitación.

 

—Tenía que hacerlo. El encuentro con un humano no es algo que se deba tomar a la ligera —respondió Zoro mientras se acercaba a la cama en donde Sanji reposaba.  Sanji  tenía la vista fija en el cielo azul tras los ventanales al lado izquierdo de su cama. Él ni siquiera se había molestado en ver a Zoro el  momento en el que se mostró ante él, y tampoco lo hizo cuando este se atrevió a sentarse al borde de su cama hundiendo ligeramente el colchón  — Raleigh envió un grupo de arqueros a resguardar la montaña y  parte de los bosques que se hallan rio abajo. Los humanos  han comenzado a moverse y no se preocupan en ocultar o borrar parte de su rastro. De seguro los bastardos están muy confiados de su fuerza, no podemos bajar la guardia y debemos estar preparados para lo que venga.

 

—Ya veo —respondió Sanji en un tono calmado mientras sus manos se cerraban en fuertes puños sobre su regazo y su cuerpo  se tensaba al punto de temblar de forma inquieta. Zoro Sabia que la mente de Sanji no se encontraba con él completamente, porque estaba seguro que, aun después de lo ocurrido, Sanji continuaba pensando en ese maldito hombre.

 

La luz mañanera ingresaba por los vidrios transparentes de las ventanas y chocaba con las sabanas y la túnica blanca  que Sanji llevaba ese día. Con sus cabellos amarillos descendiendo por sus hombros y  la luz brillante que lo envolvía, Zoro lo vio de una manera muy diferente a la que él conocía.  Presentía que algo pasó con Sanji durante las horas en las que permaneció cautivo por ese humano,  se lo decía aquella expresión melancólica. Zoro estaba seguro que Sanji no se lo diría por las buenas, y por eso mismo  no podía evitar preocuparse más de la cuenta.

 

Sin perder detalle de aquello,  Zoro entrecerró los ojos ante esa imagen, pero estos cayeron de inmediato en las vendas que rodeaban el cuello y las muñecas de su amigo, sintiendo emerger un extraño dolor y una rabia profunda en todo su ser. Él sabía que de haber llegado unos minutos más tarde al rio, Sanji hubiera muerto irremediablemente a manos de aquel humano, y ese pensamiento que hasta ese día ni siquiera cruzo por su mente, ahora lo atormentaba como horribles pesadillas durante las noches. Zoro  se dio cuenta en que no podría soportar perder a ninguno de sus amigos, y en especial a Sanji, quien hasta hace poco solo lo consideraba  como un gran amigo y rival.

 

Sanji por otro lado sin dejar de observar las nubes y el cielo, no podía olvidar al joven humano que estuvo por arrebatarle la vida sin éxito, aunque sentía que este había tomado algo dentro su pecho. El vacío que sentía por esa ausencia era indescriptible y desolador. Llevando una de sus delgadas manos hacia su cuello, palpo el vendaje que cubría la herida, la cual posiblemente desaparecería muy pronto sin dejar marcas,  pero sentía que  una cicatriz invisible lo acompañaría por el resto de su vida.

 

Cansado, Sanji cerró los ojos y sin poder evitarlo, recordó… recordó una vez más el encuentro que tuvo con el humano de la espada. Recordó al humano llamado Trafalgar Law. Lo recordó como lo hizo los últimos tres días desde que despertó en su habitación.

 

Hermoso…

 

Acunados por  el ruido del fluir constante del rio, de manera simultánea e inconsciente ambos bajaron lentamente sus armas sin dejar de verse. Una ráfaga de viento ondeo el cabello del elfo ahuyentando a la luciérnaga que ahora se posaba en el hombro del otro hombre.

 

¿Qué fue lo que dijo?, pensó Sanji cambiando su expresión neutra a una llena de asombro debido a lo que su mente creyó haber oído. Sus ojos parpadearon varias veces  cuando percibió algo diferente en cómo el humano empezó a mirarlo. ¿Dijo hermoso? ¿Qué yo soy hermoso? ¡Eso fue lo que dijo! ¿Verdad? ¡¿Verdad?!

 

Sanji estaba tan impactado que no noto cuando Law  sonrió de forma confiada al percibir el repentino cambio en su conducta.

 

Debido a lo que paso justamente un día antes dentro la comarca, en la mente de Sanji vinieron los recuerdos de burla, rechazo e intolerancia hacia él por parte de la mujer con la que se suponía compartiría su vida. Y lo peor de todo es que no podía culparla, desde pequeño siempre fue considerado por los demás elfos como el menos atractivo de toda la región y cuyas cejas en espiral eran el epitome de los chistes y las burlas. Desde que recuerdo, nadie se refirió a mí con la palabra hermoso. Nadie.

 

Atrapado del todo por una simple palabra, Sanji se vio incapaz de reaccionar incluso cuando ese hombre soltó su espada apropósito y se acercó hacia él lentamente.  ¿Qu-Que está intentando hacer?

 

 Elevando una de sus manos, el hombre se atrevió a recogerle el cabello descubriéndole por completo el rostro.  Sanji no podía moverse aunque lo deseara… ¡Maldición! Él no pudo ni pensar con claridad desde que lo encontró y se topó con su mirada. Nunca le paso algo parecido. Nunca se había cruzado un humano en su camino. ¡Dios, nunca su corazón había palpitado con tanto ahínco!

 

Ambos estaban atrapados en los ojos de su contrario, y lo único que pudo percibir Sanji en ese momento fue que ese humano era más alto que él.

 

Aún no había cruces de palabras y las manos de Sanji temblaban por el repentino contacto de esa piel morena. Su arco junto con la flecha se deslizó de entre  sus manos, y no fue hasta que estas chocaron con el agua que pudo despertar del trance en el que se vio sometido.

 

—¡Oh no! —dijo intentado componerse y recuperar sus armas siendo demasiado tarde cuando Law actuó con agilidad sujetando con fuerza brava el mechón que tenía entre los dedos. ¡Mierda, este bastardo!, pensó Sanji enfrascado por la sorpresa y la incredulidad cuando sintió el dolor recorrer su cuerpo.

 

—Te tengo, elfo — logro oír cerca de su oído el momento que sintió que su brazo fue sujetado y  doblado tras su espalda.

 

—¡Mierda, no puedes…! —Grito con una frialdad abrumadora cubriendo su voz. — ¡Maldito humano!

 

Cerrando con fuerza su única mano en un  puño, tuvo la intensión de pelear solo con ella de ser necesario, pero nuevamente se vio sorprendido cuando el humano sujetando su cabello halo su cabeza dolorosamente  hacia atrás, dejando su delgado cuello extendido y expuesto al frio filo de una navaja a la que sentía ser presionada con fuerza sobre su garganta.

 

—Lo siento, pero tu pierdes — dijo Law con sus ojos afilados clavándose más allá del alma de Sanji. Sanji tenía ambas manos libres ahora, pero no pudo hacer más que apretar los dientes con rabia,  de lo contrario su cuello seria abierto sin piedad.

 

  Mierda… ¡Mierda! ¡Soy un tonto, un completo tonto!, Sanji se reprendió con dureza y la impotencia por su estupidez lo ceñía,  después de todo se suponía que él era un hábil guerrero y con toda esa habilidad en pelea él había sido sorprendido y derrotado con unos pocos movimientos en una situación en donde él tenía todas las de ganar. ¿Cómo rayos pude terminar así?         

 

Sin soltarlo ni aflojar su agarre en la daga, Law no podía creer que su cuerpo haya reaccionado como  él deseaba en el último momento, el entumecimiento había desaparecido en una repentina eyección de adrenalina. Sus instintos reaccionaron como las de un ratón acorralado que decide atacar a un depredador mayor al no tener alternativas de salida.

 

 ¿Y ahora qué sigue? ¿Qué debería  hacer con él? ¿Habría que matarlo aquí y ahora,  o debería llevármelo como rehén?

 

Law por alguna razón no tenía afán de matarlo ni mucho menos lastimarlo, su naturaleza asesina que por lo normal salía a flote en todas sus batallas ahora permanecía dormida, y sin ella no sabía cómo tratar con ese ser. Sin embargo, no se permitiría bajar la guardia, Kid y los demás siempre le advertían que los elfos eran engañosos y pendencieros, que engatusaban a los hombres con sus angelicales apariencias para después darles una puñalada por la espalda. Law no dudaba de Kid porque cada que hablaba sobre los elfos su rostro se tornaba sombrío y su voz aterradora. Era seguro que Kid tenía un pasado oscuro que incluía a esos seres.

 

Sin darse cuenta su filosa navaja había penetrado la piel del elfo permitiendo que la  tibia sangre brotara hasta deslizarse por el mango de la navaja llegando a alcanzar su mano. Varias gotas carmesí caían  al rio a través de su muñeca.

 

¿Oh, su  sangre también es roja? No cabe duda que los mitos exageran al describir a las otras razas, aunque los orcos si tenían la sangre azul.

 

 

 Law sonrió de forma insana ante los ojos de Sanji.

 

— ¡De qué coño te ríes, bastardo!— rugió el elfo regalándole una mirada de desprecio que contenía una ira tremenda, y Law pudo ver como este cerraba sus puños fuertemente hasta encarnar sus uñas  en sus propias palmas— Si vas a matarme, hazlo de una puta vez — mascullo Sanji sin cerrar los ojos siquiera.

 

—Creo que no estás en posición de darme órdenes, Elfo —respondió Law de inmediato.

 

—A la mierda lo que creas, no necesito tu estúpida piedad. ¿Acaso esperas a que tiemble y que ruegue misericordia? —Para asombro de Law, Sanji presiono su propio cuello contra la navaja, hundiéndola mucho más en su carne— Pues te encontraste con el elfo equivocado, ¡Vamos, que esperas y mátame! Mientras más rápido lo hagas más rápido estarás en casa para manosearte las bolas, mientras tus sirvientes te chupan la verga, ¡Desgraciado!

 

Esbozando una sonrisa arqueada, Law  no pudo evitar escanear nuevamente al ser de los bosques.

 

—Esto es nuevo — dijo Law sin ocultar su asombro— Recuerdo algunos mitos que nos contaban sobre ustedes en las escuelas, estos decían que la belleza de un Elfo solo podía ser superada por la elocuencia de sus palabras y sus dulces versos de su lengua de poesía— acercando al elfo contra su cuerpo, Law susurro cerca de su oído —. Nunca creí encontrar a un Elfo que… representara todo lo contrario a  lo que me enseñaron los viejos de la ciudadela. 

 

Era un sentimiento nuevo y repentino el que se alborotaba en el vientre de Law  cuando sintió el aroma del elfo debido a la cercanía. No era una sensación  incomoda, pero le ponía nervioso el imaginar que lo que estaba sintiendo era parte de una extraña magia que desconocía.

 

—Cuanto lo siento por destruir tus expectativas de porquería, humano de mierda— se burló Sanji, sintiendo de inmediato como respuesta, un agarre más fuerte de sus cabellos. Sanji cerró los ojos por el dolor, pero logro mostrar una última sonrisa de satisfacción.   

 

—Sin duda eres diferente, muy diferente a lo que imagine. Por un momento me deje llevar por tu cara bonita, incluso dude en matarte o no, hasta que abriste tu asquerosa boca. Ni siquiera los ebrios en las cantinas se expresan de esa forma.

—Vete a la mierda —respondió  por ultimo Sanji, provocando  un gran disgusto en Law, aunque este desapareció en un segundo. De qué sirve escuchar las palabras de alguien que va a morir. Él jamás mostro piedad ante alguien, ¿porque este elfo debía ser la excepción?

 

Cuando Law acerco sus labios hasta el particular oído del elfo para darle el último adiós,  lo que salió de su boca para su propio asombro fue una pregunta que repentinamente se formó en su interior.

 

—Tú, me dirías… ¿Cuál es tu nombre?

 

¡Sanji!

 

La voz de Zoro saco a Sanji del estupor de su sueño con un sobresalto. Los recuerdos con el humano se fueron disipando dando paso a su presente y a su estado actual.

 

— ¿Estas bien? — pregunto preocupado Zoro sacudiéndolo desde los hombros. — ¿Acaso, debería llamara Chopper?

 

Por un instante Sanji no hizo nada porque sus ojos azules cayeron atrapados por el rostro de Zoro, cuyo ceño fruncido indicaban una inédita preocupación. Sanji sabía que no se encontraba en su mejor estado si ese marimo de mierda tan  temperamental se encontraba de esa manera, y eso no le gusto para nada. Su intención nunca fue preocupar a nadie.

 

Obligándose a sonreír para disipar esa tensa calma, Sanji sonrió de forma burlona, quitándose las manos de Zoro de manera disimulada.

 

—¿Acaso estas preocupado por mí, marimo?— pregunto fingiendo una actitud despreocupada, provocando que Zoro se ruborice de pies a cabeza sin notar  la súbita actuación que Sanji desenvolvía.

 

—¡¿Quién…quien se preocuparía por ti, bastardo?! — grito nervioso poniéndose de pie para ignorar el ataque de risa que parecía invadir a Sanji de forma creciente.

 

—Jajaja, ¿Desde cuándo te intereso tanto, marimillo?

 

— ¡Ya cállate! Yo solo cumplo con mi deber de guerrero, después de todo eres el hijo de uno de los más respetables sabios de toda la comarca.

 

—Claro, claro —respondió Sanji echándose de espaldas sobre su cama sin parar de reír. Zoro totalmente abochornado, camino rápidamente y sin detenerse hacia la puerta, abandonando así la habitación.

 

En cuanto las gigantes puertas se cerraron la risa de Sanji también desapareció. Ante el silencio, Sanji veía hacia el techo sobre él, oyendo como en sueños una y otra vez como aquel humano, sujetándolo entre sus brazos preguntaba por su nombre insistentemente y él se abstenía en responder.

 

—Sanji… — murmuro para si —mi nombre es Sanji. Debí decírtelo aquella vez cuando me dijiste el tuyo.

 

Sanji coloco una de sus manos  sobre su pecho y se mordió el labio inferior por la angustia. No podía sacar a ese humano de su mente, no podía olvidar el sonido de su voz, el brillo sutil de sus ojos, el toque de sus manos rugosas ni la extraña sensación que le producía su compañía.

 

Quería verlo… ¡Tenía que verlo! No importaba como, solo sabía que tenía que hacerlo.

 

Horas más tarde, Chopper llego a la habitación de Sanji para tratar sus heridas como lo hacía todos los días, al abrir la puerta, los utensilios que traía en su bandeja cayeron ruidosamente al suelo cuando hallo la gran  cama  vacía y los ventanales completamente abiertos con nada más que el viento agitando las cortinas.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Estado actual: Escribiendo los siguientes capitulos :,V


 


Si tiene alguna duda o sugerencia, estare feliz de leerla XD


nos vemos :,v 


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