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¿Héroe o Villano? por minima

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5.- Un lugar para llamar “Refugio”

Uno pensaría que después de recibir tal escarmiento desde el primer día uno se volvería más dócil, al menos varios de los adolescentes espectadores de tal castigo pensaron más de una vez el responder o desobedecer cualquier orden que se les diera a la hora de entrenar en ese extraño lugar.

Pero Marco Diaz a pesar del dolor y el miedo, tenía un espíritu fuerte y terco. Algunos dirán un poco cabeza dura, pero ese era el carácter de Marco difícil de cambiar.

Obviamente no puede inmediatamente oponerse después de tener la piel en carne viva en su espalda, apenas y le envolvieron las heridas con los cuidados mínimos lo pusieron a entrenar con sus otros compañeros. Todos siguen aterrados y en shock, todos lo único que desean es volver a sus casas, y lo que está más activo ahora es el instinto de supervivencia.

Si mandan a darle latigazos a alguien que les cuestiona, seguro harán cosas peores si muestran algo que les desagrade.

Inmediatamente los sumergen al entrenamiento midiendo su resistencia haciéndolos caer hasta desfallecer.

Estrés, miedo, cansancio, todo mezclado en apenas unos minutos hace que los nervios se rompan, quizás esa era la táctica, romperlos desde el primer día y rearmarlos poco a poco a los soldados que fueran.

Al finalizar el día sabían que ya no estaban en la Tierra, y que ellos no fueron las primeras víctimas de este rapto alienígena para reclutar soldados.

*+*+*+*

Del primer día al actual a ocurrido mucho, pero enfoquémonos en el presente primero.

La noche llega a su fin, y las lunas de Mewni dan paso al sol para un nuevo amanecer, los rayos de este iluminan todo el reino, desde el castillo imperial, los ducados del este al oeste de los Johansen al de Spiderwick, atreves de los campamentos de soldados en los campos de guerra, hasta lo más profundo del bosque al que ningún alma sensata se atreve a ir.

El bosque de la muerte segura, que como su nombre lo indica, en cada esquina encuentras los peligros mortales que a más de uno a llevado, insectos gigantes, plantas venenosas o que te comerían entero, creaturas agresivas y mortales que solo el más experimentado y valiente caballero podría atreverse a enfrentar, este lugar que incluso los monstruos enemigos de los mewmanos no se atreven a entrar.

Ese era el refugio de los soldados fugitivos de Mewni.

Aunque eso ningún mewmano o monstruo lo sabía.

-Bájame tu cosa asquerosa-

-¿Cuánto más piensas irte quejando Nix?-

-¿Cómo rayos pueden estar tan tranquilos cuando esta cosa nos tiene en sus fauces?-

-Marco confía en ellas, así que no veo el problema. Además es transporte gratis, al menos no nos tocó el asiento del fondo- Ferguson señalo con el pulgar hacia atrás, no específicamente refiriéndose a los jóvenes sobre el lomo de aquella peculiar bestia sino del pobre Loffel que aún se aferraba a la cola de la creatura.

Durante el camino ya lo había escuchado vomitar un par de veces.

Alfonso no estaba mucho mejor, pasando de un verde a un azul constantemente por lo movido del viaje, al menos logro evitar vomitar.

¿Por qué ese par confiaba en ese extraño sujeto con mascara de esqueleto? Es lo que seguramente pensaban Nix y varios de los jóvenes montados sobre la bestia, los había sacado del campamento del ejercito de Mewni, pero aun su confianza no estaba puesta en este “Marco”.

Pero para Alfonso y Ferguson era natural confiar en su mejor amigo.

Jamás paso por su mente que fuera una trampa o engaño, o que por alguna razón por remota que fuera Marco voluntariamente les hiciera daño, a veces peleaban, bromeaban o burlaban entre ellos, pero eran amigos, y el chico era demasiado inteligente como para dejar que alguien lo manipulara o convenciera de hacer algo que pensaba incorrecto aun poniendo su vida en riesgo por ello.

La prueba es la cicatriz en su ojo, se la hicieron cuando empezaron a obligarlos a practicar con espadas reales, Marco mostro cierta destreza por lo que lo pusieron en clases avanzadas donde otros “reclutas” ya empezaban a hacer combate de parejas, estaba prohibido matar al compañero o invalido, pero cortes o golpes no eran mal vistos, aun así Marco se negó a causarle algún corte a su compañero.

Peleo con este chocando espada contra espada y utilizando algunos movimientos de karate aprendidos en la Tierra, pero jamás derramo algo de sangre de su adversario y eso lo notaron los entrenadores.

Se negaba a hacerle más del daño necesario a su oponente para dejarlo desarmado o vencido, y eso no era suficiente para el ejercito de Mewni, debía perder ese miedo de hacerle daño a otro ser viviente, incluso si era su compañero de ejército, si fallaba en el campo de batalla por eso era imperdonable.

Fue ahí cuando nuevamente lo tomaron de ejemplo, haciéndolo luchar contra uno de sus entrenadores, un soldado curtido en el arte de la guerra, y este no dudo en marcar la piel de Marco con el frio acero para recordarle que la única voluntad que importaba era la de las ordenes de su majestad, quien deseaba ganar esta guerra.

La herida más grave fue la de su ojo y la que satisfacía al soldado con su cruel lección.

La hidra se detuvo frente un enorme arbusto espinoso de un color rojo furioso que más alto que ella y parecía extenderse por metros y metros de bosque, casi era como ver una pared de espinas.

-¿Acaso esta bestia se perdió?- fue Nix quien se quejó de nuevo dudando esta vez de la inteligencia de la creatura que los estaba cargando.

En respuesta la cabeza que lo estaba cargando lo soltó haciendo que cayera duramente en el suelo, el chico era realmente fastidioso pero no era esa la razón por lo que lo había soltado.

Acercando la cabeza a los arbustos que tenía enfrente dio un fuerte gruñido, el sonido sería difícil de describir, pues ¿Cuándo ha sido la vez que has escuchado a un lagarto gruñir? ¿No? Pues ahora trata de imaginar el gruido de una bestia que jamás hayas conocido. Era una mescla de bocina de camión y el siseo de una serpiente, y quizás toque de los sonidos de una ballena.

Realmente extraño pero inconfundible.

Pero lo más extraño de esto es que logra hacer que las ramas tiemblen y se muevan después de ser escuchado.

Pero contrario a lo que parecía, no es magia o que esta es una de tantas plantas que se movían por voluntad propia en este espantoso bosque, era más sencillo de lo que parecía, cuerdas que alzaban en un sistema rustico de poleas una sección del muro de espinas, lo suficiente como para que la hidra y compañía pasara agazapándose un poco, la cabeza que había soltado a Nix lo recogió de nuevo y entraron al otro lado desconocido.

Ahí frente a ellos más bosque, pero con la diferencia que ahí había personas, docenas de rostros desconocidos y otros…

-¿Nix? ¿Eres tú?-

-¿Bís?-

De entre las caras nuevas sale una conocida, un chico con rasgos similares siendo este de su misma especie, e fauno se retorció mas energéticamente hasta lograr que su camisa se rompiera y callera nuevamente en el suelo.

-¡NIX!- el otro fauno se acercó inmediatamente al que había caído al suelo, quien al verlo acercarse salto sobre el haciendo que ambos rodaran por el suelo.

-Pensé que habías muerto, pensé que nunca más te vería, solo en la muerte-

-Lo sé-

-Dime que eres real, que este no es un sueño- en este punto Nix ya estaba desbordando lágrimas.

-No es un sueño, soy yo peque cabra loca-

-Ya te dije que no me llames así-

Ambos se quedaron abrazos fuertemente en el suelo, como temiendo que en cualquier momento alguno de ellos desaparecería.

-Ehemm esto es muy conmovedor y todo, Alfonso ya está llorando de hecho ¿pero alguien por fin nos podría explicar que rayos está pasando?- Fregazón como todos los demás fue testigo de tal emotiva escena, pero como los que estaban con la hidra no tenían idea de lo que pasaba.

Uno de los nuevos rostros se acercó y sonrió, de cerca ya no parecía tan desconocido de hecho, es más, jurarían que ya lo habían visto antes.

-Bienvenidos a “Refugio”- dijo señalando a su alrededor, para que vieran con más detalle de que era lo que estaban rodeados.

Con esta muda indicación vieron que en bajo los árboles había pequeñas construcciones, como cabañas, existía un pequeño claro libre de plantas y árboles donde un muñón viejo y grande solo existía, por las cosas sobre este parecía ser usado como mesa, algunos miraron hacia arriba de sus cabezas y se dieron cuenta que sobre los arboles había más construcciones, algunas como casas del árbol y otras tenían la enormes nidos.

-Esto es…-

-Wow-

-¿Dónde rayos estamos?-

-Ya lo dije, “Refugio”-

*+*+*+*

Marco Ubaldo Diaz, había sido un recluta muy prometedor pero también un constante dolor de cabeza.

No era el primer recluta problemático que llegaron a tener, era esa clase que tardaba en hacer las cosas como se debía, siguiendo al pie de la letra de sus superiores, y siempre lograban hacer que entraran en razón con un buen escarmiento, pero este era más difícil de romper.

Azotes, reducir sus raciones de comida, unos cuantos días en aislamiento, incluso casi perder su ojo no fue suficiente, y lo peor, es que en vez de enseñarles a los reclutas con los castigos que le infringían a no desobedecer a sus superiores, los alentaba poco a poco a ser rebeldes como él.

Incluso hiso dudar a un par de veteranos soldados de Mewni.

Y no podían dejar que un solo hombre alborotara a sus tropas, en entrenamiento o no.

¿Matarlo? No harían un mártir de este joven, además, siempre mostro ser prometedor en el campo de batalla, si en el campamento de entrenamiento no comprendía lo que estaban haciendo y para qué, entonces lo enviarían a que hiciera algo de provecho en las líneas del frente.

Fue el primero de sus compañeros en ser trasladado a las tropas del ejército, y sus compañeros jamás volvieron a verlo, hasta aquella noche.

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