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La caótica vida de un niño rico llamado Mime. por Marcyn

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La alarma de los chicos sonó, ambos se levantaron y caminaron hacia la cocina, esta vez abrieron cajas de cereal además de botes de leche para desayunar. De pronto apareció Bud sentado en medio de la mesa con las piernas cruzadas. Sorrento ahora sí lo pudo ver con total claridad, de inmediato se emocionó y dejo a un lado su cereal para poner total atención a Bud. Los ojos del peligris brillaban con tanta intensidad que Mime pensó que quizá su amigo accediera a ser la pareja del fantasam. Decidido a unirlos espero el momento oportuno para actuar.

-Parece que tienen cosas en común- Mime recogió sus platos para llevarlos al lavabo.

-Sí algunas- Bud también veía a Sorrento fijamente.

- Bueno… los dejo solos chicos iré a bañarme- Mime salió de la habitación con una risilla, pues creyó resuelto su problema con los seres del otro mundo.

Fue al baño y se duchó tranquilamente, al terminar arregló su cabello como siempre. Echó sus utensilios para sus clases, pasó por la cocina para observar como estaba la pareja que recién había formado. Los chicos parecían estar absortos en su conversación, Mime no entendía nada de nada pues hablaban de zombies, aliens y cualquier clase de vida sobrenatural. Avisó a Sorrento que se iría antes, pues tenía que ir a la biblioteca a sacar un libro de acordes.

Al llegar a la biblioteca Mime se fue directo a la parte donde estaba la sección de música, entusiasmado por ver tantos libros tomó varios ejemplares sintiéndose el ser más feliz del mundo, deseaba con todo el corazón que su papá estuviera con él para que también se emocionara. Llevó todos los libros a la mesa donde un estudiante se encargaba de marcar los libros para poder registrarlos.

Una vez marcados todos los libros que requería, se fue directo hacía la sala de lectura donde dejó caer los libros de sus brazos a la mesa. Syd quien se encontraba durmiendo en el asiento de atrás se levantó furioso. En sus ojos tenía grandes ojeras, además la ropa parecía no estar bien acomodada y el cabello lo tenía algo revuelto.

-¿Por qué haces tanto ruido? Estamos en una biblioteca por dios santo.

- Siento si lo desperté pero de todas formas las bibliotecas no son para dormir, si no lo sabes eso también es una falta de respeto.

- No quiero ver tu fastidiosa cara el día de hoy, así que déjame dormir que no falta mucho para que sean las siete de la mañana- enojado se recostó sobre la mesa.

- No es la hora que crees que es, en realidad son las siete y media.

-Es broma, ¿no?

-No, si tenías planes es mejor que corras- su boca formó una sonrisa burlona.

Syd recogió de mala manera los libros y cuadernos que estaban en la mesa. Con una mirada fulminante se despidió de Mime. El pelirrojo se sintió algo culpable por tratar así a Syd pero recordó el deprimente estado en que lo encontró un día antes, reflexionó un poco y llegó a la conclusión que él solo se lo buscó al fin y al cabo ya estaba grande.

Mime salió de la biblioteca directo hacía el aula donde tendría clases. Al llegar vio que Sorrento ya estaba ahí y parecía estar contento por lo que supuso que haberlo dejado solo con Bud había resultado una buena idea. Más tarde cuando las clases terminaran le preguntaría a su amigo sobre lo que pasó en su ausencia, esperaba que le dijera que cosas positivas sobre el fantasma.

A las cuatro ya habían concluido las clases de Mime así que se dirigió hacia la banca de Sorrento, éste le dio una señal de que se fuera adelantando. El pelirrojo salió del salón directo a los jardines, se sentó en una de fosas de los árboles. Mientras esperaba a su amigo, Sorrento no aparecía y Mime se desesperaba más, entonces Bud de materializo en frente del pelirrojo.

-Hola, mimecito.

-Hola, Bud- con algo de pena Mime preguntó.- ¿Cómo te fue con Sorrento?

- Muy bien, es encantador.

-Entonces ¿te gusta?

-¿Qué? Pero claro que no- puso cara de ofendido.- Sorrento es como mi hermano.

-Pero lo acabas de conocer hoy, ¿Por qué no le das una oportunidad?

-Me agrada demasiado como para arriesgar nuestra bella amistad- Bud se sentó en las piernas de Mime.- Pero gracias por ayudarme- le dio un beso en mejilla.

-Pensé que quizá con él funcionaria- Mime se tomó el mentón.- ¿Ningún chico de por aquí ha llamado tu atención?

- Déjame pienso- Bub flotó de un lado para otro mientras esperaba que una idea llegara.

-Tiene que haber alguien.

-Hay un chico si no me equivoco, se llama Shun. Lo he visto un par de veces, creo que estudia sociología. No se ve muy grande debe ser un año mayor que tú.

- Un sempai ¿eh?

-Sí, pero se ve mucho más joven que tú- sonrió burlón.- Estás lleno de arrugas Mimecito deberías comprarte unas cremas con células madre.

- No digas tonterías- Mime volteó los ojos y soltó un suspiro.

- Si vieras la cantidad de remedios contra la edad que usa Syd te sorprenderías.

- Jajajaja, no lo dudo- el pelirrojo sonrió.- Se ve que Syd es un narcisista metrosexual.

-¿Qué yo qué?- Syd se encontraba a pocos metros de distancia. Venía caminando mientras veía en su celular los mensajes recibidos.

- Nada- Mime desvió la mirada, recogió su mochila y se levantó de la fosa.

- ¿Con quién hablabas?- Syd lo tomó del brazo.

-Con…- volteó a ver a Bud pero este parecía triste.- Con un amigo.

- Je, ya estás grande para tener amigos imaginarios ¿no crees?

- Este amigo es especial para mí- se soltó del agarre.- Se llama Bud.

Syd se acercaba al pelirrojo con una mirada amenazadora hasta que una chica llegó gritando su nombre y lo tomó del brazo. Mime aprovechó la situación, salió corriendo en dirección a su habitación. Una vez dentro se puso el pijama, sacó sus cuadernos para hacer sus tareas y se dedicó a ensayar un poco. Bud se había quedado en el lugar donde estaba Syd, por lo que tendría que esperar a verlo para que le dijera quien era su nuevo pretendiente.

Mime ya había terminado gran parte de sus deberes cuando apareció Sorrento. El pelirrojo se sintió culpable por no haberlo esperado como habían quedado, cuando estaba por pedir disculpas, el peligris se aventó a la cama. Su amigo parecía exhausto, su respiración estaba bastante agitada por lo que supuso había estado en el gimnasio haciendo algún deporte. Como Sorrento tenía el cabello goteando agua supuso que se había dedicado a nadar.

-Sorrento, ¿estás bien?

- NO, me siento terrible. No existe en mi cuerpo un solo músculo que no me duela.

- ¿Qué pasó?

- Te estaba buscando en los jardines, como no te encontré supuse que estabas aquí. Cuando venía para acá me topé con Kanon, me dijo que me necesitaba para el equipo de natación ya que al parecer uno de los chicos se portó muy mal después de la fiesta y fue expulsado.

- Entonces, ¿Estás en el equipo?

- Sí… le dije que no pero no me escuchó. Me llevó del brazo hasta el gym, le dije que no tenía traje para nadar y el muy sínico- soltó unas lágrimas dramáticas.- Me llevó de compras, mira- sacó de su mochila cuatro shorts deportivos.

- Pero al menos los pagó él, ¿no?

-Sí, pero ese no es el punto. Después me puso a entrenar, hicimos un montón de ejercicios ¡todavía me duele Mime! Y el muy desgraciado me dijo que mañana iría buscarme.

- Mañana prometo ayudarte a esconderte.

-…-Sorrento se había quedado dormido.

Mime desvistió a su amigo y le puso el pijama, después lo acomodó en la cama arropando su cuerpo. El pelirrojo bajó a la cocina a cenar, tomó un jugo con unas galletas. Se sentó en el comedor, se sintió un poco solo puesto que ninguno de sus dos amigos estaban ahí. Además pensaba de qué forma acercarse al nuevo chico que Bud le había mencionado. Después de un rato se fue a la cama.


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