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Ámame || sasukeuchihadesu » vonlane por vonlane

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—¡¿Qué quieres decir con que no puedes hacer algo, Shikamaru?!— Temari frunció el ceño, tomando a su novio por el collar de su chaqueta. De repente, Shikamaru se dio cuenta de que debería haberse quedado en cama en vez estar ahí. —¡¿Y?!

Kankuro se apoyaba junto a una Sakura con brazos cruzados, observando a distancia de lo aterradora que podía ser su hermana y la misma vez, dándole lástima a Shikamaru ya que la chica lo tenía entre sus garras y exigía una respuesta.

El rostro de Shikamaru claramente rogaba por ayuda, así que Kankuro decidió ayudarlo ya que Temari estaba en el borde de volverse completamente loca.

—Temari, hay otra manera de vengarnos de Sai, ¿sabes?— Le preguntó, un brazo alrededor de los hombros de su hermana mientras esta se calmaba y esperaba a escuchar qué otra cosa sería bueno para vengarse de Sai. —Tiene una novia. ¿Te acuerdas? ¿La chica que habló?

Temari sonrió malvadamente. —Llamale a Tayuya.

Shikamaru suspiró, finalmente fuera del agarre de su novia al verla caminar hacia afuera. —Gracias, te debo una.

Kankuro asintió. —Y sé justamente como me puedes devolver el favor.— Dijo, ahora con un brazo alrededor de los hombros de Shikamaru al empezar a caminar hacia la sala de juegos.

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—Así que, ¿en verdad quieres que le dé una paliza a la chica?— La chica de pelo rojo, Tayuya, preguntó justo al salir del auto del chico. Se había puesto de acuerdo en encontrarse con Temari fuera de Ichiraku cuando la rubia le había llamado.

—Trae a tus chicos, también. Esa perra estaba buscando por una paliza.— Temari miró alrededor, notando que dos chicos faltaban. —¿Dónde están los otros dos?

—Arrestados o en cama con un desconocido, quién sabe.— Tayuya simplemente dijo. —Ahora, solo dejame confirmar que escuché bien: ¿en realidad quieres que le demos una paliza? Sí sabes lo violentos que son estos chicos, ¿verdad?— Tayuya cuestionó.

—Creciste bajo el mismo techo de ese criminal, Orochimaru, ¿y me preguntas si estoy segura de lo que quiero?— Temari alzó una ceja.

Tayuya frunció el ceño. —A él no lo metas en esto.

—Y no lo hago. Solamente estoy diciendo que si tú fuiste entrenada por él, entonces no estarías parada aquí haciendo preguntas estúpidas. Te callarías y lo harías, al menos que quieras que le diga a mi padre justamente en donde se encuentra.— Temari le amenazó, sonriendo cuando Tayuya cerró la boca, miró hacia abajo, y se dirigió al coche, ordenando al chico detrás del volante que se apresure.

—Wow, creo que has sobrepasado a padre en dar ordenes.— Kankuro se burló.

—Cállate.

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—¿Qué te dije?— Sai presumió, ahora sentado en frente de su portátil junto a Shino, quien había regresado para ver si podía ayudar en cualquier manera. Sin embargo, el orgullo de Sai no le permitía pedir ayuda, así que decidió a empujarse a sí mismo y enseñarle a Shino que él también podía hacerlo.

—Nada mal, Sai. ¿Y ahora qué?— Shino preguntó, sacando un auricular de su oído e inclinándose para mirar a la pantalla.

—Ahora traemos a Shikamaru y hagamos que le diga a Tsunade todo.— Sasuke dijo desde la cocina.

Al principio, cuando los ataques empezaron, Sai no pudo hacer nada sin su computadora. Decidió salir y correr hacia la casa de Naruto donde todos menos Iruka y Kakashi le habían seguido y ahora se encontraban allí sentados: Ino y Hinata jugando con el pelo de Naruto mientras Kiba se reía del pobre rubio quién ni cuenta se daba. Sai y Shino estuvieron con su trabajo mientras Sasuke se ocupaba en calentar la comida que Iruka había dejado la noche anterior aún si apenas habían comido.

—¿No sera mejor mandar todo esto a Tsunade?— Shino sugirió.

Sai negó con la cabeza, pensando en la misma cosa que Sasuke también pensaba. —Si hacemos eso, no servirá porque todavía no tenemos nada para conectar todo esto con Sakura. Si Shikamaru confiesa que Sakura también estuvo detrás de todo esto, entonces al menos Tsunade podrá hacer algo, aún si es algo pequeño.

Sasuke asintió, tomando un último sorbo de su bebida de energía.

—Ya veo.— Shino se quedó mirando a la pantalla mientras Sai se preparaba para marcar al teléfono de Shikamaru.

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Después de que Temari, Kankuro, y Sakura se habían ido, Shikamaru le ordenó a su grupo y al de Sakura que paren de publicar y que se largen. Ahora se encontraba en la vieja librería a solas en el segundo piso donde un sofá estaba colocado. Apenas estaba por quedarse dormido cuando su teléfono sonó. Sin pensar en quién podría ser, tomó la llamada asumiendo que era Sakura.

—¿Ahora qué, Sakura?

—Wow, eso fue rápido.— De repente, Shikamaru se incorporó mientras Sai se reía en la otra línea.

—¿Tú?

—¡Sí, hola!— Sai sonaba alegre.

—¿Qué quieres?

—Hagamos esto rápido y directo al punto.— Sai dijo, ahora serio. —Sabemos que Sakura está trabajando contigo, o que están bajo ordenes de Sakura para publicar toda esa mierda sobre Naruto y nosotros.

—¿Qué? No, yo-

—Shikamaru, no te hagas. Tengo todo lo que tenías en esa computadora en la mía ahora. O te pones de acuerdo y le dices a Tsunade todo, o mandaremos esto directamente a los ANBU. Sí sabes lo cabreados que se ponen cuando alguien les roba información clasificada, ¿verdad? No es algo bonito, créeme.— Sai le amenazó, ahora sonriendo al saber que Shikamaru no tendría otra opción más que decirle todo a Tsunade si no quería recibir algún castigo peor de parte de los operativos ANBU que trabajaban directamente con la escuela.

Shikamaru suspiró. —Está bien. Solo. . . no enseñes esos archivos a nadie.

—Eso fue fácil.— Sai dijo. —Y ninguna palabra de esto a Sakura, ¿entiendes? Es una sorpresa.

Después de terminar la llamada con Sai, Shikamaru se acostó otra vez, su antebrazo sobre su frente mientras marcaba el número de Sakura con urgencia.

La chica al fin respondió después de tres llamadas. —¿Sí?

—¿Sakura? Nos tienen.

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—Hola, solecito.— Tayuya calmadamente caminó detrás de Ino al salir del apartamento de Naruto.

Ino no tuvo oportunidad de ver quién era porque rápidamente, una toalla fue puesta sobre sus ojos y fue tomada por los hombros, alguien dirigiéndola por las escaleras y de repente empujada hacia lo que parecía ser un carro.

—¡Apurate, Sakon!— La chica ordenó, cerrando la puerta detrás de ella y el carro chillando al empezar a moverse.

Ino gritó por ayuda, pero una mano fue puesta sobre su boca, efectivamente callándola.

Unos momentos después, la llevaron con toda calma hacia un lugar. La tumbaron sobre la carpeta del piso y la venda sobre sus ojos fue desatada para revelar a la chica de pelo rojo junto con casi todos los otros chicos de antes.

—¡N-no!— Ino lloró al ver como Tayuya se acercaba.

—¡Te advertimos que no dijeras ninguna palabra!— Tayuya la regañó, tomando la barbilla de Ino en su mano para que la rubia le mire a los ojos. —¡Si te hubieras quedado callada, no estuviéramos aquí haciendo esto!

—O más dicho, si hubiéramos mentido, no tendríamos que hacer esto, Tayuya.— Sakon habló, en su mano, una botella de agua mientras se acercaba a las chicas. —Mira, Ino... en realidad no queremos hacerte daño. Así que si lo hacemos, échale la culpa a esta idiota aquí ya que fue ella quien les dijo.— Le ofreció la botella a Ino. —Solo para que sepas, si hubiera sido yo, me hubiera quedado callado.

—¿Q-qué?— Ino preguntó, aún aterrada pero asombrada de que no le habían dañado.

—Escucha, fuimos ordenados a solo asustarte. Eso fue todo. Estábamos prohibidos a hacerte daño de cualquier manera; Temari dijo que podíamos, pero fue Sakura quien la ha convencido de que no te toquemos ni siquiera un solo pelo.— El chico conocido como Sakon dijo, apoyándose contra una pared.

—Pero en fin, fuiste y les dijiste todo.— Un nuevo chico apareció. —Y esta idiota fue y le reportó todo a Sakura ya que Temari fue arrestada.

—Cállate, gordo.— Tayuya escupió, mirando al chico y cómo levantaba sus brazos en rendición.

—El punto es: Sakura no hizo nada, pero ya que Temari ha regresado. . . — Sakon continuó.

—¿Regresó?— Ino suspiró.

—Y te quiere muerta.— Tayuya se burló. —Escucha, Ino... nosotros fuimos criados y entrenados bajo una persona muy mala, pero eso no significa que somos igual que él.

—Sí, más que nada, tratamos de quedarnos fuera de problemas.— Sakon añadió.

—Al menos que sea necesario.— Tayuya comentó. —Jirobou, trae a Kidomaru.— Le ordenó al gordito y él solo asintió antes de irse.

—Así que, si Temari lo ordenó, entonces por qué no. . . ya sabes, ¿por qué no me hacen daño?— Ino preguntó.

—Bueno, solecito, eso es algo para mañana. Por mientras, vas a tener que quedarte la noche aquí.— Tayuya se volvió hacia Jirobou mientras entraba una vez más con Kidomaru junto a él. —Ten.— Le ofreció una sábana para dormir y apuntó hacia el chico quién Ino temía más- el chico con la navaja, Kidomaru. —Él estará aquí mientras nosotros salimos y pretendemos que no te hemos encontrado, ¿esta bien?

—¡Traidores!— Temari chilló. Asombrados, todos se quedaron parados al ver como la rubia caminaba hacia el chico mas cercano, Jirobou, y empezó a lanzar puños.

Ino se paró. —¡T-Temari, para!— Corrió hacia ella, parando sus muñecas ya que Jirobou no quiso hacer nada más que defenderse sin atacar.

—¡Perra! ¡Cuanto te odio!— Temari chilló. —¡Gracias a ti me atraparon a mi y a Shikamaru!— Temari le dio una bofetada a Ino, e Ino, rápida para reaccionar, le dio un rodillazo en el estómago.

—¡Temari, para esto!— Tayuya gritó mientras Temari se levantaba del piso y casi se lanzaba hacia Ino.

—¡Y tú!— Temari gruñó, ahora peleando con Tayuya mientras los chicos trataban de separarlas. Desafortunadamente, Temari estaba muy enojada para soportar la idea de perder y tiraba y rasguñaba el pelo y piel de Tauya.

Tayuya peleó en contra, pero trataba de no lastimar a la chica. Por más que trataba de no hacerlo, no había otra manera más que pelear.

Enojada, Tayuya le dio un golpe a Temari usando su codo, haciendo que la rubia pierda su balance por un poco pero fue lo suficiente para que Tayuya tenga la ventaja. Le dio otro puño a Temari, esta vez más fuerte y Temari cayó al suelo, jalando a Tayuya con ella al jalarla por su pelo.

Ino ayudó a la pelirroja a ponerse de pie, parándose enfrente de ella mientras Temari débilmente se paraba. Jirobou, Sakon, y Kidomaru todos se pararon de pie detrás de Ino, esta vez mirándose cabreados contra Temari al ver que Tayuya tenía una cortada en su cara por los rasguños de Temari.

—¡¿Como pueden traicionarme?!— Temari gritó. —¡Ustedes están bajo mis ordenes! ¡¿Por qué?!

—Perdón, Temari, pero no podemos hacer esto.— Sakon dijo. —Te estás saliendo de control.

—Ya no estamos bajo tus ordenes. Tus ordenes fueron negadas el momento en que él nos dio sus ordenes.— Tayuya dijo.

—¿Qué?— Temari preguntó, su maquillaje arruinado por las lágrimas. —¿Quién?

—Yo.— Una nueva voz se añadió al grupo, tomando a Temari por sorpresa al volverse para verlo, aún más asombrada al ver dos policías en uniforme de Suna parados detrás el dueño de la voz.

—¿Kankuro?

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El día siguiente, Shikamaru había ido a la oficina de Tsunade junto con Kakashi, Sai, y Sasuke.

Como prometió, le dijo todo a ella. Tsunade, enojada por todo lo que hizo y causó, no tuvo otra opción más que expulsarlo y mandarlo a KonRec- el famoso centro penitenciario que muchos decían era como una escuela-prisión para delincuentes juveniles.

—¿Y qué pasará con Sakura?— Kakashi preguntó.

Tsunade suspiró, levantando el teléfono de su oficina y marcando los tres números que la conectarán con la clase de Sakura. —¿Kurenai?

Podían escuchar como Kurenai trataba de silenciar su clase. —¿Sí?

—Manda a Haruno Sakura a mi oficina inmediatamente.— Tsunade exigió, a punto de colgar la llamada cuando Kurenai le informó que Sakura no había venido a escuela.

—Genial,— Tsunade suspiró. —ahora tendremos que esperar hasta mañana.— Se frotó los sienes. —Shikamaru, te puedes ir. Te llamaré cuando vengan por ti. No tengo nada más que decirte.

Shikamaru se levantó, saliendo con una sonrisa malvada hacia Sasuke antes de cerrar la puerta.

En dirección a clase, Sai le preguntó a Sasuke sobre la sonrisa.

—También lo viste, ¿verdad?

—¿Qué crees que significa?— Sai cuestionó al parar en medio pasillo y apoyarse contra la ventana que miraba hacia el patio de la escuela.

—A lo mejor sabe algo,—Sasuke pensó en voz alta, apoyándose contra los casilleros en frente de la ventana donde Sai estaba.

—No lo sé, pero de seguro sabe algo.

 


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