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criminal || hitachiincest por TheSadTeen

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Notas del capitulo:

como el prólogo era súper corto, os dejo el primer capítulo antes de tiempo ^^

Hikaru.

 

"Ahh... S-Sigue... Joder, justo ahí, H-Hikaru..." Él gemía debajo de mí, aferrándose a las mantas de la cama que compartíamos. Sus mejillas estaban teñidas de un intenso carmín y con marcas de lágrimas trazadas en ellas, sus ojos estaban cerrados con fuerza y se mordía el labio inferior -ahora algo hinchado- para intentar silenciar los sonidos que salían de su boca.

 

Recorrí con mi lengua todo su torso, oyendo como gemía descontroladamente, y di otra estocada en ese lugar que lo hacía perder el control y él gritó como lo hacía un despertador.

 

Espera, ¿qué?

 

Abrí los ojos con pesadez y molestia al mismo tiempo que me daba cuenta de que todo había sido un sueño y que ahora mismo tenía ciertos problemas cintura para abajo.

 

Apagué la alarma mientras maldecía mentalmente al inventor de dicho aparato y volví a hundirme en las sábanas.

 

Estábamos a finales de octubre y hacía demasiado frio para querer hacer otra cosa que no fuese quedarse en casa abrazando a Kaoru. Una amplia sonrisa cruzó mis labios al pensar en él y me giré en su dirección.

 

Seguramente no había oído el despertador o, de haberlo hecho, lo había ignorado monumentalmente, porque dormía tranquilamente, ajeno al mal en el mundo.

 

Su pecho subía y bajaba a un ritmo calmado y acompasado y su boca estaba entreabierta, como si me gritase que besase sus rosados labios como tantas veces había hecho en sueños.

 

"Joder..." Dije por lo bajo, mordiéndome el labio inferior.

 

Me acerqué a él y lo abracé, hundiendo mi nariz en su cuello y extasiándome de su olor dulce.

 

"Mhn..." Gruñó mi gemelo.

 

"Tenemos que ir a clases, Kao."

 

Él resopló molesto y se giró, dándome la espalda.

 

"No tengo ganas, quiero quedarme aquí durmiendo." Argumentó y, realmente, yo no podía estar más de acuerdo. Cuando hacia tanto frío todo parecía un esfuerzo sobrehumano.

 

Sonreí, porque mi hermanito era adorable cuando se ponía gruñón, y me destapé para ir al lavabo. Alguien tenía que tomar la iniciativa.

 

"Quince minutos, luego te sacaré de ahí me cueste lo que me cueste." Le advertí y, tras darle un beso en la mejilla, salí de la cama para darme una ducha.

 

Cabía dar gracias a que hoy estuviese tan dormilón, porque de lo contrario habría visto mi problemilla y no tenía ganas de inventarme historias -algo que había pasado alguna vez y había acabado en atribuirlo todo a mi supuesto enamoramiento de Haruhi. Pero yo solo tenía ojos para Kaoru.

 

Me desvestí, era de agradecer que al ser ricos la calefacción siempre estuviese a tope y no hiciese tanto frío, y suspiré frustrado al ver mi erección. La rodeé con mi mano y empecé a subir y bajar mientras tenía en mente una de las expresiones más uke de mi hermano pequeño.

 

"Kaoru..." Suspiré, cerrando los ojos e intentando no hacer mucho ruido.

 

Una vez solucionado el problema, abrí el grifo de la ducha y me metí debajo; deleitándome con el agua ardiendo cayendo sobre mí. Porque sí, fuese invierno o verano amaba ducharme con el agua jodidamente caliente.

 

Mis pensamientos empezaron a divagar mientras el agua golpeaba mi cuerpo y lentamente me despertaba.

 

Estaba claro que lo de Kaoru estaba empezando a ser un problema cada vez mayor.

 

Aunque nunca se lo había mencionado a Kaoru, alguna vez me había sentido atraído por alguna chica de nuestra clase -incluyendo levemente a Haruhi- e incluso me habían gustado chicos; lo que me llevó a la conclusión de que soy bisexual. Sin embargo, ninguno llegaba a la altura de Kaoru.

 

Al principio era algo tan inocente que ni me percaté de que era amor, era solo el deseo de querer ser inseparables para siempre. Pero luego empecé a querer hacer cosas distintas a las que los hermanos deberían hacer, sentía celos al ver como otros se acercaban a él y lo quería a mi lado en todo momento. Sí, definitivamente yo, Hikaru Hitachiin, estoy loca y ciegamente enamorado de Kaoru Hitachiin.

 

Cerré el grifo, a la vez que ponía fin a ese sin fin de pensamientos, y me sequé el pelo con una toalla que seguidamente puse en mi cintura para salir a la habitación.

 

Y ahí estaba él, completamente dormido y sin haber hecho la más mínima intención por sacudirse el sueño de encima.

 

¿Lo peor? Su cara era demasiado mona cuando dormía.

 

"Un día te mataré, Kaoru."

 

...

 

"¡Kyaaa!"

 

Los ensordecedores gritos de las chicas ahora sonaban distantes para mí, estaba perdido en sus ojos ámbar mientras mis dedos recorrían lentamente sus mejillas.

 

"H-Hikaru, siento haber desconfiado de ti... Estaba tan preocupado pensando que tú y Haruhi teníais una relación secreta..." Susurró lo suficiente alto para que las clientas lo escuchasen y manteniendo ese tono de voz aterciopelado y dulce.

 

"No vuelvas a pensar algo así... Yo solo podría estar contigo." Declaré, y lo peor de todo era sentir como que mentía cuando no lo hacía; le estaba mintiendo a él al hacerle creer que solo era una actuación.

 

Besé su mejilla, acto que se había hecho habitual entre nosotros -Kyouya creyó que sería una maravillosa manera de aumentar las ganancias ofreciendo un acto inocente de amor pero que implicaba besarse, algo que enloquecía a las chicas, y para nosotros no suponía ningún problema porque había la suficiente confianza entre nosotros para hacerlo-, y las chicas colapsaron después de una ronda de suspiros.

 

"Algún día se harán daño con tanto desmayo y hemorragia nasal." Se rio el pelirrojo, mirándolas.

 

"Pues sí." Le di la razón, sin despegar mis ojos de él.

 

"Buen trabajo, chicos," Nos felicitó el vicepresidente, Kyouya, mientras anotaba furiosamente cosas en su inseparable libreta. "y justo a tiempo porque ya va siendo hora de cerrar."

 

Sonreí ampliamente. Quizás podría convencer a Kaoru de jugar un poco a video juegos juntos hoy.

 

Vi como todos los demás empezaban a despedir a las chicas así que desvié la vista hacia las nuestras, que empezaban a recuperarse.

 

"Chicas, lo sentimos, pero nuestro tiempo se ha acabado." Les guiñé un ojo mientras sonreía y ellas suspiraron algo decepcionadas.

 

"Si queréis podéis volver mañana también y estaremos encantados de pasar más tiempo con vosotras, princesas." Continuó mi hermano, guiñando también un ojo para que todo fuese simétrico.

 

Ellas protestaron un poco, pero acabaron despidiéndose y yéndose con una sonrisa y prometiendo que volverían mañana.

 

"Por fin, estoy agotado." Dije, estirando los brazos encima de mi cabeza.

 

Kaoru se rio y me dio un codazo amistoso. "Eso te pasa por estar con el móvil de noche tanto tiempo."

 

Arrugué la nariz, dispuesto a rebatirle eso, pero fui interrumpido por Haruhi.

 

"Kaoru, ¿puedes ayudarme con esto?" Le preguntó, señalando las dos enormes cajas que cargaba con un gesto de cabeza.

 

"Claro." Respondió mi hermano, acercándose rápido a ella para quitarle algo de peso; era evidente que, si nadie hubiese cogido una de sus cajas, habrían acabado las dos por los suelos.

 

"¿Y porque él?" Cuestioné molesto, frunciendo el ceño.

 

Sabía que solo quería que le ayudase, pero aun así me irritaba cuando nos pedían un favor a uno de nosotros y al otro no. Era consciente de que entre nuestros amigos nos tenían por personas distintas con personalidades distintas, pero siendo lo contradictorio que podemos llegar a ser tanto Kaoru como yo, a veces me molestaba que no nos viesen como a un único pack.

 

"Relájate, Hikaru, solo vas a estar lejos de él unos minutos." Se burló Haruhi, lo cual solo aumentó mi cabreo. "Además, Kyouya te necesita también."

 

Me fui, a regañadientes, hacia donde estaba el vicepresidente hablando con Tono y, a la vez, escribiendo en su libreta.

 

"¿Me buscabas?"

 

"Vaya, alguien no está de humor, ¿eh?" Se rio con burla, a veces parecía un demonio de verdad.

 

Le dirigí una mirada de odio y el volvió a su semblante serio.

 

"Necesito que lleves esos cosplays dentro." Señaló más cajas tiradas en el suelo.

 

¿Se puede saber cuántos habían comprado? Sé que dinero no nos faltaba, pero esto era exagerado. Ni poniéndonos uno cada día llegaríamos a llevarlos todos en un año.

 

"¿Por qué habéis comprado tantos?"

 

Al ver la furia en los ojos oscuros de Kyouya me arrepentí de haber preguntado.

 

"Renge se ha gastado casi todos los fondos del club en todos estos ridículos cosplays." Espetó.

 

"¡Oka-san! ¡No seas tan cruel con nuestra hija!" Soltó el rubio. Por algún extraño motivo había estado totalmente callado en todo el rato que yo llevaba allí, mirando algún punto en la distancia, aunque no sabía qué o a quién miraba. "¡Después de todo, Renge-san entiende de esto!"

 

Y mientras el chico montaba allí mismo un discurso sobre como la pelirroja entendía de todo aquello por ser igual de otaku que todas las demás chicas que frecuentaban el club, yo cogí las dos últimas cajas que quedaban y fui hacia el interior del club.

 

Abrí la puerta como pude, apoyando mi espalda en ella y empujando, y entré a la zona donde nos cambiábamos.

 

Y allí estaban esos dos, abrazados.

 

Los delgados brazos de mi gemelo rodeando la cintura de la chica mientras que los de ella rodeaban el cuello de Kaoru, sus cuerpos pegados y sus ojos cerrados.

 

Tiré las cajas al suelo, cerca de las otras, sin cuidado alguno, y caminé hacia ellos. Con el estrepitoso ruido de las cajas de cartón cayendo al suelo, ellos dos se habían separado y me miraban con confusión y sorpresa.

 

"¿Hikaru, que pasa?" Preguntó Kaoru, preocupado, al ver cómo caminaba hacia él a grandes zancadas.

 

Agarré su muñeca con fuerza y lo separé de la andrógina, a pesar de que ya no se estaban abrazando. Notaba a Kaoru retorcerse intentando que le soltase y como siseaba levemente, probablemente mi agarre era demasiado bruto y le estaba haciendo daño, pero estaba tan enfadado que no podía evitarlo.

 

"No estaba violándolo ni nada por el estilo, ¿sabes?" Dijo, a la vez que se reía, Haruhi.

 

"Cállate, no te atrevas a volver a tocarlo." Solté abruptamente y con desdén.

 

Su sonrisa se borró al instante de su cara y, pese a ser mi amiga, me alegró que empezase a captar las cosas. Ninguno de los dos dijimos nada más así que di media vuelta y tiré de Kaoru.

 

Salí con nuestras cosas en la mano que tenía libre y caminé por los pasillos amplios y largos de la academia tirando de mi gemelo.

 

"¡Hikaru! ¿¡Puedes parar de una vez!?" Gritó cabreado, tan cabreado que logró soltarse aún mientras yo sujetaba su muñeca con tanta fuerza que era casi un milagro que no se la hubiese roto. "¿¡Qué te ha dado ahora!?"

 

Sus brazos colgaban de ambos lados de su cuerpo, tensos, como si intentase dejarlos fijos ahí en vez de levantarlos y golpearme. Su cara reflejaba lo enfadado que estaba, algo raro en él porque era un chico mucho más paciente y pacifista de lo que yo era. Su ceño fruncido y sus labios dibujando una fina línea.

 

"¿¡Porque coño la estabas abrazando, Kaoru!?" Le grité.

 

Sentía como si alguien me estuviese estrangulando y mi vista empezaba a enturbiarse.

 

Por otra parte, el que no respondiese a su pregunta y, en vez de eso, la evadiese con otra pregunta hizo que su furia aumentase.

 

Resopló y miró hacía un lado con exasperación, hacia los inmensos jardines, antes de responder.

 

"¡Estaba tratando de animarla, imbécil!"

 

Ahí supe que la había cagado con mis celos; si Kaoru empezaba a insultar, ya podías irte preparando. Era como ese padre, o quizás madre, que nunca se enfada y con el que te diviertes siempre mucho, pero sabes que si haces que se enfade; se enfada de verdad.

 

Pero yo estaba tan frustrado y cabreado que seguí metiendo el dedo en la herida.

 

"¿¡Animarla en qué!?"

 

"¡Eso no es cosa tuya!" Me espetó de tal forma que me hizo sentir como un niño pequeño e inmaduro.

 

Apreté los dientes con fuerza, poniendo toda mi voluntad en tratar de calmarme, cosa muy difícil ahora mismo.

 

"¡De todas formas esa no es la cuestión y lo sabes!" Siguió gritando a los cuatro vientos, era de agradecer que no hubiese casi nadie por ser horario de clubes y, además, el final de estos. "¡Siempre te pones como un histérico posesivo cuando estoy con otra gente! ¿¡Se puede saber qué coño te pasa!? ¡Creo que los dos estuvimos de acuerdo en que lo mejor era que dejásemos de cerrarnos en banda a conocer a más gente!"

 

Ahora él vociferaba todo aquello sin el más mínimo rastro de autocontrol o tacto. Simplemente me decía todo lo que pensaba, todo lo que muy probablemente se había estado tragando desde hacía tiempo. Y yo sentía ese <> ardiendo en la punta de mi lengua, exigiéndome que lo gritase tan alto que perdiese la voz y que no hubiese un alma en este mundo que no lo supiese.

 

Y por desgracia, ese <> se me escapó.

 

"¡Lo hago porque te quiero! ¿¡Vale!? ¡Estoy enamorado de ti, joder!"

 

Abrí mis ojos desmesuradamente mientras sentía el pánico apoderarse de mi cuerpo. Estaba tan tenso que me dolían todos los músculos e incluso temblaba, el nudo en mi garganta se había hecho tan presente que me costaba hasta respirar y sentía el aire espeso y pesado, dificultándome todavía más coger aire, y, a la vez, sentía que podría vomitar en cualquier momento.

 

Me llevé las manos a la boca, llamándome idiota de todas las maneras que sabía y notando como mis ojos empezaban a arder.

 

¿Y él? Él me miraba igual de estupefacto que yo, solo que sin todo ese pánico que me estaba engullendo a mí, en vez de eso, era substituido por algo que ahora parecía la emoción más horrible del mundo; asco.

 

"No... No va en serio, ¿verdad?" Se escurrió entre sus labios.

 

Todos los gritos que antes retumbaban por las paredes de aquel pasillo habían desaparecido y ahora solo podía escucharse un silencio vacío y doloroso que me estaba poniendo enfermo.

 

Sentí que moría ante esa pregunta. ¿Acaso mi lamentable estado le parecía mentira?

 

"Va completamente en serio, Kaoru." Susurré, porque me sentía incapaz de decirlo más alto sin que mi voz se rompiera.

 

"¿Te das cuenta de la estupidez que estás diciendo? ¡Somos hermanos! ¡Gemelos! No creí que mi gemelo fuese tan tonto como para que se le subiese a la cabeza toda esa mierda del Host Club."

 

¿Cómo había podido ser tan ingenuo de pensar que solo por ser él me rechazaría cuidadosamente? Claro que no. Bueno, ¿por qué debería sorprenderme? Nosotros siempre hemos sido unos capullos con todos. Y si además le sumabas lo enfadado que estaba ahora mismo conmigo te quedaba esto. Porque sí, como siempre, había elegido el peor momento y la peor manera para decir las cosas y la había cagado.

 

"Yo..."

 

"¡Cierra la boca! ¿¡Quieres!? Antes de que digas más gilipolleces." Escupió con odio.

 

No parecía él. Era como si alguien hubiese cogido a ese chico frágil y adorable y lo hubiese reprogramado y convertido en uno de esos imbéciles de los institutos de las películas americanas.

 

"Kaoru... lo siento... yo..." Me acerqué a él, sin saber que decir, me atragantaba con mis palabras y trataba de concentrarme más en no llorar que en qué decir. Aunque, bueno, ¿qué podía decir que arreglase esto?

 

Alargué mi mano para coger su brazo e intentar que se tranquilizase, sin embargo, se sacudió de encima mi mano como si fuese ácido.

 

"¡No me toques! ¡Es más, me largo, no quiero oír nada más de esto! ¡Estás siendo un inconsciente! ¡En realidad no me quieres de esa forma, solo estás confundido!"

 

¿Confundido? No. Me había sentido de esta forma toda mi vida, pero había sido tan idiota de no percatarme de ello. Pero siempre había sido él. No importaba cuantos tíos o tías pasasen por mi lado, yo siempre seguía mirándole a él.

 

"Puedes... Puedes decir todo lo que quieras... pero yo no estoy confundido..." Murmuré, tratando de respirar con normalidad y ahuyentar las ganas de romper a llorar ahí mismo. "Te quiero, Kao..."

 

Vi como todo mi esfuerzo por no llorar se venía abajo mientras mis rodillas se rendían bajo mi peso y yo colapsaba en el suelo tras las palabras crueles de Kaoru.

 

"Vete a la mierda, Hikaru."

 

Cogió su maletín, que había terminado en el suelo junto al mío, y se largó.

 

Pero yo permanecí en el suelo. Llorando tan desesperadamente que sentía que mis pulmones se rendirían y dejaría de respirar. Todo a mi alrededor giraba y me daba nauseas mientras en mi mente solo había espacio para él, él, él, él y él. Absolutamente todo era Kaoru en ese momento.

 

No sé cuánto tiempo estuve tirado en el suelo frío de aquel pasillo porque, sinceramente, nada parecía tener sentido ahora que él no estaba; pero, en algún momento, por allí pasaron los demás del club.

 

Estaba tan aturdido y destrozado que casi ni los escuchaba, pero supongo que el no vernos a los dos juntos hizo que sumaran dos más dos y que acabasen deduciendo que había pasado. Joder, seguro que Honey y Mori ya se habían dado cuenta de que Kaoru me gustaba desde hacía tiempo, pero habían decidido no decir nada; siempre era así, eran los primeros en darse cuenta de las cosas y los últimos en decir nada al respeto.

 

Siendo los ricos ocupados que somos en este club y decidiendo no agobiarme más, fue Tamaki, al final, como representante de todo el grupo, el que me acompañó a casa en mi limusina porque no creían conveniente dejarme solo en aquel estado.

 

Patético. Así me sentía ahora mismo.

 

Mi senpai tenía que ocuparse de mí porque yo era incapaz de hacerme cargo de mí mismo. Aunque seguramente hacía bien, quien sabe, quizás habría sido capaz de tirarme delante de las vías.

 

Me había pasado toda mi vida ignorando lo que sentía por no complicar las cosas, muriéndome de ganas por confesárselo todo a Kaoru, porque odio los secretos entre nosotros, porque son como traición para nosotros; y ahora que se lo había dicho, había metido la pata hasta el fondo.

 

Los del servicio se sorprendieron al ver a Tamaki, sin embargo, él solo les dijo que no me encontraba muy bien pero que no era grave. Me llevó a mi habitación, -porque después de esto ya podía declararla mía de nuevo; Kaoru volvería a su habitación-, mientras soltaba algún que otro comentario 'alentador' que a mí me entraba por un oído y me salía por el otro.

 

No teniendo ganas de nada, me metí entre las mantas de la enorme cama que ahora se sentía terriblemente vacía sin él y me dormí, Tamaki diciéndome que si necesitaba algo que simplemente lo llamase como lo último que oí antes de sumergirme en el mundo de los sueños; mi único refugio de la realidad, la cruel realidad.

Notas finales:

empiezo con el drama des del primer capítulo :-)))

la verdad es que estoy bastante harta de los fanfics donde hikaru es el malo que rechaza a kaoru y kaoru se deprime así que he decidido cambiar el cliché del fandom haha

-cris xx


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