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Amor Yaoi
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Ambos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Esta cansada ficker, está agotada XD

 

 

—I-pin, te juro que, si esto no funciona, te morderé hasta la muerte — amenazó con seriedad mientras apretaba los puños

—Me arriesgo — sonrió divertida — asegúrate de hacer lo que te dije, nii-san — ordenó mientras lo amenazaba con el dedo índice

—Me rehúso

—Pensé que llegamos a un acuerdo — reprochaba sobándose la cien, era demasiado complicado convencer a su hermano

—Tú asumiste un acuerdo

—Buena suerte — suspiró pesadamente mientras agitaba su mano en despedida — si necesitas algo más, me avisas

 

 

Kyoya llevaba consigo dos bolsas llenas de las recomendaciones de su hermana puesto que se obligó a soportar las horas de compras con la misma, todo fuera porque su relación volviera a ser como antes. Ya acalló sus ganas de gritarle –o algo mejor que eso–, a quienes se le acercaban con otras intensiones aparte de ayudarlo con sus compras, esos atrevidos no merecían siquiera una mirada, los ignoró mientras le fuera posible, sin embargo, tanto sacrificio lo conllevaba a por lo menos intentar aplicar los consejos dados por I-pin. Kyoya no tenía nada que perder, así que se resignó.

Sin esperar mucho, llegó a su apartamento, con la leve esperanza de encontrarse con la cálida sonrisa que tanto adoraba, pero no fue así. Todo estaba callado, demasiado y eso le daba una sensación de vacío que odiaba sentir. Agudizó su oído y su nariz, supo de inmediato que Tsuna no estaba ahí. Kyoya pensó en tal vez aprovechar aquella soledad y forzar las puertas, romper el plástico que restringía su paso, mandar todo al carajo y saber qué motivaba a su novio para alejarse de esa forma tan repentina, pero desistió. I-pin se lo advirtió, no debía actuar imprudentemente y respetar la privacidad de su pareja.

Con resignación, Kyoya guardó las cosas adquiridas en una esquina, escondiéndolas bajo unas mantas para que no fueran descubiertas. No estaba de más el ser precavido. Vio la hora y decidió entretenerse un rato preparando la cena para compartirla con el castaño cuando éste llegara, un gesto no le hacía daño a nadie y mucho menos si era de corazón. Hizo algo sencillo mientras decidía simplemente ser paciente, dejando que sus pensamientos se centraran sólo en ser amable, tranquilizarse, ser comprensivo, pues era verdad que no soportaba estar peleado con Tsuna. Se acostumbró tanto a estar rodeado de esa dulzura y brillante sonrisa que, al no tenerlo, se desmoronaba de a poco puesto que le afectaba más de lo que quisiera reconocer.

 

 

—Estoy en casa — el castaño ni siquiera miró al azabache, corrió directamente a las habitaciones para revisar que nadie haya perturbado su parte del departamento

—La cena está lista — dijo sin enfadarse, controlando su mal carácter debido a la incomodidad de dormir en el sofá y que fuera dejado de lado por unas simples habitaciones que nada interesante tenían –o eso creía-.

—Gracias — Kyoya al fin vio una leve sonrisa en ese rostro que adoraba cuando el castaño arribó a la cocina. Asintió mientras servía todo en silencio, mirando de refilón a Tsuna y apreciando la curva ligera en esos rosados labios

—¿Cómo estuvo tu día? — habló cuando ya le estaba incomodando el silencio forjado mientras comían. No lo miró directamente, pero casi podía sentir que el ambiente se tensó de repente

—Bien… fui a comprar algunas cosas — respondió calmándose un poco más, pues en realidad estaba demasiado indeciso de cómo actuar con Kyoya desde que pelearon — y visité a mis padres

—Ya veo

 

 

No se dijo nada más después de eso y tampoco cambió la rutina seguida en esos días, en donde sólo cruzaban un par de palabras para decidir quién lavaba los platos y aseaba la cocina. Al final ambos se separaban, dándose la espalda de repente, caminando en silencio, emitiendo un simple «Que descanses». Era tan desesperante que Kyoya casi rompió un vaso al dejarlo caer con fuerza en el lavabo. Tenía que acabar con eso rápidamente, pero claro, no tenía ni idea de cómo empezar con una plática de aquellas en donde se ofrece una disculpa por lo que sea que haya hecho. No estaba acostumbrado a eso y después de frustrarse pensando en alguna cosa, decidió que en la mañana lo intentaría

Un consejo, uno medianamente útil que su hermana le dio. Kyoya dudaba que algo tan simple funcionara, pero si I-pin decía que era “útil”, lo iba a probar. Revisó algunas de las cosas que tenía en las bolsas y suspiró pesadamente porque no le veía algo efectivo a eso. Tomó el primer objeto, lo mantuvo en sus manos, analizándolo, concluyendo que no tenía nada de especial pues era simple. Agarró una de esas cosas esponjosas de color crema, lo abrazó levemente para que su aroma se impregnara en el objeto y luego cerró los ojos. Dejaría de lado todo su mal carácter solamente por Tsuna, sólo por él, en eso se concentraba mientras los minutos pasaban.

Cuando creyó suficiente y volvió al mundo físico, dejó el osito de peluche en la línea divisoria del apartamento, empujándolo lo suficiente como para que quedara dentro del espacio de Tsuna. Se aseguró de hacer un leve ruido para llamar la atención del contrario, apagó las luces, cerró los ojos y fingió dormir. Tardó un poco, pero a media que la noche transcurría, esos pasos se escuchaban más cerca de sí. Kyoya acompasó su respiración, incluso dejó su brazo caer a uno de los lados del sillón, se metió por completo en su papel. Los pasos del castaño al final se acercaron lo suficiente y una leve risita adornó el silencio, no duró mucho, pero bastó para dejar satisfecho a cierto azabache. Tsuna volvió a escapar después de eso, soltando en un susurro: «descansa, Kyoya». Hibari se levantó a revisar y obviamente el osito no estaba. El primer consejo pareció funcionar

 

 

—No puedo creer que haga esto — se quejó para sí mismo mientras se daba el trabajo de colocar un florero con lirios en la mesa del comedor y de la misma forma, dejar algunas flores artificiales en la línea divisoria del departamento — si no funciona — frunció su ceño pensando en su hermana y apretó los dientes

—Buenos días — escuchó a lo lejos y él siguió en su escrutinio para la preparación del desayuno

—¿Quieres algo especial, Tsunayoshi?

—¿Qué es esto? — Kyoya escuchaba los pasos del castaño y sonrió sutilmente, el aroma que desprendía Tsuna era dulce como siempre que estaba feliz — Kyoya… tú…

—Lo siento — se giró para mirarlo, para encontrárselo tan bello como siempre, con esos cabellos castaños alborotados y esas mejillas levemente rosadas — lamento haber intentado forzar la puerta de tu nueva habitación

—Yo… — se quedó observando al Kyoya mientras él sostenía las cuatro flores que halló en el pasillo. Sintió su pecho punzar debido al arrepentimiento, pero de sus labios no brotaba algo coherente, sólo un boqueo… porque no estaba listo aún

—Si no quieres dormir conmigo, está bien — Kyoya lo dijo con serenidad mientras volvía a sus quehaceres de la mañana

—No es eso — susurró con el labio inferior temblándole débilmente —es…

—No te fuerces a decirme el motivo — lo calmó al sentir ese silencio de varios segundos — desayunemos

—Te… te ayudaré

 

 

De nuevo ese silencio, pero ya no era incómodo sino más llevadero, mientras escuchaban como sus manos removían las cosas para la preparación. Kyoya vio a Tsuna sonreír en varias ocasiones cuando chocaban al trasladarse en la cocina, reconoció que el consejo de su hermana funcionó mejor de lo que pensaba. Ambos estaban a gusto con la compañía del otro en cierto punto, e incluso llegaron a rozar sus manos como cualquier otro día en que el enfado no era parte de sus vidas. Kyoya adoraba ver como esas mejillas se tornaban de un rojizo sutil, y sin poder detenerse, acarició la piel de Tsuna con su pulgar, pero no hizo nada más que eso por respeto al comportamiento de su amado. No forzaría nada, sería paciente, pero era verdaderamente difícil cuando el aroma de su pequeño se volvía más tentador

 

 

—No salgas mañana — Kyoya dijo eso cuando veía a Tsuna salir de las habitaciones con ropa de calle — tu celo… llegará

—Lo sé — sonrió nerviosamente mientras se acercaba al azabache — Kyoya… yo

—Espera — se acercó para otorgar otro de los regalos que I-pin le obligó a comprar y el cual estaba levemente impregnado con su olor — te resfriarás — con cuidado envolvió el cuello del castaño con una bufanda de color blanco en totalidad y acomodó ese cabello que se revolvió levemente

—Gracias — sus mejillas se tornaron de un intenso rojo mientras acariciaba la bufanda que reconoció, era nueva — no tardaré en regresar

—Ve con cuidado — acarició la mejilla de Tsuna y sin poder evitarlo se aceró a él. Generalmente se besaban un largo rato antes de despedirse, pero en esa ocasión, Kyoya sólo besó la frente de Tsuna y se separó

—Kyoya — pero fue el castaño quien se abrazó a él, sin dejar que se alejara — yo te amo

—Y yo a ti — le acarició los cabellos con ternura y volvió a besarle la frente, pero como respuesta obtuvo un beso tierno y sorpresivo en los labios

—Espera un poco más — susurró Tsuna antes de tomar las mejillas de Kyoya y besarlo de nuevo — por favor — suplicó con desesperación antes de unir sus labios una vez más

—Lo haré — rodeó esa cadera con sus brazos. Hace tanto que anheló, aunque sea un contacto como ese. Hundió su nariz en el cuello de Tsuna, pero lo soltó segundos después ya que no quería incomodarlo

—Volveré pronto

 

 

Inquieto, estaba demasiado inquieto mientras el tic tac resonaba en su hogar. Kyoya estaba recostado en el sofá, mirando el techo, recién despertado de su siesta de la tarde y ahora hasta le dolía la cabeza. Fastidiado se levantó y se sentó en frente de su lienzo dispuesto desde hace dos días y al que le tomó odio desde que su humor no era el mejor, pero sabía que eso funcionaría para quitarse un poquito de frustración. Tomó el primer pincel que vio, uno grueso con el que embarró la pintura del primer bote que tenía en frente, coincidentemente uno de color morado, su favorito para expresar su inconformidad con todo el mundo.

El primer trazo fue decente, tanto como para que una gruesa línea perturbara el blanco lienzo y lo marcara como una cicatriz. Otro trazo se dio enseguida, uno sin forma que recorrió todo en zigzag, pero no se conformó. Tenía tantas cosas acumuladas en su cabeza y alma que simplemente abrió todos los frascos a su alcance y metió un pincel en cada uno. El plan era sencillo: desquitar todo con barniz y trazos

 

 

—Espero que Kyoya no se enoje — susurraba Tsuna para sí mismo mientras buscaba las llaves del departamento en su bolsillo con su mano libre, pues en la otra llevaba dos paquetes, uno de ellos con ingredientes para la cena — no creí pasar por esto… así — suspiró antes de meter la llave a la cerradura y girarla — Tsuna… es hora de confesar

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Sinceramente no sé qué decir, así que dejaré esto y huiré a China XD

Ok no

Hoy estoy sumamente cansada, así que… pueda que me desaparezca unos días, hasta adaptarme a mi nuevo horario.

L@s ama: Krat 


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