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Apariencias que engañan por KylieNova

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Notas del capitulo:

Lo siento por el retraso!! Estuve de viaje donde unos familiares donde no habia internet ni señal, en medio de la nada!! 

Espero que disfruten este capitulo, es uno de mis favoritos <3

Pronto el fin de semana se hizo presente, aunque para Damián los días hasta ese punto fueron molestamente eternos y la razón de esto era porque no podía dejar de pensar en Eric.

Lo había estado llamando al celular y aunque este no le ignoraba las llamadas se despedía rápidamente con una excusa ridícula como: "tengo que hacer algo, hablamos luego” lo cual nunca sucedía.

Hasta este punto Damián se encontraba irritado, era la primera vez que el castaño lo exasperaba a tal punto que tuviera que decidir ir a su casa. Lo que más le indignaba no era el hecho de que no quisiera hablar con él, ni siquiera verlo, sino que lo dejara con la intriga de si seguir intentado acercarse o simplemente rendirse, si no lo quería preferiría que se lo digiera en la cara directamente que estar en ese juego mental el cual lo ponía de mal humor.

Así que ese día se fue encaminando a la casa de Eric con la posibilidad de que le dijera que pararan de verse o cortaran con su amistad, pero al menos eso le daría un cierra y seguiría adelante.

Cuando estuvo en frente de la puerta a la una de la tarde creció un leve arrepentimiento, seria de mal gusto que llegara sin avisar, pero sabía que si le decía a Eric este le daría una patética excusa, el chico no sabía mentir, así que con un gran impulso tocó la puerta, un poco más fuerte de lo que quiso, y esperó.

Vio como la puerta se abrió lentamente y esperó a encontrarse a Eric, pero en su lugar estaba una chica de cabello negro, claramente teñido, que no pasaba de los veinticinco años según su apariencia. La chica lo miro con consternación y Damián por un segundo se sintió incomodo, pero decidió ser el primero en hablar.

-Hola- saludó tratando de dar una sonrisa- ¿Se encuentra Eric? - la chica lo miró de abajo hacia arriba analizándolo, cuando se encontró de nuevo con su rostro sonrío de manera cálida, una sonrisa que le recordó de golpe a la típica sonrisa de Eric, en ese momento supo que tenían que ser familiares.

-Si ¿De parte de quién?- preguntó con curiosidad.

-Soy Damián, su amigo- la chica se volteó hacia una dirección y fuertemente grito: "¡Eric!" Haciendo que Damián se sobresaltara ya que no se esperaba que una chica en apariencia frágil pudiera entonar esa fuerte voz. A lo lejos se escuchó el grito de Eric contestándolo que iba para allá, rápidamente el chico apareció y su cara en el momento justo que vio a Damián no tuvo comparación.

Eric se sorprendió demasiado y después sintió algo de vergüenza ¿La causa? Porque, aunque ya fuera tarde no se había duchado, se encontraba con el cabello revuelto y desacomodado, traía una camisa blanca sencilla que a simple vista se veía que le quedaba dos o tres tallas más grandes y una pantaloneta. Inconscientemente Damián sonrió ya que la expresión de Eric le había dado gracia, el castaño se acercó a la puerta y su hermana se fue con algo de curiosidad por el amigo de Eric.

-Hola- dijo primero Damián de manera cortes, pero con simpatía en su voz.

-Hola- y aunque se encontraba con algo de pena no pude evitar sonreírle y sentirse, para su sorpresa, aliviado de verlo-, no te quedes ahí, pasa- le dijo apresuradamente.

Ambos entraron y en ese momento pasaron su hermana y madre, las dos mujeres se sorprendieron al tener un invitado y no pudieron disimular su curiosidad, más por parte de la madre, pero no eran las únicas, Damián al ver la apariencia de la mujer mayor no le quedo duda que era su madre ¡Eran demasiado parecido!

-Mamá, él es Damián, un amigo de la universidad- después de su introducción Damián saludó educadamente ganándose una sonrisa de la mujer- y no te presente a mi hermana, Katherine- dijo está vez refiriéndose a la pelinegra, de igual manera Damián sonrío cortésmente.

Pasaron a la habitación de Eric, la cual se encontraba desordenada.

-Lo siento por el desorden ¿Quieres algo de tomar? - Damián se daba cuenta que Eric no lo miraba a los ojos así que fue directo al grano.

- ¿Podemos hablar? - el cuerpo de Eric se tensó por unos segundos y sintió levemente.

- ¿De qué? - dijo aparentando demencia y ganándose así una mirada desaprobatoria de Damián, ambos se quedarían en silencio durante unos segundos hasta que ambos al uní solo dijeron: “lo siento”

Esto impresionó a Eric el cual no se esperaba estas palabras del otro al igual que Damián el cual compartía su misma reacción.

-Habla tú primero- sugirió Eric, pero el chico negó rápidamente, no era muy bueno con las palabras así que quería que el castaño comenzará- está bien- respondió con resignación- lo siento por lo de la otra vez, no era mi intención incomodarte.

Y hasta allí termino, podría verse calmado por fuera, pero esas palabras las había ensayado una y otra ve frente al espejo para la próxima ve que se enfrentará con Damián.

-yo soy el que debería disculparme- le respondió señalándose a sí mismo- fue mi culpa, bueno en realidad fue de ambos, pero tengo un poco más de crédito- ahora ambos se sentían como unos idiotas, preocupándose por problemas que ni siquiera existían y ambos ante la reacción del otro empezaron a reír.

- Creí que estabas enojado conmigo- confesó Eric- me alivia de que no sea así.

-A mí también- concordó el moreno- por la manera en cómo me evitabas…- le reclamó con un poco de humor para molestar al chico.

- No te estaba…- pero al mirar la sonrisa de Damián supo enseguida que no podría mentirle- tienes razón, creí que no querrías verme.

- todo esto se hubiera solucionado si hubiéramos hablado antes- se ganó una sonrisa de Eric, este no podría estar más de acuerdo- y lo siento por venir sin avisar

-Por eso si debería estar molesto- le respondió actuando como si de veras estuviera enfadado, aunque los dos sabían que no era así- me viste todo desaliñado, que vergüenza- confesó con un ligero color en sus mejillas.

- ¿Quién no se ha bañado a esta hora del día?

-La gente normal, no todos somos madrugadores como tú- se acercó a su armario y agarro un paño- iré a ducharme, espérame aquí- salió de la habitación y rápidamente llego al cuarto de baño con una inmensa felicidad de haber arreglado las cosas.

Mientras lavaba su cabello y tarareaba una canción pensaba en que estaría haciendo Damián en su habitación, sentía como el agua tibia escurría por todo su cuerpo y como el agua deslizándome por su espalda le daba relajación, en ese preciso momento le vino el recuerdo de Damián, o más concretamente de sus manos paseándose lentamente por su espalda suavemente, inconscientemente llevo su mano hacia su espalda, cerró sus ojos y empezó a acariciarse de la misma manera en cómo recordaba que él lo había hecho pero no era lo mismo y dudó que alguien más pudiera hacerlo como él lo había hecho.

¿A cuántas personas habrá tocado de esa forma? Tan cariñosa pero también con destellos de pasión, rápidamente recordó cuando el chico le había confesado que nunca había tenido novia, ¿será que es virgen?, se preguntó, aunque lo dudaba, solo porque no tuviera novia no significaba que no se había acostado con otras chicas. El mismo admitía que lo había hecho con su antigua novia más por la presión de sus amigos que por mera decisión propia y aunque reconocía que lo había disfrutado en su interior se había esperado algo… diferente.

No sabía cómo explicarlo con palabras, pero ¿No se supone que tener sexo con alguien que te gusta se debe sentir lo mejor del mundo?

Cerró la llave, descuidadamente secó su cabello con la toalla y se la enrolló alrededor de la cadera, cuando estuvo a punto de salir se dio cuenta que no llevo su ropa de cambio al cuarto de baño así que tendría que cambiarse en su habitación, con Damián allí. Llevo sus manos a su rostro y pensó en cómo no había planeado aquello, pero que importaba, ya se había cambiado enfrente de otros hombres, como en su colegio cuando tenían que ir a los vestidores y cambiarse todos juntos, no debería preocuparle algo tan infantil.

Se encaminó y al llegar finalmente a su habitación se encontró a Damián leyendo uno de sus cómics costado sobre su cama. Damián al ver cómo las gotas aún escurrían sobre su piel y algunas sobre su cabello desordenado sostuvo rápidamente su mirada sin saber porque, ambos eran hombres, no debería preocuparse por aquellas cosas.

Damián fingía que toda su atención estaba en el cómic, pero cuando tuvo al castaño de espadas mientras buscaba su ropa rápidamente sus ojos se concentraron en su espalda ¿Era raro que pensara que era la espalda más bonita que había visto? Según su criterio tenía la perfecta combinación de músculos tonificados, sin exagerar, pero tampoco sin la existencia de estos, simplemente en su punto perfecto. Un calor se sintió en sus manos cuando recordó como la había tocado aquella noche y unas ganas inmensas de volverlo a repetirlo se apoderaron de él.

Por cada movimiento que hacía Eric se ponía cada vez más nervioso, pero supo que era una preocupación absurda, Damián ni siquiera le estaba prestando atención así que, con mucho esfuerzo, y siempre dándole la espalda a Damián, dejó caer la toalla para apresuradamente ponerse su bóxer, una acción que duro unos breves minutos.

Suspiro sin que el otro a sus espaldas lo notara y como si nada hubiera pasado siguió vistiéndose, cuando se volteó pudo notar que Damián aún seguía concentrándose en su cómic y bufó sin que el otro se diera cuenta por su ridícula preocupación, debía aprender a relajarse y no analizar cada reacción de Damián.

Salió de su habitación por unos segundos y cuando cerró la puerta el moreno tapó su rostro con el cómic y suspiró pesadamente ¡¿Qué había sido aquello?! Había parecido un pervertido viendo como el otro se vestía, le agradecía a Dios que él estuviera de espaldas y no había visto su reacción, con todo su autocontrol sobre sus emociones se mantuvo calmo, pero vaya que le había costado.

Eric volvió a entrar a la habitación y con una sonrisa amable en su rostro le pidió que bajaran, Damián le siguió sin dudar.

- ¿Podemos salir?- le pidió como un niño requiriendo el permiso de su madre, lo que le pareció bastante gracioso, y adorable.

-No tienes que pedirme permiso- le dijo con voz calma, pero con un deje de felicidad que solo Eric podía identificar.

-No te estaba pidiendo permiso- respondió “ofendido”-solo quería saber tu opinión.

Ambos se despidieron de las dos mujeres y empezaron a caminar, estaba siendo un maravilloso día, Damián había tenido la sensación de que el día estaba nublado antes de que entrara a la casa de Eric, pero cuando salió pude ver el sol brillar espléndidamente.

- ¿Y dónde vamos?- le preguntó Damián con simpatía haciendo que se sorprendiera de si mismo.

-Quiero comer helado- confesó- conozco una heladería cerca.

Damián asintió y siguieron caminando uno al lado del otro, el camino era corto y cuando finalmente llegaron se dieron cuenta que la heladería estaba casi vacía, apenas había dos o tres personas. Al llegar al mostrador pidieron los dos sus sabores favoritos, de fresa para Damián y galleta para Eric.

Al salir se sentaron en una banca del parque la cual tenía sombra por las ramas que cubrían los ratos del sol.

Empezaron a hablar de cosas banales como la universidad y que habían hecho últimamente cuando Eric noto que había una mancha de helado de Fresca en el mentón de Damián, sin pensarlo realmente llevó su mano hacia él y con el pulgar se la limpió.

- ¿Acaso eres mi mamá?- dijo como réplica a Eric el cual se dio cuenta mucho después de que raro se debía haber visto aquello.

-Al parecer lo soy si te comportas como un niño ¿Qué no sabes comer helado? - le dijo con molestia en su voz, la intención de Damián no había sido molestarlo.

-Solo estaba bromeando- Eric no estaba molesto por lo que le había dicho el otro, era una reacción esperada, estaba enojado consigo mismo por ser tan impulsivo.

-No estoy enojado- le dijo para seguir comiendo su helado.

Empezaron a caminar hacia el apartamento de Damián, él se lo había sugerido y como siempre había aceptado.

Mientras caminaba, Eric en su mente divagaba, apenas había hablado durante el trayecto, en este punto se meditaba cuán importante era Damián para él, lo quería mucho y lo que más le frustraba era saber que su relación nunca avanzaría de ese punto, seguirían estancados o por lo menos él por qué en cualquier momento Damián se podría conseguir una novia ¿era tan masoquista como para pretender ser feliz mientras lo veía con alguien más?

Si eso sucedía no lo podría soportar, y cuando se dio cuenta ya habían llegado al departamento, Damián estuvo a punto de abrir el picaporte cuando la mano de Eric lo detuvo, ganándose así una mirada desconcertante del moreno.

- ¿Qué pasa?- le preguntó esperando su repuesta un tanto nervioso por la expresión de Eric.

-No creo que…-su mano temblaba y su voz se oía tensa- no puedo ser tu amigo- y estás simples palabras hicieron que el pecho de Damián de estrujara y el castaño lo sabía, porque pudo ver su rostro deformarse en una mueca de disgusto, pero también… de decepción.

- ¿Por qué?- agarró fuertemente sus hombros con ambas manos haciendo que Eric se sobresaltara, al no recibir respuesta lo acercó con brusquedad- no te quedes callado ¿Por qué?

-No creo que sea lo mejor…- apartó su vista hacia un lado.

- ¡¿De qué mierdas hablas?! ¿No estábamos bien? - la voz desesperante de Damián más su propio estrés le hizo explotar.

- ¡Porque me gustas!- espeto furioso apartando las manos del más alto.

-Que…-la expresión de Damián cambio a una de total desconcierto- a mí también me gustas- la tolerancia de Eric estaba a su límite, sabía que las palabras de Damián no significaban lo que él decía.

-Maldición Damián, no como amigo- se acercó un poco más o lo miro detenidamente a los ojos-como Romeo lo hace con Julieta- lanzó la única referencia que le vino para que el otro se diera cuenta del significado real de sus palabras. Damián se quedó atónito y no respondió nada, se quedó en silencio, pero no apartó su vista, su expresión cambio a una más relajada pero su frente aún estaba fruncida- Lo siento- contestó más relajado y aunque esto provocará la destrucción de su amistad no pudo evitar sentir un gran peso fuera de sus hombros

-No sabes lo que estás diciendo

-si lo sé, no soy un niño y puedo reconocer mis sentimientos- Eric se alejó un paso del moreno, se prohibió a si mismo desviar su mirada- me gustas y tengo deseos de besarte- le explicó con gestos en sus manos- y estar siempre contigo y lo siento. Si pudiera hubiera preferido que me gustara una linda chica y que yo le gustará a ella, sería más sencillo, pero no fue así.

-Eric, yo…- pero Damián no pudo encontrar las palabras correctas, ni si quiera sabía que pensar, su mente estaba en blanco.

-No tienes que decir nada si quieres- respondió con una sonrisa que ocultaba su decepción haciendo que a Damián le doliera aún más- solo te pido que me contestes una cosa… ¿Te molesta que sienta esto?

-No… - respondió con voz neutral.

-¿Te incomoda?- le volvió a preguntar seriamente. Damián se dio cuenta que los sentimientos del castaño en realidad no me causan ningún sentimiento de repulsión o rechazo.

-No

-entonces, contéstame honestamente ¿Podemos seguir saliendo juntos?

-No me molestaría.

-Bien- Eric se acercó de nuevo hacia él y con una sonrisa en su rostro añadió- Damián, haré que me quieras de la misma forma que yo lo hago contigo.

Y con esa fachada llena de confianza se volteó y se fue de regreso para su casa, desde atrás Damián podía ver que el chico se encontraba bien pero cuando finalmente se alejó lo suficiente de él Eric apretó sus puños fuertemente. ¡¿Qué había sido todo aquello?!

Nunca se había confesado de esa forma… tan lamentable a alguien ¡Y lo último que dijo! Esa había sido la peor parte… ¿Cuándo pasó por su mente aquella estúpida idea? “haré que me quieras de la misma forma que yo lo hago contigo” eso había sido tan ridículo, pero, aunque se arrepentía de la selección de palabras que había escogido no lo hizo con la decisión de hacerle saber sus sentimientos al otro, en realidad se sentía un poco más aliviado.

Damián después de aquello había entrado a su apartamento como si nada hubiera pasado, pasó por la sala hasta llegar a su habitación y cuando estuvo allí se acostó boca abajo con una almohada tapando su rostro.

¡¿Qué acababa de pasar?! Demonios… la expresión de Eric en aquel momento fue lo más tierno que había visto, y esa había sido la mejor confesión que le habían dado ¡hasta hizo una referencia a Romeo y Julieta! En algún momento quiso estrujarlo entre sus brazos, pero estaba impactado en aquel momento, se quedó como una piedra, sin vida y mucho menos emociones, lamentable.

Y aunque la última frase lo tomo desprevenido no le molestó en lo absoluto ver cómo el chico trataría de “hacer que lo quisiera de la misma forma como él lo hace” esa había sido la cereza del pastel.

Damián también sintió algo de admiración hacia el castaño, él nunca podría ser tan honesto como él, ni decir todo aquello de una forma tan simple, pero al mismo tiempo con tanto significado, no era bueno con las palabras.

Se separó de su almohada y sonrío, los siguientes días serían interesantes.

 

Notas finales:

Espero con todo mi corazon y alma que lo hayan disfrutado. Diganme que piensan de la confesion de Eric, fue adorable!! 

Me encanta leer sus comentarios asi que porfavor dejen uno (Es gratis) 

Espero que lo disfruten!! 

PD: Ultimamente estoy viendo South Park de nuevo. ¿Quien es team CREEK?


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