Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Apariencias que engañan por KylieNova

[Reviews - 69]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Si, tirenme tomates, lo merezco.

Al terminar aquel momento, Eric pudo ver un desliz de preocupación reflejado en el rostro de Damián. 


- ¿Estas bien?- le preguntó con intranquilidad. 


-Si lo estoy- respondió con una sonrisa-, quiero estar contigo, pero ¿Podríamos dejarlo entre nosotros? 


La sonrisa que había estado en el rostro de Eric fue poco a poco desapareciendo hasta quedar con el ceño fruncido. 


-¿Qué...? ¿Por qué? 


-Será solo por un tiempo Eric- le persuadió el moreno-, es para poder acostumbrarme. 


Eric suspiró, miró hacia el parque cortando así el contacto visual con Damián, pensó que estaba en su derecho al querer iniciar las cosas lentamente, su fantasía de ir agarrados de las manos al caminar se tenía que esperar. 


-Está bien- lo volvió a mirar y sonrió de nuevo-, pero por un tiempo. 


-De acuerdo- rodó los ojos para molestar al castaño y lo miró con ternura, no podía creer que al final había cedido a sus deseos, se sentía libre y feliz de la decisión que había tomado, solo esperaba que no se arrepintiera en un futuro- ¿Quieres ir a mi casa? 


-S-si- respondió rápidamente, demasiado tal vez, haciendo que se sonrojara, vio la pantalla de su celular y se dio cuenta que ya había pasado bastante tiempo-, aunque creo que ya es algo tarde- dijo con desanimo. 


-¿Puedes quedarte esta noche?- sugirió con una sonrisa coqueta, no pasó desapercibido el ligero sonrojo que se asomaba en las orejas de Eric. 


 


Al llegar a su departamento se dieron cuenta que Sebastián no estaba en casa, algo que era extraño ya que a esa hora debería de haber llegado. Colocaron sus suéteres en los sillones, se pusieron más cómodos y decidieron ordenar algo para comer. 


-¿Quieres pizza o hamburguesas?- preguntó Damián mientras revisaba los contactos en su celular de comidas rápidas. 


-Pizza estaría bien- Eric encendió el televisor y cambió los canales hasta encontrar una película que se veía interesante. 


 


La pizza llegó y por un tiempo estuvieron ambos comiendo en el sofá mientras platicaban tranquilamente, cuando ambos miraron al reloj se dieron cuenta que ya era medianoche. 


Eric empezó a bostezar y frotar sus ojos para quitar el sueño que se asomaba en su mente. 


-¿Quieres ir a dormir?- le dijo con una risita, no necesitaba preguntarlo pero quería ver la reacción de Eric, este asintió, Damián le agarró de ambas manos y lo llevó a su habitación 


Al darse cuenta de aquella situación Eric se puso muy nervioso, pensaba en lo que podría pasar esa noche, hasta el sueño se había ido de él. Se sentó en la cama de Damián sin evitar recordar lo que había pasado hace algunos días, como Damián había tocado su piel y él mismo había gemido vergonzosamente por esto. 


-Te daré algo para dormir- buscó en su closet y sacó una camisa gris, que le quedaba un poco holgada, y una pantaloneta. Al tenerla en sus manos se las paso a Eric. 


Damián se sentó en su cama y esperó a que el castaño empezara a cambiarse pero veía que se quedaba estático, lo que le extrañó y lo miró con una ceja enarcada. 


-¿Pasa algo?- preguntó con curiosidad. 


-No es nada, iré al baño- se levantó pero Damián le agarró de la muñeca haciendo que se detuviera y lo mirara al rostro. 


-Cámbiate aquí- Eric se sonrojó y el moreno no lo pudo creer ¿Por qué estaba tan tímido? ¿No habían tenido sexo ya?- Te da vergüenza... ¿Porque? 


-No tengo vergüenza- murmuró, Damián rio y lo soltó del agarre. 


-Entonces cámbiate enfrente mío- le sonrió y apoyo sus codo sobre la cama, quedando ligeramente acostado, Eric le miró con el ceño fruncido y un suspiro pesado salió de sus labios. 


Empezó quitándose la camisa rápidamente y cambiándola por la que le había dado Damián, le quedaba grande pero era cómoda, después se quitó el botón de su pantalón y bajó el cierre de este, vio a Damián y este se encontraba observándolo atentamente lo que hizo que mirara a otro lado. Así que en un movimiento se quitó el pantalón y se puso la pantaloneta que le había dado. 


-No fue nada- levantó sus hombros sin importancia y con una pizca de alardeo. 


Damián lo agarró del brazo e inmediatamente lo atrajo más hasta que el castaño quedara encima de él, sonrío ladinamente y Eric quedó con una expresión neutral, aunque en el interior se encontraba nervioso.  


-Quisiera quitártelo- murmuró en el oído de Eric. 


Se acercó a su rostro y aprisionando su cintura con sus grandes manos lo besó, se sentía muy bien besar al castaño, se había convertido en una de sus cosas favoritas.  


El beso fue suave y delicado, ambos unían sus labios a un ritmo lento, tomándose su tiempo para saborear al otro, las manos de Damián pasó a acariciar su espalda con la yema de sus dedos, dando círculos tenues dentro de su camisa. 


Pasó sus manos a la espalda baja de Eric y acaricio suavemente su piel haciéndolo jadear, aprovechó el momento y pasó su lengua por la comisura de sus labios, Eric en aceptación abrió un poco más su boca y sintió la lengua del moreno acariciar su cavidad bucal de manera apacible. 


En un movimiento ágil Damián giró al chico y lo colocó de costado en la cama, quedaron frente a frente y en cuanto estuvieron en esta posición de acercaron y reanudaron el beso. Seguían un ritmo el cual los dos ponían llevar, no era acelerado pero tampoco aburrido, Damián aún no podía visualizarse estando en su cama besando a un chico tan íntimamente, pero no le dio más vueltas al asunto, su mente ocupaba solo a Eric y lo que él le producía en su pecho que se aceleraba a cada segundo. Sus manos pasaron a las caderas del castaño y las aproximó más hacia el quedando un mínimo espacio entre ellos, Eric podía sentir más calor en el ambiente y esto le dio una advertencia a su cerebro. 


Aunque tuviera tantas ganas de tener sexo con Damián, su parte racional, no quería. Podía sonar tonto e insignificante pero quería esperar un tiempo, darse cariños, hablarse entre ellos y saber más del otro antes de hacerlo de nuevo, porque si, Eric era alguien cursi pero necesitaba tiempo para al mismo tiempo darse cuenta que lo que tenía con Damián era algo personal y no meramente físico.  


-Espera- le susurró entre el beso al sentir las manos del moreno asomarse por sus glúteos. 


-¿Qué sucede?- preguntó, sin embargo no dejó de repartirle besos en la cara.  


-No… debemos esperar- Damián paró de besarlo y lo miró a los ojos con confusión plasmado en su rostro. 


-¿Por qué? No es como si fuera la primera vez. 


-Lo sé, pero esta vez quiero que sea en orden.  


-¿En orden? 


-Ya sabes, que salgamos por un tiempo y después demos el siguiente paso- le explicó ruborizado, se dio cuenta que sonaba como a esas chicas asustadas por su primera vez. Damián quedó unos segundos aun escuchando en su mente la explicación vaga de Eric, le pareció que no tenía sentido, si ya lo habían hecho ¿Por qué esperar? 


-Si eso quieres está bien- acarició su mejilla y sonrío apenas visiblemente, aunque para el no tuviera sentido sabía que tenía que darle el tiempo que quería a Eric, al fin y al cabo él le había dado tiempo para decidirse- Pero aún nos podemos besar ¿verdad? 


Eric río y se acercó al rostro del moreno para unir sus labios una vez más.  


 


Al día siguiente fue Damián quien se levantó primero, al abrir sus ojos se dio cuenta de una maraña de cabellos que estaba sobre su pecho, sonrió y acarició esa maraña sin despertar al dueño. 


Se levantó y con paso lento y arrastrando perezosamente los pies llegó a la cocina en donde se sirvió un vaso de agua, ese día era domingo, así que tenían libre y podrían pasar el día juntos, pensó Damián. 


Escuchó la puerta de la otra habitación abrirse y vio a su primo, con el cabello despeinado cómicamente, bostezar y acercarse a él. 


-Buenos días.- le dijo, se sentó en una de las sillas del desayunador y pasó sus manos pesadamente sobre su rostro- Tengo mucha hambre- se quejó. 


-¿Quieres que cocine?- Sebastián no pudo evitar reflejar su sorpresa , eran pocas veces que su primo se ofrecía tan amablemente, o lo máximo que podía ser, a cocinarle, algo estaba fuera de lo normal. 


-Pero miren quien se levantó con el pie derecho- le dijo con burla- ¿Que ha pasado? 


-Nada ¿Quieres sí o no? 


En ese instante se escuchó la puerta de la habitación de Damián abrirse dando paso a Eric que aún se veía con cara de sueño, iba viendo al suelo y cuando miró al frente se encontró con  la cara de sorpresa de Sebastián, el moreno miró a el mayor para ver su reacción, cuando sus ojos se encontraron Sebastián le dirigió una sonrisa pícara. 


-Con que era eso- murmuró pero lo suficientemente alto para que el moreno lo escuchara, este bufó y trató de desviar su atención preparando el desayuno. 


-Buenos días- dijo con una sonrisa Eric, una sonrisa que dejo cautivado a Sebastián, ante los ojos del mayor Eric era como un hermanito, era adorable y alegre, además de amable y respetuoso ... todo lo contrario a su primo. 


-Buenos días- respondió Sebastián devolviéndola la sonrisa- ¿Dormiste bien?- su voz tenía doble sentido, una insinuación que hizo que Eric se sonrojara. 


-Si- dijo para acercarse a Damián y colocarse a su lado. 


-Buenos días- le murmuró. 


-Buenos días- respondió Damián con voz suave y sonriendo dulcemente. 


Sebastián miró aquella escena y se sintió en ese instante la tercera parte que estorbaba, le hizo recordar a sus años de juventud, aunque no era tan mayor pero le gustaba dramatizar, cuando tenía esa mirada de enamorado en los ojos al estar con la chica que le gustaba. 


-Iré a la panadería- El mayor se levantó de su asiento y fue a su habitación para cambiarse e ir a comprar algo de pan fresco, la mejor formas de empezar el día era con pan fresco sobre la mesa. Iba a salir pero su celular empezó a timbrar, vio en la pantalla un mensaje de la persona que menos se esperara. Lo ignoró, dejo su celular en la mesita de noche cargándose y se fue. 


 


Damián estaba haciendo los huevos revueltos y esperando a que estuviera el café, para él y Eric, y chocolate caliente para el mayor. Mientras tanto Eric lo miraba sentado desde una de las sillas del desayunador, observaba su espalda y de vez en cuando su rostro de perfil, ahí era cuando se daba cuenta de la expresión de concentración del moreno. 


-¿Seguro que no quieres que te ayude? 


-Ya casi termino- le informó - pero puedes poner la mesa. 


Sebastián llego a la casa con el pan y una caja de jugo de naranja en una bolsa de plástico, todos se acomodaron y empezaron a desayunar, así fue como pasaron la mañana.  


 


Eric se encontraba al lado de Damián en el sofá, estaban cerca pero prudentemente ya que aún Sebastián estaba allí con ellos, tenía su cabello mojado, ya que ese acababa de dar un baño, y llevaba puesta la ropa de Damián, como se había quedado a dormir de improvisto no tenía nada de ropa y el moreno le presto la de él, le quedaba un poco holgada, más que todo los pantalones, pero disfrutaba de este pequeño gesto de Damián, no podía evitar sentirse mimado por él.  


-¿Qué haremos?- preguntó emocionado. 


-Bueno, yo me tendré que ir dentro de unos minutos- respondió el mayor con un bostezo, quería quedarse en su casa y seguir durmiendo. 


-¿Adónde iras?- preguntó el moreno. 


-Tengo que ir a hacer unos asuntos - respondió con pereza-, pero es algo bueno supongo, así tendrán tiempo a solas.  


Dijo lo último con voz insinuante y una sonrisa en su rostro, Eric enrojeció y Damián lo mató con la mirada. 


-¿Qué quieres decir?- preguntó haciéndose el desentendido. 


-Oh vamos- le dijo Sebastián- , es obvio- Eric quedó unos segundos callado ¿Acaso lo mostraban demasiado? Se preguntó preocupado- y Damián me dijo. 


Eric se volvió hacia donde Damián y lo miró con una expresión de molestia. 


-No le dije sobre esto- se excusó rápidamente el moreno- solo le mencione… cuando te me declaraste. 


Eric sentía hasta sus orejas ponerse calientes. 


-¿Le dijiste?- pregunto avergonzado, escondió su rostro con ambas manos y solo se escuchó la risotada de Sebastián en la habitación.  


-Ustedes son muy graciosos- les dijo a ambos- y tu Eric, eres muy lindo-el halago no le llegó de manera buena, sentía que el mayor lo miraba como un niño. 


-Sí, muy lindo- concordó Damián haciendo que su primo y Eric le miraran sorprendido. 


-¿Y cómo están las cosas ahora?- preguntó con curiosidad Sebastián mientras alzaba sus cejas burlonamente. 


-Supongo que estamos saliendo- dijo Eric con algo de duda, pero desapareció al ver a Damián concordar con él y darle una sonrisa. 


-Que bien chicos- se escuchó el claxon de un auto afuera, Sebastián hizo una mueca de disgusto y fue a su habitación, salió con sus llaves y una chaqueta- Nos vemos luego - se despidió de los dos y se fue. 


Ambos quedaron solos, el uno al lado del otro, Eric lo miro con el ceño fruncido y se cruzó de brazos. 


-Así que le dijiste 


-¿No querías que nadie supiera?- se acercó a su rostro y quedó a unos milímetros de sus labios- que te gusto. 


Eric le dio un rápido beso y lo abrazó.  


-Es Sebastián así que no importa.  


 


Ese día pasaron toda la tarde juntos, fue hasta que el cielo se tornó de colores naranja que Eric se fue del apartamento. Al caminar no pudo evitar sonreír tontamente al reformas todo lo que había pasado, ya eran pareja.  


Sus mejillas estaban sonrojadas, llegó a la puerta de su casa y saco sus llaves, al entrar su hermana y madre estaban hablado y por el aura del ambiente se dio cuenta que no era nada bueno.  


Su madre lo llevó a la sala, veía que su hermana tenía los ojos rojos y dedujo que había estado llorando, su corazón se paralizó por unos segundos  y su madre se dio cuenta, lo tranquilizó y le dio unas palmeadas en su espalda.  


-No te preocupes Eric- él la miró con desespero por saber lo que estaba pasando-, tu hermana ha perdido su trabajo, sabes que en este momento no estamos tan bien económicamente pero saldremos adelante.  


La dulce sonrisa de su madre lo serenó y la opresión que tenía en su pecho se liberó, creyó que había sido algo relacionado con su sobrino. 


Entonces decidió conseguir un trabajo los fines de semana para ayudar a su familia.  


Los siguientes días, con la ayuda de Damián, empezó a buscar empleos, era difícil hayas uno, marcaban anuncios en periódicos, buscaban por internet… Fue así durante un tiempo hasta que finalmente encontraron un lugar, no tan lejos por suerte, en donde una señora de unos cincuenta años en apariencia manejaba. Era una cafetería, lo que emocionó a Eric ya que podría oler el café recién hecho siempre, no era muy grande pero si acogedora. 


Ahí es dónde conocería al futuro dolor de cabeza de Damián. 

Notas finales:

Tengo mucho que decir por mi retraso pero resumiendolo... mi computadora se daño y toda la historia se borró, asi que lo lamento mucho por todas las personas que leyeron este fic y por la tardanza que le he hecho, pero seguire asi que no se preocupen. Voy a subri el siguiente el mismo dia, asi que espero que les guste.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).