No había contestado ninguno de sus mensajes y eso cada vez lo exasperaba más, solo quería hablar con él pero el castaño se negaba. Su fuerte nunca había sido la paciencia así que las horas que pasaban sin recibir ninguna respuestas lo hicieron desistir. Llegaban a verse algunos días en la universidad de reojo, ambos buscando la mirada del otro, pero cuando hacían contacto la apartaban abruptamente.
En la cafetería Alex podía ver a su amigo decaído, no era el mismo chico alegre y adorable, tampoco estaba deprimido, simplemente neutral, pensativo. Por la insistencia de su amigo Eric le relató lo que había pasado y su pequeña pelea omitiendo algunos detalles, este enfureció al oír las respuestas tan secas que ese tal “Damián” le dio a su amigo, no era justo. Le aconsejó que lo revelara a todos sus amigos pero Eric negó rápidamente, no podía hacerle eso.
-¿Estás loco?- le dijo Eric-No puedo hacerle eso, si él quiere revelarse que lo haga el mismo. No puedo traicionarlo de esa forma.
-Entonces nunca lo hará- le dijo Alex hastiado-, es un cobarde- murmuró y Eric se molestó por el comentario.
-Cada uno tiene su tiempo supongo- dijo alzando sus hombros. Llegaron unos clientes y Eric fue a atenderlos, ese día hablan varias personas en la cafetería, no podía distraerse con asuntos personales.
Alex bufó, estaba en la registradora y a su lado estaba el celular de Eric cargándose.
Cuando llegó ese día a la universidad Damián sintió más miradas sobre él de lo normal, caminaba en los pasillos y las personas murmuraban sin disimular, eso le dio curiosidad pero no le dio mucha importancia. A la hora de la comida se reunió con sus amigos en una mesa larga de madera rustica en medio del área verde, cuando se sentó todos sus amigos se callaron unos segundos, Damián los miro extrañado al darse cuenta que habían callado cuando había llegado.
-¿Qué pasó?- pregunta con una sonrisa tenue. Uno de ellos, con indiferencia se dirigió a él.
-No nos habías contado que eras un marica.
Todos sus músculos se tensaron, a su mente vino la imagen de Eric mientras un ligero sentimiento de pánico se instalaba en su pecho pero rápidamente se desvaneció, pensó que tal vez era una broma de ellos, rio pero al no recibir una respuesta afirmativa calló abruptamente.
-No sé de qué hablas.
-Las fotos, todo el mundo las vio- pero Damián, cada vez preocupándose más negó extrañado.
Uno de los chicos que estaba sentado en la mesa sacó su celular, pasó a la galería y le enseño las tan famosas “fotos”. Damián entrecerró los ojos al principio por la claridad del sol que se reflejaba en la pantalla, pero después miró bien y se dio cuenta que era una foto de él y Eric, besándose. Le arrebató el celular de las manos del chico quien dio una queja pero no le importó, paso las imágenes y habían en total tres, una de ellos besándose, otra riendo y la última haciendo muecas, no tenías que ser un genio para saber que esas no eran fotos de “un par de amigos” nada más.
La única persona que tenía esas fotos era Eric.
En ese momento sus amigos miraron a Damián con una expresión que nuca habían visto, que sinceramente daba escalofríos. Él se levantó de la mesa y empezó a caminar, su rostro se veía pensativo y preocupado.
Su interior estaba lleno de emociones, una más fuerte que las otras y era la furia, tenía ganas de gritar fuertemente, de darle un golpe a alguien en la cara, su sangre hervía pero también se sentía humillado. Por los pasillos las personas lo miraban con curiosidad o burla y esto lo frustraba aún más. Sacó su celular de su bolsillo y empezó a llamar a Eric, quería verlo, pero este no atendía el celular
-¡¿Cómo pudiste?!- le reclamó Eric con rabia.
-Lo hice para ayudarte Eric- explicó Alex cuando Eric se fue de la universidad y llegó a la cafetería.
-¡Él nunca me perdonara!- espetó con frustración. Pasó su mano por su rostro cansado. Ambos se encontraban en la parte trasera de la cafetería.
Recordó cuando llegó a la universidad, una de sus amigas vino corriendo hacia él, le preguntó por qué no le había dicho a ella primero, el castaño confundido le preguntó de que estaba hablando y ella le comentó como estaba un poco molesta por no decírselo y simplemente enviar aquellas fotos a varias personas menos a ella.
Él quedó atónito.
Revisó su celular, él no le había mandado nada a nadie, no tenía conversaciones recientes. La chica sacó su teléfono y le enseño las fotos, un ligero temblor paso por su cuerpo, le preguntó quienes habían sido los primeros en recibirlas y la chica confundida, le dio algunos nombres.
Él corrió y al llegar con una de esas persona le pidió, casi suplicando, que le enseñara el mensaje, allí pudo ver que la hora en la que fueron enviadas las fotos había sido en su hora de trabajo.
Poco a poco ató cabos, la conversación que había tenido ayer con Alex y cuando el dejo su celular cargando cerca de la registradora, rápidamente salió de la universidad y se dirigió a la cafetería que era donde estaba ahora.
-¿Cuál es tu problema con él? Ni siquiera lo conoces y estas en su contra.
-No necesito conocerlo, ya sé qué clase de tipos son.-la mirada de Eric era de decepción, una mirada que caló en lo profundo de Alex y lo hizo sentir culpable-Solo trataba de ayudarte- dijo a lo último con una voz más dulce pero el castaño negó lentamente y apartó la mirada de él.
Notaba que Damián lo llamaba constantemente y se asustó, ya lo sabía, era cuestión de tiempo.
Al no encontrarlo por ningún lado Damián volvió a sus clases, pero sentía las miradas de todos en sus espaldas, trató de no darles atención pero simplemente lo odiaba, tensaba su mandíbula constantemente y mantenía una expresión seria todo el tiempo. Los otros estaban sorprendidos, era la primera vez que lo miraban en ese estado ¿Donde se encontraba el dulce Damián de todos los días?
Y así pasó el día hasta finalmente llegar a su apartamento, le faltaba una cuadra para llegar pero mientras más se acercaba visualizó la figura del castaño esperándolo en la entrada sentado.
Se detuvo unos segundos y lo miró desde la distancia, podía notar que Eric estaba nervioso, caminó a paso firme finalmente, pero al llegar junto a él lo ignoró y pasó inmediatamente a la puerta. El castaño lo trató de detener agarrándole el brazo pero Damián se soltó bruscamente sin mirarlo.
-Déjame explicarte- le dijo con desespero-, no fui yo, lo juro.-pero Damián seguía sin mirarlo al rostro. Eric miro hacia el suelo derrotado- lo siento.
El moreno sentía tantas emociones, pero ninguna de ellas era odio. Odiaba lo que había hecho Eric, se enfurecía con solo recordarlo pero no podía odiarlo a él, simplemente se sintió traicionado.
-Damián dime algo- le pidió Eric, el moreno lo miró de reojo y pudo ver en su expresión arrepentimiento y culpa.
-No quiero volverte a ver- dijo con una voz sin emociones-, no me vuelvas a buscar y solo vete.
Eric todo este tiempo había tratado de permanecer sereno, fuerte ante Damián y explicarle con calma lo que había pasado pero se derrumbó al escuchar las palabras del moreno.
-L-lo resolveremos- dijo con la voz quebrada, volvió a repetir pero el moreno no le daba ninguna respuesta.
-¡No resolveremos nada!- dijo con frustración, Eric pudo ver que se encontraba más lastimado de lo que había pensado.
-Lo siento de verdad- cada vez que el castaño decía que lo sentía Damián se enfurecía más.
-Deja de decir “lo siento”, el daño ya está hecho y eso no cambiara nada.
Eric quedó callado, miro hacia el suelo y quedaron ambos durante unos segundos en un ambiente tenso rodeados por el silencio. Damián miró por última vez al castaño quien estaba temblando un poco, lo podía notar por el movimiento sutil de sus hombros, cuando el otro alzó la cabeza e hicieron contacto visual compartieron un momento íntimo, el moreno pudo notar los ojos enrojecido de Eric que daban aviso a que estaba a punto de llorar, le dio mucha lastima, estuvo a punto de abrazarlo pero sus brazos no se movieron, lo único que se movió fueron sus piernas al entrar dentro del apartamento y dejar solo a Eric.
Al día siguiente en la universidad todo parecía como si nada hubiera pasado, Damián no había hablado con nadie del asunto, ni siquiera con Sebastián. Las personas le hablaban, menos su grupo de amigos, con un deje de curiosidad tratando de sacar más información de lo que había pasado pero simplemente no decía nada y se mantenía al margen.
Con respecto a Eric, algunas personas a las que nunca les había hablado se acercaron a él y le preguntaron que era exactamente lo que había pasado, cuando habían empezado a verse, alguno incluso tuvo el descaro de preguntar indirectamente si “habían llegado más lejos”. El castaño no decía nada, los ignoraba y rechazaba las preguntas que cada vez lo molestaban más. Sus amigos no se sorprendieron por el hecho de que a Eric le gustaban los chicos, este ya había sido claro con ellos de que había posibilidad de que fuera bisexual, si no el hecho de que todo este tiempo había estado con Damián.
-Eres muy afortunado- le dijo una de sus amigas-, él es una dulzura- Eric dio una sonrisa triste recordando que cuando había conocido a el moreno también pensaba lo mismo, pero cuando realmente lo conoció era tan serio y reservado.
-No somos nada- dijo serio al borrar su sonrisa.
Mientras Damián estaba caminando encontró a su grupo de amigos y se acercó a ellos, todos al notar su presencia callaron y miraron al que era como “el líder” del grupo de amigos, un chico que en secreto había tenido envidia de Damián durante todo este tiempo.
-Miren quien llego- dijo con burla pero Damián trato de ignorarlo.
-Hola chicos- dijo dirigiéndose a los otros pero nadie le devolvió el saludo.
-¿No deberías estar con tu “noviecita”?- el moreno frunció ligeramente el ceño.
-¿Cuál es tu problema?
-Mi problema- empezó a decir con desdén- es que todo este tiempo no sabíamos que eras un marica. Nos cambiábamos enfrente de ti ¿Cómo sé que no nos estabas mirando el culo?
-Detente- dijo suavemente uno de los chicos.
-¿Qué? ¿Acaso lo defiendes cuando todo este tiempo nos engañó?- lo atacó, el chico negó y prefirió quedarse callado.
-Esto no tiene que ver con ustedes- dijo seriamente Damián.
-De todas formas no quiero que me relacionen contigo ¿Por qué no vas donde tu puta y nos dejas?
En ese momento Damián supo que ese chico se había pasado de la raya, lo empujo con fuerza automáticamente y el otro en repuesta hizo lo mismo, los demás chicos trataron de separar arlos pero no resulto, en un momento de confusión el chico le dio un golpe a Damián en la mandíbula, este furioso se acercó y empezaron a pelearse.
Las demás personas que estaban alrededor se fueron acercando, nadie los separaba, simplemente presenciaban la pelea y empezaban a gritar emocionados, la mayoría había sacado sus celulares y estaban grabando el momento.
El chico había derribado a Damián al suelo, él estaba sobre él y le proporcionaba unas golpes muy fuertes pero de un rápido movimiento Damián cambió de posiciones y pudo dominar la pelea, le lanzó un fuerte puñetazo en la nariz haciendo que sangrara a chorros, el chico le dio una patada en el estómago y lo empujó lejos de él, después se dio cuenta que le había quebrado al nariz.
Eric había llegado y presenció toda la última parte de la pelea, se acercó rápidamente a Damián y de un fuerte tirón lo sacó del circulo que se había formado alejándolo de la gente, algunos abuchearon y otros empezaron a silbar en son de burla pero a el castaño no le importó, cuando Damián se dio cuenta de lo que estaba pasando alejó a Eric de un empujón.
-¡¿No te dije que te alejaras de mí?!- se tocó la mandíbula y sentía un fuerte punzón de dolor.
-¿Estás loco? Mira que estás haciendo, reacciona- dijo ignorando lo que le había preguntado.
-Esto es por ti para que te lo recuerde- y se fue caminando furioso lejos de Eric.
Ese día no volvió a las clases, se fue a su casa y se quedó el resto del día en su habitación, furioso y a la vez frustrado, todo lo que había deseado era no hacer una escena y mantenerse al margen pero ocurrió justo lo contrario.